Coronas de espinas. Parte I
1. El príncipe y los mercenarios
Les llamaban "lucifernios", poco más que una leyenda urbana en el bajo mundo de Coeur Rouge, una historia de terror que los criminales usaban para asustarse entre ellos; sombras, asesinos, mercenarios, el puño invisible que "La Madrastra" usaba para aplastar a todos aquellos que le oponían resistencia.
Una nahken pasó silbando muy cerca de su oreja, pero ya tenía clavadas otras dos, en un hombro y en la espalda y varias más le habían hecho cortes más o menos profundos en todo el cuerpo; empapadas en una sustancia conocida sólo por los shamanes y brujos oruku, aquellas armas no solo atacaban el cuerpo, sino la vista de sus víctimas, borrando de sus ojos aquello de lo que más debían cuidarse.
Hasta ese momento, su resistencia a hechizos y encantamientos, gracias al manto que su madre y las thegnes habían tendido sobre él desde niño, lo había protegido del efecto de las infames armas; sin embargo, una o dos más podrían atravesar, incluso, la luz protectora de Muuderkns.
En furiosa cabalgata, PRinç XSarm, su escudero Neerhoelgr y la espía oruku Shai-re Zaad luchaban por alcanzar la frontera con Thrauumlänt, distante quizá unos 10 kilómetros; los refuerzos ya estaban en camino, sin embargo, seguidos de cerca por unos 20 de aquellos matones montados en veloces ukom-zoguun, los grandes lagartos domesticados por los oruuk, sus probabilidades eran casi nulas.
Un pequeño recipiente de cerámica que voló por los aires erró por un par de metros las cabezas de Shai-re y 'hoelgr, quienes compartían caballo luego que el del heraldo había muerto hacía unos cinco kilómetros, sin embargo, su objetivo nunca había sido golpearlos.
Al contacto con el suelo, el recipiente se rompió liberando su contenido, un líquido purpúreo que se transformó en una minúscula criatura de tierra y humo que se aferró a la pata del caballo, haciéndolo tropezarse y enviando a los dos jinetes rodando al suelo.
Sin consideración alguna por su propia seguridad, PRinç desmontó a medio galope, dio una voltereta por el suelo y, aun antes de que el primero de los oruuk alcanzara a la desvalida pareja, él ya se encontraba a su lado, soltando un "coletazo de dragón" que cercenó la pierna de uno de los lagartos, para enviar a su jinete al suelo.
Con una velocidad increíble para alguien de su tamaño, Shai-re se arrojó sobre el jinete caído al tiempo que entre sus manos rompía una delicada redoma de cerámica, empapando sus manos en un líquido dorado y cristalino que, al instante, formó una cuerda tan delgada como un estambre de tejer, pero que requería algo más que un simple cuchillo para ser cortada.
Tan solo viéndola, nadie habría pensado que la voluptuosa Shai-re fuera capaz de desplegar tal agilidad; primero, aprovechó la confusión del jinete, que aún intentaba levantarse, para amarrar una de sus manos con la cuerda; enseguida, con una serie de volteretas y maniobras que no le tomaron más de unos 10 segundos esquivó un par de golpes de su rival, al tiempo que lo enredaba y lo amarraba con el estambre, que se alargaba conforme su dueña lo requería, hasta dejar al mercenario convertido en un compacto e inofensivo paquete.
En tanto, con una certera flecha que clavó en la garganta de un ukom-zogun, 'hoelgr ya había logrado desmontar a otro de los jinetes de avanzada, el cual había entablado un breve combate con PRinç. Con su brazalete armado, el heredero al trono de Thrauumlänt ya había detenido un mandoble y luego había rematado al rival con un "colmillo de würm", una estocada descendente que no había tenido problemas para atravesar la delgada armadura del oruk.
Sin embargo, antes de que se dieran cuenta, el exhausto trío ya se encontraba rodeado por el resto de los mercenarios montados y la mayoría de ellos armados con largas lanzas que les daban una enorme ventaja sobre los fugitivos.
Todavía a unos ocho kilómetros del Manto de Muuderkns y sin una señal de los refuerzos, el medio-elfo y sus acompañantes sabían que sus probabilidades eran prácticamente nulas y, para colmo, se redujeron aún más cuando aquella jinete, montada en un brioso corcel de pinta azabache, se abrió paso entre los mercenarios.
-¡Pero miren lo que escupió el gato!- los guerreros oruuk se agitaron inquietos ante el poco disimulado insulto de PRinç -¡Tazhia, querida! Te juro que nunca pensé que fueras tú, nunca creí que fueras capaz de alejarte tanto de la entrepierna de "La Madrastra"-
Un relámpago de ira nubló los marrones ojos de la chica, quien iba vestida con una ligera armadura de combate en los colores reales de Wünderlant y en su diestra portaba una delgada cadena erizada con afiladas navajas de coral-cuarzo.
-Atrápenlo, maten a los otros-
A una señal suya, los mercenarios se adelantaron un par de pasos.
-¡Wow wow wow! ¡Alto ahí!- no obstante, la "voz de mando" de PRinç, habilidad mágica que usaba sólo cuando era en verdad urgente, logró detenerlos, al menos por un segundo -eso es demasiado descortés incluso para las mascotas de Lady D'Eremein-
Aunque todos sabían cuál era el verdadero negocio de "La Madrastra", eso no impedía que esta, bajo el disfraz de una viuda que administraba los negocios que le había dejado su difunto marido, se paseara por las grandes cortes de Phantasya, firmando contratos y cultivando alianzas.
-Por lo menos deberías tener la cortesía de decirme qué demonios quiere de mí la vieja arpía- espetó el medio-eelph al tiempo que, con un inesperado mandoble, cercenaba la mano armada de uno de los lucifernios que, creyéndolo distraído, había intentado sorprenderlo.
-Un intercambio, mi señor; su vida a cambio del Segundo Artefacto-
-¡Ah, vaya! ¡Y nada más!- el tono sarcástico del príncipe hizo que los colores se subieran al rostro de Tazhia -y de paso no quiere la corona del rey, la diadema de la reina y el anillo del Gran Mariscal, digo, ya que estamos en eso-
Con una tenue sonrisa de admiración, al darse cuenta de la estratagema de PRinç, la joven se apartó de la cara un mechón del negro cabello de la cara y con una señal envió a sus tropas a un nuevo asalto.
Varias nahken volaron y aunque el trío logró esquivar casi todas, el príncipe recibió una más en un muslo, con lo que sus defensas contra la magia comenzaron a resquebrajarse; aun así, todavía tuvo la velocidad para esquivar un latigazo de la cadena de Tazhia, aunque eso lo puso al alcance de un enemigo que consiguió asestarle un tajo en un costado, al cual el medio elfo respondió con un letal "zarpazo de mantis" que le abrió la garganta, eliminándolo definitivamente.
Entre tanto, 'hoelgr, quien había librado la lluvia de estrellas metálicas arrojándose al suelo, había logrado disparar una flecha contra un enemigo que se le iba encima y aunque el masivo oruk apenas se vio afectado por el proyectil, sí lo detuvo lo suficiente como para que Shai-re lo zancadillara, enviándolo al suelo, para luego seguir su cerrado combate propio con otro mercenario. No bien vio a su rival a su alcance, el escudero empuñó una flecha a modo de cuchillo y de inmediato se lanzó sobre él, apuñalándolo en el cuello una y otra vez hasta que aquel dejó de moverse.
Al ver la furiosa resistencia, los mercenarios se retiraron brevemente y mientras se reagrupaban para, esta vez todos, armarse con sendas lanzas, PRinç trató de enfocar su confundida visión en la inexpresiva Tazhia.
-Está bien, está bien, ya vi que no te gusta andarte por las ramas. ¿Pero, qué te parece si hacemos un trato...?-
-¡No hay tratos! Entrégate y tus amigos podrían salir vivos de esta-
Lanzando una significativa mirada al cerco de mercenarios, el príncipe silbó con fingida admiración.
-¡Uy, qué generosa! Pero, sabes, eso de tener 15 lanzas apuntándome a las tripas disminuye seriamente mi fe en las personas, así que si no te importa...-
Con un inesperado "picotazo de wyvrn" (un rápido tajo semicircular ceñido al cuerpo), el príncipe cortó el asta de la lanza que tenía más cerca y en un parpadeo ya estaba descargando un feroz puñetazo a la cabeza del sorprendido oruk, quien tardó más en caer, que lo que su rival tardaba en alcanzar a otro de sus camaradas.
No obstante, el príncipe sentía cómo su visión se empañaba más y más con cada segundo que pasaba; el paisaje de hierba y un horizonte lejano eran claros como el cada vez más cercano atardecer, pero el hechizo borraba a los enemigos de su vista; así, fue incapaz de ver cuando la sanguinaria Tazhia mostraba su verdadera arma.
Montada detrás de las filas enemigas, una silenciosa figura observaba la batalla, impávida, a través de una máscara de blanco alabastro, sin otra marca que las oblongas aberturas que dejaban ver unos ojos de pétrea mirada la cual, no obstante, cambió en un segundo al ver la discreta señal de su "hermana".
Rápida como una hydra, Zcila desmontó y embistió a 'hoelgr y Shai-re, quienes habían rechazado un par de asaltos del enemigo; sin embargo, incluso los feroces mercenarios retrocedieron, con un respeto rayano en el temor, al ver a la muy esbelta chica cargar y vencer con unos cuantos golpes, la feroz resistencia del joven humano y la oruk.
Con aquellos dos sometidos por la fría eficiencia de Zcila, la embestida sobre PRinç fue brutal, una lanza le atravesó un muslo, una adarga lo golpeó en un hombro, una zim i-tana le abrió un profundo tajo en la espalda y una ta-anbiya le perforó el brazo izquierdo.
Aun así, prácticamente ciego a causa del veneno, su oído, su olfato, su tacto y su sexto sentido fueron suficientes para decapitar a uno de sus enemigos y para abrirle la panza a otro, mientras los demás se veían obligados a retirarse con heridas menores, obligando a la propia Tazhia a intervenir.
El siniestro zumbido de algo que cortaba el aire, la lacerante sensación de un objeto largo y frío enroscándose en su cuerpo y el agonizante dolor de cientos de cuchillas mordiendo su carne por fin lograron derribar a PRinç sobre la áspera hierba de las Planicies Interminables, las extensas y semi-áridas llanuras que separaban entre sí a los cuatro grandes reinos de Phantasya.
-¿Por qué sonríes?-
De rodillas en la tierra, enredado por la malsana habilidad de la hermanastra, una tenue sonrisa adornaba los labios del mestizo.
-¡Aahhh!- suspiró el príncipe -¡si tú pudieras ver lo que yo oigo!-
Una solitaria flecha hizo blanco en el hombro derecho de la diminuta joven, obligándola a soltar la cadena. Casi enseguida, el rítmico galope de unos 20 caballos comenzó a escucharse cada vez más cerca, obligando a los lucifernios a volver a montar, al tiempo que se replegaban y adoptaban una formación defensiva, a la espera de las órdenes de su comandante.
Con la indiferencia de la locura, Zcila recibió una flecha en un muslo, lo cual aprovechó una veloz Shai-re para arrojar un cascarón de huevo relleno con varias sustancias, el cual estalló al contacto con el suelo en un humo de colores que la oruk aprovechó para golpear a la asesina y escabullirse cargando a un inconsciente 'hoelgr.
-¡Por los testículos del GRYMM! ¡Pero ni pienses que esto ha acabado, principito! La hora se acerca, la tormenta está sobre ustedes y ni siquiera se han dado cuenta-
Tomándose el hombro herido, Tazhia ordenó a Zcila que montara, al tiempo que ella misma corría hacia donde uno de los oruuk la ayudó a treparse en las ancas de su ukom-zogun, tras lo cual la disminuida tropa emprendió una rápida huida rumbo al norte, donde tendrían que dar muchas explicaciones y enfrentarse a la ira no solo de "La Madrastra", sino del oscuro poder detrás de ella y que era el verdadero responsable de aquel ataque.
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