Sombras de dolor y venganza. Parte III
Gritos de dolor y luces fantasmales inundaban por completo el campamento. El enjambre de insidiosas fä no había dejado rincón ni recoveco sin revisar en busca de los aterrados chicos, a quienes "arreaban" hacia el centro del emplazamiento con dolorosos "aguijonazos" mágicos que arrancaban agudas quejas y sonoros lloriqueos de los jovencitos, en especial de los más pequeños.
Las sádicas criaturitas se deleitaban en el dolor que causaban con su tacto y con el terror que podía causar el extraño resplandor que parecía seguirlas a todos lados; sin embargo, las malignas hadas no emitían luz verdadera, en cambio, parte de su magia se disipaba en el aire haciendo que los objetos a su alrededor brillaran por ellos mismos con una suerte de "luz negra" que podía convertir la más hermosa noche en una aterradora visión de resplandores espectrales.
Casi todos los chicos fueron capturados y sometidos en un parpadeo. La brutal eficiencia del ejército älv, experto en rastrear y atrapar esclavos potenciales, fue suficiente para someter a la mayoría de los jovencitos y los pocos que habían logrado escapar no tardarían en ser también apresados.
El claqueteo de las armaduras de toda una falange älv era el complemento perfecto para las luces fatuas del enjambre de fä, que ya casi había terminado su labor. Para el observador casual habría sido difícil entender el razonamiento de quien quiera que hubiera montado aquella operación: soldados profesionales, brutales asesinos entrenados, habían sido enviados para enfrentar a una horda de chiquillos asustados y armados con poco más que palos, piedras y cuchillos.
Sin embargo, para alguien que, como Cyan, conocía a fondo las tácticas de los "elfos oscuros", aquello no era ninguna sorpresa: los älv no eran simples bravucones que se refugiaran en los números o en la superioridad de sus armas, por el contrario, eran experimentados esclavistas que sabían que debían capturar a sus presas con el menor daño posible para minimizar sus pérdidas y maximizar sus ganancias.
Y mientras casi el total de la tribu, poco más de 100 niños y niñas, eran agrupados en el claro más grande disponible, una lastimera y solitaria figura se estremecía a los pies de una alta y esbelta silueta enfundada en la armadura negro y carmesí del ejército älv. No obstante, el extraño diseño, seguramente ideado por alguno de los grandes maestros armeros al servicio exclusivo de Mrrgan T' Fä, denunciaba a su portadora como uno de los oficiales de alto rango de la maquinaria bélica de Fälant.
Arrogante, la hermosa älv clavaba una mirada de sorna en el jovencito que se retorcía de dolor a sus pies. El valiente Ii-ack no había sido rival para aquella pérfida guerrera. Asesina experimentada, la älv sólo había necesitado dos golpes de su "zo'lhmr" para desarmar y someter al bravo adversario, quien no se rindió sin antes dar la pelea de su vida.
No obstante, su arrojo le costó demasiado, la espada que había pasado de su abuelo a su padre y luego a él, fue destrozada por el primer golpe de la diabólica maza y aunque la armadura que había pertenecido a su progenitor resistió la primera andanada de "esquirlas mágicas" que desató dicho impacto, fue incapaz de soportar un ataque directo de aquella arma, cuya "virtud" era convertir la oscuridad en el alma de su portador en algo físico y usar lo que fuera que resultara para golpear a su enemigo.
Ahora, con los cimientos de su pasado destruidos, las paredes de su presente se desmoronaban con dolorosa rapidez, mientras las posibilidades para la edificación de su futuro se desvanecían hasta quedar reducidas a una sola: la esclavitud.
Ya fuera en las minas del lado oriental de Dao Sh'atei o en las grandes granjas en el Cantón Este de Fälant, el único destino posible para Ii-ack y para todos aquellos jovencitos era una vida de servidumbre alimentando la maquinaria de guerra de Mrrgan T' Fä, gobernante indiscutible de älvs y fä.
-"¡Zno' Hwait! ¡Despierta, estúpida! el 'Rostro de la Muerte' se acerca"- la voz en saxlish de una älv cuyo rostro estaba marcado por una larga y rojiza cicatriz, que comenzaba bajo el ojo izquierdo y corría a lo largo de la mejilla hasta el mentón, obligó a la otra a desviar su socarrona mirada del derrotado Ii-ack.
-"¡Zorra infeliz! ¡Si vuelves a llamarme "estúpida" te juro por GRYMM que te arranco las tetas de una mordida!"- siseó Zno' al tiempo que su consorte se posaba en su hombro y ella se volvía hacia donde la mirada de la otra parecía seguir los movimientos de alguien que se mantenía fuera de su vista, en las afueras del campamento.
-"Promesas, puras promesas"- dijo la de la cicatriz con una chispa de lujuria brillando en el fondo de sus ojos violetas -"¡Ahora silencio, perra! ¡TODOS A SUS PUESTOS!"- bramó después, con lo que el resto de la falange (50 D'ltax y 10 R'nyerx) terminó de reunir a los prisioneros, a los cuales rodeó con un impenetrable muro de escudos y espadas.
-¡Msk o'Dehd! ¡Ya puedes dejar de esconderte, humana! ¡Ya sabemos que estás aquí!- gritó a todo pulmón en zenderanto la älv de la cicatriz, rasgo que ofrecía un fuerte contraste con la plateada cabellera y la piel azul celeste.
Por toda respuesta, la comandante obtuvo el graznido de un dreyk no muy lejos de ahí, lo cual no la sorprendió.
-¡Sal ahora mismo, pequeña y rubia ramera! ¡Muéstrate si no quieres que matemos a tu precioso rebaño!- graznó, a su vez, Zno' Hwait mientras sus dedos ansiosos se abrían y cerraban en torno al mango de su arma.
Al mismo tiempo, la otra no dejaba de escudriñar la periferia del campamento, fijando la mirada por momentos en muy precisos puntos, para luego desviarla siguiendo algo (o a alguien) que sólo ella podía ver, algo (o alguien) que buscaba penetrar sus muy bien ordenadas defensas, pero sin el menor éxito.
-¡Muy bien, Msk o'Dehd, tú lo quisiste! ¡Despídete de tus apestosos humanitos!- a una señal suya, D'ltax y R'nyerx alzaron sus espadas, prestos para acabar con todos y cada uno de los chicos, cuyos gritos de terror llenaron cada centímetro cúbico de aire en varios kilómetros a la redonda.
-¡No te atrevas, Rowz!- la voz de Cyan surgió de algún lugar entre los árboles que rodeaban el campamento -¡Por La Trinidad, ni siquiera tú deberías atreverte a levantar la espada contra niños indefensos! ¡Tu pelea no es con ellos, es conmigo! ¡Déjalos ir y vamos a solucionar esto tú y yo solas! ¡TE DESAFÍO!-
Rowz Khrimsn, ex gladiatrix, ahora soldado y asesina al servicio directo de Mrrgan T' Fä, fue la única que no se sorprendió cuando Cyan saltó a sus espaldas desde atrás de la línea de inmensos árboles que rodeaban el campamento de Ii-ack, por el contrario, incluso antes de que los pies de la rubia tocaran el suelo, la veloz älv ya había lanzado una daga justo al lugar donde ya sabía que la otra aterrizaría, para marcar el límite al que podía llegar sin poner en riesgo la vida de los rehenes.
-Un desafío. ¡Qué interesante! Siempre supe que tenías las tetas para retarme, pero no creí que estuvieras dispuesta a arriesgar así las vidas de tus preciosos humanos-
-¡Déjate de estupideces Rowz! ¡Aceptas o no! Un combate mano a mano, por la libertad de los chicos-
-Lo siento, Msk o'Dehd, pero no veo ninguna ganancia para mí en semejante trato. Ya tengo en mi poder a estos cachorros de humano y, lo creas o no, también te tengo a ti-
No hubo advertencia alguna más que el demente destello en los ojos de Zno', quien extrajo una sola esquirla mágica de su zo'lhmr y, más rápida que la propia Cyan, lo arrojó directo hacia la rubia, cuya mirada seguía fija en Rowz.
-¡Dama Cyan! ¡CUIDADOOO!-
¡Salido de entre las sombras que rodeaban el campamento, un desesperado Mai-ka se interpuso entre el lugar donde HABÍA estado Cyan y el letal fragmento!
-¡Nooo! ¡Mai-ka, no!-
La rubia no pudo hacer nada, el impetuoso chico, quien había logrado evadir la redada inicial, recibió en su pecho la afilada esquirla, la cual no sólo hería el cuerpo, sino que golpeaba la mente, fracturándola tanto como lo estaba la de la propia Zno' Hwait.
Y aunque el golpe dirigido a Cyan no tenía la intención de matar, el luminoso fragmento de magia solidificada atravesó por completo el pecho del valiente Mai-ka, quien se derrumbó en el suelo con un indefinible gesto en su infantil rostro, mezcla de sorpresa, dolor y orgullo por haber salvado a la "mujer que amaba".
El campamento entero se paralizó por lo que pareció una eternidad y el silencio de la muerte cubrió por completo aquel diminuto girón del espacio-tiempo, acallando el susurro de la brisa en los árboles, el chirriar de los grillos en la hierba e incluso el desconsolado llanto de los niños, quienes vieron caer a su "hermano mayor" víctima de la perfidia de unos seres cuya belleza física era superada únicamente por el sadismo y la maldad de su corazón.
-L-lo siento... d-de verdad lo s-si-siento... Da-Dama Cyan... nopodía... nopodía permitir que lalastimaran... yo... yo la amo... la amo, mi Dama...-
-Yo también te amo, Mai-ka- alcanzó a mentir Cyan al oído del jovencito justo antes de que la mano de Macha tomara su alma para guiarla a través de los Páramos de Llanto y Ceniza, con el fin de llevarla hasta La Encrucijada para enfrentar el Juicio de Badb, quien decidiría si el chico pasaría la eternidad en aquella inmensa nada o si Macha lo llevaría a los Jardines de Arawn o a los Yermos de Nemhain.
No obstante, la rubia no temía por el destino final del alma del joven, ella sabía que el valiente y dulce Mai-ka, quien ahora yacía sin vida en sus brazos, tenía asegurado su lugar a los pies de Arawn, guardiana y anfitriona de las almas de los valientes y los osados, de los justos y de los mártires, de los guerreros... y de los héroes.
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