Un amor de verdad
Cuando estuvieron lejos de la feria, los cuatro amigos se detuvieron para retomar el aliento.
-Eso estuvo cerca...- suspiró Erii mientras colocaba su mano en la frente.
-No tenía idea de que teníamos tiempo límite.- se quejó Hägen.
-Necesitas un lugar para pasar la noche...- continuó Freya.
-Pues... el mar ¿no? Sólo no te vayas muy...
-¡NO!- Shun interrumpió al chico. -Si pongo un pie en el océano mi padre me arrastrará a casa.
-¡¿Entonces en dónde?! ¿La bañera de Erii?- reprochó el muchacho.
-¡Hey! ¿Por qué no la tuya?- le retó la rubia.
-Ya, cálmense.- declaró Freya. -Nadie se quedará en la bañera de nadie ¿está bien? Tengo el lugar perfecto.
Erii y Hägen miraron con extrañeza el lugar elegido por Freya; esta última observaba de brazos cruzados, muy orgullosa de su ingenio; Shun, por otra parte, no sabía si aquel lugar era bueno o no, pero se al menos veía divertido y emocionante.
-¿La torre de agua?- preguntaron Erii y Hägen al unísono. Freya asintió, satisfecha.
-Perfecto ¿no lo creen?- continuó la rubia. -Nadie jamás lo encontrará aquí.
-Esto es ridículo...- agregó Hägen.
-¿Tienes una mejor idea, genio?- le confrontó la chica.
-Este lugar está bien- se anticipó a decir Shun. -Gracias, Freya.
Freya, Hägen y Shun comenzaron a subir a la torre de agua, Erii se quedó en tierra.
-¿Erii no nos acompañará?- preguntó el joven tritón al notar que la rubia no estaba en las escaleras con ellos.
-No, el agua le aterra.- explicó Freya.
-¿En serio?- inquirió el príncipe, con un tono adorable en su voz.
-Sí...- Erii comenzó a decir desde donde estaba. -En el mar, albercas, lo que sea...
-¿Y cuando te bañas?- preguntó Hägen entres risas.
-Eres un idiota ¿lo sabías?- le espetó la chica. -No me puedo ahogar en la bañera.
-Bueno, dinos cómo te la pasaste con Hyoga- Freya cambió el tema.
-¡Fue increíble!- exclamó el peliverde. -Hablámos de muchas cosas, y ya al final me dijo que fuéramos a una fiesta que iba a haber en la playa y...
-¿¡QUÉ!?- gritaron las dos amigas, haciendo brincar un poco a Shun y casi tirando a Hägen del susto.
-Por todos los cielos, Shun, has logrado más en una tarde que nosotras en tres años.- agregó Freya.
-Te dijo "¿vas a ir?" o "¿irías conmigo?"- inquirió Erii.
-Aaaaa... ¿Hay diferencia?- Shun frunció el ceño.
-Ninguna- suspiró Hägen.
-¡Enorme!- contestó Freya casi inmediatamente, el rubio puso los ojos en blanco.
Shun intentó hacer memoria, pero no recordaba las palabras exactas del salvavidas, sólo su hermoso rostro.
-Ay... ¡se me olvidó!
-Argh...- Freya estaba frustrada.
-No importa, Shunny- le aseguró Hägen. -Un chico no te pregunta si vas a ir a algún lugar a menos que quiera ir contigo.
-¡Tú qué sabes!- le reprochó Freya.
-¿Hablas en serio?- Hägen arqueó una ceja. -¡YO SOY UN CHICO!- el muchacho explotó.
Los tres finalmente llegaron a la cima de la estructura, Freya botó la cadena que impedía que los civiles accedieran a la torre de agua, aquello era lo único que clausuraba el área, por lo tanto, no tuvieron problemas para que Shun se adentrara en el tanque.
El lugar era amplio, y lleno de agua potable, suficiente para que Shun chapoteara y pasara una noche cómoda. Sin embargo, el lugar era oscuro y algo lúgubre, eso hizo que el príncipe se estremeciera un poco, pero se sintió más a gusto cuando recordó que llevaba con él el patito inflable que Hyoga le había regalado.
El joven se sumergió y casi instantáneamente sus piernas se transformaron en una hermosa cola color aqua. Freya y Hägen quedaron embelesados con aquel espectáculo; cuando salieron del trance, la chica finalmente le preguntó:
-¿Te agrada?
-Es perfecto, gracias.- el tritón esbozó una adorable sonrisa. -¡Buenas noches!
-¡Buenas noches!- contestaron el par de rubios. Freya no cerró por completo la puerta del enorme tanque, para que el príncipe tuviera un poco de luz y aire; no sabía si necesitaba lo segundo para sobrevivir, pero seguro que lo primero lo haría sentir más cómodo.
Esa noche, Freya se volvió a quedar en casa de Erii. Ambas estaban acostadas en la cama, pero ninguna de ellas podía conciliar el sueño.
-¿De veras crees que se pueda enamorar de Shun? ¿En tres días?- preguntó Freya, con la mirada perdida en el techo.
-Ya sólo nos quedan dos...- suspiró Erii. -Ten fe, Freya... hoy en la mañana ni se conocían, y ahora irán juntos a la fiesta de la playa.
Freya torció los labios, no estaba muy convencida, sabía de la naturaleza amable del salvavidas, y en su interior, temía que todo lo sucedido aquella tarde hubiera sido mera cortesía del rubio. Erii notó la incertidumbre en la cara de su amiga.
-Tú viste lo mismo que yo, como Hyoga lo miraba y todos los detalles que tuvo con él. Le gusta, estoy completamente segura de ello.- le aseguró Erii, mientras se acomodaba en su almohada. -Lo que me extraña es que nos tomara una eternidad acercarnos a Hyoga, pero por Shun no perdimos ni un segundo.- las chicas rieron. Erii terminó de acomodarse y comenzó a quedarse dormida.
-Gustar no es amar...- se dijo Freya para sí misma antes de caer completamente dormida.
Día 2
Por la mañana, las amigas bajaron a desayunar como siempre. Esa misma tarde sería la fiesta de la playa, y las chicas habían planeado un itinerario muy estricto: primero irían al centro comercial a comprar ropa para ellas y para Shun, no podía usar las fachas de Hägen para siempre, mucho menos para la fiesta.
Apenas terminaron de desayunar, las amigas se dispusieron a ir por Shun y luego al centro comercial.
-¡Hey, niñas! ¿A dónde van con tanta prisa?- les preguntó Deathmask cuando notó la premura en la amigas.
-De compras para la fiesta- explicó Erii.
-Mi amor ¿no tienes suficiente ropa acaso?- preguntó Aphrodite mientras le daba un sorbo a su café.
-Es... ¡para Freya! No quiere desempacar toda su ropa sólo para buscar un vestido bonito.- mintió la rubia, aún no le había contado a sus tíos sobre Shun.
-¿Por qué no le prestas algo tú, querida?- la cuestionó Deathmask.
Las chicas guardaron silencio mientras pensaban en una excusa creíble.
-Es que...- Erii balbuceó mientras se acercaba a su tío. -¡Está gorda, tío! ¿No lo ves?- le dijo la chica al oído. -Se probó uno de mis vestidos y no le quedó, no la hagas sentir más mal de lo que ya se siente ¿sí?- mintió la muchacha, Freya los observaba con curiosidad a la distancia, no tenía idea de lo que Erii estaba tramando.
-¡Oh! Ya veo... de acuerdo, preciosa. Con cuidado y... lo siento.- dijo el peliazul un tanto avergonzado. -¿Freya?- la llamó en voz alta. -Eres hermosa tal y como eres, no permitas que nadie te diga lo contrario ¿sí?
-Okaaaay... ¿Gracias?- exclamó la chica, demasiado confundida.
-Bien. Erii, preciosa, sólo ten el celular prendido ¿de acuerdo?- la solicitud de Deathmask hizo que la chica recordara que no les había contado aún sobre aquel desafortunado accidente.
-Sí... sobre eso... creo que necesito uno nuevo.- la declaración de la muchacha hizo que Aphrodite se atragantara con su café.
-¿¡Qué?!- gritó el peliceleste.
-Fue un accidente...- se excusó Erii.
-Será tu regalo de Navidad adelantado, Erii.- declaró firmemente Aphrodite. -Freya, tienes nuestro número, llámanos si algo pasa, por favor.
-¡Sí, señor!
Las amigas se reunieron con Shun y fueron a tomar el autobús que las dejaría en el centro comercial.
-¿Qué le dijiste a tu tío para que nos dejara ir?- preguntó Freya, durante el trayecto.
-Ah... nada importante... le dije que no te quedaban mis vestidos.
-¡Oye! ¡No estoy gorda!- explotó la rubia, llamándo la atención de algunas personas.
-¡Ay ya! Sólo fue una mentirita...- Freya hizo cara de puchero.
Los amigos fueron a varias tiendas, buscando algo que fuera del agrado de las chicas, de Shun y de su bolsillo. No fue fácil, los gustos del príncipe eran algo excéntricos, y lo que a las chicas les llamaba la atención costaba más de lo que podían pagar. Finalmente encontraron algo bueno bonito y barato; aprovecharon para comprarle al tritón uno que otro conjunto casual, por si acaso; un vestido para Freya , para que la historia con los tíos de Erii coincidiera; y ya que todos sus amigos tenían ropa nueva, Erii también se compró algunas chucherías que encontró.
Regresaron a casa de Erii con un montón de bolsas.
-De acuerdo, tenemos cuatro horas antes de que empiece la fiesta. Hägen nos verá allá.- explico Freya mientras dejaban todo sobre la cama.
-¡Burbujas!- exclamó Shun de repente, haciendo brincar a las amigas.
-¿Qué pasa?- preguntó Erii, preocupada.
-Perdí mi pulsera de la suerte, debió caerse en la tormenta...- se lamentó el príncipe.
-¿¡Y apenas te diste cuenta!?- le reprochó Freya. -Shun.. ¡eso fue antier!
-Lo siento... entre mi padre y Hyoga, me olvidé de ella...- el peliverde desvió la mirada al suelo.
-Bueno, es obvio que no la necesitas, ayer todo salió bien.- lo reconfortó Erii. -Además, el Hombre Succión debió habérsela tragado...- agregó la chica, recordando al tipo que vació la piscina el día anterior.
-Se que sólo es un estúpida superstición, pero... creo que me sentiría mejor con ella...
-Entonces... ¿quieres que hurguemos en la basura del Hombre Succión?- dijo Freya con una mueca de disgusto, Erii se carcajeó por el apodo que le habían dado al sujeto.
-No, puedo hacer otra...- aclaró el príncipe. -Sólo necesito unas cuantas algas y ya.
-Mejor te presto una ¿sí?- ofreció Erii, no le agradaba la perspectiva de perder tiempo buscando unas algas, más el tiempo que el príncipe tardaría en hacerla.
-No... es que... me sentiría mejor con esa. Es especial. ¿Por favor?- Shun miró a las amigas con unos ojos tan adorables que las chicas no pudieron reusarse a sus exigencias.
-De acuerdo...- suspiró Freya, derrotada. -¿Dónde iniciamos?
Los tres amigos fueron al muelle, desde ahí se podía observar una boya, la cual Shun indicó como el lugar óptimo para conseguir algas de calidad. Obviamente, Shun no podía nadar hasta allá, y el miedo de Erii al agua la descartaba automáticamente; así que no le quedó otra opción a Freya más que ir ella misma por las dichosas algas.
-Cualquiera servirá, pero si tienen flores sería genial.- le dijo Shun a la chica mientras esta se quitaba la ropa para lucir el traje de baño que traía debajo.
-¿¡Quieres que nade hasta allá!? ¡Tardaré una eternidad!- se quejó la rubia.
-¡Espera! Te conseguí transporte, no deben tardar.- agregó el príncipe, bastante despreocupado. Erii y Freya fruncieron el ceño, se extrañaron más cuando el tritón le hizo señas con los brazos a un par de hombres que se acercaban a donde se encontraba el trío.
-¿Y esos?- preguntó Freya al ver a los muchachos, uno peliverde y otro de cabello lila.
-Isaak, Sorrento; les presento a Erii y a Freya.- el príncipe hizo las introducciones pertinentes. -Ellos te acompañarán hasta la boya y de regreso.
-Un placer, señoritas.- mencionó coqueto Isaak.
-¡No puede ser!- exclamó Freya, encantada con los muchachos. -Ay, Erii... ¿segura que no quieres venir conmigo?- la mencionada se encogió de hombros y negó con la cabeza, retrocediendo en el proceso.
-De acuerdo...- suspiró Freya y se sumergió en el agua, siendo ayudada por Sorrento.
-Si alguien nos cacha no dudaré en delatarte ¿oíste?- le reprochó Isaak a Shun.
-Sí, sí, sí, lo que digas.
La rubia sujetó la mano que Sorrento le ofrecía, los príncipes tritones se dirigieron hacia la boya, jalando a la chica con ellos, Freya sólo reía y disfrutaba del viaje.
-Eres asombroso...- comentó Erii mientras Freya se alejaba. -Tengo una duda... ¿cómo conociste el amor? Dijiste que lo habías visto, pero ¿cómo?
-Fue hace años...- respondió Shun, con una sonrisa en sus labios. -Yo era apenas un niño, se supone que no podemos subir a la superficie, al menos no de día, cuando alguien puede vernos.- comenzó a explicar el tritón. -Pero mis amigos y yo siempre hacíamos travesuras y esas cosas- ambos rieron. -Un día escuché a una señora decir que el amanecer era más hermoso en la superficie que en el fondo del mar, y quise verlo por mí mismo. Pero mientras sucedía, noté un bote a la distancia, había unas mujeres ahí, estaban tomadas de las manos y se besaban con tanta ternura y pasión...
Erii abrió mucho los ojos y lo miró sorprendida.
-Era hermoso... y en ese momento lo supe. Supe que existía un tipo de amor lleno de locura y pasión desmesurada... y desde entonces siempre soñé con tenerlo.
-¿Tenía nombre...?- inquirió Erii, aún en una especie de trance. -El bote... ¿tenía nombre?
-Mmmm... no lo recuerdo...- el príncipe intentó hacer memoria. -¡Ah, ya! Tsuki no Hikari*...
Erii esbozó una enorme sonrisa y una pequeña lágrima escapó de sus ojos.
-Eran mis mamás...
Shun la volteó a ver, asombrado por la declaración de la rubia.
-Ellas... se ahogaron en el mar unos meses después de su aniversario de bodas...- las lágrimas de Erii comenzaron a brotar más y más. -A mi mamá Haruka le encantaba navegar en ese bote... se supone que yo iría con ellas aquel día, pero... me dio fiebre y me dejaron con mis tíos. Vivo con ellos desde entonces.
Shun sintió la necesidad de reconfortar a su amiga. -Erii...- el peliverde le tomó la mano. -De verdad se amaban. Creo que les hubiera gustado que fuéramos amigos.
Erii sonrió por el gesto del joven tritón y procedió a abrazarlo. El abrazo fue interrumpido por Freya, quien gritaba triunfante desde la boya, por fin había encontrado unas algas buenas.
A Shun no le tomó mucho tiempo hacer su pulsera de algas, y cuando estuvo lista la colocó muy orgullosamente en su muñeca. Para que el príncipe pudiera trabajar mejor, fueron a una cafetería cercana, tomaron unas bebidas y se relajaron un rato antes de ir a casa de Erii a prepararse para la fiesta.
Sin embargo, en la cafetería se encontraban dos amigas de Ami: Makoto y Minako. Cuando las chicas divisaron al trío, no dudaron en ir a molestar.
-¿Ahora cómo piensan hacer el oso?- se burló Makoto a modo de saludo.
-Avísennos para poder estar presentes...- le secundó Minako. Erii puso los ojos en blanco, mientras Freya bufaba. Shun decidió tomar la ofensiva y contraatacar.
-En la fiesta de la playa, con Hyoga.- presumió el tritón. El par soltó una carcajada.
-¿De qué hablas?- preguntó Makoto en tono burlón. -Hyoga irá a la fiesta con Ami.
El trío puso los ojos como platos.
-Se lo pidió en la feria, después de que ustedes salieron huyendo con Hägen.- continuó Makoto.
-¡Mienten!- les gritó Freya, fulminándolas con la mirada.
-¿Eso creen?- las retó Minako. -Hyoga y Ami están en la pre-fiesta en casa de Shiryu, hacia allá nos dirigimos nosotras; pueden acompañarnos y preguntarle ustedes mismas, si gustan.- continuó altaneramente la chica.
Shun estaba demasiado enojado, con la vida, con el desagradable par, con Ami y con Hyoga. Tomó su bebida y la lanzó hacia las amigas de Ami, dejándoles la ropa empapada de café.
-Disculpen, que torpeza la mía...- se disculpó falsamente el príncipe. Erii y Freya dejaron escapar unas risitas. -Será mejor que usen algo seco, la ropa mojada no se les ve nada bien.
Shun dejó a Minako y a Makoto boquiabiertas y empapadas; sus rubias amigas seguían riendo, pero el joven tritón no podía compartir su alegría, y se levantó molesto de la mesa.
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*Tsuki no Hikari: Luz de Luna en japonés (o al menos eso dijo google XD)
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