PARTE 8: Rechazo.

Ya transcurrido las clases del día lunes, Haruka Nanase había pescado algunos estornudos por tirarse a la pileta cuando aún refrescara, cuestión que había extrañado la no repetición en Buru-senpai quien se mantenía tan igual y sano como siempre. Claramente que ahora estaba pasando por encima de todos, quien parecían tener ganas de conversar con él. Aunque la mirada neutra y despreocupada, les dejaba frustrados a todos más aún cuando parecía que este se terminaba durmiendo en donde se descuidara el alumnado que lo acosaba.

Esto terminó rápidamente como empezó una vez que vieron en el pasillo la rápida dispersión de varios alumnos cuando, Ryutatsu Kuroo se fue acercando a Buruki, quien tan solo había reconocido haberse dormido un poco, disculpándose, para luego marcharse con el hijo del Director. Mientras que por el lado de Kuroo notaba algunas ojeras marcadas bajos los ojos dorados.

—¿Descansaste el domingo?

—Si. —suelta un bostezo y sus ojos dorados se nublan al estar bastante somnoliento. —¿Por?

—Es que esas ojeras no me dan buen augurio. —murmura ligeramente incômodo Kuroo, mientras que se acaricia la nuca, buscando relajarse.

—...—suspira el ojidorado, y en cuando suben a la terraza se encuentran con el grupo de natación pero son ignorados— Solo estoy cansado. En la tarde debo terminar de corregir la mitad de las tareas, y las tareas de los demás.

—Este año nos están ahogando demasiado, aún siquiera es nuestro último año. —añade cansando aún más después de esa confesión, mientras desnudaba el pañuelo de la lonchera para empezar a comer su almuerzo.

—Quieren un futuro prometedor para la nueva promoción supongo. —alega tras sacar de su lonchera también el pañuelo que lo envolvía, empezando a comer una serie de frutas partidos en cubos: melones, bananas, peras y manzanas, a un lado unas frutas como: cereza y kiwi.

—Vaya, es agradable notar que has cambiado tu alimentación. Me enorgulleces Buru-kun.

—Tch...no es nada.

[...]

Al otro lado los chicos de primero se encontraban comiendo gustosamente viendo como ambos alumnos de segundo hablaban como si no los hubieran visto. Nagisa estaba viendo asombrado a Buruki comer tanta fruta, que hasta para el respondía por si sólo que iba a morir hambriento con solo comer frutas, que no podría vivir sin el pan de melon.

—No me llenaría ni la mitad d emi estómago con lo que come... —murmura Nagisa con el ceño fruncido mientras come su almuerzo.

—Aunque tiene buen aspecto, es muy sano en cambio el pan de melon no lo es, Nagisa-kun —dice Makoto, con una sonrisa nerviosa.

Mientras que Haru parece pensativo, sin embargo, nota como el ojidorado se levanta, despidiéndose del otro, y se acerca al grupo.  «¿Porqué...?» pensó intrigado.

—Disculpen por interrumpir pero, Haruka-kun podemos hablar un momento, por favor.

Logrando que Makoto y Nagisa se sorprendan ante aquello, pero notan como Haru asiente, cerrando su lonchera vacía, para luego desaparecer tras las puertas y escaleras. Ambos pelinegros van caminando entre los pasillos, sin notar que la mayoría y algunos chismosean al respecto.

—¿De qué quieres hablar?

Las palabras sinceras y directas de Haruka hacen que el contrario intente mantenerse calmado, el domingo no pudo conciliar el debido descanso por la preocupación de tratar con él.

—No sé cómo decirlo, es muy... Complejo lo que debo decir.

Haru lo observa de reojo, mientras caminan alrededor de instituto hasta quedar en un lugar resguardado de las miradas, en ese momento nota las ojeras en el ojidorado.

—Solo dilo.

—Me interesas... —empieza a decir pausadamente, observándolo directamente a los ojos—Y, eres mi compañero de vida. En otras palabras, somos... Almas gemelas.

Las palabras calmadas pero de significado profundo que salen de los labios de Buruki lo dejan estático, para Haru esto era extraño, no sabía muy bien a qué se podría estar refiriendo al principio, pero al escuchar lo segundo se tensa.

—¿Por qué?

La mirada ojidorado se fija absolutamente en él, intimidando un poco por su seguridad y pasión reflejada en ellos. Pero lo ve temblar, sus labios y manos lo hacen.

—Siento la necesidad de protegerte, cuidarte y apoyarte de una manera que ninguno podría hacerlo, además... Me molesta que mires a otras personas que no sean a mi... Quiero ser parte de tu vida, déjame conquistarte. —implora con la mirada cargada de cariño, pasión y por sobre todo, dominância.

Cuestion que inquieta de sobremanera al ojiceleste, y retrocede al sentimiento de incomodidad, como si le quisieran arrebatar su libertad.

—No. No me interesa.

Las palabras que salieron de sus labios, dieron un golpe directo al ojidorado quien tensa la mandíbula.

—¿Es porque no te gustan los chicos? S-soy... Soy también mujer... Soy intersexual nací siendo así.... Pero te juro que yo... —dice con coraje y desesperación al sentir el rechazo.

—Yo solo nado libre, me gusta mi libertad y no estoy interesado.

Haruka por un momento al escuchar toda aquella información empieza a empeorar en inquietud, nunca había sentido amor hacia otra persona que no fuera el aprecio a las amistades que tiene actualmente o de familia, esto era demasiado para el mismo. No podía conseguir calma, pero por algún motivo sintió pena al ver como el brillo en la mirada del ojidorado iba decayendo, su seguridad fue reemplazandose con frialdad. Y su cariño por vacío.

—Entiendo... Perdón por las molestias.

Y sin mas, lo vio marcharse, como si fuera que cada paso le doliera, como si le doliera haberle hecho sufrir. Lo había rechazado porque no concebía una respuesta para lo que estaba sucediendo y no quería dejar de ser libre. Pero, con cada paso que cada el contrario alejándose de él, parecía que su libertad en el agua temblaba con ondas que oprimía a su corazón.

«¿que es esta sensación de vacío y ahogo? »se preguntó, antes de regresar a clases.

Makoto y él se habían encontrado poco después, por algun motivo se sentía más agotado, con sueño por lo que al seguir las clases. Ver que Amakata Miho, no tenía compañía lo hizo sentir mucho más incomodo.

Al salir, se encontraron con Nagisa y fueron a su casa. Pero en cuanto llegó a esta, empezaron sus estornudos, tal vez era el estrago por lo que era reprendido por Makoto, por haber entrado en la pileta con el frío.

—Qué fuerte. —dice Nagisa al notar el estornudo de Haru, aún con el uniforme y una revista en manos.

—¿Estás bien, Haru? —pregunta Makoto, observándolo ligeramente preocupado por ese estornudo.

—Mi difunta abuela decía que cuando uno estornudaba era porque alguien estaba hablando de uno. —responde Haru. pensativo y tranquilo.

—Toma—Makoto con ese impulso de cuidado hacia Haru, muestra una caja de pañuelos desechables, para que lo tome mientras se limpia la nariz.

—¡Seguramente debe ser Rin-kun! —exclama con una mirada optimista Nagisa, con aquellos ojos magenta.

Sin embargo, otro estornudo se le escapa, aún teniendo aquella molestia en el pecho. Pero se sorprende ante las palabras de Nagisa, siempre que se hablaba de Rin sucedía ese sabor nostálgico más aún con lo que había pasado la semana anterior, al aceptar un enfrentamiento con aquel pelicerezo y este ganándolo.

—No, es gripe. —rompe el ambiente Makoto con una gotita anime cayendo por su sien derecha.—Fue por meterte a nadar en la piscina estando en abril.

—No soy tan débil como para enfermarme por meterme en una piscina. —interrumpe ligeramente molesto Haru pero otra vez un estornudo lo incordia.

—Ah... Es muy pronto para nadar en una piscina al aire libre. —sigue Makoto mientras lo escucha, para luego aconsejarle una cosa sabia—deberías ejercitarte hasta que la temperatura suba.

—Por cierto, Gou-Chan me contó que Rin-chqn ingresó al club de natación de Samezuka. —dice emocionado Nagisa.

—¿Eh? —Makoto se sorprende por la noticia dicha.

Hasta Haru ante la noticia se olvida de la incomodidad del día, solo por el momento, lo cual se distrae pensando en Rin.

—¿Te ocurre algo, Mako-chan? —pregunta Nagisa.

Este solo se rasca el mentón levemente mientras inclina la cabeza hacia abajo, tras una ligera sonrisa. Pensativo ante la noticia.

—No, no me pasa nada. —Makoto inhala aire profundo y se cruza de brazos—Entonces eso significa que nos volvemos a ver en los torneos.

—¡Sí, participemos en torneos! —exclama mucho más emocionado Nagisa—Y volvamos a hacer relevos.

—Yo solo nado al estilo libre.

—¿Eso quiere decir que no vas a participar en torneos? —pregunta Nagisa a Haru. —No digas eso~ —sus ojitos se vuelven tristes. —vamos~... —vuelve a insistir mientras frota su cabeza con movimiento circulares de izquierda a derecha en el costado del Haru.

—Además, no podemos hacer un relevo con 3 personas. —añade Haru, sin inmutarse en Nagisa., observando la revista de recetas.

Nagisa deja de moverse, inclinado hacia Haru, cayendo en ello.

—¡Pero si tenemos a Buru-chan! Somos 4, podemos pedirle que... —empieza a decir emocionado.

—Nagisa, pero no sabes si tiene ganas de participar, por lo que comentaste el otro día, parece que solo esta en el club para liberar tensión con nado libre al igual que Haru. —dice Makoto pensativo ante aquello.

Pero sin pasar por alto la incomodidad en los hombros de Haru ante la mención del mayor.

—No es oficial, no me interesa. —dice Haru mientras se levanta en busca de algo de beber.

—Tienes razón... —añade Nagisa—Eso significa, ¿¡que tenemos que encontrar otro miembro?! —se agarra la cabeza preocupado con las cejas bajas mirando al techo.

[...]

Por otro lado, el joven ojidorado se encontraba nadando en lo profundo del mar, con la mirada perdida hasta dejarse caer al fondo del mismo, sin ganas de volver a salir del mismo. Notando cómo los pescados pasaban por su lado, pero una onda rápida se acercaba a él, hasta agarrarlo por la cintura y sacarlo a la superficie.

—Maná, no me asustes así. Joder.

Kuroo le regaña al ver como el agua sale de sus labios ante unas pequeñas arcadas, su cuerpo hacía dejado entrar al agua. Se sentía tan perdido sin un rumbo.

—Solo... Estaba nadando.

—¡¿Nadando!? No me jodas, te estabas hundiendo imbecil.

Conmocionado Kuroo lo agarra de los hombros y se incomoda de sobremanera al notar como el brillo en esos ojos había desaparecido casi notablemente.

—Maná...

—Kuroo, no te preocupes. Estoy bien.

El de rasgos felinos lo nota, y su voz rasposa por lo reciente, notablemente débil lo advierte.

—¿Qué pasó? Es notable que la charla con Haruka Nanase no salió bien. ¿Acaso te rechazó? Es eso? —pregunta desesperado por respuestas.

Con delicadeza Buruki lo aleja de sí mismo, para luego intentar abrazarse ante la sensación de vacío que de repente vuelve a él.

—No es nada de eso. Dije cosas que no debía, ni siquiera tenía el derecho de decirle nada.

—¡¿Entonces dime!?

Se muerde los labios, negando decirlo siquiera, su padre había estado llamando muy preocupada por ella, pero no quería siquiera hablar con nadie. Por lo que solamente sonríe intentando ser fuerte pero las lágrimas se acumulan en sus ojos.

—Solo he estado teniendo pesadillas. Creo que voy a dejar el cupo de tutoria de Ama-sensei... Ya no me siento tan libre.

—¿Qué...? ¿Qué pesadillas? —pregunta ceñudo y preocupado Kuroo

—Cosas del pasado.... —admite sin mucho caso a hablar. «que colisionan con el presente...»piensa perdido también.

—Maná, si sabes que estoy para ti, ¿no? —dice Kuroo mientras limpia la lagrima perdida, mientras lo mira frustrado— soy tu amigo, para eso estamos, en las buenas y malas.

Sus labios se fruncen y amagan palabras que no salen de sus labios. Pero solo le tiemblan, por lo que cede al impulso de abrazarlo. Logrando sollozar, sin poder ahogar lo.

—Maná... Tranquila.

Kuroo se alivia que al menos pueda liberar las lágrimas, pero le rompe verla así, nunca antes en los dos años de conocerlo se había mostrado así. Ese maldito se la vería con él, nadie hería a su amigo, nadie que no fuera él, lo rechazaba y se quedaba sin sufrir un escarmiento de su parte.

Cuidaría a Maná, era como una hermana menor, a pesar que esta le llevara un año de diferencia.

Aunque sabía que no sólo era un simple rechazo, algo más estaba mal con ella desde hace un tiempo antes de conocer a Haruka Nanase.

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