PARTE 35. Presentimiento

Mana se sentía tan aburrido. A este paso los días en el instituto le parecía aburrido, innecesario y agotador. Kuroo estaba a full con los estudios y el voleibol, mientras que lo mismo hacía él con la natación y los estudios. Sin embargo, la parte emocional de compartir la piscina y hobby estaba intoxicando el lugar pacífico.

Resopló al saber que ese día sería distinto. Tenía la incertidumbre que algo incómodo iba a pasar, y no solo había sido por faltar a la práctica por los estudios acumulativos.

Te veo resoplar mucho hoy, Mana.

—Estoy agobiado. Odio tener clases.

—En ese caso, estamos igual. Aunque tiene algo que ver con tus compañeros de natación, ¿No?—susurró Kuroo.

Aun estaban escuchando las directivas del profesor en cuanto a los trabajos grupales y acumulativos. Trabajos prácticos que deberían presentar durante la semana.

El drama de que ellos se conozcan entre si, es el tema de no entender ni mierdas de lo que se debaten emocionalmente. Me molestan las personas que no dejan de lado sus problemas para poder nadar libres, disfrutar de la paz que da la natación... Es tan molesto.

—Estas molesta con ellos, ¿O porque no te involucran y piden ayuda?—pregunto Kuroo viendola.

Mana se voltea a mirarlo. Aprieta el lápiz con molestia.

Odio sentirme tan adulta y no poder ponerme en sus zapatos de niños caprichosos...—expresa cansada.

—Eres mayor por unos años nada mas, no es el fin del mundo. Capaz no quieres comprometer tu salud mental por la carga negativa que ellos poseen. Lo cual, es aceptable ... Pero desgastante, Maná...—comenta Kuroo, aunque se aventura a preguntar una duda— ¿Dejarás el club de natación?

Mana lo mira y luego al profesor que ha terminar de dar las directivas. Dando la vía libre de irse, que ya era todo por hoy, por lo que ambos empiezan a guardar sus cosas para dirigirse a su siguiente clase o tal vez, picotear algo de comida antes.

Tras salir de la clase, ambos caminando con sus mochilas en los hombros por los pasillos, vuelven a la conversación que dejaron en clase.

—Mis planes no han cambiado. Pero, me temo que voy a romper una nariz si me sigue molestando un mocoso —comenta claro Mana— No voy a desistir por otros, quiero disfrutar de la natación y así lo haré. En cuanto vuelva a mi país, todo esta vivencia terminará.

Kuroo hace una mueca al recordar que ella es alumna de intercambio. Una vez termine las clases del Instituto Iwatobi, ella volvería a Italia.

—Ya me bajaste la caña con eso. No quería ser consciente de que pronto volverás a ser un extraño que olvidarán, pero yo no te olvidaré. Me deberás hablar cada vez que puedas, somos amigos casi hermanos, Mana.

—Es la realidad. No he venido a este lugar para asentarme, solo para conocer otro país más.

—Tan seca como siempre.

—Es lo que hay.

—¿Y qué ocurrirá con Nanase-kun?—pregunta Kuroo.

Mana suspira, saca de su bolsillo un billete y lo introduce en la maquina de alimentos económico y luego a la maquina de bebidas. Sacando dos barras energeticas más una leche sabor frutilla y melon.

—Le propondré ir a vivir conmigo. Tendrá su libertad que desee mientras termina las clases aquí y luego claramente viviremos juntos en mi departamento —comenta como si no hubiera preocupación por ello.

—¿Y si lo rechaza?

—No tengo problemas en esperarlo. Tengo todo el tiempo del mundo, Kuroo.

El joven de rostro gatuno suspira derrotado al ver como aquello no lo hizo reconsiderar el hecho de quedarse a vivir aquí.

—¿Es necesario que vuelvas?—preguntó nuevamente, para que viera sus intenciones.

—Es la condición de mis padres, siempre debo volver de mis viajes de aprendizaje exterior, asentarme aquí no es una opción...—admitió Mana con pesadumbre.

Vivir y saber que de los treinta no envejeces, llamaría la atención de los humanos, y por consiguiente, su existencia acabaría así.

—Ya veo, las cosas como son...Espero me invites alguna vez a conocer a tu familia, o buscaré la forma de llegar a ti —advirtió jugueton Kuroo.

—Sisi...

El celular vibra. Justo para el medio día, sintiendo nervios disimulados abre el mensaje de Alice, su madrastra.





Seguidamente envió un mensaje. Con el corazón subido a su manzana.

Sonríe levemente a modo de agradecimiento sabiendo desde luego que aquel gesto esa mujer, ya lo sabría sin necesitar demostración de su gratitud por mensaje. Miró a su amigo que lo miraba con extrañeza.

—¿Qué ha ocurrido?

—Debo irme. Apunta lo que se de, y pásamelo luego. Te pago lo que sea, Kuroo. Debo rescatar a un Kouhai.

Y sin más tras decir eso, fue corriendo a velocidad humana hasta desaparecer por entre los pasillos hacia la salida. Dejando a su mejor amigo perdido.

«Aunque no lo quiera admitir. Este año se ha preocupado más por los de primero como nunca antes»pensó con una sonrisa torcida Kuroo. Orgulloso de verla tan atenta como hermana mayor hacia los alumnos menores a ellos.

Mientras tanto Haruka lo sintió en una punzada en su corazón, que su novia haría una locura. Lo percibió tan al raz que jadea nervioso.

—¿Qué pasa Haru?

—Buru hará una tontería...

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Makoto.

—Lo presiento... Tan solo espero que no sea nada precipitado.

—Esperemos eso. Tenemos que confiar más en nuestro senpai, mucho más tú que eres su pareja —sugiere Makoto.

—Es que confío en ella. Solo me preocupa que al ayudar a otros, el peligro también la afecte...—admite preocupado Haru.

—Entonces pensemos positivo. Por la persona con la que deba ir o estar, así tal vez enviemos buenas vibras para asustar a las malas... —bromeó Nagisa habiendo escuchado un poco de la platica a penas.

—Intentaré...—supuso Haru.

Aunque Makoto sentía incomodida, también podía sentir preocupación por su senpai y Rei. Mientras que Nagisa baja la cabeza sintiendose culpable.

—Yo... Debo decirles algo, chicos... Es con respecto a Rei...—confesó tímido Nagisa, mientras jugaba por el borde de su remera.

Ambos amigos miran al rubio con sorpresa. Saber que Nagisa tuviera una pista sin duda no se lo esperaban.

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