PARTE 26: Compartiendo tiempo juntos

Al parecer habían llegado justo para cuando Rei competiría, Haruka observa con atención el entusiasmo y la fuerza con la que todos se apoyan entre sí, mientras que Buru pasa uno de sus brazos por encima de sus hombros para abrazarlo y entretenerse con su aroma en específico al igual que se mantenía observando a detalle la forma de nadar en Rei, llenándolo de orgullo.

-Al final no desperdicie en vano mi paciencia enseñándole.

-Hmm, fuiste buen maestro.

Ante la corta pero sencilla frase, logra que el ojidorado lo mire con emoción pero un ligero rubor se ve en sus mejillas, chasqueando la lengua contra el paladar. Logrando que una ligera sonrisa se escape en Haru, al mirarlo de reojo.

-¡Vamos, vamos, vamos, vamos, vamos, Rei! -exclama Sasabe.

Nagisa, Gou y Makoto: ¡Vamos, vamos, vamos, vamos, vamos Rei!

-¡Dale, dale, dale, dale, dale, dale, Rei! -vuelve a decir Sasabe.

Nagisa, Gou, Makoto y Ama-senpai: ¡Dale, dale, dale, dale, dale, dale Reí!

-¡Ánimo, ánimo, ánimo, ánimo, ánimo Rei! -volvió a decir fuerte y claro, Sasabe.

Haruka observaba con la boca abierta la forma en la que daba todo Rei en el agua, siendo así que cuando terminó tan solo se marcharon de allí. Aunque claro, Buru había enviado un mensaje a Gou, mientras que el menor había enviado un mensaje a Makoto diciendo que no se sentía muy bien.

Dejándolos a ambos pensativos de camino a la casa. Maná iba a tomar un camino distinto pensando que el ojiceleste necesitaba espacio para pensar en lo de hoy, pero silenciosamente la mano de Haruka había agarrado la suya, deteniendolo.

-¿Uh? ¿Qué pasa?

-¿Podrías quedarte hoy en casa? -preguntó Haruka.

-Vale, aunque creí que necesitabas un poco de espacio o libertad para pensar lo de hoy. A veces soy algo pesado de tener cerca.

-No me molestas. Por favor, Buru.

Maná suspira y sonríe de lado, mientras lo atrae hacia él, besando su sien del lado izquierdo en un toque muy dulce.

-Vale, me quedaré a tu lado.

«Eres demasiado bueno para mí, Haruka» piensa Maná muerta de ternura ante ese tono de súplica. Durante un tiempo de caminata más, escaleras rumbo arriba, llegaron a la casa, quitándose los zapatos. Entre que Haruka cocinaba la cena, el ojidorado había ido a buscar en un rápido viaje a corridas sus bolsas de sangre animal. E igualmente sus helados sabor melon, y algunos condones que nunca venían mal.

En cuanto, Haruka ya estaba cenando, Maná llegó metió algunas de sus cosas en el refrigerador y tomó una de sus bolsas mientras se quedaba mirándolo comer, algo pensativo.

-Maná.

-¿Uhm?

-¿Cómo te enteraste lo del relevo?

-Uhm, digamos que alguien de mi familia tiene premoniciones. Me lo comentó, y después uní cabos. Gou estaba muy nerviosa, aun más después de que ni siquiera te apuntarás a ello.

-Ya veo.

-¿Irás verdad?

-Quiero hacerlo, estarán todos.

-Eres un pedazo de cielo, Haru. -se me escapó un alago mientras se bebía la sangre de manera reservada. A lo lejos parecía solo ser un jugo de uva en un plástico.

Los colores subieron a las mejillas de Haru, mientras se concentraba a comer la caballa.

-¿Q-que más trajiste?

-Helado.

Haruka al escuchar aquello, y verlo tan despreocupado, alegre lo cual aún le generaba bastantes dudas.

-¿Consumir tanto helado, no te hará mal? -pregunta un poco curioso.

-Nah, al estar en la forma viviente todo tiene la misma función de un humano, la única mala fortuna es que me dura muy poco en la noche, así que comamos antes de que se me acabe la diversión. -añade el ojidorado y en un pestañeo ya estaba con los helados de melon en mano, para cada uno.

-Gracias... -dice Haruka al tomar el helado y abrir el plastico-, Aun no me acostumbro a tu velocidad.

-Pff, y yo con la lentitud humana. ¿Sabes lo difícil que ha sido frenar mi pasión y velocidad real en la piscina? Uff, fue de lo más irritante.

Haruka se sorprende ante lo que escucha levantando sus cejas.

-¿Y porqué te limitas?

-Porque no quiero llamar la atención. Hace tiempo atrás fui nadador profesional, era parte de un equipo de Nueva Orleans, pero en cuanto terminé una competencia internacional me retiré. No quiero que me reconozcan. No me gusta.

-¿Eras libre?

-Siempre fui libre de hacer lo que quiera mientras lo supiera yo y solo yo. Pero cuando vives mucho como yo, y escuchas críticas constantes de la abominación de la naturaleza que eres para la sociedad... Pues llega a cansar y volverse monótono. -dice Maná con una expresión triste.

La mano de Haruka, tímidamente se posa sobre la mano del mayor.

-Yo quiero ser libre contigo. Y creo que limitar tu nado, solo te quita aliento, mañana diviértete con nosotros también...

Maná al escuchar aquello y recaer la mirada en la mano de su novio, se siente tan reconfortado.

-Lo intentaré por ti. Me divertire. Aunque... -se muerde el labio al querer admitir su plan contra el pelirrojo Matsuoka.

-¿hmm?

-Sea lo que que pase mañana, disfrutemos e ignores los malentendidos, ¿va?

-¿Porqué? ¿Pasará algo mañana, Buru? -pregunta con duda.

-Etto... No, pero espero no me castigues por mis maliciosas mañas.

-¿Maliciosas mañas?

-Digamos que.... Alguien me desafió como a ti, y... Me molesté por como se burlaba de haberte ganado....

-¿Rin?

-Si.

-Solo... Solo no lo hagas llorar.

-Lo intentaré. Aunque no pienso obtener el primer lugar.

-¿Porqué tanto disgusto a llamar la atención? Ya nada es como antes.

-Porque a pesar que no lo sea, los traumas siguen. No quiero traerte problemas, Haru. Eres mi vida, y seguiré con la vida tranquila que tienes hasta que me pidas que viajemos a lugares desconocidos.

Las palabras seguras y con la mirada llena de dolor, lo hacen asentir, esperaba que pronto llegara ese día. El día en que pudiera ayudar a superar el dolor que cargaba su novia.

Haruka aceptaba públicamente como novio a Maná, pero intimamente como novia porque le encantaba la mirada especial que le dedica el ojidorado cada vez que escuchaba la forma delicada en que le solía llamar.

Todo era nuevo, pero le gustaba la sensación de calma que los envolvía, al menos cuando no se encendía la llama de la pasión. Aún era menor y sabía que el mayor no hacía movimientos de actos sexuales por respeto a su edad, a la moral y por él. Y aunque para él resultaba gratificante la iniciativa de volver a ver esas expresiones, lo comprendía. Por lo que tan sólo seguiría aprendiendo uno del otro, hasta tener una edad aceptable en el cual no interfiera los principios de ninguno.

O esperaba lograrlo. Aún tenía 17 años, y realmente él ojidorado lo llevaba por mucho en años.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top