PARTE 23: Compañeros Eternos
Realmente la situación que había pasado hace unas horas atrás era de lo más normal viniendo del instinto de vampiro, de alguna forma su compañero iba a ser arrastrado a los antojos y más a la necesidad de estar más cerca de lo que ya estaba. Su padre le había comentado tranquilamente que como vampiro en algún punto encontraría a su compañero o compañera eterna, el cual el amor iría al mismo tiempo que lo necesitarán pero la atracción sexual sería mucho más fuerte e incapaz de retener, por más que tuviera aún complejos que solucionar.
Después de aquella liberación que fue provocada muy a regañadientes pero a gusto inconscientemente había aceptado, era sin duda algo que había dejado más tranquilo de lo que recordaba haber estado en alguna situación carnal previa de su pasado, pero nada descomunal, cariñoso y cálido como lo había sentido. Llegando al grado de calmar sus amplias ganas de seguir una y otra vez, siempre quedaba hambriento durante las folladas, pero... Al parecer estar con su compañero y tener algo más atracción, un amor que se iba profundizando hacia el ojiceleste, lo ayudaban a sentirse complacida, completa y con la capacidad de volar en libertad, de seguir volviendo a sus brazos. Mientras que por el lado de Haruka sus pensamientos se habían quedado en disco rayado, sintiendo aún la necesidad de obtener más de lo que había sentido, se había sentido tan relajado como cuando estaba en contacto con el mar.
Haber notado los gestos de placer, los tics que el rostro del mayor había padecido en sus cejas, esos labios que se habían vuelto rojizos al ser oprimidos en un intento de contención, pero había sentido perfectamente el temblor cacofonico del pectoral emitiendo un gruñido gutural ante la liberación. Admirar esos ojos dorados con el iris dilatado de placer pleno, tembloroso a su merced, pero por sobre todo el cariño con el que lo miraba era tan agradables, tanto que sus labios cisquilleaban por seguir plasmando besos por la piel fría del vampiro. Extrañamente, cuando el posaba su mano sobre cualquier zona está se volvía templada o parecía que podía verlo 'vivo', cuestión que lo fascinaba.
—Me siento rara.
Las palabras tímidas de Maná que habían sonado de un tono femenino no tan chillón pero aún manteniendo su esencia normal de tono, marcado con el italiano.
—¿Quieres hablar de ello..? —preguntó tímido pero pacífico, mientras acaricia la espalda del mayor con su brazo derecho.
Se encontraban en la habitación del ojidorado, que era sin duda bastante tranquilo, como porque abundaba color de verde coral pastel, azul y otros detalles parecidos al fondo del mar, junto detalles de caracolas en una repisa del librero. Pero a sus pies se podía notar bien el techo de la sala, al tener solo una barandilla de madera en vez de una pared sólida, como era habitual de una habitación.
Ambos se encontraban acostados en la cama somier sobre el cubrecama del color azules con tonos más opacos y bordes blancos. Mientras que había logrado que el ojidorado se a costará encima de su torso, asegurándole que este no sería capaz de aplastarlo con su peso sólido de vampiro, y que no le molestaba mucho los cambios corporales que padecía. Maná lo abrazaba por la cintura muy suavemente mientras estaba con los ojos cerrados escuchando el corazón de Haruka, que iba a un ritmo tranquilo, que sabía que pronto se convertiría una posible na a para sus pesadillas vivientes.
—Me siento rara por sentirme tan complacida con tu simple y dominante, bueno... También posesivo arranque de cercanía. —empezó diciendo mientras escuchaba aún la respiración normal— Aunque, aún no comprendo cómo has hecho que no te exija un segundo round...
Haruka tan solo acierta a entender que lo había hecho sentir como realmente lo necesitaba.
«Sin embargo, ahora siento que te amo más, así que no te atrevas a alejarme o reclamare tu virginidad con toda mi actitud dominante. Hasta que me supliques la liberación. —terminó diciendo con voz ronca.
El ojo celeste al escuchar que siguió hablando trago saliva disimuladamente, para anotarlo mentalmente en su cabeza, para no hacer algo ridículo que provocase ese destino que sonaba tan tortuoso pero excitante, sin embargo, debía relajarse, no creía posible que lo fuera alejar sabiendo que se sentía tan cómodo con su cercanía.
—No seas ridícula, Buruna.
—Tch... Ojalá y que el mar te ampare si se cumple.—le responde irónicamente tras un chasquido de lengua contra su paladar.
Solo la respiración profunda del ojiceleste se escuchó al soltar un suspiro, tras sentir una ligera molestia ante la respuesta del vampiro.
—mmm... ¿Maná?
—¿Uhm, si Haru?
—Si somos compañeros... ¿Debería pedirte que seamos... Novios?—preguntó algo inseguro.
El silencio de incredulidad reinaba en el ambiente al escuchar aquella pregunta, y más si venía del silencioso joven que había conocido hace unos meses, logrando que el ojidorado boquee pero no pudiera siquiera formular alguna palabra, levantando la mirada hacia el ojiceleste.
—¿Qué... Dije algo malo? —pregunta Haru, extrañado al verlo así.
El vampiro estaba seguro que si estuviera vivo hubiera estado teniendo un paro cardíaco ante la pregunta dudosa de su compañero.
—N-no... Yo... —traga saliva al intentar expresar las palabras que ni siquiera había podido practicar con tiempo, en el caso que el humano fuera más capaz de adaptarse a la situación que él, sin embargo, optó por imitar el suspiro humano aún sin siquiera necesitarlo— Si bien, el término "compañero/a" para un vampiro significa la pareja amorosa de uno, con el que pasaras toda la eternidad a su lado, con amor incondicional para lo que dure la vida, un cariño, una correspondencia y comunicación abismal silenciosa, una compatibilidad sobrenatural y finalmente, el apoyo, la atracción de siempre estar demostrando a flor de piel el amor y atracción sexual posesivo hacia esa persona. Dar a demostrar cuánto lo atesora, cuánto vale para ti... Cuánto darías la vida por esa persona... —empieza a recordar las palabras de Jasper al intentar describirme su amor pasional e infinito por Alice—, tu eres el amplio mar que me manda ondas para llegar a ti, al centro. Mientras que yo...
—Tu eres mi... Mi libertad que busco. O-o al menos eso creo... —admite con las mejillas ligeramente ruborizadas, observándolo tan seguro y sorprendido por toda la información tan amplia que dijo.
Pero sus ojos se cierran al sentir los labios fríos del mayor sobre los suyos, correspondiendo tímidamente, mientras que pasa sus manos tras la nuca del contrario, acariciando el cabello lacio y suave junto a la rapada del cabello muy corto del cuero cabelludo de Maná.
Ambos se separan mirándose tan perdidamente juntos en esa felicidad y amor correspondidos.
—Si te sientes seguro de que sea tu pareja oficialmente, te acepto tu propuesta, pero si solo te sientes presionado... No tienes porqué hacerlo. Realmente te esperare toda otra vida humana con tal de que me lo vuelvas a pedir, Nanase Haruka. —dice el ojidorado mientras le acaricia la mejilla dulcemente tras una sonrisa que si llegaba a los ojos.
Haruka siente plenitud y la libertad que creyó que no obtendría si se lo dijera, pero Makoto tenía razón. Buruki Maná no era mala persona, ni aquella persona que lo limitaría ni arrebataría su vida y libertad.
La libertad que tanto ansiaba tener.
—No me siento obligado. Realmente lo quiero intentar y hacerlo bien. —afirmando seguro mientras aún siente el ardor en sus mejillas, a la misma vez que lleva su pulgar al labio inferior del vampiro y manos al mentón, sintiendo como este tiembla ante su caricia— O'Riaver Bruna, ¿podría aceptarme usted como su novio y compañero?
Haruka había decidido dirigirse como si fuera hablar al fuero interior del ojidorado, notando como el brillo en la mirada del ojidorado aumentaba y se cristalizada, junto a su vez la piel bajo sus manos se templaba para poder ver por primera vez y en directo un sonrojo en las mejillas del contrario. Maná se encontraba totalmente sonrojado, feliz y con una sonrisa de lado.
Aquello sin duda arrasó con una calidez inmensa y mentolada de libertad plena al verlo inmensamente feliz, Haruka se sintió pleno por esa más hermosa reacción en ella.
—¿Puedes besarme por siempre? Si tu respuesta es si, mi respuesta siempre va a ser un Infernalmente, ¡claro que si! —dice Maná con una inmensa felicidad, y labios temblorosos.
Siendo así como una sonrisa plenamente sincera, ilumina aquella nocturna vez, tras un beso depositado en los labios de Buruki Maná, cellando la petición con un dulce choque de labios, professando un amor puro y sincero.
«Realmente se sentía más vivo» pensaron ambos tras el beso.
Y al poco rato de separarse, el semblante de Haruka cayó a uno somnoliento, quedando rápidamente dormido tras las caricias suaves del ojidorado en su cuello.
—Te cuidare y protegeré por siempre...
Es lo único que pudo escuchar antes de caer en la oscuridad del sueño.
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