PARTE 21: Aniversario de Mamá

En cuanto fueron las ocho y media de la noche, no hubo falta preguntar quien había entrado a su casa, ni quien tuviera las pisadas tan delgadas que casi ni se escucharán. Haru se encontraba colocando los platos con las caballas salteadas junto con un poco de arroz.

-Buenas noches, igualmente traje malteadas. Como postre.

El ojidorado dejó los zapatos donde debía estar, para empezar a andar descalzo por la madera terciada. El dueño de la casa lo observaba bastante pacifico pero notaba que su postura era más decaída que de costumbre.

-Buenas noches.

Tan solo correspondió el saludo, no siempre se daba los lujos de tener un postre como tal, de vez en cuando no haría mal, suponía.

-Lamento no haber ido al templo con vosotros, para la próxima será. -pide disculpas el ojidorado, vestido con un outfit de siempre.

Esa chamarra verde limón con tonos azules y puntos del mismo color, solo que esta vez estaba abierto y no cerrado como solía tenerlo, notándose muy levemente los atributos femeninos que seguramente estaban resguardados tras la faja que había notado aquella vez. Junto con unos buzos y tenis deportivos.

-Descuida, no te perdiste de mucho, aunque... -empezó a decir Haruka, aunque dudó en el ultimo momento.

Logrando que el ojidorado lo mirase extrañado mientras dejaba las malteadas en los correspondientes lugares, de ser un modo más fácil de acceder cada quien por ellos.

-¿Aunque... Que? -pregunta, mientras se dispone a agarrar los palitos.

-Aunque he notado tu distancia, ¿porqué? ¿Te ha ocurrido algo?

A pesar, de ser muy obvio en la pregunta, como la mirada de atención plena al ojidorado, tan sólo lo hizo sonreír levemente pero este decae en una mueca. Y al final de unos segundos, en un suspiro.

-Perdón...

Haruka empezaba a sentir una incomodidad generarse en cada momento que lo escuchaba pedir disculpas. «¿Porqué lo hacía?» pensó, ya que no estaba entendiendo nada. No había ninguna pista para poder comprender la situación, que sólo le quedaba preguntar o esperar a que esté se lo contará, como siempre pasaba en su círculo de amigos.

Por lo que sólo se dispuso a comer en silencio aún mirándolo.

-Sonará ridículo, pero... Cuando vives tanto tiempo como lo he hecho yo, la vegez te hace olvidar lo que tu cuerpo si recuerda.-dijo Maná tras un bocado, tomándose su tiempo de disfrutar del momento, la comida y sincerarse.

Porque Nanase Haruka era un buen escucha, y siempre te escucharía, para al final elegir si podía añadir algo o ayudar, pero muchas veces solo daba más silencio por respeto que por compresión plena de la situación. No existía persona en el mundo que dijera que lo comprende sin siquiera haberlo vivido primero en piel, porque las personas que asumían saber sin vivir, sólo decían mentiras o verdades falsas.

El típico consuelo falso. Haruka, nunca lo había hecho ni lo empezaría a hacer, porque la sinceridad iba primero, segundo el respeto y tercero...la viabilidad de entrar en el campo o simplemente no entrometerse.

-¿Te has olvidado de algo hoy, Maná?

La sonrisa melancólica fue el reemplacio de la anterior que sólo mostraba una falsa calma. Perfectamente el ojiceleste pudo notar el temblor en las manos pálidas del ojidorado al intentar comer otro bocado.

-Si... Me sentí un desgraciado. -admitió con un temblor notable en la nariz y los ojos cristalizados.

Haru temió haber tocado un punto sensible, pero si se lo estaba contando era por confianza y porque... Tal vez Maná lo necesitaba.

-¿Porqué?

-Porque... -se muerde el labio inferior pero luego lo libera, dejándolo rojizo e hinchado-olvidé el aniversario de la muerte de mi madre.

Haruka se quedó sin palabras. Su mente no podía siquiera concebir una idea de cómo aquello lo perturba a Maná, pero si podía sentir un estirón en su corazón y respiración al verlo bajarla mirada y agarrar con fuerza los palitos de madera que tenía en su mano derecha.

Realmente no estaba ni en posición para consolarlo, se sintió impotente, e intentó mantenerse calmado para tal vez ayudarlo a liberar esa pesadumbre.

-Mi madre murió por mi culpa. Dio la vida por mi, para que pudiera escapar de casa a mis 22 años, en aquel entonces... -empezó a recordar el ojidorado con la mirada perdida en la comida.

Haruka intentaba comer para darle un ambiente cómodo y no contrario, al estar mirándolo muy fijamente. Pero por algún motivo su estómago empezaba a negar el acceso por una pesadez desconocida, subiendo por su garganta.

«Fue en 1908, 22 de noviembre. Mi madre se llamaba, Marliam O'Riaver. Una cálida y gran mujer guerrera de la vida, con la melena más suave y lacio cual noche nocturna, su piel suave del color de la crema batida y ojos tan marrones como el café. Su sonrisa, su esfuerzo y ánimo para que mi vida fuera de lo más normal sin cirugias que pudieran traer más problemas que soluciones. Desde que llegué a nacer, hasta tener conocimiento del ambiente en el que crecía, tuve su protección, esfuerzo y felicidad. -la nostalgia y admiración con la que contaba el ojidorado tras aquella mirada cristalina, hacia que Haruka sintiera emociones extrañas al verlo así- El parto que tuvo no fue dentro de un hospital, éramos de pocos recursos y vivíamos a las afueras de un pueblo poco generoso. Por suerte no hubo ninguna complicación en mi nacimiento, muy a pesar de poseer todos los órganos reproductores conocidos, a pesar de ser un bebé con cuerpo extraño ella solo me acogió en sus brazos como su más fiel tesoro, con un cariño eterno y maravilloso que cabía un final. Yo nací para ser su compañía para toda la vida, éramos ella y yo contra el mundo. -sonríe con cariño.

-Tuviste una gran madre, por cómo me lo cuentas -dice Haruka tranquilamente al haber terminado de comer, muy a duras penas.

-La mejor de mi vida. -corresponde pero la mirada no crece en felicidad, solo se va apagando poco a poco- Los vecinos se enteraron de mi condición corporal, a pesar que era conocida como Maná O'Riaver, y si... Viví en un país lejano a estas costumbres, el apellido va después del nombre. -explica para que no hubiera confusiones-, me conocían más por ser mujer que por hombre, hasta que... En un cumpleaños infantil, descubrieron que entre mis piernas había miembro masculino y más abajo la vagina, concibiendo una única idea después : era la abominación de la naturaleza en persona.

Haruka al escuchar esa frase arruga sus cejas con molestia. Aún no entendía muy bien porque aquello que fuera diferente también poseía una mirada tan mala como el ojidorado lo vivió, ya que desde su punto de vista: ser bueno en la natación sólo le traía la mirada buena, demasiada atención, trofeos o bueno todo eso hasta lo de Rin. Pero nunca lo habían denigrado de tal manera, no lo recordaba así.

-En 1907, mi madre encontró por casualidad a mi donador de esperma, mas conocido como el hombre de la creación aquí presente. Intentamos evitarlo y seguir con nuestras vidas, debido a que estábamos huyendo del pueblo a otro continente. -comenta mientras deja los palitos de madera sobre el plato, cerrando sus ojos- Lo normal sería que él nos hubiera buscado para volver a ser una familia, pero, no fue así, aunque puedo decir que un año si pudimos descansar y ser felices antes que el caos se nos viniera encima.

Haruka se había acercado a la malteada por sentirse demasiado sediento, por algún motivo le empezaba a incomodar la mala sensación que se generaba pasó a paso de las palabras de su contrario. Nunca creyó sentirse así, no siempre le pasaba esta incomodidad y necesidad de proteger a alguien como lo estaba sintiendo con Maná.

«En 1908, del noviembre nos encontró. Mamá quiso darle una oportunidad para reivindicarse, pero en menos de lo que este señor tuvo la confianza por el amor que aún sentía su madre, lo aprovechó, hubieron tantas veces que temía que le hiciera daño. Que nos opacara la vida que habíamos luchado por tener, nos merecíamos una vida libre, pero nuestro destino no era ese. -el puño de la mano derecha en la mesa crugió con impotencia, Haruka traga saliva, preparando-se para la bomba- Esa noche de noviembre apareció con una navaja y pistola en mano, dijo que: "debe morir porque las desgracias eran por mi culpa, que Marliam debía ser feliz sin un monstruo adefesio que solo traía a su hogar maldiciones." Mamá se negó, y en cuanto el señor se abalanzó para matarme, se cruzó por el camino, escuché como ella me gritaba para escapar, no quería, yo no quería abandonar mi hogar, mi vida era esa mujer que me protegía y daba amor incondicional. Pero, vi su mirada de amor, desesperación y súplica que realmente intenté escapar por ella de lo que el Señor no pudo en un primer momento. -la mirada con ojos dorados e irritados, quedaron en Haruka que lo miraba sorprendido-Me alcanzó, apuñaló varias veces, diciendo que era mi culpa de que el hubiera matado a la mujer que el amaba. Después terminó con su vida con la última bala, el lugar era un desastre... Un baño de sangre. Pero entre la muerte y la vida, siempre existe una oportunidad.

-¿Como...? ¿Una oportunidad? -Haruka al escuchar esa frase se sintió muy descolocado, de tan solo imaginar a la persona que tenía en frente muerto, su garganta quería gritar de dolor.

-Un vampiro nómada escuchó el desmadre, y al parecer seguía medio vivo. Me mordió, otorgando la inmortalidad de ser un bebedor de sangre. El 22 de noviembre de 1908, en las últimas horas de ese día. Mi hogar se extinguió y me convertí en un monstruo ficticio. La familia O'Riaver falleció ese día, para solo existir Brunaki Mana, también conocido como Buruki Maná, solo había añadido el "ki" a mi segundo nombre que es Bruna. -culminó la historia el ojidorado.

-Buruna...

-Es por eso que terminó en Buruki. Porque no pueden unir bien algunas cosas sin estar acostumbrados.

-Buruna...

-¿Si? Es ese mi nombre.

-Buruna me gusta. Gracias por confiar tu historia en mi.

Haruka agradecido lleva instintivamente su mano hacia la mejilla del ojidorado, acariciando suavemente la piel ahora fría, característica original que solo aparecía en las noches.

-¿H-haru?

Confundido por la muestra de afecto repentino, el tartamudeo no tardó en aparecer, aún más cuando de un momento para otro sintió los brazos y espalda ancha del nadador prodigio rodeandolo con sumo cuidado.

-¿Es por ella que sigues siendo dos en uno? -preguntó Haruka, suavemente para no incomodarlo.

-Si, en honor al sacrificio de mamá... Seguiré siendo como ella me crió, me cuidó hasta la muerte.

-Entonces yo seré tu hogar todo el tiempo que necesites, porque tu eres muy importante para mí. Intentaré ser lo que tú madre fue, porque siento que mi corazón no dejara de doler... Si no doy todo de mi. -dijo Haruka.

La mano de Maná se había quedado tensa cerca de la cintura izquierda del ojiceleste, pero en cuando pudo escuchar sus palabras, corazón y sentir la calidez del abrazo. Tal solo se dejó llevar, abrazar y mimar como había tiempo que no lo hacía. Ocultando su rostro entre sollozos que empezaron a salir de su boca. Esto era... ¿realmente cierto?

Haruka sabía que era lo que ella necesitaba, porque al fin había logrado entender porque en la vida pasada era una chica y ahora era un chico. Le dolía ser una chica públicamente por sentirse culpable de las desgracias, mentalmente e interiormente ella era una chica, pero exteriormente se mostraba como un chico incapaz de derrumbarse.

El empezaba a quererlo mucho más que un simple gustar, la sensación crecía conforme más podía conocer, sentir y disfrutar de sus gestos detallistas. Estaba empezando a aceptar el estar enamorado de Buruna, y todo lo que era un misterio, empezaba a sentir curiosidad por querer ayudar.

Podía entrometerse porque, empezaba a comprender el término «pareja eterna, alma gemela»

«¿Era así querer amar a una persona?» se preguntó mientras sintió como su contrário lo abrazaba en confianza mientras se ocultaba del mundo en sus brazos, aceptandolo por fin.

Ambos se estaban aceptando.

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