PARTE 16: Mar Abierto.
Papá:
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Me enteré de la propuesta que hiciste para tu club, y me satisface que sepas que para todo te apoyamos. Aunque me entristeció saber que recién nos veremos en Navidad. Cuídate y muchos éxitos en el campamento. Alice recomienda que lleves condones en el viaje, y no, no quiero saber de tus actividades sexuales.
22:00pm
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Me:
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Gracias, ya veras que pronto podremos vernos, papá. Por cierto, Peter y Charlotte te mandan saludos.
23:00pm
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Ese había sido el último mensaje de la noche que había podido contestar. El día había sido tan agotador que una vez que se baño profundamente, quitando todo rastro en su piel de aquel incomodó momento de Gou contra él, suspiró alividiado. Se bebió la bolsa diaria para finalizar su buena alimentación del día. Y al final tan solo se dejó mostrar ante su verdadera naturaleza, su piel se volvió pálida como el mármol, las ojeras ligeramente marcadas.
Se metió entre las sábanas, y cerró sus ojos para al menos poder ordenar sus pensamientos durante el tiempo que llegara el amanecer.
Pero un pitido se escuchó a eso de las 6 de la mañana, con cierta incomodidad iba a verlo, pero un jadeo se le escapa al sentirse muy sensible en la zona de abajo, baja la mirada bastante frustrada al notar como su "cabeza" menor salía al acecho, ignoró el mensaje que le llegó, para empezar a ver Hornyhub, mientras se satisfacía a sí mismo. Comenzando el día con un creciente deseo, esperaba que esta erección desapareciera en cuanto debiera ir con los del club.
[...]
Matsuoka Gou:
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Conseguimos transporte para ir al campamento, un viejo conocido de los chicos nos llevará y traerá en un barco pesquero. Te estaré avisando con el transcurrir del día, mas informaciones, Buru-senpai.
6:00am
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En cuanto el ojidorado pudo aliviar tensión, solo por las dudas haría caso a la recomendación de la esposa de su padre, sin embargo, esperaba que se diera. Lo necesitaba, se estaba agobiando tener que lidiar con estas interrupciones mañaneras.
—Espero realmente que me ayudes, Haruka Nanase, o sino... Te juro que me vengare por lo alto. —gruñe mientras se levanta de la cama, y se dirige hacia la ducha, hoy sería un largo día.
En un cerrar de ojos, y para su gran alivio la ducha fría había logrado calmarlo. Al salir del baño, se viste para la ocasión, agarra sus bolsos deportivos, con todo lo necesario, ocultando bien la reserva de condones. Y su billetera.
[...]
—¡Buenos días!
Ya en la zona pesquera se encontraba el ex-entrenador de Iwatobi, junto a Gou, Rei y Nasisa, listos observando como Haruka y Makoto llegaban hasta ellos, totalmente preparados.
—Buenos días... —dijeron Makoto y Haru cada uno a su respectivo tiempo.
—¿Ya están todos? —pregunta Goro Sasabe. El mayor de cabello dorado, con un ligero detalle de estrella color café en el lado izquierdo de su cabeza.
—Aún no han llegado ni la profesora Amakata ni Maná-senpai. —dijo Rei.
Sin embargo, un auto a una velocidad no tan prudente pasa a un lado de todos, para luego estacionar y de este salen justo ambos nombrados, logrando dejar intrigados a ambos.
—Disculpen la demora, me perdí un poco por la zona. —dice el ojidorado, mientras que observa a todos, e inhala el aire temblando muy imperceptiblemente al sentir el aroma de su compañero tan a flor de piel, por lo que con experiencia en abstinencia, lo intenta ignorar lo más posible—Buenos días.
—¡Disculpen la demora!
Amakata Miho, estaba vestida tan hermosa y espectacular, lista con una maleta de cuerina mostaza, con otros más detalles con un nuevo sombrero blanco, que la refugiaba del sol del día.
—Usted es Sasabe-san , ¿cierto? —pregunta la maestra. —Gracias por su ayuda en esta ocasión... —se inclina un poco pasándole un regalo de agradecimiento, un pañuelo de cocina azul lo envuelve con un buen moño— Este, le ofrezco esto. Aunque es una tontería.
—Ah, muchas gracias. —dice nervioso el hombre mayor de cabello dorado, aunque se queda pensativo.
—¿Le ocurre algo? —pregunta extrañada Amakata Miho, la profesora.
—No, pues... - se inclina otro poco más, mirándola con más atención, Sasabe. —¿No nos conocemos de algún lugar?
Enseguida la cara de la sensei se paraliza, y vuelve azul ante el reconocimiento.
—Etto... Disculpe, es mejor que no nos demoremos más, por favor.
Maná intenta aligerar el ambiente, al parecer logra entender entre líneas que el hombre delante, era fan de la ex-modelo.
La mirada del hombre de ojos marrones claros, casi bordó, dirigiéndose ahora hacia el joven de cuerpo medio afeminado. Pero de expresión totalmente madura.
—¿Usted es...?
—Buruki Maná, parte del club. —dice con desdén.
Ambos se quedan mirando, tanto que Gou estira de la mano del ojidorado para que sube al barco, mientras que el mayor los sigue mirando.
—¿Nuevo amigo? —pregunta Sasabe mirando a Haru y Makoto.
—Si. —responde Haruka primero para luego seguirlos con su cara tranquila de siempre.
—¿Le pasa algo a Haru, Makoto? —pregunta de nuevo extrañado.
—Es complicado, Goro-San. —añade Makoto mientras nota como la maestra también sube.
Por algún motivo, Sasabe siente un escalofrio al notar el aire de seguridad y porte despreocupado del ojidorado. Había interrumpido la conversación con la profesora, porque sabía que de algún lado la conocía, sólo que no recordaba dónde exactamente.
[...]
Al llegar al otro lado, Rei no se sentía muy bien, por lo que fue primero en búsqueda de algún baño para liberar el estrés de estar en un barco sobre el mar. Mientras que los demás estaban aún en la orilla del puerto, Maná se encontraba bebiendo un poco de su dotación de sangre, en un contenedor, simulando que fuese jugo de uva.
—Para allá hay un establecimiento de deportes. —empieza a decir Amakata, al estar leyendo una revista de turista—también hay una piscina de 50 metros. Estaría bien que la usáramos. —dice entusiasmada.
—No contamos con ese dinero. —dice Makoto con la expresión alicaída.
—Iré a buscar el lugar del campamento. —anuncia la profesora.
Todos asienten. Mientras que Gou mira lo que tendrán de reserva para la comida. O al menos lo que Sasabe-san trajo para ellos en una refri portátil naranjo con blanco.
—¿Pizza? —pregunta dudosa—¿y esta que tiene?
Haruka: Caballas.
Gou lo mira con el puño alerta, bastante sorprendida como para mirarlo consternada: ¿te gusta tanto la caballa?
—¡Senpais! —exclama la voz Rei a lo lejos. —¡Vengan un momento! —dirige el dedo hacia una dirección.
Por lo que el club, con curiosidad notan que al parecer otro grupo estaba también en el campamento Infernal en esa isla.
MAKOTO: ¿Porqué están aquí los del club de natación de la Samezuka?
NAGISA: ah, Rin-Chan también esta aqui. —todos miran de nuevo a la pelirroja.
MAKOTO: ¿será que Gou de nuevo les informó?
La mencionada alega que no, negando rápidamente. —Está vez no se nada de eso. —admite con voz medio chillona.
Mientras que el ojidorado sólo se dedica a observar a aquellos que se encuentran en la pileta de 50 metros. En especial al hijo de Toraichi.
—tch... —chasquea la lengua y se va alejando de la situación, le aburría notar como se sorprendían por ridiculeces.
NAGISA: ¿de veras? —pregunta.
GOU: Es que ya entendí que no tiene caso decir nada. Además... —miró a Haru, quien parecía perdido mirando hacia la piscina. —No, nada.
[...]
Mas tarde, los chicos habían dicho que instalarían sus tiendas de acampar, sin embargo, el ojidorado les negó automáticamente.
Por lo que todos se dirigían a un lugar totalmente extrañados por la situación, al parecer el ojidorado tenía una casa de playa muy cerca a donde empezarían sus prácticas en vez del lujo de tener la piscina. Haruka rápidamente se había acercado silenciosamente hacia el ojidorado, al llegar a una pequeña casa, no muy lejos de la playa.
—Wow, que hermosa casa. —exclamó Nagisa al estar ya cerca de esta.
—Sin duda, los colores son dignos de todo una casa, ¿de verdad es aqui, donde nos alojaremos, Maná-senpai? —preguntó Rei bastante relajado.
—Si. Era la casa de mi bisabuela, la heredé hace poco, por lo que no sería nada malo ayudar al club con esto. —dice tranquilamente el joven ojidorado al buscar las llaves en uno de sus bolsillos.
Haruka estaba bastante curioso al saber más de manera indirecta del ojidorado, pero se quedó sin palabras al entrar.
Por dentro se notaba la calidez familiar de lo que fue la bisabuela del ojidorado, con los colores vivos y tanta naturaleza por doquier. Poco a poco, todos fueron entrando, Amakata estaba totalmente aliviada de haber ahorrado el dinero en hospedaje.
—Siéntanse cómo en su casa, chicos y chicas. —dice una vez que Maná logra llegar al centro de la casa. Habían entrado por la zona izquierda de la casa, por la puerta de vidrio.
—Es tan hermosa como lo es por fuera. Buru-san, realmente muchas gracias por esta ayuda —dice la profesora.
—Si... Por cierto, las chicas tendrán una habitación cada una, y creo que para los chicos deberán dormir por ahora en la sala, unos días antes me avisaron que las habitaciones son pocas, y solo hay una lo suficiente grande para al menos tres de ustedes. —admite algo incômodo.
Los chicos no ven problema en eso, hasta que caen en cuenta que son cuatro chicos, aunque dan por sentado que Maná ya tiene el suyo individualmente como anfitrión.
MAKOTO: No te preocupes por ello. Ya estás haciendo mucho por nosotros.
Haruka se sentía extrañamente cómodo cerca del ojidorado, como si algo estirase de el para estar cerca suyo.
—Nanase-kun puede dormir conmigo, creo que tengo un lugar para usted. —dice tranquilamente, aunque en su inner estuviera sonriendo divertido y ansioso; para luego dirigir la mirada al peli verde—Así que no se preocupe, Tachibana-San.
Makoto suspira aunque se preocupa aunque no lo pueda evitar por Haru, quien parece no demostrar ninguna incomodidad por ese detalle.
—Si, gracias.
Enseguida cada uno fue a investigar sus habitaciones correspondientes, suspirando de alivio por tener un lugar cálido donde hospedarse. Mientras que Haruka se sentía algo inquieto al subir por las escaleras, notando un poco de desastre alrededor, aunque si vio la segunda cama de la que hablaba Maná.
Haruka la ver lo que la habitación era, no pudo evitar decir.
—¿Dónde dormiré?
Maná se había dejado estar, mientras guardaba sus cosas en un armario bastante grande a un lado del baño. Mientras se quitaba los zapatos, cosa que habían hecho todos algo incómodos al no ver que hubiera un recibidor para ponerlos.
—En esa cama. O en la colchoneta. Como usted prefiera.
Haruka al sentir esa formalidad, frunce el ceño molesto, ya no le gustaba más está sensación.
—Entiendo. —dice mientras baja sus cosas en la colchoneta. Pero se voltea a mirar al ojidorado— Tuteame.
Al decir aquello, el corazón de Haru se escuchaba por toda la habitación, realmente nervioso al decirlo de la manera que el conocía, directo y sin rodeos. El ojidorado entrecerró los ojos mirándolo bastante extrañado, pasó por su lado y se le escapa una sonrisa.
—¿Por qué debería hacerlo?
Haruka intenta detenerlo por la muñeca logrando que toda la atención recaiga en ello, por algún motivo pudo notar que su tacto lo hizo relajarse y no incomodarte como lo hizo con Gou. Aquello había aumentado la seguridad en él.
—Ya no me gusta que nos tratemos así. Me equivoqué.
Haruka lo admite con la mirada temerosa e inseguro al admitirlo, buscando la mirada y respuesta en su contrario mayor.
—¿Uh? Sé mas claro. Ya no quieres que te trate formal por algo en específico o porque realmente, Na-na-se-kun? —deletrear gustosamente cada palabra de la manera más desafiante y serio.
Haciendo tragar saliva al ojiceleste. Tanto que se remoja los labios.
—No lo digas.
—¿Ah...?
—Dime por mi nombre, Maná...yo... —titubea nervioso.
Por lo que fue allí, cuando el ojidorado se dejó caer a la cama, totalmente loco por cómo le ponía su compañero. Era demasiado bueno para él. Un monstruo que estaba a sus pies.
—La ley del hielo es una arma muy poderosa, y es la mejor para poder mitigar un rechazo. —admite, soltandose del agarre de Haru.
—Maná, basta.
Las palabras del ojiceleste hacen que el ojidorado suspiré, bastante incômodo al escucharlo tan imprudente y molesto.
—¿Qué es lo que quieres de mi? Me rompes el corazón, me rechazas y ahora quieres que te vuelva a dar todo como un niño mimado? —dice el mencionado bastante irascible.
—¡Tenía miedo! Lo sigo teniendo... Yo, yo he sentido dolor en mi pecho cada vez desde que te he hecho daño. Y me ahoga un vacío cuando me tratas indiferente... No... No soy un niño mimado, pero... Pero quiero conocerte.
Haruka lo había dicho, había dicho lo que más deseaba en el momento, con un corazón palpitando inquieto, con la garganta con un nudo, tenso y sudoroso. Viéndolo con súplica.
—Oh Shit. —gruño por lo bajo el ojidorado, logrando confusión en el ojiceleste. —Esta bien... Te escucharé.
—¿Qué?
—Lo que escuchaste bien. Te escucharé y luego te perdonaré. Pero necesito saber porque mierda me rechazaste a pulso y piel. —se dirigió tuteandole.
Haruka frunció el ceño, aun inconforme, no estaba escuchando su nombre en los labios del ojidorado. Pero ya no sentía tanto dolor en su pecho.
—Hmm...
—¿Qué? —pregunta ahora confundido Maná al verlo solo murmurar.
—Nada.
—OH, vamos, joder. Deja de ser tan necio y sincerate ante mi.
Exclamó gruñendo esta vez sumamente fastidiado el ojidorado, agarrandolo de la muñeca y estirandolo hacía el. Logrando que Haruka perdiera el equilibrio y cayera sobre el.
—M-mana...
—Dilo...
Haruka temeroso con la respiración bastante lenta y tenso, lo mira y se enfoca en aquellos ojos cual sol.
—Tuve miedo que me fueras a quitar mi libertad. No he tenido ninguna relación, ni siquiera sabía que pudiera sentir algo más que solo amistad, pero... No me gustó nada que hablaras con Rin ni Rei.
Al escuchar las palabras de Haruka, irónicamente el ojidorado le sonríe, confundiendo de sobremanera.
—Eres un idiota celoso. Aunque seas mi compañero de vida, no te quitaría tu 'libertad' como dices. Iría a donde tu fueras, te apoyaría en lo que necesites, y tengo amor de sobra para ti. Soy tu punto amor de la vida. Un sexy ser, que está a tus pies. Aunque si... Tengo mis necesidades —dice Maná.
Al escuchar como lo regaña, el ojiceleste retira su mirada del mayor hacia cualquier parte de la habitación. Pero al escuchar cada palabra por alguna razón su cuerpo parecía entre calmado y acalorado.
—¿N-necesidades?
Haruka al preguntar aquello se atraganta con la saliva al sentir una dureza bajo suyo, chocar justamente con la suya. Viendo como los ojos dorados del que estaba antes enfrentando seguramente se volvían negros, cual carbón. Mientras se mordía el labio inferior.
—Soy muy activo sexual. Y usted, me pone demasiado...
Los ojos de Haruka se abren por la sorpresa e intenta bajarse de inmediato por la vergüenza de tal vez haber logrado aquello, pero su cuerpo parecía no responderle, sin embargo, cuando iba a decir algo, las manos delgadas y suaves del mayor se posan sobre sus mejillas.
—Ma-Maná...
—Haruka...
Y sin más, se quedan estáticos en una conexión inigualable al sentir sus labios encajar perfectamente entre sí, en un dulce, suave beso que se vuelve necesitado. Tanto a tal grado que cuando cierran los ojos perdidos en la agradable sensación de libertad y hogar mentosa, ambos se separan con la respiración agitada.
Haruka estaba con la mente en blanco, mirando un ligero rubor en el ojidorado, sintiendo aún el picor de la calidez en sus labios.
Mientras que el ojidorado, se estaba muriendo de un sofocante calor, era tan dulce, tan... Para ella. Que se sintió como una princesa salvada al sentir el beso de su Tritón. Tan perdido entre sus pensamientos estaba que cuando sintió una ligera calidez sobre su frente, y las narices de ambos rozar, se sintió viva por un momento.
—Era... Mi primer beso.
Y fue allí, cuando el ojidorado sintió el extasis en persona.
Maná murió de amor y felicidad, con sola esa mención.
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