Epílogo

Al final las cosas se dieron tal y como no se podría haber evitado. Matsouka Rin y el equipo de Iwatobi había quedado eliminado del torneo por haber nadado juntos el último relevo. Por lo que ahora solo se encontraban mirando la piscina desde lo alto de la montaña nostalgicos pero divertidos de haber logrado nadar los cuatro juntos como antes. Sin embargo, la noticia buena en este punto podría decirse que era la de Buruki Mana, que había pasado a las finales con nado libre y solitario, por lo que, tal vez no estarían ellos como equipo de cuatro compitiendo pero al menos uno de Iwatobi haría enorgullecerlos.

Las cosas con Rei y Maná, se habían solucionado mediante una pequeña bandera blanca. Resentido siempre fue Maná, por lo que para que el disgusto y molestia se le quitara, habían quedado el que por lo que restara del año debía regalarle un pan de melón cada vez que se encontrasen a modo de calmar su rencor. Aunque con el tiempo y alrededor de 80 panes de melón, su molestia fue olvidada y ambos estaban ka mar de bien.

Mientras que por el lado de Matsouka Rin, había recibido una carta. Una herencia de parte de su padre, dada por Buruki Maná en aquel día de competencia, no hicieron falta palabras ni discusiones. Solo con ver el apoyo de Haruka tenía para ese pez extranjero ya le había dejado en claro que lo que sentía por el delfin solo era afecto fraternal o un crush. No era amor, aunque estuviera celoso de Buruki Maná no solo por la cercanía de Haru, sino porque él tenía algo de relación más cercana con su padre.

La carta decía bien en claro, los motivos por el cual no había seguido su sueño en la natación. Y que para su padre, Toraichi lo más importante para él, era el amor, la amistad y la familia. Que no había arrepentimiento por su parte, que no cambiaría por nada del mundo su vida actual(como pesquero) ni a su familia ni a sus hijos. El amor era tan grande como su pasión por la natación y nadar en las aguas con un barco pesquero era mas llevadero que las competiciones. Que ganar no debía siempre ser con llevar a casa un trofeo, sino que volver a expresar lo aprendido y disfrutado con la familia. Compartir tiempo con los que importan, porque las victorias en conjunto son las mejores que las individuales.

Rin entendió que realmente no estaba siguiendo el sueño de su padre. Sino su propio sueño egoísta, quería llegar a conocer lo que su padre sintió tras los pasos y esperaba poder vivirlo al pleno, para demostrarselo al cielo donde descansa, que el también había llegado a esa conclusión. Pero para eso, aún le faltaba un largo camino por recorrer.

[...]

Buruki Mana se encontraba mirando toda la piscina desde el podio. Ajustandose los lentes y el gorro. Sintiendo miradas específicas en él, su corazón parecía muy vivo. Nuevamente se encontraba compitiendo en un torneo por una victoria, pero esta vez no solo era una victoria solitaria por la que competía sino que, tenía en sus hombros la ilusión y esperanzas del Club Iwatobi por llevar el orgullo a la Institución, gracias a su esfuerzo persistente y optimista.

Podía escuchar los corazones nerviosos de muchos de los competidores a su lado, cuatro mejores de entre el torneo. Solo uno se llevaría el primer puesto, dos los siguientes, y uno sería eliminado. Debía ser fuerte.

Sonríe encantado con la sensación pero mas que nada, por lo que escucha en cuanto el pito de señal da para que naden ya. Nada, nada tan fuerte y agil, veloz y uno con el agua. Con su frente ancha liderando su acrobacia.

—¡Vamos, vamos, vamos, vamos Buru! —grita Sasabe Goro, alentando.

—¡Vamos, vamos, vamos, vamos Buru-kun!—exclaman emocionados Gou y Makoto.

—¡Es por esa razón que es nombrado como el PEZ dorado del mar! WOAAA Él es increíbleeeee! —exclama Nagisa con brillitos en los ojos.

Las brazas con las que se desenvolvia en el agua eran tan magestuosas pero a la vez ágiles y veloces, tanto que parecía tener una fuerza sobrenatural, como si el instinto le saliera a flote pero sin perder la calma de aquel rostro tan pacífico del ojidorado.

Tanto que su tiempo y esfuerzo valieron la pena para el primer puesto.

—Buru es libre. Yo quiero ser también libre como él —dice Haruka, observando el nado tan hermoso y profundo, junto a aquella profunda mirada ojidorado.

Sin duda sus mejillas arden al sentir que sus miradas conectan en microsegundos. Volteando la mirada a su pequeño Iwatobi-kun de madera.

—Lo ha hecho perfecto, aunque por un momento pensé que se llevaría el segundo puesto... —ríe nervioso Makoto

—Si...

Y allí estaba el Haru de siempre. Desde que habían conocido a Buruki.

Habían podido llevar un trofeo a casa.
Pero todos se habían prometido que para la próxima también se tomarán en serio llevarlo ellos la victoria para todos, hasta para su sempai.

Sabían que la aventura recién empezaba para todos, pero para Haru y Mana ya están por la mitad de una larga vida juntos.

Porque ahora Haru no sólo estaba perdido en el agua, o la caballa, sino que también estaba perdido en aquel pez dorado del Mar, y su misteriosa forma de ser. Y quería seguir conociendo mas de su novia.

La historia continuaría pero está vez con un mejor final feliz, para nuestro pez dorado del mar. Tan solo esperaba que el futuro juntos sea tan divertido como lo era en estás instancias.

FIN

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