7
Había pasado casi un mes desde que Hoseok fue dado de alta del hospital, el dolor había abandonado su cuerpo. El sentimiento de vacío por parte del joven era más psicológico que físico.
Lo único que le hacía olvidar que su vida estaba arruinada era la pequeña niña en sus brazos. Yerim todavía necesitaba de toda su concentración y amor. No tenía tiempo para estar deprimido, ni por el presente, ni por el futuro, y mucho menos por cosas que no podía controlar.
Cuando la niña se quedó dormida, la acostó en su cuna y empezó a tararear una canción que había escuchado de Taehyung anteriormente.
Una noche silenciosa viene buscándome.
Y cuando miro a través de la ventana con una mirada vacía.
Veo que las nubes continúan pasando en este momento
Y vuelvo a cubrirme con mis sábanas
La noche se torna cálida y confortable para mí.
Lentamente, lentamente, la noche desaparece.
¿Puedo ir a la cama y dormir está noche?
¿Puedo recostar mi cuerpo en ti ahora?
Regresaré para escuchar otra historia de mi mismo.
¿Puedo recostar mi cuerpo en ti está noche?
Día y noche pienso en ti en mi sueño.
Sin previo aviso, las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, todavía le dolía el pecho de la misma forma que el día en el que su madre le había dicho que le habían extirpado el útero.
Lo peor vino después, cuando vio a Taehyung y supo que lo amaba. Por las condiciones en las que se casaron no pensó que lo iba a llegar a amar. Lo respetaría, trataría de ser amable, porque eso se supone que hacen las esposas y esposos, pero amar a alguien a quien no conocías, lo veía imposible; aún así, terminó enamorado de su esposo.
Terminó amando al hombre, al hombre que tarde o temprano perdería. Taehyung le sonrió y fue amable con él como siempre. Esta vez, cuando salió del hospital, lo esperó afuera y lo llevó a casa en su propio vehículo.
En casa, Taehyung le abrazó mientras Hoseok lloraba y le pedía perdón. Él fue tan amable al decirle que no había sido su culpa, pero Hoseok sabía que si hubiera atendido los pequeños dolores a los que llamó cólicos, tal vez podría tener un futuro con su marido.
—Es noche, ven a la cama Hoseok —Taehyung apareció en el marco de la puerta, se volvió una rutina encontrarse ahí por las noches.
Hoseok de nuevo lo rechazó, no podía compartir la cama con Taehyung; no podía seguir fingiendo que todo estaba bien, tarde o temprano terminarían separándose. Actuar como esposos enamorados sería como esperar la agonía.
Su, todavía esposo, estaba siendo amable al darle un tiempo de luto, antes de pedirle el divorcio pero ese día llegaría tarde o temprano y quería estar preparado para no dejarse derrumbar. Al menos esperaba poder llevar a Yerim con él.
Si Taehyung pedía la custodia, con sus influencias, sabía que la ganaría, y él moriría de tristeza. Taehyung podría tener otros hijos, él sólo tenía a Yerim.
—Por favor, ven a la cama —volvió a pedir Taehyung de forma amable.
—Quiero estar con mi hija todo el tiempo, ¿no puedes entender algo tan sencillo como eso? —el tono de su voz sonó más molesto de lo que se esperaba.
—Hoseok ven a la cama ahora —esta vez parecía una orden.
—Pasaré aquí la noche, si despierta quiero estar a su lado.
—Si despierta Whein puede hacerse cargo, para eso le pagamos.
—Pero yo quiero…
—Maldita sea Hoseok, vuelve a la maldita cama —el esposo parecía que luchaba por no alzar la voz.
—No quiero.
Taehyung apretó los puños y caminó hasta Hoseok tomándolo fuerte por los hombros.
—¿Por qué te estás rindiendo tan pronto? —su mirada era molesta, el agarre de sus manos: doloroso, Taehyung jamás lo había tratado de esa forma pero ahora estaba lastimándolo—. Mírame a los ojos —ordenó: su voz helada le erizo la piel a Hoseok, soltó su brazo izquierdo sólo para jalarlo del cabello y obligarlo a verlo a los ojos—. Te amo y sé que me amas. Eso es todo lo que necesitamos.
—Pero...
—A la mierda los "peros", no te dejaré, nunca te dejaré. Eres mío desde que firmamos el acuerdo matrimonial y sólo la muerte va a separarnos.
—Me lastimas Taehyung.
Finalmente lo soltó, pero lo jaló del brazo haciéndolo caminar lejos de la recamara, eran menos de cinco metros los que dividían la habitación de la pequeña Yerim con la matrimonial.
Kim abrió la puerta sin soltar a Hoseok, que seguía renuente a acompañarlo. Este hombre que lo trataba de forma despreciable, no era su esposo.
Entraron a la habitación y Taehyung lo empujó contra la cama haciendo que golpeara su cabeza contra el respaldo de la cama. Hoseok se quejó y las lágrimas que estaba luchando por retener salieron. Seguramente se veía horrible mientras lloraba.
Taehyung se quitó la parte superior de su ropa y desabrochó sus pantalones, subió a la cama, poniéndose encima de Hoseok.
—Por favor —Hoseok susurró cuando Taehyung logró inmovilizarlo, no es que Hoseok fuera débil pero no tenía el valor suficiente para luchar contra su esposo—. Esto no debería ser así, ¿no estás incumpliendo uno de sus códigos de honor? Es curioso, que se consideran así mismos "hombres de honor", cuando no son más que monstruos. También lo eres, sólo que lo vi muy tarde.
—No somos gángsters, pero puedo volverme uno si sigues rompiéndome las pelotas —dijo, su tono de voz irritado pero el agarre en las manos de Hoseok se aflojó y finalmente lo soltó.
—Gracias
Kim se bajó de su esposo y se acostó a su lado mirando al techo, desdobló una de las cobijas para taparse.
—Te prohíbo que salgas de tu habitación, de Yerim, Whein se hará cargo así que no tienes ningún pretexto para dormir en otro lado.
—Sabes que todo terminará tarde o temprano, ¿Por qué insistes en actuar como si todo estuviera bien?
—No lo permitiré.
—¿No es como que vayas a renunciar a ser capo?
—Woojin puede tomar ese lugar sin problema.
Hoseok sonrió tontamente, sólo eran palabras bonitas, pero vacías. Deseo no conocer a su esposo al nivel en el que se daría cuenta cuando estaba mintiendo.
Se acostó dándole la espalda a Taehyung. Y luchó por no admitir que le gustaba la sensación de la cama con el peso de Taehyung al lado, escuchar su respiración o sentir cómo se movía mientras dormía.
Cuando despertó, Taehyung ya se había ido así que se levantó y fue directo a la habitación de Yerim, seguía durmiendo como un angelito así que no quiso molestarla y sólo la miró hasta que despertó.
Hyiyeon lo invitó a comer por la tarde en una pizzería. Ella era lo suficientemente respetuosa como para no mencionar el tema de su útero, tan diferente a su madre, así que Hoseok disfrutaba su compañía. Ella parecía feliz cargando a Yerim, se había casado hace algunos meses pero todavía no estaba embarazada.
—Yerim es tan linda y tan tranquila, casi no da lata. Conozco otros niños que son dignos de ser llamados métodos anticonceptivos.
Hoseok sonrió de forma verdadera, sintiéndose más tranquilo.
—Yo también y he visto imágenes en internet que son espantosas.
—Y sí, me asustan los niños pero si son igual de tranquilos que Yerim, creo que estará bien.
—No te creas, mi Yerim también ocupa mucho de mi tiempo. No me deja ver series, leer, ni estar en redes sociales o jugar videojuegos; sólo sabe llorar, comer y hacer del baño.
—¿Y cómo van las cosas con Taehyung? —preguntó Hyiyeon, quien era la única que sabía que no estaban funcionando bien.
—¿Cómo quieres que vayan? —resopló con amargura—, sólo está siendo amable conmigo por lástima, terminará dejándome tarde o temprano.
—Hay Hoseok, no sé si debería decirte esto, sobre todo ahora que todavía es muy pronto para tí, pero deberías estar preparado —Hyiyeon tomó una de las manos de Hoseok—, Don visitó ayer a mi esposo, los escuché sin querer. Créeme que no estaba intentado ser chismosa ni meter mis narices donde no me llaman, pero ya sabes que mi esposo es su abogado de cabecera, el Don está esperando a que Yerim deje el pecho y crezca un poco más antes de solicitar el divorcio y la guarda y custodia para Taehyung.
Hoseok la escuchó atentamente, ya lo sabía. Era lo lógico, no había nada que pudiera hacer, miró a su hija en los brazos de Hyiyeon. No podía perder tiempo, debía disfrutar todo el tiempo posible para estar con su hija antes de que intentarán quitársela.
—¿Eso es posible? —preguntó, la mayoría de los jueces favorecen a las madres, él la había parido así que debería ser considerado también.
—Todo es posible en el mundo en el que vivimos.
—¿Y qué pasará conmigo?
—Creo que quieren enviarte de regreso a Gwangju, para que tus padres se hagan cargo de ti.
—Hablan como si fuera una carga —Hoseok burló. Volvió a mirar a Yerim, no soportaría perderla, ya bastante tendría con perder al hombre que amaba, a su hija no.
Se limpió la boca y tomó la pañalera para ponerse de pie.
—Creo que ya se hizo del baño, la llevaré a cambiar.
—¿Enserio?, Yo no huelo nada.
—Tengo buen olfato —Hyiyeon le pasó a la niña y Hoseok se aferró a ella con fuerza. Ajustó la pañalera en su hombro y empezó a caminar hacia la salida.
—Hoseok los baños están acá —Hyiyeon señaló los baños dentro de la pizzería.
—Esos siempre están sucios, soy algo sobreprotector y no quiero que se le vaya a pegar nada. Iré a los de abajo.
Hyiyeon pareció convencida y siguió comiendo mientras Hoseok se perdía entre la multitud.
—¿A dónde fue el señor Hoseok? —Daniel, que estaba vigilando desde otra mesa se acercó a Hyiyeon y le preguntó.
—Fue al baño, ahorita regresa.
—Entiendo —dijo y salió rápidamente, dejando a la mujer confundida.
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