02.

-Entonces me estás queriendo decir que estás feliz de que no te tocara conmigo, ¿verdad? -puntualizó Hyunjin, se le notaba una leve molestia y el hecho de que se cruzara de brazos y volteara a darle la espalda no ayudaba en el intento de reconciliación que Chan haría después de explicarle lo ciertamente emocionado que estaba de poder compartir tiempo con Felix.

-Oh vamos... Hyung -murmuró haciendo un puchero y rodeando al mayor con un abrazo-. Tenemos millones de trabajos y proyectos juntos, no te pongas así, ¿Por favor?

-Odio que seas así -gruñó soltándose del abrazo de su amigo para girarse y apretarle ambas mejillas, rendido ante su ternura-. Bien, vete con tu nuevo amiguito -lo correteó apenas vio a Felix pasar con dirección a la cafetería, o tal vez al gimnasio, ambos quedaban al mismo lado.

Chan no tardó en ir detrás del pelinegro, alarmándose un poco al verlo entrar al gimnasio. Entró al lugar con sigilo y casi se le escapa el corazón junto a un enorme grito del susto que le dio sentir una mano sobre su boca. El grito quedó atascado en su garganta y su corazón comenzó a palpitar realmente rápido, una lágrima se derramó silenciosa por su mejilla y, cuando su raptor lo rodeó hasta estar frente a él, lo empujó suavemente contra la pared aún manteniendo una mano sobre su boca y le hizo señas para que se calmara. Chan se calmó al instante, pero no por las señas, sino por el hecho de que se trataba de Felix.

No sabía a qué estaban jugando, y la verdad no le hacía gracia, pero pretendía saber que Lee Felix no le haría daño, ¿verdad?

-Lamento esto, es solo que me seguiste -se explicó con nerviosismo, Chan aún no pillaba la idea del simulacro de secuestro, pero no dijo nada al respecto.

Claro, ¿cómo podría yo decirle algo? Si tengo su mano cubriendo mi boca, pensó desviando por un segundo, su mirada a la firme mano que lo silenciaba.

-No me gusta que me sigan, me hace sentir incómodo -siguió-. Además, pensé que eras otra persona. Realmente lo siento -murmuró apenado, a Chan se le oprimió el corazón al verlo. Recordó la primera vez que lo vio y podía decir que entre aquellos ojos vacíos de hace dos meses atrás y el Felix que se encontraba ahora frente a él, no había diferencia alguna. Él seguía perdido, seguía roto.

Es tan hermoso, pensó tragando saliva sin dejar de observarlo.

-Ah, voy a soltarte ahora -Chan asintió-, solo... no grites -agregó antes de quitar suavemente su mano, casi acariciando los labios de Chan.

Soltó un enorme suspiro al estar nuevamente libre y le sonrió a Felix.

Había pasado una semana desde aquel hecho y Chan se encontraba sentado en el sofá de la sala de estar, paseando sus manos sudorosas por sus muslos para secarlas un poco en la tela de sus pantalones. No sabía porqué de pronto estaba tan nervioso si solo había ido para hacer el trabajo.

-Perdón por la demora, no encontraba mis libros -explicó mientras caminaba hasta él y dejaba una variedad de libros sobre la pequeña mesa que adornaba el centro de la sala.

-¿Tus padres no están? -preguntó con cautela. Los papeles de adopción por los que conoció a Felix pasaron por su mente y ante el silencio del chico sus manos sudaron más.

-Mis padres fallecieron hace diez años -murmuró luego de unos minutos de silencio, Chan realmente quería cortarse las cuerdas vocales, solo decía idioteces y se le ocurrían preguntas imprudentes.

-Lo lamento mucho, no tenía idea -parecía una súplica.

Felix detuvo lo que estaba haciendo y lo observó. Chan le parecía un poco curioso, era un chico alto y apuesto, casi de estándar popular, no entendía porqué le prestaba tanta atención a él si era una cosa tan insignificante, y además, no puede olvidar que no parece tener el común interés meramente sexual que los demás estudiantes de su colegio tenían en él. Chan era extraño frente a los ojos de Felix, pero no le desagradaba.

-¿Sucede algo? ¿Te incomodé mucho? Ya dije que lo sentía, por favor no me mires así -jamás había hablado tan rápido en su vida, pero estar bajo la filosa mirada de Felix lo ponía demasiado nervioso y tenerlo a esa distancia le provocaba ganas de tocarlo. En el buen sentido, quería acariciar su piel y saber qué tan suave era en comparación a lo que se apreciaba, quería besarlo. No era nuevo para Chan el sentimiento de querer besar a un hombre, pero Felix le proporcionaba un sentimiento distinto, era algo similar a volver a los tiempos de su infancia, cuando un curita sanaba cualquier herida o un poco de cinta adhesiva unía cualquier pieza rota haciéndola parecer nueva. Chan quería besar a Felix hasta repararlo por completo.

Se sonrojó ante sus pensamientos y pasó a morderse la lengua del nerviosismo, soltando un chillido de dolor que hizo a Felix saltar de susto y mirarlo preocupado.

-¿Qué tienes? -preguntó frunciendo levemente el ceño.

-Me mordí -murmuró sintiendo sus mejillas calientes por la vergüenza. Felix soltó una carcajada y para Chan verlo reír fue como encontrar la llave que le daría todas sus respuestas-. Me gustas -dijo entonces sin pensar, la risa del pálido chico cesó.

Se observaron en silencio por un prolongado tiempo y Chan presionó sus manos sobre sus muslos para amortiguar las ganas que luchaban por acariciar aquel rostro levemente sonrojado, lleno de pecas, casi como una muñeca de porcelana. Tenía algunas grietas, pero eso sólo lo agraciaba más.

-¿Qué cosas dices? Vamos a comenzar el trabajo mejor -susurró desviando la vista hacia los libros y comenzando a hojear uno sin prestarle real atención. Chan sonrió, podía notar que ya no era el único nervioso en la sala de estar y agradecía infinitamente que fuese así, porque significaba que su declaración le había llegado, aunque no hubiese sido para nada planeado. Estaba bien así.

Se concentraron en el trabajo que debían hacer y terminaron, por lo menos, de recopilar información, entonces un bostezo escapó de los labios de Chan, justo un segundo antes de que la puerta de la casa ajena se abriese y por ella ingresase el profesor Kang, ¿Qué hacía él ahí?

-Oh, Chan -fueron sus palabras al verlo sentado junto a Felix-. ¿Están haciendo un trabajo?

-Sí, es de química -le respondió Felix tranquilamente, como si tener a su profesor en casa fuese algo completamente normal-. Ah, se me había olvidado decírtelo. No, la verdad es que no encontré necesario -comenzó a decir luego de ver las expresiones confusas en el rostro de Chan-. El profesor Kang es mi tío, él y su esposa me han cuidado desde lo de mis padres -explicó de forma aburrida, ahora Chan comprendía.

Obviamente para él era bastante común tener un profesor en casa.

-Sí, bueno... ¿comieron algo? -preguntó el profesor Kang desviando el tema y caminando hacia lo que parecía ser la cocina.

-¿Tienes hambre? -le preguntó entonces Felix a Chan.

-No, la verdad es que le prometí a mamá que llegaría a casa para cenar, así que ya debo irme -confesó apenado, Felix encogió los hombros.

-Está bien, te dejaré en la parada de buses entonces -murmuró poniéndose de pie y yendo a la cocina posiblemente para avisarle al profesor lo que haría, minutos después apareció frente a Chan nuevamente y le hizo señas para que se pusiese de pie y lo siguiese.

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