Capítulo 4.
Tres meses después...
En aquella espaciosa casa, un niño rubio daba vueltas, nervioso, debatiendo si debía contarle a su padre o no. La duda había rondado su cabeza durante horas: el pequeño alfita de cabello negro le había pedido una cita. Jiminnie, sin entender muy bien qué significaba una cita, había aceptado sin dudarlo cuando el otro niño le mencionó que habría "dulces y flores".
Su padre alfa lo llamó a cenar, y solo ellos dos estaban en casa, ya que NamJoon, su hermano mayor, había salido al supermercado con su otro papá.
Sentados en el comedor, padre e hijo charlaban sobre su día. El rubio, buscando cambiar un poco el tema, lanzó una pregunta que le daba vueltas en la cabeza:
—Papá, ¿qué pasaría si tuviera una relación con un Jeon? —El señor Park casi se atraganta con la comida al escuchar "relación", especialmente viniendo de su pequeño hijo, su "bebito".
—Es inaceptable, aún eres un bebé —respondió mientras le apretaba cariñosamente los cachetes al rubio, intentando suavizar su tono. Después, volvió a tomar sus cubiertos y a comer.
—¿Pero no te molestaría que hablara con un Jeon? —insistió Jimin, enfatizando la palabra "Jeon". El alfa dejó de nuevo su comida y miró a su hijo con una sonrisa.
—¿Por qué me molestaría? Es un Jeon —dijo con obviedad—. Debería sentirme orgulloso de que llames la atención de uno; no cualquiera logra eso. —El pequeño rubio no esperaba para nada esa respuesta—. Admito que, cuando era niño, me ponía celoso de los que pertenecían al linaje Jeon. Algunos incluso le tenían miedo, pero ya los tiempos cambiaron, no creo que sean un peligro —concluyó su padre, metiéndose el último bocado de la deliciosa pasta que su esposo había preparado.
Jimin empezó a pensar que no sería mala idea seguir conversando con aquel alfita de ojitos grandes, parecidos a los de un bambi. Pero justo cuando su padre le preguntó:
—¿Estás hablando con algún Jeon, cariño? —el rubio negó rápidamente con la cabeza; aún no era el momento de contarle.
—Claro... —respondió su padre, pensativo—. Solo no le digas nada a tu papi sobre esto. Por alguna razón, evita hablar de los Jeon.
Esta advertencia dejó al omegita inquieto. Aunque su papi omega era bueno, a veces le asustaba su carácter fuerte. Por eso, prefería pasar más tiempo con su padre alfa, donde se sentía más cómodo.
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Espero les este gustando ♡
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