Jeon Jungkook, el alfita que sentía maripositas en el estómago cada vez que veía a aquel omegita llamado Park Jimin, ese era el nombre del pequeño que ama tanto en secreto, este se encontraba en su misma clase, pero en asientos más adelante, el rubio era el más inteligente y delegado de la clase.

Jeon observaba como aquel omega se paraba en frente de la clase para exponer su trabajo, los mofletes de Jimin estaban poco a poco coloreándose de un tono rosadito, eso era adorable frente a los ojitos del alfita.

—Tierno—suspiro en voz alta el alfita embobado, sin darse cuenta, los compañeritos voltearon a ver a este y se comenzaron a burlar del pequeño.

Jeon se sentía tan avergonzado, pero al ver como Jimin se cubría desde el mentón hasta la nariz con su pequeño cuadernito y sus ojitos estaban en media luna supuso que estaba riéndose, no fue tan malo decirlo después de todo, hizo reír a su querido omega.

Era el recreo el alfita observó como el rubio se acercaba a uno de los grupos que estaban el comedor, Jimin abrazaba a cada uno de ellos, él era de demostrar su afecto a sus amigos.

Jungkook deseaba que el omegita alguna vez lo abrazara, que lo considerara su amigo, pero no, ni siquiera en todo el tiempo que estuvieron en la misma clase han intercambiado palabras.

El alfita con su bandeja de comida se acercó a una mesita que se encontraba vacía y cerca al basurero, era el único espacio vacío en toda la cafetería del jardín, Jeon era un cachorrito asocial pero no porque él quiera, si no porque nadie le hablaba, ni un compañerito quería entablar conversación con él, ellos evitaban estar cerca del pelinegro, solo por ser un Jeon.

¿Tan malo era ser un Jeon?

No lo era, pero los padres de los cachorros del jardín les habían dicho a sus pequeños que el linaje de los Jeon era uno de los más peligrosos y poderosos linajes y que no tenían permiso en acercarse a uno por seguridad, desde ahí todos evitaban al pequeño alfita.

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¡Holi corazones! Estoy volviendo a subir esta linda y corta historia ♡