Tu cable a tierra parte 2


Al Día siguiente se levantaron temprano, incluso antes que el sol saliera. Pasaron por un durmiente pueblo en silencio y sin dificultad llegaron hasta el bosque, que era lo más tedioso y en el lugar que más demorarían en pasar debido a su gran extensión. Cabe destacar que ninguno iba con su armadura, por orden de Shion, que les había dicho que no la necesitarían, además de seguir estrictamente el mapa que el mismo les había dibujado.

—podríamos llegar mucho más directo si nos vamos derecho...—murmuraba Shaka al observar que el camino que había trazado el patriarca era demasiado rebuscado, lleno de curvas y caminos no aptos para personas con lógica.

—No podemos desobedecer, debe ser por algo, no quiero más castigos —Le reprochó el lemuriano. El rubio suspiró y siguieron el camino de la izquierda tal como decía el mapa.

La caminata siempre fue en estricto silencio, ninguno tenía mucho que decir y se respetaron mutuamente la decisión, pero el Aries no estaba muy satisfecho con esto, ya que deseaba con todo su corazón poder conversar y así arreglar las cosas, aunque sea para conocer las razones del porqué de su comportamiento. Estaba en eso cuando se encontró de lleno con la espalda del virgo que al sentir el choque lo miró sobro su hombro.

— ¿por qué te detuviste así de repente? —Preguntó el Himalaya sobándose la frente.

—como era de esperarse, se acabó el camino.

Efectivamente frente de sus ojos el camino simplemente terminaba, y según el mapa tenían que escalar aquel acantilado para seguir su viaje. Mu tragó fuerte no por el hecho que significara algo difícil para él, sino lo imposible era hacerlo los dos al mismo tiempo sin morir en el intento. Si para ellos aún le dificultaba solo el caminar, el éxito al escalar eso sería nulo y un suicidio asegurado.

—No tenemos opción, intentémoslo —aceptó el desafío un positivo lemuriano.

Habían pasado exactamente dos horas desde que intentaban escalar aquel risco sin ningún resultado. Múltiples caídas, que terminaban en heridas superficiales pero no menos dolorosas, y todo por falta de coordinación motora entre ellos. Los dos se encontraban totalmente empolvados con la tierra del lugar y el sol parecía no darles tregua.

— ¡Por Athena! ¡Teletransportemonos ya! —Gritó el rubio al borde de la desesperación.

— ¡No! ¡No debemos romper las reglas! ¡Nada de trampas!— repitió el pelilila tratando a toda costa de hacer recapacitar al Hindú. — Tengo una idea, guiémonos por números, número uno alzamos el brazo derecho, numero dos alzamos la pierna derecha, número tres el brazo izquierdo y finalmente cuatro la pierna izquierda ¿de acuerdo?

¡1, 2,3,4..... 1, 2, 3,4! —Gritaba un entusiasmado Aries mientras veía con notable alegría que ambos recuperaban un poco la sincronización y comenzaban a subir sin problemas. No se dieron ni cuenta cuando llegaron arriba, aunque obviamente agotados.

— ¡Si! ¡Lo logramos! —Gritó contento el pelilia satisfecho por su gran logro, pero cuando notó que el indio lo miraba con molestia se colocó serio nuevamente. — Bien, podemos seguir.

**************

Al llegar la noche, el frío anormal en aquella época se hizo presente. Aquel clima no tenía lógica en medio del verano en Grecia, así que obligadamente tuvieron que buscar un lugar para refugiarse de aquellas gélidas corrientes o morirían congelados. Después de algunos minutos hallaron algo que parecía ser una cueva y se adentraron ahí.

—Tengo mucho frío —Dijo el Aries mientras de forma desesperada buscaba cualquier tipo de material que pudiera quemarse para crear una fogata. Apenas juntó un par de ramas, encendió aquel brasero con su cosmos. Aquel calor que comenzó a emanar de forma inmediata fue muy bien recibido por el virgo, que durante todo ese rato se había mantenido en silencio.

Ambos estaban exhaustos y rasmillados por todas las caídas que habían sufrido en el acantilado, todo aquello estaba resultando bastante duro. De pronto en medio del silencio de aquel despiadado lugar, se escuchó un fuerte estruendo, que resultó ser el estómago vacío de Shaka. Mu se dio cuenta que no habían comido nada desde el desayuno en el santuario, y se apresuró en buscar en su bolso de genero unos bocadillos que el mismo había preparado la noche anterior.

—Toma — El lemuriano le ofreció dos bocadillos que el virgo acepto casi con desesperación. —debiste decirme que tenías hambre.

Silencio.

Mu suspiró y fijó su mirada en aquella fogata, que parecía cautivar a cualquiera en una situación tan incómoda como esa. Sabía que Shaka ya estaba harto de la situación al igual que él, pero ya les quedaba muy poco para terminar aquel martirio.

—Shaka...—el aludido giró su rostro en señal que tenía su atención. — me gustaría preguntarte algo...

El lemuriano sabía que aquel era el momento perfecto para intentar aclarar las cosas de una manera civilizada. No perdía nada, tan solo que el rubio siguiera en total silencio, pero al menos lograría que lo escuchase.

— ¿Por qué comenzaste a actuar de forma tan desagradable conmigo? ¿Que hice realmente que te hizo odiarme? —De forma inconsciente el pelilila comenzó hacer dibujos en la tierra con su dedo, tratando de evitar a toda costa el contacto visual con el indio. — si me lo dices entonces lo dejaré de hacer...

Al rubio se le apretó el pecho al escuchar a su compañero de castigo hablar en ese tono, parecía que en cualquier momento se pondría a llorar. Apretó un poco sus dientes, odiaba tener que hablar de sus sentimientos o sus cosas personales, pero sabía que el Aries merecía una explicación.

—Mu, no te odio —Después de dudar algunos minutos se decidió a continuar— es sólo que no estoy acostumbrado a.... la demostración de afecto.

El Himalaya abrió sus ojos sorprendido ¡Virgo le estaba contestando! se quedó en silencio esperando a que la explicación siguiera, no quería arruinar el momento con sus preguntas, después tendría todo el tiempo del mundo.

—Tú tuviste la fortuna de crecer con el patriarca, y aunque él sea una autoridad dentro del santuario no me puedes negar que el amor fraterno que te entregó lo fue todo para ti...un simple abrazo, juegos o mimos que tu tuviste por su parte yo nunca lo tuve...—Shaka no despegaba su vista de aquel brasero, aunque Mu se había rendido y ahora se encontraba mirándolo fijamente— Yo crecí bajo una doctrina que se basa solo en la disciplina, enseñándonos todo el tiempo que nuestro único objetivo es enfocarnos en ser lo más cercano a Dios , incluso olvidándonos de nuestra propia humanidad...

— ¿A qué te refieres con olvidar tu humanidad?—No aguantó más en permanecer en silencio.

— Tenemos que ser seres puramente espirituales, lo que no le da cabida a las emociones o sentimientos mundanos...un abrazo es apego, una caricia es apego, el apego es sufrimiento, es por eso que nuestra crianza es tan fría.

El pelilila no podía creer lo que estaba escuchando. No pudo evitar sentirse acongojado al no haber notado esto antes, a lo mejor hubiera podido ayudarlo de alguna manera. No sabía el dolor que albergaba el virgo dentro de él y se culpó por no haberlo podido descifrar a tiempo.

—Cuando comencé a crecer, me fui dando cuenta que tus abrazos o compañía me hacían aflorar emociones y sentimientos que no debería sentir un ser iluminado cercano a Dios.

Ahora el Aries por fin podía atar los cabos sueltos. Ahora entendía por qué el rubio había comenzado con sutiles mensajes de incomodidad cuando él lo abrazaba o cuando le dedicaba una de sus más sinceras sonrisas.

—En simples pagaras, tú me haces sentir un ser humano común y corriente...—El hindú abrió sus ojos y dirigió su intensa mirada a su compañero de armas— Afloras en mi sentimientos tan mundanos como lo es la diversión, la alegría, el enojo, la ira...

— ¿entonces es por eso...?

—Sí, al ser consciente de eso supe de inmediato que eras un peligro mis objetivos de alcanzar el nirvana...No podía permitirlo.

Se formó un horroroso silencio peor que el anterior y que duró más de dos minutos. Ambos parecían procesar la información que acababa de ser revelada.

—Pero Shaka... Eres caballero de Athena antes de Budista....es como si yo quisiera ser más lemuriano que caballero de Aries...para ser caballero dorado debo tener los pies en esta tierra...

El virgo soltó un pequeño bufido que sonó casi melancólico.

—No lo entenderías Mu...

—Hagamos algo...—El Himalaya se acercó más a él y lo miró intensamente a los ojos. Lo que hizo que el Virgo se pusiera nervioso, pero ocultándolo a la perfección — Hasta que no acabe nuestra misión como caballeros de Athena en la guerra santa, déjame ser tu cable a esta tierra...—El pelilila ahondó mucho más su mirada—luego de esto, podrás dedicarte a lo quieras...

— ¿Estás diciendo que deje mi objetivo de alcanzar el nirvana hasta que termine la guerra santa?

—Sí. Si no estás aquí para ayudar a la causa, no sirve de nada que seas caballero de virgo—Dijo duramente— Todos nosotros sabíamos que aceptar esta responsabilidad significaba renunciar a muchas cosas personales por el bien de la humanidad...—Una brisa de frío gélido se coló por la entrada de aquella cueva, haciendo que el ambiente se volviera aún más hostil — Dime Shaka, ¿por qué entonces aceptaste ser caballero de Atena, Diosa de la guerra por cierto, si lo que quieres es alcanzar el nirvana?

Shaka quedó petrificado por aquella pregunta. No sabía si se sorprendió por el tono juzgador que el pelilia había empleado, o por aquella mirada llena de determinación y dominancia que yacía mirándolo con hambre de respuesta. Por un momento Llegó a pensar en Mu como un espía del santuario para sacarle información sobre su lealtad hacia Athena o sobre sus razones por ser caballero.

Lo único que se podía escuchar en ese momento era el fuego haciendo contacto con algunas ramas. El silencio volvió a inundar el lugar y el corazón del rubio latía a mil por hora. Nunca nadie había sido capaz de hablarle de esa forma tan directa.

—No tienes por qué responderme...—Dijo Mu mientras se separaba un poco— Pero está decidido, que desde hoy seré tu cable a tierra...—Le dedicó una dulce sonrisa, cosa que hizo que el virgo se sonrojara un poco— No podrás deshacerte de mí tan fácil ahora —Se acomodó en el suelo para disponerse a dormir — Si quieres delante de los otros puedes ser un dios, pero conmigo serás un simple humano lleno de emociones y sueños.

Shaka sonrió de lado y volvió su vista al fuego. Extrañamente no le había molestado las últimas palabras del lemuriano. Podía decirse que Mu era el primer amigo que congeniaba de esa forma con él.

—Ya deja de pensar y ven —La voz del Aries lo sacó de sus pensamientos. Volteó a verlo y vio que se había sacado su larga bufanda y la había extendido en el suelo para que ambos se cubrieran— descansa que esto aún no termina, tenemos que arroparnos si no queremos quedar como el hielo de Camus.

El día siguiente fue diferente a todos los demás, el ambiente entre ellos era mucho más agradable, aunque el silencio seguía siendo el protagonista, se podía sentir un equilibrio y tranquilidad en ello que hacía que ambos jóvenes caballeros se sintieran cómodos. No demoraron mucho en encontrar la casa indicada en el mapa como es destino final para la entrega de aquella encomienda. Se trataba de una hermosa casa de campo, echa de fuertes y rojizos ladrillos que le daba una apariencia bastante colonial.

Se acercaron a la puerta y tocaron con suavidad esperando al dueño con paciencia. Sintieron unos pasos a cercase y se abrió la puerta dejando ver a una hermosa mujer de cabellos rojos como el vino.

— ¡Vaya! si son los caballeros dorados enviados por el patriarca, mucho gusto ¿me traen la encomienda? —preguntó dulcemente con una gran sonrisa en su rostro.

Al contrario de la mujer Shaka y Mu la quedaron observando sin decir ninguna palabra, sus ojos demostraban notable molestia.

— ¿eh? ¿Sucede algo muchachos? —preguntó confundida la pelirroja.

— ¿Lo haces tú o lo hago yo? —Preguntó un irritado virgo. Mú dio un paso al frente dándole entender que lo hacia él y retrocedió.

Mu alzó su brazo y con su palma abierta se dirigió a la mujer, quien lo veía aterrorizada sin saber lo que estaba pasando.

— ¡¿qué-que es lo que están haciendo?! —Gritó la mujer, que finalmente fue alcanzada por el poderoso cosmos que Mu dirigió a ella

En cosas de segundos la casa y los alrededores desaparecieron rápidamente, no dejando rastro alguno de su posible existencia segundos atrás.

— ¡Nos engañó! ¡Todo fue mentira! —Gritó el pelilila indignado. Apenas habían entrado en aquel perímetro ambos se habían dado cuenta que habían entrado en una ilusión, creada obviamente por Shion.

—Debí Imaginármelo.

******

—Creo que he me vuelto viejo....—decía un derrotado shion mientras sonreía de lado— mis ilusiones han perdido poder... aunque a mí no más se me ocurre enviar a los expertos en poderes mentales.

Se puso de pie y caminó a la gran ventana en el centro de la sala para dirigir su mirada hacia el bosque.

—Tendré problemas cuando lleguen, pero no es nada, la misión cumplió su propósito.

-FIN-

Espero les haya gustado :3 no soy de escribir fics muy largos, pero los one shot o con dos capítulos se me dan  muy bien! <3 nos vemos en uno próximo!

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