Capítulo 42

Narra Hana

- ¡Aggh! Mierda... - me quejé adolorida mientras comenzaba a recobrar la conciencia. Me fui incorporando lentamente mientras llevaba, inconscientemente, mi mano a mi cabeza notando varias flores manchadas de sangre; probablemente me habría hecho una brecha o algo así, con razón sentía palpitaciones.

Me di un par de palmaditas en la cara para acabar de espabilarme y desaté la cinta de mi cadera, permitiendo, por fin, que las raíces pudieran moverse con libertad. Estaba rodeada totalmente por oscuridad, así que decidí sacar la linterna e intentar que funcionara dándole un par de golpes. No tenía esperanza alguna de que sirviera, pero, milagrosamente, la luz se encendió dando varios parpadeos y dejándome ver mejor mi entorno.

Apunté hacia arriba con el aparato, intentando vislumbrar el final del túnel pero sólo había un vacío infinito y oscuro.

- ¡¿Chicos?! - les llamé, obviamente, sin recibir respuesta alguna, escuchando como mi voz resonaba por todo el lugar haciendo que me sintiera más... sola, más... aislada... solté un suspiro de cansancio y entonces recordé a la criatura que me había arrastrado allí. Me levanté rápidamente, haciendo que sintiera náuseas por mi repentino movimiento, y apunté a todos lados con mi luz intentando encontrar a aquel ser, y entonces me di cuenta de una cosa... ¿Realmente algo me había agarrado? Sí, por supuesto, estoy muy segura de qué algo agarró mi tobillo, no, pero ¿de verdad fue así? Creo que sólo me resbalé ¿me resbalé? No, no me resbalé, algo me arrastró aquí ¿algo me arrastró? Sí, algo me arrastró.

De repente sentí un aire frío recorrer mi cuerpo y decidí alumbrar a lo que había delante de mí, encontrándome con un pasillo oscuro que no parecía tener fin. Podía ver cómo la otra puerta del ascensor, aparentemente, había sido arrancada, pues podía ver los restos de ésta destrozados a un lado. En ese momento empecé a dejar de sentir algunas partes de mi cuerpo por el cambio brusco de temperatura, no me había dado cuenta hasta ahora, pero hacía demasiado frío, y entonces otra pregunta surgió en mi cabeza ¿cómo había sobrevivido a la caída?

Miré hacia el suelo, alumbrándolo con la linterna y encontrándome, no sólo con la otra puerta que había derribado Vil con anterioridad, también con una pila de restos humanos ocultados, por lo que parecía, la cabina del ascensor destrozada. Coloqué mi mano sobre mi boca, reteniendo las ganas que tenía de vomitar; no lo había notado hasta ahora pero, este lugar estaba infectado por un olor putrefacto que delataba los cadáveres que se escondían bajo el metal.

Lo primero que pensé fue, que esto era una fosa común, ¿por qué sino habría cadáveres aquí? Aunque, pensándolo un poco más, quizás había otra posibilidad.

Aquellas personas que yacían bajo mis pies habían subido al ascensor, pero este se rompió antes de llegar al otro lado, causando que estas pobres criaturas, no sólo murieran por la altitud de la caída, también perecieron aplastados por el techo de la cabina, que se estampó contra el suelo, sin duda una muerte dolorosa que hacía que mis tripas se revolvieran.

Salí por fin de aquel lugar mientras golpeaba de vez en cuando la linterna para que no se apagara. Lo único que podía escuchar era la suela de mis zapatos chocando contra el suelo y haciendo eco por todo el lugar, lo cuál me ponía más nerviosa; adoro el silencio, pero en esta situación no me estaba ayudando en absoluto.

Tras varios minutos de caminata y de descenso por unas escaleras, llegué a una zona totalmente diferente. Un pasillo extenso de altos techos lleno de un agobiante y oscuro miasma, también había una infinidad de puertas que conectaban con lugares desconocidos; además de varias lámparas Led en el techo que, de vez en cuando, parpadeaban iluminando un lugar que parecía sacado de una de mis peores pesadillas.

Diversas montañas de cadáveres no muy altas, cuidadosamente apiladas a los laterales del pasillo, los cuáles, estaban manchados por sangre y tinta. Este último detalle me puso en alerta ¿qué clase de monstruo habría hecho esto? Era obvio que el causante de todo aquello era un phantom, pero aún así aquello me provocaba un horrible malestar.

Estuve unos instantes admirando aquel panorama y me di cuenta de que las personas que estaban allí, no sólo llevaban uniformes de investigadores o científicos, también había de militares. Aquello me confundió más, pero rápidamente me recompuse, y me di cuenta de que, si aquellos cadáveres eran, realmente combatientes, debían portar algún tipo de arma. Empecé a rebuscar entre las prendas de los muertos, encontrando una pistola y diversos cargadores de munición. Decidí, también, cambiar la chaqueta del uniforme de Pomefiore por una de las de los muertos. Eran mucho más cómodas, tenían más bolsillos y me provocaban una cierta calidez en mi pecho que contrastaba muy bien con el frío del ambiente.

Recargué mi, recién conseguida, arma y retomé mi camino, intentando buscar una salida de aquel infierno. Cuanto más avanzaba, más destrozos encontraba, todo estaba cubierto de sangre, pero sobre todo, de tinta. La cantidad de cadáveres no parecía disminuir, pero lo que más llamó mi atención fue que, entre mutilaciones varias, había algunos cuerpos que tenían marcas de mordiscos de un tamaño considerable. Todo aquello sólo conseguía ponerme más nerviosa; los olores, el silencio, la oscuridad, y la amenaza desconocida que rondaba por allí que si me encontraba con ella, no tardaría demasiado en acabar conmigo... Realmente no quiero estar aquí...

- ¿Qué ha sido eso? - murmuré para mí misma mientras me detenía y miraba en todas direcciones intentando encontrar el origen de aquel sonido. Juraría haber escuchado unos pasos correteando a mis espaldas, pero allí no había nadie, no lo había ¿verdad?

- Debo correr o me alcanzará... - murmuré mientras volvía a avanzar por el pasillo, espera ¿qué me va a alcanzar? No hay tiempo de darle vueltas, tengo que huir ¿no lo oyes? Están al caer...

De nuevo volvía a escuchar unos correteos acelerados a mis espaldas, aunque no sólo eso; sentía una mano afilada que, a ratos, rozaba gentilmente mi hombro, escuchaba varios susurros a mi alrededor que, poco a poco, se iban haciendo más fuertes, impidiéndome escuchar lo que había a mi alrededor, de vez en cuándo, también, una helada respiración en mi nuca hacía acto de presencia, provocando que mi paso aumentara, hasta el punto dónde me encontré casi corriendo por los pasillos, intentando alejarme de algo que ni siquiera estaba segura de que era, pero sabía que algo había ¿en serio había algo allí? Sí, sí lo había ¿cómo explicas entonces esos ojos que me observan con asco? Noté cómo mi respiración empezaba a acelerarse, no sólo por el esfuerzo físico que estaba realizando... aquella situación empezaba a sobrepasarme, sólo quiero que dejen de mirarme, por favor, no fue culpa mía, ¡¡Estáis muertos por vuestra propia estupidez!! ¡¡Vosotros también hubierais hecho lo mismo que yo para sobrevivir!! ¡¡Dejad de atormentarme por vuestros problemas!! ¡¡No fue culpa mía!! ¡¡CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS, CALLAROS!!

Entré rápidamente en la primera estancia que encontré y arrastré un armario para bloquear la entrada, impidiendo así, que las miradas incriminadoras de ellos siguieran atormentándome. Fue entonces que escuché un leve chillido de terror que me volvió a poner en alerta.

- Sal de ahí e identifícate - ordené mientras apuntaba con mi pistola hacia dónde había sonado el grito. Al ver cómo nadie respondía, empecé a avanzar lentamente por la estancia, la cuál parecía un dormitorio conjunto.

- ¡P-Por favor! ¡N-No me hagas daño! - suplicó una voz femenina proveniente de detrás de una de las muchas literas del lugar. También pude ver como unas manos humanas se asomaban tímidamente tras el mueble. Acabé de acercarme, encontrándome con una mujer de, no más de 25 años, con uniforme de investigadora y cabello rubio hasta los hombros. Sus ojos estaban cristalizados y no paraba de temblar aterrorizada.

- ¿Q-Quién eres? - pregunté, un tanto confundida por este acontecimiento, mientras bajaba la pistola.

- M-Me llamo María - contestó la contraria intentando calmarse - ¡t-tienes que ayudar a mi amiga, por favor! - saltó, recordando aquello, mientras señalaba una puerta que estaba bloqueada por una cómoda - n-nos atacó un phantom y acabó encerrada en el baño con él - explicó. Me fui acercando a la puerta, seguida por mi compañera, y moví el mueble desbloqueando la entrada.

- Quédate detrás de mí - ordené en voz baja para que la criatura que había dentro no nos escuchara, la chica asintió de forma nerviosa a modo de respuesta. Fue entonces cuando abrí la puerta desde un lateral y me pegué a la pared aprovechando la puerta para esconderme y que el monstruo no nos viera.

Estuvimos unos minutos esperando a qué algo pasara y por fin un amasijo de tinta salió reptando de la otra estancia, aunque no se parecía a los que había visto arriba. Los phantoms que habían luchado contra mis compañeros en la torre, tenían cabeza de botella y un cuerpo diminuto y lánguido hecho de tinta; pero estos eran un tanto distintos, tenían una forma más ¿humanoide? No lo pensé demasiado, y disparé dos veces, apuntando a la cabeza, dejando a la criatura fuera de combate que poco a poco se fue deshaciendo, derritiendo parte del suelo.

- ¡Sarah! - gritó la investigadora desesperada mientras salía de nuestro escondite y entraba en la otra habitación. La seguí, encontrándome con un gran baño manchado de sangre y tinta; y a mi compañera, arrodillada y sosteniendo el cuerpo de quién supuse, era Sarah; una chica de cabello moreno largo suelto. Podía escuchar los lamentos de la rubia, intentando convencer a su amiga de qué la sacaría de allí, de qué todo esto acabaría y ellas dos saldrían de allí y vivirían una vida normal; por otra parte, la contraria intentaba calmar los lloros de su compañera y decirle que no se preocupara por ella y que se olvidara de todo esto.

Me acerqué a la pareja, incapaz de continuar viendo aquello; me arrodillé y coloqué mi mano sobre la frente de la víctima para sanar las múltiples heridas que la iban matando lentamente.

- G-Gracias por intentar ayudarme... - murmuró la morena con esfuerzo - p-pero no puedo más... - sentenció forzando una sonrisa - p-por favor, p-prométeme que la mantendrás a salvo - me pidió, mientras lágrimas de miedo comenzaban a brotar de sus ojos - l-lo siento mucho, mi vida, espero verte en el otro lado, te quiero... - fue lo último que dijo dirigiéndose a la rubia antes de que dejase de respirar.

Todo se quedó en silencio unos instantes hasta que María, estalló en lágrimas mientras abrazaba el cuerpo sin vida de su compañera; yo me quedé helada unos segundos... no pude curarla, había sido por unos instantes, pero el volver a sentir el frío de un cuerpo hacía que se me revolvieran las tripas. No era la primera vez que esto pasaba, pero me seguía afectando demasiado, nunca pude ayudarlas... nunca pude salvarlas... pero esta vez sería distinto, tenía que serlo.

Me acerqué hacia la joven, e intenté reconfortarla con un abrazo que no tardó demasiado en corresponder, nos sacaría a las dos de aquí...
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Aaahhhhh, he disfrutado mucho escribir este capítulo, pero weno ¿qué les pareció el capítulo? Y sip, Sarah y María eran pareja *llora* ¿en serio estoy llorando por un personaje secundario que ha aparecido una vez y que ya sabía que iba a morir? Pues sí *llora*

Por cierto creo que os debo explicar un poco como funciona la cabecita de Hana, pues ya estamos viendo como le están dando desequilibrios.

Hana tiene una personalidad inestable, debido a los diversos traumas, abusos y sucesos desagradables que vivió cuando era joven; esto hizo que desarrollara un sadismo y una paranoia que sale a flote cuando revive algo similar. Si a esto le añadimos, las alteraciones genéticas que sufrió debido a la implantación del simbionte, pues obtenemos a una Hana con una especie de bipolaridad que se acentúa con el consumo de drogas experimentales o cuando siente una gran cantidad de dolor físico o psicológico. Esto se puede ver por la resaltación de la letra. No sé si me he explicado bien, si tenéis alguna podéis preguntarme y os responderé de la mejor manera posible.

Tengan un buen día/tarde/noche y nos vemos en el próximo capítulo uwu.

Continuará ❤️❤️❤️❤️❤️❤️️❤️

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