Me abren una compuerta atrás de la catedral y salgo por allí. No miro atrás para ver si el líder me está observando, solo avanzo para que termine todo esto. Si logro salvar al menos a Rebel, no habrá sido todo en vano.

Avanzo, escondiéndome, ya que hay gente peleando y matándose entre sí, como si un frenesí diabólico los consumiera, provocando que se vuelvan agresivos.

Una vez que me acerco, lo más próximo al jardín, frente a la puerta veo a Monster, el cual me bloquea el paso.

—Apártate —exijo.

Entrecierra los ojos.

—Pudimos ser buenos amigos.

—¡Un monstruo loco y que genera toda esta destrucción, jamás será mi amigo!

Se mantiene calmado.

—No lo entiendes, detente ahora, esto terminará mal si entras por propia voluntad.

—Nada puede ser peor que ahora. —Intento pasar, pero su mano se vuelve como enredadera, me agarra y me lanza lejos—. ¡Ah! —chillo al lastimarme.

—Como dije, pudimos ser amigos. —Avanza y la punta de estas plantas se vuelven como un puñal—. Ahora ya no.

—¡Inocencia! —Veo que Rebel llega y salta sobre Monster, agarrándose de él, para evitar que me ataque—. ¡Corre! —me grita.

Reacciono y comienzo a correr, abro la puerta del jardín, entonces en el cielo hay como unos relámpagos, siento una sensación distinta al entrar por mi voluntad.

Respiro con agitación y busco la casita. Debo apresurarme si no quiero que le pase nada a Rebel. Al visualizarla, extrañamente rápido, corro en esa dirección y una vez entro, me dirijo al baúl. Cuando lo abro, en esta ocasión veo que hay algo dentro, voy a tomarlo, pero la tormenta vuela las paredes, entonces diviso venir a Monster. Tomo lo que creo que es una roca y entonces comienzo a correr de nuevo.