Parece una mañana tranquila, otra vez no he vuelto a despertar en el jardín, a pesar de eso, la gente se ve distanciada y murmura mucho.

—Rebel ¿Qué ocurre? —le consulto a mi amigo que está sentado en el suelo, afilando un palo—. ¿Rebel? —insisto porque no me contesta, continuando con su concentración en su "trabajo".

Alza la vista y recién me responde cuando se levanta.

—Estuve pensando y Monster tiene razón, no soy ningún rebelde, pero ya no más, me voy a unir a la causa, no soy siervo de nadie.

—¿Qué? Pero Rebel...

—Lo siento, Iny, me voy. —Sale corriendo.

—¡Re... —Voy a llamarlo de nuevo, pero soy interrumpida por Salvador, el cual me hace una seña para que haga silencio y lo acompañe.

—¿Qué pasa? —le consulto.

—Vamos, hay que esconderse en la iglesia.

~~~

—Los insurrectos han comenzado a rebelarse como se predijo hace tanto tiempo —expresa el líder mientras todo lo oímos dentro de la catedral, la cual han sellado por completo—. Pero no se preocupen, los recalibraremos y todo volverá a la normalidad.

—¿Recalibrar? —Miro a Salvador—. ¿Van a matar a Rebel? —expreso preocupada.

—No te preocupes, todo estará bien —me contesta mi prometido.

—No puedo seguir escuchando esto, se van a matar entre sí.

Me suelto de Salvador y me dirijo a un pasillo, veo a Monster pasar, entonces lo sigo hasta el otro recorrido en el cual al fin lo alcanzo.

—Todo es tu culpa —expreso mientras mis ojos se humedecen—. Si no le hubieras dicho esas cosas a Rebel, él no estaría en problemas.

El chico pálido sonríe.

—¿En serio? Tú dijiste que querías relevancia para sus nombres.

—¡Malinterpretas todo! —me quejo.

—¿No es parte de la inocencia equivocarse?

—Deja de responder todo con preguntas y arregla lo que sea que estás haciendo.

—Si a la inocencia le cuentas una historia, ¿debería ser un cuento de hadas, no? Aunque los de terror son más divertidos.