10: No estoy sola
Horas más tarde, he vuelto a la salida, llego a la reja y cuando la abro veo al líder, así que me paralizo, es mi fin.
—¡Ay! —chillo cuando algo me arrastra detrás de un arbusto—. ¡Rebel! —Me percato y él me hace una señal de silencio, así que me tapo la boca con ambas manos.
—¿Qué hacías ahí dentro otra vez? —susurra mi amigo mientras me cuestiona indignado.
—¿Lo sabías? —Me sorprendo, pero no dejo de cubrir mi boca para evitar gritar.
—Pues claro, solo fingí no verte para no meterme en problemas. —Bufa.
—¡Ay, Rebel, estoy tan asustada! —Lo abrazo, dejando de tapar mi boca.
—Silencio —me reprende—. Y no me toques, estás semidesnuda.
—Oh, cielos. —Me separo y me cubro, abrazándome a mí misma—. Avisa antes.
—¿Y yo qué culpa tengo? Y ya cállate que nos van a descubrir y van a pensar que te hice algo indebido ¿Quieres que me maten o qué?
—Lo siento. —Bajo la vista, triste.
Suspira.
—Ya no importa. —Mira a través del arbusto—. Ya se fue. —Gira su vista hacia mí—. ¿Ahora vas a contarme qué ocurre?
Asiento y empiezo a explicarle todo lo que me ha estado pasando estos últimos días. Ojalá Rebel tenga una solución, espero que sí. Al menos ahora tengo a alguien que sabe de esto y no estoy sola.
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