Hermanos
El latino llegó a su casa después de haber pasado la tarde con Rusia, temblaba, no le hubiera gustado comentarle eso a Rusia, al menos no de esa manera.
Entró. Miró a Argentina acostado en las piernas de Chile mientras éste acariciaba su pelo; veían televisión.
–¡Mex!– sonrió Chile al verlo.
–¿Qué hay?– preguntó con desánimo.
–¿Todo bien?–.
–Sí– suspiró –¿Por qué no lo estaría?–.
–¿No quieres venir a ver películas con nosotros?–.
–No gracias– subió a su habitación.
El de la estrella soltó un suspiro y miró a Argentina.
–¿No vas a decir nada?– le preguntó; no obtuvo respuesta –Argie–.
–No– respondió –Prefiero no decir nada a decir cosas que resultarán ser hirientes para los demás–.
–Argie...
–¿Por qué debería apoyar a alguien que cree que me acosté con un anciano por dinero?–.
–Él no cree eso–.
–Claro que sí, es mi hermano, lo conozco más que tú–.
Chile no respondió a eso. Siguieron viendo la película en silencio, con uno que otro comentario de Argentina sobre lo mucho que quería un novio como los de las películas. Después de un tiempo, el menor se quedó dormido.
El de la estrella lo cargó hacia su cuarto y lo dejó en su cama. Miró la habitación de su mejor amigo, tenía la luz encendida.
–Mex– dio ligeros golpes a la puerta.
–Pasa– escuchó.
Chile obedeció.
–Mex ¿Qué está pasando?– se sentó en la cama.
–Nada– giró los ojos –¿No tienes cosas que hacer con Argentina?– gruñó.
–No puede ser– murmuró –Mex, no puedes estar celoso por esto–.
–¿Y por qué no?–.
–Me estoy preocupando por ti– hizo una pausa –Mex, nunca voy a querer más a Arge que a ti, eres mi mejor amigo y hemos pasado por demasiado–.
Los ojos del del águila se cristalizaron –Lo siento– masculló –Es que, puta madre, no puedo creer que tengo envidia de Argentina
El contrario rio –Sí, es difícil de creer– lo miró –Mex ¿Qué te pasa?–.
–¿Por dónde empiezo?– bromeó –Me siento una mierda en todo el esplendor de la palabra– dijo –Creo que ahora entiendo por que Argie me odia, enserio parece que vivo solo para opacarlo, o al menos querer opacarlo. Luego está lo de Rusia y ¡Carajo! Soy un asco, estoy de la mierda; y eso que aún no hablo de la corrupción y mi estúpido presidente– se recostó.
–Bueno, en ese caso los dos estamos tirados a la mierda– lo imitó.
–Fuerza, Chile– sonrió su mejor amigo.
–Fuerza, Mex– tomó su mano con fuerza.
–Ay, por la santísima vírgen– suspiró México –Chile, hay algo que debo decirte–.
–¿Y eso?–.
–Eres mi mejor amigo, y por eso debo decírtelo–.
–¿Enserio? Por que creí que era Jamaica–.
–Ugh,estoy a nada de matar a Jamaica–.
–¿Y eso?–.
–Desde que se me declaró frente a Rusia ha estado más que insoportable–.
–Ay, no te hagas, tú sabes que le gustas desde siempre–.
–¡PUES SI, PERO NO FUE CORRECTO QUE ME LO HAYA DICHO ENFRENTE DE MI NOVIO!–.
–¿Qué es lo que quieres decirme?–.
–Esto sólo lo saben pocas personas, así que por favor no le digas a nadie–.
–¿Es lo de tu cáncer?–.
México se le quedó mirando unos segundos –¿Tú cómo sabes sobre eso?–.
–Mi tío España– se encogió de hombros.
–Voy a matar a papá–.
El chileno soltó una carcajada –No te preocupes, no le he dicho a nadie en 4 años, ni siquiera a ti, así que tu secreto está a salvo conmigo, eso si, estoy ofendido de que se lo hayas dicho a Jamaica y no a mí–.
Una risita salió de la boca de México.
–¿Sabes? No me arrepiento ni un poco de que tú hayas sido mi primer beso–.
–¿Aunque me apestara la boca?– rio.
–Eso hizo que fuera inolvidable– bromeó –Eso y verte correr buscando un vaso de agua por que no podías con el picante–.
Siguió riendo –Seh–.
–Ya hablamos mucho sobre mí ¿Algo que quieras contar tú?–.
Chile tragó saliva.
–Me gusta tu hermano, y mucho– murmuró.
–¿Y eso es novedad por qué?–.
–Por que creo que me estoy enamorando de Ale–.
Silencio.
–¿Y qué planeas hacer?– preguntó México.
–Pues ya estoy con Ale ¿No?– suspiró.
–Supongo–.
Otro momento sin que nadie dijera nada.
–¿Podrías pasar la noche conmigo?– habló México –Por favor–.
–Claro– sonrió.
Ambos se acomodaron en la cama.
–¿Crees que algún día tendremos vidas tranquilas?– preguntó el mexicano.
–Serían aburridas, pero espero que si, necesitamos algo de descanso–.
–Perú dice que eso no pasará en un buen rato–.
–¿Por?–.
–Por que dice que somos parte de un medio de entretención para seres omnipresentes que disfrutan de nuestro sufrir–.
Chile arqueó una ceja –Ese chico tiene problemas–.
–Algunos, pero así lo queremos– rio.
–Chile–.
–¿Sí Mex?–.
–Eres como el hermano que siempre quise tener–.
–Tú también– lo miró –Buenas noches–.
–Buenas noches–.
–Buenas noches– susurró Argentina al otro lado de la puerta con una triste sonrisa. Tal vez México no lo quería como hermano, pero ahora sabía que Chile seguía gustando de él.
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