B-003

En la órbita de Mercurio, el de baja estatura se estiró sobre la silla, tenía una pila de papeles a un costado. Durante ese tiempo estuvo pensando en todo lo que había estado viviendo, incluso recordó ese nombre, nombre que le hizo mirar el computador.

Sabía que su computador tenía bastante información de muchos años, sin miedo a ser encontrado comenzó a indagar buscando información.

"Nibiru"

El nombre había sido colocado sin miedo alguno a tener alguna seguridad, pero la información que tenía solo eran simples, sin mucho sentido.

"Comandante la zona del hielo, entre Urano y Neptuno"

No había imagen del mencionado comandante, pero era curioso. Su mente le hizo pensar que Urano podría saber algo o posiblemente Neptuno, para llegar al otro extremo de la nave le sería complicado y no podía preguntarle a Saturno, ya que posiblemente no le respondería muy bien.

Sin mucho que hacer, terminó por dejar ese tema en el olvido, ya en el futuro volvería a preguntar por aquella mencionada persona.

____

Por otro lado, Venus avanzo hasta la órbita terrestre, pudo ver con cierta nostalgia el inmenso territorio, durante su andar pudo ver con orgullo, como su hermano había logrado sostener la órbita, no paso mucho cuando Tierra y Luna aparecieron.

Ambos se encontraban dando un paseo tranquilo, era la rutina de todos los días, Luna podía ver con emoción, aunque también estaba al tanto en proteger a su comandante.

— ¿Venus? ¿Has venido a visitarme?

— Si, no he sabido nada de ti desde hace días.

— Lo lamento, he estado trabajando.

— ¿En serio?

Luna fue quien pregunto con una ceja alzada, debido que eso no era cien por ciento real, ya que la mayoría de los días pasaba junto a Marte, charlando o haciendo cualquier tontería, menos trabajo. Debido a que Luna no podía meterse en la charla de mantuvo en silencio.

— Si, hace días tuve la visita de Júpiter, pero ese es otro asunto.

— Claro.

— Vamos Venus, todos saben que mi órbita es la más transitada, es cierto que hay humanos que viajan a otras orbitas y cosas asi.

— Bueno, ya, ¿cuándo será la reunión para el juego de cartas?

— Mañana, Marte está listo y quiere que invites a Mercurio, ya que tu órbita está cerca de él.

— ¡¿QUE?! ¡Ni de jodas lo invitaré! ¡No sabes los problemas que pueden traernos!

Le reclamo, estaba irritado, incluso cruzo sus brazos, la sola idea de invitar al enano en su reuniones era demasiado, tanto así que mostró un enojo con tan solo recordarlo, ya que el pequeño planeta era muy cercano al general y sabía de antemano que el general no soltaría tan fácil al enano.

— ¿Por qué tanto odio hacia el comandante Mercurio?

Luna fue quien pregunto, esto llamo tanto la atención del pelirrojo malhumorado, Tierra por su parte mostró una sonrisa y se acercó a su pequeña luna.

— Bueno, supongamos que a Venus odia a Mercurio, dije, supongamos porque es todo lo contrario, le hace recordar a...

Tierra ya no pudo continuar, ya que Venus lo había callado, cubriendo la boca del contrario con su mano mientras le replicaba ya molesto.

— ¡¿QUE?! ¡Eso no es cierto Tierra!

— ¿A no? ¿Entonces?

Tierra logro alejarse de Venus, incluso espero una explicación referente a la actitud de Venus.

— A mi no me agrada Mercurio, porque es el más allegado al Sol, aparte si algo ocurre con él, el Sol nos mataría a todos.

Con aquello el pelirrojo se giro sobre su talón y avanzo hacia su órbita, dejando a la Tierra un poco confundida sin contar que Luna estaba aún más, incluso se giro hacia su planeta.

— ¿Entonces Mercurio es...?

— No, Mercurio no es luna de Venus, los humanos hacen teorías acerca de eso.

Tierra parecía muy orgullosa de sus palabras mientras seguía avanzando, Luna enarco una ceja confundida por aquello, le parecía extraño que un planeta como Mercurio fuera así.

En cambio, Venus no estaba tan contento por ese comentario y en su regreso fue capaz de quejarse en silencio, él jamás admitirá grandes cosas y entre ellas era que Mercurio fuera un planeta y no un planetoide.

Durante su regreso a la órbita, pudo divisar a la distancia al general, pero este no iba solo, Mercurio iba a su lado, ambos parecían entretenidos en una charla, el pelirrojo sabía que eso no podía ser tan real, ya que Sol tenía un humor ácido, incluso negro si se lo proponia.

[...]

Varios días despues...

El grupo de planetas rocosos como eran llamado los comandantes internos, estaban en la órbita terrestre, Luna de encontraba ansioso, el quería jugar con ellos podía ver las emociones de sus superiores al momento de hacer movimientos y el quería intentarlo, pero siempre era ignorado por su planeta.

— ¡Oh, oh, mira! ¡Tienen puestos de hotdog!

Exclamó la pequeña luna de Marte, Deimos, quien estaba tan apegado al vidrio de aquel gran ventanal, a su lado estaba Fobos buscando el lugar mencionado por su hermano.

— ¡Ya lo vi Deimos!

— ¿Podremos ir algún día?

— No lo se, Marte tendría que venir con nosotros.

— Si...

— Yo podría llevarlos.

Luna se unió a la charla de ambos, obteniendo la mirada de ambas lunas, cosas que sus ojos vieron con emoción.

— ¿En serio?

— ¡Llevanos!

Sin esperar alguna respuesta las pequeñas lunas parecían exigirle y Luna sintió un escalofríos, ya que dudaba si sería buena idea llevarlas, debido a la actitud emocional de ambos jóvenes.

Miro de reojo al planeta rojo, incluso miro a las lunas, quien sin pensarlo dos veces ya estaban con Marte pidiéndole permiso, el planeta rojo confirmo cuando le explicaron quien sería su guía, solo para que Luna sintiera aún más un escalofríos.

_____

En la ciudad, Luna le explicaba cada cosa, los chicos parecían emocionado, incluso algunas veces discutían entre ellos debido a como nombrar el nuevo lugar que estaban visitando.

— ¡Chicos! Podrían calmarse, recuerden que deben hacerme caso, soy su guía.

Le exigió el más alto.

— Tranquilo Luna de la Tierra.

— Venimos aquí para disfrutar ¿No?

— ¿Que? Se supone...

Luna no pudo terminar de hablar cuando ambas lunas pequeñas huyeron hacia puntos diferentes, cosas que esto alteró al chico, quien se apresuró a ir detrás de ellas.

____

Mientras tanto del otro lado de la órbita terrestre, una pareja de lunas se encontraba avanzando hacia la órbita terrestre, este pequeño dúo había saciado que la órbita de Tierra era la mejor cuando se trataba de objetos extraños, esto se refería a pequeños obsequios y ramos de flores, etc. En la estación en donde era las casetas, había bastantes humanos en el lugar, unas cuantas lunas de Júpiter se encontraban cuidando las casetas recibiendo y aceptando os permiso de ingreso a la órbita de su comandante. Titán y Rhea las dos lunas Saturno, con mas capacidad en su grupo, habían pasado sin problema por medio de los soldados que cuidaban la zona de los planetas rocosos, ambas lunas tenían una misión muy importante.

— ¿Que podría gustarle a Titania?

Titán hablo, había llevado consigo a Rhea para aprender un poco de los gustos femeninos, la chica tímida se sintió preocupada, a tal punto de jugar con sus dedos ya que no conocía los gustos de la líder de las lunas de Urano. Titán no dejo de ver algunas tiendas a pesar de escuchar a su compañera, pero al tiempo después logro comprender un poco las acciones de su amiga, aunque cuando iba a preguntar la chica comenzó a responderle.

— Bueno, podrías darle ropa, zapatos... Joyas... Alguna arma o algo asi.

Intento decir, pero nunca había visto a Titania usar algo diferente más que un simple traje militar basado al frío, ya que la orbitas finales el frío era lo que más predominaba y la poca calefacción era casi inexistente.

— ¿Usará eso?

— Em... No se.

— Vamos Rhea, tiene que ver algo que le guste a Titania, últimamente la he estado notando distante.

La chica de cabellera grisáceo se puso nerviosa y a pesar de no tener la mirada del más alto se mantuvo en silencio, siguiendo con cautela por algunas tiendas.

Durante los siguientes minutos, la chica intento acercarse al mayor, quien estaba interesado en peluches o cosas asi, la chica en un inicio no tenía el valor, pues su mano temblaban cuando estaban por tocar el hombro del mayor, no paso mucho cuando finalmente se atrevió a tocarlo, obteniendo la mirada del contrario.

— ¿Que sucede Rhea?

— Yo... Em... No has intentado buscar ropa del gusto de Titania.

La chica intento decir, pero de nuevo sus nervios la traicionaron. Y solo quedó a esperar, ayudando a buscar algo que le llamara la atención a la chica del planeta vecino.

Una hora más tarde, Titán y Rhea, estaban saliendo de la tienda, la chica sostenía unas pocas bolsas a comparación de Titán quien sostenía más bolsas y algunas cajas con regalos. Habían salido de la tienda y avanzaron por la acera, buscando más cosas que conseguir, de no ser que dos pequeños chicos empujaron a ambos, sobre todo a Titán quien se tambaleó a tal punto de tirar un poco de los regalos de Titania.

Luna fue hábil y antes de que las cajas calleran al suelo, logro atraparlas. Ambos se miraron por unos momentos incluso Titán parpadeo varias veces solo para escuchar a Rhea detrás del más alto.

— ¿Titán?

— ¿Eh?

— Lo siento chicos...

Luna respondió tiempo después, dejando las cajas sobre el más alto y salir corriendo, siguiendo a las dos pequeñas lunas. Titán y Rhea se quedaron en silencio, se miraron por unos segundos y después dirigió su vista por dónde se había ido el chico de cabellera grisáceo.

— ¿Quien es él?

Rhea fue la primera en hablar, sin embargo el más alto se giro hacia ella.

— Debe de ser la luna de la Tierra, Luna.

— Su nombre es extraño, se llama Luna, siendo una luna.

— Bueno, todos le dicen así, supongo que Tierra debe de saber cuál es su nombre real.

Antes de que pudieran decir algo más, Rhea recibió una llamada, está provenía de la órbita de Saturno, Dione, la chica le exigían que regresará debido que su planeta saldría de la órbita y casi siempre pedía que Titán fuera quien lo siguiera junto a Rhea y Japeto.

Después de esa llamada, la chica miro al más alto y de manera torpe le pidió regresar, en un inicio Titán no estaba muy seguro, quería saber un poco de la vida de Luna, pero la insistencia de Rhea le hizo dejar todo, solo para regresar a su órbita.

Al llegar a la órbita de Saturno, lograron ver la calma, comparado con la ajetreada vida en la órbita terrestre, en Saturno el paisaje verde predominaba, había edificios, pero la mayoría era de hoteles, muchos de ellos servían para las parejas que venían a tener sus luna de miel o pasar unas lindas vacaciones, el lugar estaba tan acogedor, el dúo de lunas avanzo sin miedo alguno, conocían muy bien a su planeta.

Fueron a guardar todos aquellos futuros regalos para la chica, Titán estaba tan emocionado, esperaba visistar a Titania cuando Saturno le diera su día de descanso.

Salieron del área de dormitorios solo para llegar a la estancia principal del edificio en donde residía su planeta, lograron ver a Saturno, su planeta, este caminaba en círculos, su cabellera se movía con el compás de su pasos y sus grandes anillos eran visibles sobre su cabeza, siendo como hologramas de la mismas tonalidades de su sedoso cabello brillante.

— ¡Titán! ¿Dónde te habías metido?

Al fondo podía verse a Japeto seguido de Dione y Encelado, quienes parecían un tanto irritados.

— Fui a la órbita terrestre a comprar algunas cosas.

— ¿Son para mí?

El planeta miro con una sonrisa, sus preocupaciones se desvanecieron, sin embargo ambas lunas se miraron, sabía que su planeta pediría tal obsequio así que Rhea fue la primera en movilizarse, sacando de su mochila una caja de chocolate.

— Rhea y yo te los compramos.

Sonrió, mientras acercaba la caja a su planeta, más alto miro con asombro, incluso tenía sus ojitos brillantes ante tal regalo.

— Que bonito, ¡Gracias!

— Entonces, ¿Para que nos necesitas Saturno?

— ¡Cierto! Iré la órbita de Urano, necesito que vengan conmigo. A menos dos lunas. No se si te...

— ¡Si! ¡Iré!

Titán no lo pensó dos veces y se apresuró a decir, Rhea miro a su compañero y solo se negó a asistir, dejando a Dione y Japeto.

Después de que decidieran, las lunas siguieron a su planeta hacia la línea privada, ya que los planetas que quedaban al exterior, tenían terrenos más extensos y llegar al otro extremo era demasiado tardado, por ende ellos obtuvieron trenes en específico, eran rápidos y eficiente, a comparación de los planetas rocosos, aquellos que estaban en el interior, ya que había una zona en específico que divida a ambos, los habitantes conocían esta zona como un lugar de relajamiento, otros lo conocían como el famoso "cinturón de asteroides".

Pero todo aquello servía para algo, eran las zonas preferidas de los planetas y ningún humano podía pisar aquella zona, por mera seguridad, los humanos tenían que viajar por medio de un tren pequeño, que cruzaba por casetas en donde utilizaban tarjetas de acceso.

___

Titán miro a su planeta relajándose en el cómodo sofá, el mayor parecía realmente tranquilo a comparación de él, ambos estaban sentando frente del otro, sin embargo, Titán tenía una pequeña caja en sus piernas, posiblemente con la intención de darle de regalo a Titania.

— ¡Oh vamos Titán! No te pongas nervioso, pareces que estás iniciando de nuevo..

El planeta de burló ante la actitud de su luna mayor, incluso sus ojos no alejaron su vista del chico.

— Ya lo se, pero, parece que la estoy perdiendo a cada momento.

— Debes entenderla, cuántas veces vienes a visitarla, aparte, si es la primera vez que tiene pareja debe de sentirse extraña, así que deja de preocuparte y se tu mismo.

El planeta ya no dijo más, la sonrisa le hizo animar a su luna, solo para relajarse, sin soltar el pequeño regalo que aún tenía en su regazo.

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