Trois
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... Su mente empezó a divagar, parecía como una máquina del tiempo. Sintiendo el momento... tan vivido.
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Sentando en medio de la soledad de su coraza. Hace tiempo que no ha estado ahí, encerado en su interior.
Ese sitio, siempre ha sido frio para él y claro que no le importa. No hasta que lo conoció, entrando a su eternidad sin ser invitado tan siquiera.
Quien diría, un chico, igual de terco que una mula, se haya aferrado tanto a la idea de ayudarlo a él, para sacarlo de la intimidad de su mente, lejos del mundo exterior. Por haber llegado hasta ahí. Haber entrado, por él.
Si tan solo aquella vez, hubiera dejado de lado su flojera y salido de la impresión. Se lanzaría cuantas veces fuera necesario a ese castaño, hacia sus cálidos brazos y aspirar su aroma, para tranquilizar aquellos sollozos de su corazón perturbado.
Le diría mil y un cosas. También le hubiera dado las gracias, por no dejarlo en su miserable soledad, lamentándose de sus acciones. Por su vida inmortal.
Un agradecimiento por no haberlo abandonado.
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- Mierda, no es momento de llorar.
Secándose las lagrimitas traicioneras escapándose de sus ojos carmín, comenzó a prepararse mentalmente, por cualquier cosa claro, si era necesario atacar, retroceder o huir... en el peor de los casos por supuesto y también para dejar tan siquiera algo intacto dentro de la casa, aunque aparentemente ya no había salvación alguna.
Pobre lugar, tan limpio lo había mantenido Mahiru por tanto tiempo.
Y esperaba que él, si tenga al menos tantita suerte (aunque seria un milagro concedido) ante el demonio de la limpieza.
Exhalando, respirando.
Uno, dos, tres...
- ... Listo, suficiente por ahora.
Acercándose a las cortinas cafés entre claro y algo oscuro, combinadas para dar el efecto de sombras y color a la luz del sol, por ser telas separadas, una lisa dando a la calle con un poco mas de color, la otra totalmente tejida con hilos claros en toda su superficie, colocada hacia el interior del lugar.
Sujetando firmemente ambas telas, con determinación y sin titubear (como estando a punto de ganar alguna partida que desde hace semanas no lo deja avanzar) a nada de abrirlas de un tirón rompiéndolas por completo sin importar las consecuencias (en el momento)...
Algo detuvo sus acciones.
- ... Esta... sensación.
Abrindo los ojos descomunalmente, perdiendo la respiración de apoco, sintiéndola ahora pesada, sus fuerzas se desvanecían junto a su preocupación, que al final no parecía tener sentido.
Esa presencia...
- ¿... Esencia... a vainilla?
Quien diria que esa presencia, le recodaría al olor de la vainilla, a la que al final, se acostumbro después de comer ocasionalmente de ese helado junto a Mahiru, cuando no había de otra y sin helado de galletas con crema.
O tal vez ya esta demasiado atrofiado.
Tragando grueso, tratando de que las piernas no le fallen, sus emociones donde siempre han estado dormidas, al parecer decidieron despertar todos juntos de un jalón, provocando el sentirse mal y aliviado al mismo tiempo, por que después de todo... no le paso nada a Mahiru, sigue con vida, pero al final le defraudo su cuerpo, cayendo de rodillas al suelo.
- Oh vamos, calmate... no le ha paso nada, no le ha pasado nada... ya no debería tardar en llegar.
Tal parece que al final, valió la pena esperar.
¿No lo crees así...? ¿Amado lector?
Sin soltar las cortinas todavía, lo cual provoco que solo se rompiera una de ellas por completo cayendo al suelo, la lisa se mantuvo firme hasta el final, con algunos rasguños eso si.
A pesar de todo el momento de tranquilidad para su alma vieja, se encontraba devolviendo el almuerzo de hace rato, después de todo, si estaba malo del estomago ese día, solo no recordaba por tantas preocupaciones junto con toda clase de pensamientos donde le nublaron la memoria... o solo estaba empezando justamente en ese momento.
Quizás... empeoro por todas sus emociones alborotadas junto con un estomago revuelto que no recordaba.
Y como va a ser un buen momento para recordar toda su vida, donde le reclamara para el resto de su existencia a su "queridísimo eve" por hacerlo pasar por tantas calamidades y sustos de muerte.
Pero siendo sinceros...
Jamás penso en alegrarse tanto... si tan solo le hubiera "avisado" que iva a salir, no estaría tan mal como ahora.
- Arg... maldito Mahiru... me lo pagaras con todo he intereses cuando llegues, ahora no te vas a librar de mi, o no señor, no te libraras tan fácil de mi. Urg esto es asqueroso... Arg.
Abrazando su estomago, termino por calmarse y de inmediato se volteo para no mirar hacia su desastre recién hecho... ¿Y si estaba enfermo desde hace tiempo ya?
No mucho le importo, solo era el estomago.
Intentando el poder levantarse lo mas lejos posible de la escena del crimen, de cual ni lo quiere tocar por nada del mundo, con la mano izquierda a un costado suyo dándose impulso para levantarse, mientras su mano derecha tapaba su nariz, por que si lo llega a oler, es capaz de vomitarse de nuevo.
Y lo quiere evitar en todo momento.
- Tks, tonto Mahimahi. Por tu culpa me puse cursi y también me duele todo. Tonto, tonto, tonto y mil veces tonto.
Al parecer, no sabe cuanto tiempo le tomo reponerse, todo le sucedió demasiado rápido ante su perspectiva.
Que no se dio cuenta que el reloj de la sala, a medio destruir y aun funcionando. Marcaba la media noche en punto de un viernes... ¿O no será de un sábado?
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<"¡Donde estas!">
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