Único
El silencio seprucal con un suave rechinar de amacas, la agitación que tenía Sana era uno de sus peores estados. Su corazón se oprimía con fuerza, le sentía casí en su garganta. Esta vez había tenido una pesadilla.
Realmente no debió hacerle caso a Dahyun de ver una película de terror. Al momento de ver películas de tal género le iba genial y era libre de temores, lo suficiente como para decir que era valiente y las demás miembros no se lo refunten.
Las cosas se ponían incluso peor cuando al final de las películas salían esas cuatro palabras que hacen que a cualquiera se le vaya el alma del cuerpo; "Basada en hechos reales".
En fin, el gran problema era que las tontas películas le quedaban en su mente en la noche haciéndola sufrir hasta tenerla entre la espada y la pared.
Bueno, en éste caso el asesino y la pared, en su sueño un cruel hombre le seguía para asesinarle.
Como todo clásico cuando estás teniendo un sueño al tratar de correr te ralentizas, como si corrieras una maratón en una caminadora física, no avanzarás y todo el esfuerzo se te va directo al caño. Justo así estaba ella, con el corazón en la garganta corriendo sin lograrlo realmente y viendo como aquel hombre se acercaba tortuosamente.
Fue cuando la alcanzó con un cuchillo en mano que su cuerpo se elevó en un espasmo, asustada abrió sus ojos de golpe encontrándose en la habitación.
Rápidamente se hizo bolita, evitando que sus pies rozaran los bordes de la cama, no creía mucho en eso... Pero por si acaso no quería que le jalaran sus pobres patas.
Bastaron pocos segundos para que se diera cuenta de como sus mofletes estaban húmedos de lágrimas. Aún estaba muy asustada, demasiado.
Trató de darse la vuelta, pero vaya susto tuvo cuando se encontró con un cuerpo a su lado. Hubiera sufrido un paro cardíaco de no ser porque notó como su acompañante estaba ahí durmiendo tranquilamente.
Suspiró y trató de calmarse, vamos, que era una chica grande y estaba incluso
acompañada.
No fue hasta que escuchó el rechinar de alguna amaca que sintió como se le bajaba la presión.
No, no y no.
Jadeó asustada y miró de reojo a Tzuyu quien aún dormía muy plácidamente.
Mañana debían despertarse temprano por un entrenamiento, justo esta noche habían casualmente quedado en la misma habitación Y lo que menos quería es llenar de molestias a la taiwanesa.
ㅡ T-Tzuyu... ㅡSusurró, su manita tomó la manga del pijama de su compañera de grupo pero esta parecía no reaccionar.
Trató de acomodarse, se envolvió entre las mantas y trató de ignorar el hecho de que sus emociones estaban a punto de explotar y hacer una mezcla de todos sus temores unidos en desmedida.
No había lugar en el cuarto donde no le
tomara figura a algo feo que quisiera hacerle daño. La sueta en la silla le parecía alguien ahí y los adornos de las cortinas del mueble, le hacían ver repetidas caras feas.
No fue que entró en pánico cuando su propio brazo dormido ㅡque ni había notado que estaba asíㅡ rozó accidentalmente su cintura.
Pegó un espingo e inevitable chilló. Asustada agitó s Tzuyu con fuerza, casi tirándole de la cama. Bastaron segundos para que la taiwanesa adormilada gruñera y abriela lentamente los ojos para mirarla.
Ahí estaba su mayor, con los ojos llenos de brillos por estar repletos de lágrimas y su rostro casi demacrado. ㅡ ¿Qué pasa Sana...? ㅡPregunto sentándose en la cama y frotándose los ojos tratando de evitar dormirse en el proceso.
ㅡ T-tengo miedo... ㅡA penas soltó un hilo de voz.
ㅡ ¿Miedo? ㅡPregunto, la mayor asintióㅡ ¿Es por la película que viste con Dahyun?
Su orgullo le dolió, pero debía admitirlo, asintió con suavidad. Esperando una estúpida burla de los labios de la contraria. Pero lo único que sintió es como los brazos ajenos le envolvían en un brazo, la taiwanesa la acomodó de tal forma que su cabeza se recostara en su pecho.
ㅡ No veas películas que no quieras Sana ㅡSusurro Tzuyu adormilada, su voz estaba gruesa. Tanto que la japonesa casi pudo sentirlo como un regaño.
ㅡ ¡Quería hacerlo! ㅡSe quejóㅡ No esperaba que me acompañará en una pesadilla...
La taiwanesa soltó un gruñido y Sana inconscientemente se recostó mejor en el pecho ajeno.
Fueron aproximadamente cinco minutos de silencio hasta que las palabras de la japonesa hicieron presencia en la habitación.
ㅡ Tzuyu... Aún tengo miedo ㅡSusurró, sin saber aún si la menor estaba despierta o no.
Tzuyu la acercó más a su cuerpo y plasmó un beso en su cabeza ㅡ No tienes porque tenerlo, yo te cuidaré.
Sana no pudo evitar escuchar como los
latidos del corazón de Tzuyu se aceleraban. Ahí bajo la luz tenue de la noche y de las estrellas, más que miedo y temor hubieron suaves mimos, unos que recibió Sana hasta caer agotada en brazos de la contraria. Tzuyu no pudo evitar sonreír con dulzura viendo como la japonesa poco a poco se dormía.
Porque más que esa fea pesadilla, tuvo de recuerdo el suave y repetido sonido de los latidos de la chica de la cual estaba tan enamorada.
Fin
Créditos CapitanWonho
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