Raíces del pasado

ValentinaMartinez008 MirianDominguezMartn ¡Feliz Cumpleaños! Que Dios las bendiga chicas y les regale una larga vida al lado de sus seres amados.
Mis mejores deseos para ustedes 🙏🏼😘

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{Laurel}

Me había quedado de piedra al ver a la señora bonita hablando con Darius y más saberla en el cumpleaños de Dasher, aunque fue peor cuando Celine la presentó como su madre y entonces todo hizo clic en mi cabeza.

¡Mierda! Yo había jugado con fuego en mi vida, pero lo de Darius era otro nivel y lo peor es que ni él ni Celine sabían a lo que se estaban enfrentando y lo comprobé después de hablar con Angela o con la Señora bonita como la había conocido en el pasado.

— Pues llegó la hora de que hables, Celine y Darius tienen una relación y espero que seas consiente de lo jodido que es que tus hijos se estén follando — ella negó frenética cuando le dije aquello. Estábamos en un café cerca de su casa y la había citado ahí casi para exigirle que dijese la verdad —. Lo siento mucho Angela Sandell, pero solo te daré dos días, si no has hablado después de ese plazo entonces lo haré yo.

Me fui de ahí cuando terminé mi advertencia, Celine me había comentado que estaba teniendo problemas con sus padres y odié cuando ella me dijo que no querían a pecas porque sus papás se enteraron de que tuvo una relación conmigo y la usó a ella para engañarme. Le había comentado eso a Angela para explicarle cómo sus hijos llegaron a intimar, pero nunca imaginé que lo tomara como excusa para que su marido odiara a Darius y le exigiera alejarse de su hija, la mujer también me confesó quien había sido el padre de mi exnovio y casi me fui de culo en ese momento. La cité una vez más para dejarle claro que no estaba jugando y que esa artimaña con la que intentaba alejar a sus hijos le costaría caro, pero la mujer tenía más miedo de que su familia la juzgara a que dos de sus hijos siguieran cometiendo incesto sin saberlo.

¡Joder! Hasta para mí esa palabra era demasiado fuerte.

Me había hecho amiga con Celine porque descubrí que era una excelente chica, cometió el error de meterse con un hombre que todavía estaba comprometido — al igual que yo lo había hecho en el pasado —, pero lejos de eso me demostró ser genuina y leal. También me demostró que estaba enamorada de Darius y prefería verlo conmigo, pero feliz, a intentar un acercamiento con él otra vez. Sin embargo, yo era de las mujeres que no perdonaba y aunque lo había amado, decidí mantenerme lejos de él después de nuestra despedida; con Olek las cosas se habían dado en una salida de copas cuando celebrábamos el éxito que estaba obteniendo con mis negocios y aunque me encantaba ese hombre, le hacía falta algo que ni él ni ningún otro no tenía.

«— En serio Lorax, un clavo no saca a otro y eso lo sabes — me reprendió Ed cuando le comenté que me había acostado con mi primer amor.

— Ya sé — bufé y me metí en su cama, ignorando las imágenes que se reprodujeron en mi cabeza de lo que él y Jace hacían ahí.

— ¿Al menos clava bien? — preguntó con curiosidad y me reí.

— Pues sí, tiene tremendo martillo — había sido mi respuesta y su rostro de satisfacción me hizo saber que su regaño había terminado».

Pero también le aclaré que lo mío con Olek no tenía futuro de momento y solo estábamos pasando el rato, algo que también hablé con mi amor pasado y estuvo de acuerdo. Nos habíamos amado con locura, sí. Pero pasado era pasado y si las cosas se daban bien con él, no me negaría a darle una oportunidad de verdad ya que me sentía demasiado a gusto a su lado.

Cuando llegué a casa de Isabella para hablar de algunos detalles acerca de la boda, nunca me esperé encontrar ahí a pecas y mucho menos que quisiera hablar conmigo. Me sentía nerviosa de estar a solas con él, pero su rostro y actitud no me dejaron negarme a su petición de hablar conmigo y me sentí entre la espada y la pared cuando me enfrentó. Sin embargo, él no merecía vivir con la duda y no era justo que me creyera la mala del cuento cuando la culpable era su madre y ya que estaba comenzando a estar más que segura de que esa mujer no hablaría, me tocaría hacer el trabajo sucio a mí.

— Conocí a Angela el día que sentenciaron a mis padres — comencé a hablar estando sentada frente a él —, los problemas contigo y el juicio me tenían mal así que ese día después de la última audiencia me fui para el hospital donde mi doctora iba a atenderme. Al salir choqué con ella, estaba muy mal y entonces la invité a un café; ella pasaba por un mal momento, yo también, así que le propuse que habláramos suponiendo que no volveríamos a vernos. Ella me comentó que en el pasado había hecho algo que la atormentaba día tras días y me aseguró que ese mismo había vuelto para castigarla por sus acciones... ¡Joder, pecas! No sé cómo seguir — acepté cuando me acerqué a lo que él tenía que escuchar. Por un instante comprendí a aquella mujer ya que no era fácil decir lo que iba a decir y esto que yo no era la implicada.

— Suéltalo sin filtros, como siempre. Eres así y lo prefiero en estos momentos porque me tienes con una intriga que me está enfermando — habló, aunque le advertí que no lo hiciera, pero lo agradecí en ese momento.

Suspiré de nuevo y me preparé mentalmente.

— Yo no sabía que ella era la madre de Celine, lo supe hasta el día de la fiesta de Dasher y acepto que tuve que ver en el cambio del padre de Celine contigo, mas no fue por dañarte — me miró un tanto enfadado, pero no dijo nada —. Angela estaba en el hospital porque después que tuvo el accidente se enteró que tú le donaste sangre y cuando te conoció quedó impactada por tu parecido con alguien de su juventud y que tuvieras el mismo tipo sangre que ella fue demasiada coincidencia — tragó con dificultad al comenzar a comprender y mi corazón se enloqueció al ver su rostro cargado de miedo —. Sin que nadie se enterara pidió una prueba de ADN de esa sangre y ese día estaba ahí recogiendo los resultados... eran positivos, Darius — solté sin filtros como lo había pedido porque me salía más fácil. Sus ojos casi se desorbitaron y negó como un maniaco al oírme — Dari...

— No digas nada — casi rugió aquellas palabras y di un respingo. Llevó una de sus manos a la frente y la dejó ahí, estaba temblando y cerró sus ojos con fuerza — ¿El día de la fiesta de Dasher te enteraste de que era madre de Celine?

— Sí — fue lo único que dije, él seguía con los ojos cerrados y su voz estaba más gruesa.

— ¿Qué hiciste después de saberlo?

— La cité en un café para exigirle hablar contigo porque supe que Celine no tenía idea de lo que su madre ocultaba y ustedes dos estaban... — mi voz murió cuando abrió los ojos y me miró. Estaban más oscuros que de costumbre y el peligro era claro en ellos.

— Cometiendo incesto — escupió con asco y salté un poco en mi asiento a la vez que tragué con dificultad.

Lo vi ponerse de pie y salió a la terraza de aquella habitación, sus manos se volvieron entre blancas y purpuras cuando se aferró con fuerza al balcón y me asusté por la forma en la que estaba respirando. Me arrepentí de haber abierto la boca, pero tampoco podía seguir callando porque lo que había entre él y Rulitos me estaba afectando demasiado y no por tener celos.

— No fue tu culpa, Darius. Tampoco de Celine — hablé temerosa.

— ¡Por supuesto que no fue nuestra culpa! ¡Es culpa de esa mujer por cerrar su boca! — gritó perdiendo el control y aunque le tuve miedo me fui sobre él y lo abracé con fuerza.

Estaba tenso y temblaba con toda la ira que se estaba conteniendo, por lo mismo se quedó estático al sentirme; no sabía cómo calmarlo y actué más por instinto que por raciocinio al hacer aquello.

— Me dijo por qué lo hizo — mi voz era ahogada entre su cuello, pero estaba segura de que me había escuchado —. Era una niña cuando todo pasó, estaba asustada y prefirió dejarte en aquel orfanato, antes de que te mataran — su temblor aumentó y lo escuché sollozar en ese instante.

¡Mierda! Entendí que todavía tenía corazón cuando se me partió por saberlo en aquel estado.

Quise separarme de él, pero en ese instante respondió a mi abrazo, se aferró a mi cintura y enterró su rostro en mi cuello.

— Tú eras una niña cuando te embarazaste de Olek y quisiste tener a tu bebé, Laurel. No hay excusa — las lágrimas salieron de mis ojos al escucharlo tan roto. Enterré mi mano en su cabello y acaricié ahí con las yemas de mis dedos para darle un poco calma, aunque fuera imposible —. Lo ha sabido desde hace más de un año y no tuvo los ovarios para decirme y ni siquiera me importa porque para mí la única madre que tuve fue Leah White Miller, pero... ¡Joder! Hubiese podido evitar esta mierda si hubiera hablado conmigo y te juro que habría mantenido su secreto porque no me importa que me reconozca o reconocerla como madre — mordí mi labio con fuerza para no seguir llorando, se separó de mí y sin vergüenza me dejó verlo llorar, aunque lo hacía más de rabia que de dolor —. No hablaré con ella de esto, pero dime tú cuál fue su razón para abandonar a un hijo — me asusté y no lo oculté. Limpié sus mejillas y él se seguía aferrando a mi cintura, estábamos demasiado cerca y en otro momento quizás me habría puesto nerviosa por eso, mas no en ese momento.

Ya había sido difícil soltarle aquella verdad, decirle las razones no sería más fácil.

— Habla, por favor — suplicó, lamió su labio y después lo mordió para evitar seguir llorando, pero le fue imposible. 

Mi pecas estaba demasiado roto en ese instante y me sentí miserable.

— Se embarazó de un tipo que ya estaba comprometido — dije y aflojó su agarre en mi cintura para después separarse de mí —, tenía diecisiete años cuando eso pasó; el hombre era mucho mayor y muy peligroso. Cuando ella le confesó lo del embarazo la quiso obligar a abortarte por temor a que su prometida se enterara de todo y lo dejara, Angela logró huir y te tuvo, pero él volvió a encontrarla; quiso matarla a ella y a ti, aunque una vez más logró escapar y entonces te dejó en el orfanato para que lograras vivir y ella igual. El tipo le perdonó la vida cuando ella lo buscó fingiendo que habías muerto de neumonía, mas la hizo irse lejos de él y de la que entonces ya era su esposa — Darius rio irónico cuando dije aquello y se volvió a girar al balcón para aferrarse a él y ver el horizonte. Todavía tenía una verdad que soltar y estaba segura de que aquello sería igual de fuerte para él.

— Salvó su vida, la mía e hizo feliz a ese hijo de puta. Pero nunca se le ocurrió pensar que me dejó en el peor lugar que un niño podía estar — bufó con odio puro y cerré mis ojos con fuerza sabiendo que necesitaba valor para seguir hablando. Cuando los abrí él me estaba observando y deduciendo que había más, negó y rio satírico y resignado —. Habla dulzura, ya nada puede joderme más — aseguró.

— Ese hijo de puta te encontró casi dos años después o más bien su esposa lo hizo — me miró incrédulo luego de eso y de pronto comenzó a reírse como un loco de atar — Lucius Black, tu verdadero padre — seguí a pesar de eso y restregó sus manos en su rostro.

— Esto debe ser una jodida broma — soltó — ¡ESTO ES UNA PUTA BROMA! — me encogí en mi lugar al oír su grito — ¡El incesto que he cometido me parece nada en comparación al asco que me da saber que en verdad por mis venas corre la sangre de ese mal nacido!

— No importa que haya sido tu padre, no eres ni serás jamás como él, pecas — quise asegurar y me miró serio. Pude ver el dolor en sus ojos negros y la tristeza que lo invadía en ese instante, volvió a acercarse a mí y alcé mi cabeza para poder verlo a la cara.

— Gracias por no dejar que siguiera en mi error — negué cuando dijo eso.

— Lo siento mucho, de verdad. Vi que intentabas algo serio con Celine y ella estaba feliz de al fin poder tener una oportunidad contigo, por eso siempre digo que la vida es una perra y nos jode de formas retorcidas — asintió de acuerdo.

— Creo que no nacimos para ser felices — habló demasiado rendido y bajó su rostro. Me alejé de él cuando el impulso de consolarlo llegó de nuevo, no era malo hacerlo; lo malo era la forma en la que quería lograrlo.

Sacó su móvil cuando comenzó a sonar, me mostró la pantalla para que viera que se trataba de Rulitos y me estremecí; él negó sin saber qué hacer, la vergüenza era evidente. Él comprendía que no había sido culpa de ellos, pero enfrentarlo era distinto; aún así se armó de valor y tomó la llamada poniendo el altavoz.

Quiero morirme — los sollozos de Celine la hacían hipar y sentí una opresión terrible en mi pecho. Darius no pudo decir nada en ese momento y más lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, Angela había dejado la cobardía, aunque tuve que obligarla — Tanto que juzgué a Laurel en el pasado por lo que quiso hacer conmigo y contigo, por su forma de vida y mírame Darius... — su verborrea en ese momento estaba cargada de asco y arrepentimiento, pero a mí no me había molestado su crítica por mi vida. Era lo que era y no me arrepentía de nada, sus creencias y forma de vida en cambio, le jugaban en contra de lo que había sucedido entre ellos aún así no fueran conscientes de lo que estaban cometiendo —, amando a mi hermano y acostándome con él... ¡No tengo perdón de Dios!

— No ha sido nuestra culpa, cariño — le aseguró él siendo cariñoso y comprensivo —, tu madre debió hablar antes de que esto ocurriera, lo supo con tiempo y prefirió callar.

También es tu madre — alegó ella y rio de lo patético que se escuchaba —, papá está destrozado por su mentira y yo de momento no puedo perdonarla. Te quiso hacer quedar como el malo de la historia cuando fue ella la única mala, ha jodido mi vida de una forma que jamás debió joder y lo única solución que encuentro para escaparme de esta aberración es morirme.

Negué cuando la escuché decir esas tonterías y me acerqué más para hablar cerca del móvil, Darius vio mi intención y con una mirada me animó a seguir.

— No sé qué parte de no fue su culpa no entiendes niña y creo que si eres así de débil y piensas en quitarte la vida o qué sé yo... entonces es mi deber advertirte que al cielo no irás Rulitos.

Laurel... — jadeó sorprendida al oírme.

— Escúchame bien, Celine. No soy una creyente porque nadie jamás me enseñó nada de eso, pero créeme cuando te digo que si piensas en cometer una locura, el infierno te dará la bienvenida y no por haberte acostado con tu hermano sino por suicidarte... ¡Joder, niña! Agradece que al menos te follaste a pecas sin saber lo que eran y quédate con el recuerdo de lo mucho que disfrutaste y no al hombre que lleva tu sangre y esa es una metáfora ya que son de diferente tipo, sino al chico del cual te enamoraste — vi a Darius sonreír y negar, me encogí de hombros para que me dijera qué sucedía, pero calló.

Haces ver todo tan fácil, te juro que quisiera ser como tú y que me importara una mierda todo esto — al menos el llanto ya había cesado cuando habló.

— ¡Ah! No, Rulitos, tampoco pidas milagros porque como yo, ninguna — tanto ella como Darius rieron al oírme —. Ya chicos, es en serio. Ustedes no tuvieron la culpa de esto y no es pecado cuando no estabas consiente de lo que hacías; ahora si ustedes quieren seguir, sí lo será, pero si son felices, se aman y desean una vida juntos... no se detengan — miré a Darius y se sorprendió demasiado por mis palabras — al menos yo creo más en el amor, venga de donde venga.

— Claro que no seguiremos — zanjó pecas un poco enfadado por lo que dije.

Sería estúpido hacerlo, Laurel. Admiro que tengas una mente tan abierta, pero esto es algo que jamás pasará, pensar en Darius como hombre en estos momento me produce un malestar en el estómago por mucho amor que sienta y sé que a él le pasa lo mismo.

— Quiero verte, Celine. Hay muchas cosas que hablar y es raro, pero no debemos alejarnos por algo que no nos buscamos, tú has sido mi amiga a pesar de todo y créeme cuando te digo que intentaré verte como lo que de verdad eres — quise alejarme de Darius cuando comenzó a hablar con ella, pero me tomó de la muñeca para impedirlo y con un gesto me dijo que esperara.

Dame tiempo, no puedo hacer esto aún.

Siguieron hablando unos minutos más y jamás me soltó, hizo que Celine le prometiera que no iba a cometer una locura y aunque ella lo hizo, vi la preocupación en él. Era lógico que se sintiera así, él estaba siendo muy maduro porque la vida ya lo había golpeado demasiado fuerte como para enseñarle a ser frío en situaciones tan complicadas como esas, Celine en cambio se crio en un hogar donde todo parecía perfecto y era de entender que reaccionara así.

Mi vida no era tan distinta a la de Darius, los dos habíamos pasado por situaciones difíciles y logramos enfrentarlas a nuestra manera; crecimos y aprendimos demasiado y lo que más admiraba de él era de que a pesar de sus golpes, seguía creyendo en lo bueno. Lo educó un tipo que de hombre no tenía nada y sin embargo, pecas era demasiado diferente; era un caballero y también un jugador con las mujeres, pero no había hecho sufrir a ninguna a excepción de mí claro estaba. Pero un error conmigo no evitaba que viese sus virtudes y por eso desde un principio siempre creí que era un hombre con alma de niño, un inocente creyéndose pecador y estando ahí en ese momento comprendí que deseaba apoyarlo en esa situación tan dura que estaba pasando. No iba a dejarlo solo y quise ser para él lo que debí ser desde un principio antes de llevármelo a la cama: su amiga.

— Gracias por tus palabras a Celine, en serio tuve miedo de que cometiera una locura — dijo, quería parecer tranquilo, pero se veía demasiado vulnerable en ese momento.

— Para eso están las amigas — aclaré y levanté mis hombros en un gesto despreocupado. Nos miramos unos segundos y me sentí sin saber qué decir cuando su mirada comenzó a quemarme — Hay algo que quiero saber para descartar cualquier cosa — musité, recordando el pensamiento que tuve cuando me enteré de las líneas de sangre.

— Pregunta.

— ¿Tú y Celine se cuidaron cuando tuvieron sexo?

— Sí, siempre fue así. Con la única que tuve relaciones sin protección fue contigo — que recordara aquellos momentos no fue bueno, pero disimulé lo que me hizo sentir — Voy a ir a mi casa, creo que este día ha sido muy pesado y me siento exhausto — avisó y asentí.

Dasher iba a quedarse con los clones y me preocupaba que estuviera solo en su estado, pero se sentía tan incorrecto ofrecerme a ir con él y más cuando se notaba que no deseaba compañía.

Respiré con brusquedad debatiéndome en qué hacer.

— ¿Y si vamos a algún lugar a tomar un trago? — propuse y me miró estupefacto — Yo también he tenido malos días al callarme todo esto y ahora que he hablado al fin, siento que me merezco eso; tú no estás bien y dicen que para eso no hay nada mejor que estar con los amigos.

— ¿No te ocasionaré problemas con Olek? — sonreí por su pregunta. Era fácil decirle que Olek solo era mi amigo, uno con el que me había acostado algunas veces. No obstante, era mejor que creyera lo contario en esos momentos.

— Confía en mí, además solo iré a tomar un trago con un amigo — aclaré y sonrió.

— Al menos enterarme de todo esto me ayudó a ganarme tu amistad — ambos nos reímos y me ofreció su brazo para que enganchara el mío.

Salimos de aquella habitación y al llegar a la sala descubrimos a toda la familia esperando por nosotros, LuzBel frunció su ceño al vernos caminar agarrados y los niños sonrieron cómplices. Los ojitos de Dasher se iluminaron y corrió a nuestro encuentro.

— ¡Papitos! — gritó y pecas lo cogió en volandas, se sentía lindo que ese pequeño nos llamara así. En mi interior siempre agradecí que fuera tan obstinado cada vez que intentaba que no me llamara mamá porque sentía hermoso que me viera como su figura materna a pesar de que su padre y yo no estuviésemos juntos.

Respeté el silenció de Darius cuando su hermana y cuñado pidieron explicaciones porque supe que no estaba preparado para decir aquella verdad y después de aclararles que solo habíamos hecho las pases como amigos, nos dejaron ir tranquilos hacia nuestro destino.

Karma había sido inaugurado meses atrás y decidimos pasar el rato ahí, era uno de los mejores club en esa zona y con los arreglos que se la habían hecho se convirtió en exclusivo para muchos hombres de sacos caros. Valoré mucho mi trabajo cuando estuve a cargo de todos esos negocios, pero no lamentaba haberlo dejado ya que tuve la oportunidad de crecer con los míos; volver como una clienta era refrescante y la compañía que tenía me hizo merecedora de muchas miradas cargadas de envidia y admiración. No culpaba a esas mujeres, estar con un tipo tan caliente como pecas era satisfactorio, pero esa vez estaba decidida a no cagarla.

— Como dices tú... ¡Salud por la perra vida! — me reí cuando alzó su trago y lo acompañé en su brindis.

— Porque nos hace mierda por momentos, pero también nos recompensa con nuevos comienzos — añadí — ¡Salud! Porque nada ni nadie nos joda esta noche, mucho menos las raíces del pasado.

— Y por una nueva amistad — ambos nos miramos cuando dijo aquello y choqué mi vaso con el de él.

Una nueva amistad.

Se repitió en mi cabeza, después de tanto tiempo me sentí casi completa y solo rogaba para que ese buen momento no acabara.

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