Perversa Seducción 2
dangelica120 Lisaflorezrubio AngeMorales904 Dairee_Rojas
Capítulo para ustedes chicas perversas 😏😏😏 disfruténlo y mente abierta no lo olviden 😉😉😉😉
giane_2206
¡Feliz cumpleaños!
Espero que la hayas pasado super en tu día y de corazón te deseo lo mejor para tu vida y sobre todo abundantes bendiciones.
Suerte para todos que donde estoy ya es martes :-)
A leer este capítulo tan deseado por muchas y espero que lo disfruten, les recomiendo tener papel al lado y de ser posibles léanlo solas o solos 🤣🤣🤣😏😏😏
Nos leemos la otra semana.
_______________________________________
{Laurel}
Fabio me tomó de la mano cuando comenzamos a caminar detrás del tipo que nos había llevado la petición de Afrodita, mi mano se sentía demasiado pequeña entre la de él. Era un claro ejemplo de que cuando las manos eran grandes, todo lo demás lo era y me encantaba; yo era una mujer pequeña, al lado de mi pasado chico me veía así, pero al lado de Fabio creo que me confundía con putafina, bueno... la caricatura se llamaba Pitufina, pero me gustaba más hacerle el arreglo a aquel nombre por simple humor para mí misma.
Llegamos a una puerta de madera que lucía antigua, aunque cuidada a la perfección; de nuevo dos tipos estaban custodiando la entrada, pero ya no fuimos revisados ya que el tipo que nos guiaba asintió haciéndoles saber que íbamos con él, noté que para ese hombre no éramos de su agrado, pero al parecer cuando su jefa daba una orden la cumplía al pie de la letra. Al pasar la puerta nos encontramos con un pasillo iluminado por enormes lámparas de araña doradas y a cada lado en lugar de paredes, había cortinas rojas y en el suelo unos recipientes con velas artificiales que le daban un aire erótico al lugar. Sonreí al escuchar algunos jadeos tras esas cortinas y al pasar frente a una que estaba entreabierta noté a un tipo disfrutar de dos mujeres a la vez mientras otro en una sala adyacente disfrutaba y se tocaba viendo aquella escena.
— Salas de voyeur — informó una voz femenina. Miré hacia adelante y vi a Afrodita de pie al final del pasillo.
Había recogido su cabello y lucía como si acababa de salir de una ducha y solo usaba una bata de satén roja para cubrir su cuerpo, sus pies estaban desnudos y sus uñas rojas relucían más con la luz de aquel lugar.
— Pero al ver sus rostros, noto que solo tu chica ignora lo que es — dijo a Fabio.
Era cierto, solo yo parecía sorprendida con lo que veía. Él se mantuvo tranquilo todo el tiempo, casi como si hubiese estado en su casa.
— Eres muy observativa — respondió Fabio cuando nos quedamos frente a ella — ¿Qué más eres? — estaba siendo frío al hablarle, pero algo me decía que no era porque le disgustaba la chica, sino porque deseaba demostrarle algo — Y Laurel es mi chica solo por esta noche — aclaró y sonreí con diversión.
Afrodita me miró con malicia.
— Es un gusto conocerlos, soy Mila Volkova, en el escenario y para desconocidos soy Afrodita — se presentó. ¡Bien! Por lo visto nos consideraba más que desconocidos; se acercó a mí hasta besar la comisura de mis labios como saludo y sonreí al comprobar que la había dejado con ganas de más.
Después de saludarme se acercó a Fabio e hizo lo mismo, pero se apoyó en los brazos de él y acarició sus músculos con demasiado deseo.
— Y respondiendo a tu pregunta, soy sumisa y dominante. Todo depende de con quien esté — tomó el lazo que mantenía cerrada su bata y jugueteó con él con mucha picardía. Vi que los ojos de Fabio se oscurecieron más — ¿Cómo te llamas tú?
— Fabio D'Angelo y soy de esos con los que solo puedes ser sumisa — ¡Wow! Aquello hizo que mis mejillas se calentaran, la postura que Fabio estaba tomando era muy diferente a su lado divertido y no sabía si emocionarme o asustarme.
Los ojos de Mila brillaron con peligrosidad y fijó su mirada en mí.
— ¿Y tú cariño, qué eres? Me encanta tu nombre por cierto — halagó.
— Gracias y no tengo ni puta idea de lo que hablan, aunque si se refieren al ámbito sexual, pues me encantan dar y recibir placer — los dos sonrieron cuando dije aquello.
Mila tuvo la amabilidad de mostrarnos lo que había más allá de aquellos pasillos, siguió descalza en el recorrido y que el piso estuviese recubierto de alfombra la protegió mucho. El aroma que desprendía era delicioso y su piel brillaba demasiado, nos llevó al piso de arriba y nos mostró las habitaciones que denominaba vainilla; a pesar de las fragancias que habían usado para esas áreas, el olor a nuevo se sentía en el aire y ella explicó que todo estaba así. Habían remodelado el lugar por completo y las personas que esa noche decidieran quedarse, estrenarían cada rincón de aquellas habitaciones. Por último nos llevó a una especie de sótano alegando que había dejado lo mejor para ese momento, pasó una tarjeta en la ranura de una enorme puerta y en cuanto vi el lugar, noté que estaba en la boca del lobo.
— Y estás son las mazmorras, solo hay tres en todo el club, pero esta es la mejor. Creada solo para mí — informó con orgullo. Con una señal de mano nos invitó a pasar y mis piernas temblaron al hacerlo.
No tenía ni idea de lo que ahí había, era obvio que estaba viendo todo por primera vez y mis ojos se ensancharon al admirar cada objeto; vi fustas de todo tipo, cinturones, una cruz, columpios, mesas que habría jurado que eran para tortura y esposas de todo tipo. Miré muchas cosas más que ni siquiera podía describir y me sentí incómoda al sentirme tan fuera de lugar, todo lo contrario a Fabio, quien admiraba espacio con demasiado conocimiento.
— ¿Te abrumas, preciosa? — me preguntó cuando estaba sosteniendo unas esposas.
— No sé en qué mierda me he metido, pero cobarde no soy — aclaré y sonrió orgulloso.
Mila se acercó a mí y me rodeó hasta quedar a mis espaldas. Estaba en tacones y ella descalza, aun así casi era de mi tamaño, lo que significaba que hasta ella era más alta que yo.
— Estás en una mazmorra para practicar BDSM — informó y a mi cabeza llegaron imágenes de sexo duro, golpes, mucho maltrato y tal cosa me estremeció. Había visto algunos vídeos de eso y no me gustaban para nada —. Esta es mía, pero aún no la he estrenado. Todo lo que ves está sin usar y a lo largo de mi vida he hecho de todo, menos un trío o estar solo con una mujer. Tú en cambio pareces que sabes muy bien lo que yo no y después del beso que me diste en el show, has despertado mi curiosidad Laurel — rodeó mi cintura y con un poco de torpeza comenzó a acariciarme — tú amigo está muy familiarizado con esto, has estado con un dominante de los más duros así que de cierta forma te ha mostrado un poco de su mundo — mis ojos se desorbitaron cuando dijo aquello. Pensé en todas las veces que estuve con Fabio y entendí de lo que hablaba Mila, desde la primera vez que follé con ese hombre fue duro y sí, con él fue la primera vez que lo hice con aquel nivel de rudeza; fue abrumador al principio, pero con todo lo que me hizo olvidé lo duro y me concentré en el placer, siempre en el placer.
— Tienes la perversidad, cariño, por eso no le diste más importancia a mi forma de tomarte — confirmó él y detuve la mano de Mila justo cuando quiso colarse bajo mi vestido.
— He estado en tríos, no te equivocas. También con una mujer, pero odio la idea de que alguien me pegue, queme o intente darme cualquier tipo maltrato — les aclaré. A Mila no le importó que retuviera su mano con la mía, con la otra hizo mi cabello hacía un solo lado y comenzó a dar besos castos desde mi hombro hasta mi cuello.
— Tienes una idea muy equivocada, Laurel. El BDSM no trata de maltrato sino de placer y me sorprende que lo juzgues cuando eres de las que no lo hace cuando no conoce algo — alegó Fabio — ¿Te ha disgustado todo lo que te he hecho? — negué en respuesta — Déjanos mostrarte un poco de este mundo entonces, luego das tu opinión y no te dejas llevar por lo que has visto, mas sí por lo que sentirás — propuso. Mila llegó al lóbulo de mi oreja, mordió un poco fuerte y luego lamió logrando que mi piel se erizara.
— ¿Quieres tenerme aquí? — pregunté a Fabio y asintió sin dudar comenzando a caminar hasta mí.
— Quiero esta noche a la experiencia y la ignorancia juntas — declaró y acarició mi rostro, después lo hizo con el de Mila.
— Déjame enseñarle primero a tocar a una mujer — cedí y comencé a guiar la mano de aquella chica por debajo de mi vestido.
Que comenzara la perversión.
Fabio sonrió satisfecho cuando dije aquello y me besó, esa vez sin ser casto sino volviendo a ser el tipo apasionado y rudo al cual recordaba; gemí cuando la caricia de Mila guiada por mí llegó a mi sexo — por encima de la tela de mis bragas —. El beso de Fabio se intensificó y folló mi boca así como lo hacía con todo mi cuerpo; de nuevo estaba en una situación perversa, una vez más estaba volviendo a mi esencia, siendo yo. La puta como les gustaba llamarme, pero la verdad era que me sentía feliz y orgullosa de hacer lo que quería, de decidir solo por mí y no pensar en lo que los demás creyeran.
— Tócame como te gusta que te toquen a ti, como te tocas a ti misma — dije hacia Mila cuando me giré hacia ella —. Así — mostré.
Comencé a abrir su bata y me dejó verla desnuda, sus pechos eran firmes y su piel dorada brillaba con la luz de las lámparas; Fabio colocó su enorme mano sobre la mía y siguió mis movimientos, iniciamos desde el cuello hasta llegar al medio de sus pechos y bajar hasta el sur de su cuerpo. Esa mujer podía dominar el BDSM, pero yo dominaba la seducción muy bien; sabía cómo tocarme y cómo tocar, los ojos de aquella diosa viajaron de mí a Fabio y solo alejamos nuestras manos de ella cuando el hombre tras de mí sacó mi vestido dejándome en bragas ya que omití el sostén esa noche.
— Me entregaré a ti y me enseñarás lo que una mujer puede hacerme, pero tú también me dejarás enseñarte la verdadera cara del BDSM — dijo y la miré.
— Y yo les mostraré a ambas cómo tratar a una principiante y a una experta — habló Fabio y gemí cuando coló su mano dentro de mi braga, lo sentí sonreír cuando descubrió mi humedad y besó mi cuello.
— No deseo maltrato — dije a ambos.
— Solo tendrás placer, lo prometemos — habló Mila.
Mi respuesta fue halarla hacia mí y unir nuestras bocas, fue una sensación deliciosa cuando nuestro pechos se rozaron y la calidez de ambas se encontró; las dos sabíamos a licor y en ese momento me estaba respondiendo a mi beso como deseé que lo hiciera desde que estábamos en el show. Fabio se separó de nosotras y comenzó a desabrochar los botones de su camisa, pero no la quitó de su cuerpo; Mila y yo nos quedamos tocándonos y seguimos besándonos, mis bragas quedaron al olvido y caminamos hasta llegar a un sillón tantra en la habitación. Hice que Mila se recostara y besé su cuello, llegué a sus pechos y los succioné, lamí, chupé y mordí arrancándole gemidos de placer, pronto mis manos llegaron a su sexo y con todos mis dedos inicié a acariciarlo hasta abrir sus pliegues y sentir su manojo de nervios con la humedad que lo recubría. La chica estaba empapada al igual que yo y me sentí orgullosa de hacer que gimoteara de placer y que pidiera cada vez más, pero justo cuando iba a dárselo fui apartada de ella por Fabio que sin decir nada me hizo subirme hasta envolver mis piernas en su cintura, se adueñó de mi boca y al ser tan grande con facilidad llegó a mi coño por detrás y me acarició como sabía que me encantaba.
— Confía en mí — pidió cuando me depositó en una especie de sofá sin respaldo, tenía unas barras de madera a cada lado de donde pendían unos lazos y antes de amarrarme a ellos protegió mis muñecas con un tela suave. Vi a Mila buscar algo en unas gavetas y luego se acercó con dos vibradores en su mano y cosas como pizas en la otra —. Las pinzas no serán para ti — me aseguró él.
— Solo déjate llevar, cariño. Por una vez deja el control en nuestras manos que te sabremos tratar bien — pidió Mila y asentí.
Fabio tomó uno de los vibradores que la diosa le tendió, Mila se colocó tras de mí en ese momento y tomó mis pechos masajeándolos como antes yo lo había hecho con los de ella; escuché el zumbido del aparato en manos de Fabio y chillé cuando tensó las cuerdas logrando que mis brazos se extendieran en toda la longitud que daban al punto de tener que ponerme de rodillas. Mila encontró mi boca y Fabio me abrió hasta dejarme muy expuesta a él, gemí en la boca de aquella mujer cuando la vibración atacó mi sexo y me provocó un placer inexplicable; la boca de Fabio ocupó el lugar de las manos de Mila en mis pechos y los chupó con tanta destreza que de inmediato los gritos se escaparon de mi boca. La velocidad de aquel objeto en mi vagina bajaba y subía las revoluciones y en cuestión de segundos comencé a correrme con una intensidad que nunca había experimentado.
— Bien amor, este es solo el principio — susurró Mila en mi oído y después lamió el lóbulo de mi oreja.
Miré a Fabio y el deseo en sus ojos era increíble, estaban muy oscuros para ese entonces; no dejó de torturarme con aquel aparato y mientras seguía en eso haló a Mila con su mano libre hasta hacerla llegar a él y al tenerla a su lado la besó como antes me había besado a mí. Se veían increíbles, ambos luchaban por dominarse, pero sabiendo el poder de Fabio en esos momentos, Mila cedió y se volvió sumisa ante él; fue alucinante cómo logró tal cosa con un beso y de nuevo me vi gritando con otro orgasmo cuando vi a Fabio apoderarse de los pechos de Mila y tocarla con tanta experiencia en su feminidad. Estaba sudando para ese momento, me hicieron espectadora y participe en cuestión de segundos y el dolor en mis brazos por la tensión de las cuerdas cambió a placer y me vi deseando la brusquedad con la que Fabio tocaba a Mila, daba palmadas en sus pechos y esas mismas las bajaba a su centro y la mujer comenzó a humedecerse hasta que sus fluidos bajaron a sus piernas por el placer que aquello le provocaba, la velocidad del vibrador aumentó justo cuando Mila comenzó a restregarse sobre la palma de Fabio y cuando ella se corrió lo hice junto ella.
¡Mierda!
Comencé a sentirme débil cuando ese orgasmo arrasó con mis energías y Fabio lo notó. Me soltó de ahí y me llevó hasta una mesa — las que imaginé que eran para tortura — y vi que ahí también había barras para ser amarrada, mas esa vez me amarró de las piernas a ellas dejándome abierta y muy expuesta a la orilla de ella, mis manos las aseguró bien a los lados de mi cuerpo con unos cinturones que estaban incrustados en la mesa. Había uno para mi cuello, pero negué cuando quiso ponerlo y cedió sabiendo que no estaba preparada para eso; después de deshacerse de su ropa cogió otra cuerda y se la colocó a Mila por detrás de su espalda haciendo un fuerte amarre en sus manos. Su erección era inmensa en ese momento y frente a mí cogió a Mila con fuerza del cabello y ladeó su rostro para besar su boca, él estaba detrás de ella y en su mano sostenía una fusta de muchas tiras con la cual comenzó a azotarla en sus pechos, vientre y coño. Las pinzas de antes las puso en sus pezones y la sentó en una silla dejándome a mí ver todo; con un vibrador en forma de pene comenzó a torturarla pasándolo por su manojo de nervios y luego introduciéndolo en su en su abertura justo como la penetraría él.
¡Wow!
Comencé a humedecerme al ver cómo la tomaba y más cuando él me miraba con una sonrisa perversa que me indicaba que pronto seguiría conmigo, los pezones de Mila estaba rojos por la presión de las pinzas y sus caderas se movían al encuentro de las embestidas de aquella cosa entre sus piernas que pronto la hizo gritar de placer por eso y por los azotes de aquella fusta. Toda su piel estaba roja y sus labios hinchados por los besos bruscos de Fabio, pero pude ver a una mujer feliz y muy satisfecha en ese momento.
Fabio sacó el vibrador de ella y se puso delante, haló las pinzas una por una sacándole chillidos a Mila que consoló cuando chupó sus pechos para consentirlos después de lo que les había hecho; pero no le bastó solo lamer sus pechos, sino que bajó hasta chupar su centro. Halé mis manos por el deseo que tenía de tocarme, por el ardor y dolor en mi entrepierna al ver todo aquello y ellos sonrieron sabiendo lo que provocaban en mí; la diosa se corrió demasiado pronto con la boca de mi amigo y después de eso se puso de pie y la hizo tomar su polla con la boca. Tenía mis reglas, pero en ese momento deseé romperlas al ver cómo la mujer se lo devoraba completo y hacerlo implicaba que le dieran arcadas, mas ella las disfrutaba tanto como tragarse y saborear aquel pene hinchado y a punto de explotar; rato después Fabio la hizo apoyar una rodilla en la silla y su pecho al respaldar de ella, se colocaron en un punto donde yo pudiese ver todo y comenzó a penetrarla, no solo con su longitud sino también con el vibrador de antes en su trasero. Mila me miró y sonrió tras comenzar a gemir y gritar de placer, mi ardor y dolor se aumentó por la necesidad y descubrí que prefería los golpes físicos en ese momento, las tremendas nalgadas que Fabio le daba y con las cuales marcaba el culo de Mila, a lo que yo estaba sintiendo.
Lo quería en mí, deseaba aquella rudeza en mí y entendí que no me equivoqué con aquella mesa.
Sí era para tortura.
— ¡Joder! — gruñí cuando un estruendoso «plaf» sonó en el trasero de Mila y ella chilló de placer.
Comenzó a correrse y jadeé al verla, pero más cuando Fabio también lo hizo y su rostro se desformó con gestos de placer. Se había corrido en su interior y vi cuando al salir de ella el semen escurrió de su coño, ni siquiera la dejó recuperarse cuando la cogió del amarre en su espalda y la llevó hasta mí, la colocó de rodillas y recogió su cabello haciendo que su boca quedara cerca de mi sexo.
— Saca tu lengua — demandó y ella obedeció como la sumisa que era en ese momento.
Al hacerlo unió su boca a mi centro y chillé, lo hice porque no necesitaba mucho para correrme una vez más. La lengua de Mila hizo contacto en mí y Fabio movió su cabeza guiando sus movimientos, gemí con aquellos lengüetazos y como ya sabía que iba a suceder, comencé a correrme después del quinto que me dio. Grité en serio porque esa vez fue más intenso que antes y cuando Mila sintió mis espasmos suavizó sus movimientos.
— Nadie te dijo que hicieras eso — la reprendió Fabio y enterró el rostro de Mila en mi sexo para castigarla por haber ralentizado sus movimientos. Gemí con fuerza cuando él la separó de mí y cogió su lugar —. Sabes delicioso, a tortura y más deseo — dijo y me lamió con fuerza, su lengua estaba más caliente que la de Mila y grité de nuevo cuando hizo que la chica me lamiera junto a él.
Una lengua se sentía maravillosa, pero dos eran una locura, una que estaba viviendo en ese momento y que me estaba haciendo encontrar el verdadero significado de una perversa seducción; grité, gemí y jadeé hasta que casi volví a correrme, pero Fabio se detuvo y descubrí que seguía respetando mis reglas cuando se colocó un condón, hizo que Mila se subiera sobre mí en aquella mesa, pero solo colocando una pierna al lado de mi cintura y la otra la dejó para apoyarse en el suelo. Un fuerte «Oh» salió de mi boca cuando Fabio me penetró sin delicadeza, aquello no me dolió contando con lo húmeda que ya me tenían, Mila me besó tragándose mis gemidos; su pecho estaba muy presionado al mío porque no podía controlar sus movimientos debido al amarre de sus manos, pero aun así pudo apoderarse de uno de ellos. Era el mejor trío de mi vida, la brusquedad de Fabio en sus penetraciones comenzó a hacer efecto de nuevo y cuando mis paredes vaginales presionaron su miembro indicándole que estaba cerca de correrme, salió de mí y el grito de Mila me indicó que ya estaba dentro de ella. La besé entonces para coger sus gritos y ambas nos mordimos con demasiada fuerza, Fabio nos torturó a ambas de aquella manera el tiempo que quiso y fue una tortura capaz de hacerme llorar por intensa y deliciosa. Cuando se apiadó de mi deseo tomó el vibrador al que también le había puesto un condón y me penetró con él, mientras que ocupó mi trasero con su enorme falo.
— Así cariñó, disfruta y córrete para nosotros — dijo Mila, quien mordió mis pechos y lamió con más brusquedad cuando mis gritos ya no pudieron ser acallados y al fin me estaba corriendo con aquella intromisión de Fabio y solo cuando me vio satisfecha hizo los mismo con Mila y la vi retorcerse de placer.
El mismo que yo acababa de experimentar.
Mi vista se puso oscura en ese momento y supe que por una vez en la vida estaba llegando a mi limite, pero aquellos dos tenían planes que solo se cumplirían en toda la noche y descubrí que siempre podía llegar a mi limite y continuar un poco más.
____****____
Era pasado el medio día cuando el mismo tipo que nos llevó con Mila la noche anterior, llegó a la habitación en la que estábamos los tres. Una a cada lado de Fabio y él nos acunaba en su costado como el protector que era, estábamos desnudos y solo una sábana de satén dorado cubría nuestra desnudez; el tipo estaba molesto al encontrarnos de aquella manera, pero no me importó y después de decirle algo a la diosa sobre un tal Sasha Ivanov, informó que un contingente liderado por el moreno de la noche anterior — entendí que se refirió a Marcus — nos estaba buscando y esperando fuera del área de las mazmorras.
— Anoche apagué el localizador para que no jodieran, así que imagino que es la razón de que estén aquí — informó Fabio sin pena alguna y lo fulminé con la mirada.
Casi me fui de culo cuando vi la hora.
— ¡Mierda! LuzBel va a matarme — dije y salí de entre las sábanas sin importarme que el guapo hombre que había llegado a avisarnos me viera en toda mi gloria. Sus ojos no pudieron apartarse de mi cuerpo cuando me vio todo embobado y me reí cuando Fabio se puso frente a mí y dejó que lo viese a él tal como vino al mundo.
— Espera afuera Alex — pidió Mila con dureza.
Alex miró a Fabio con cara de pocos amigos y me reí, segundos después de se marchó.
Tanto Fabio como yo nos vestimos con rapidez, no encontré mis bragas por ningún lado, así que sabiendo que entre más tardara más molesto estaría LuzBel, opté por dejarlas y solo me coloqué el vestido tal como lo encontré.
— Ha sido un placer conocerte — me despedí de Mila pasando por su lado. Ella me tomó del brazo y detuvo mi paso.
— Estaré aquí y los recibiré encantada cuando quieran — dijo y sin pudor dio un beso casto en mis labios cerrados — y ojala que a la próxima me dejes dominar a mí — se dirigió a Fabio. En ese momento él se acercó a ella y la besó como antes Mila había hecho conmigo.
— Eso jamás pasará, aquí el que domina soy yo — le aseguró él con una sonrisa que amenazó con mojar mis bragas, pero después de todo lo que habíamos hecho descubrí que estaba seca.
— Hasta luego, Afrodita — dije y caminé delante de Fabio.
Al salir de aquel área encontré a Marcus, Caleb, Maokko y otras personas al servicio de mis amigos y al ver sus rostros supe que estaba en problemas.
¡Joder! LuzBel lograba hacerme sentir como una chiquilla malcriada.
— ¡Hija de puta! Para que traigas esa cortina al revés, imagino que la noche estuvo tan dura que te dejó estúpida — se burló Maokko y vi mi vestido.
— ¡Idiota! — bufé — Y para que estés feliz, hasta perdí mis bragas — repuse y su boca se abrió enorme y miró a Fabio quien sonrió con satisfacción.
Dominik estaba afuera esperándonos y cuando vio a su hermano, negó sabiendo que se había portado mal.
— ¿Cómo te sientes? — le preguntó.
— Capaz de cerrarle la puta boca a cualquiera que se atreva a cuestionarme algo — respondió él con un tono que me estremeció hasta el tuétano de los huesos.
— ¡Maldición! — escuché a Dominik susurrar y al asegurarse que Fabio no escuchara, le dijo algo alguien por medio de una radio — Estoy a punto de llevar a un asesino a casa, asegúrate de que el otro se controle o tendremos una masacre.
Fruncí mi ceño al oír aquello y entendí todo hasta que llegué a casa de los Pride-White y después de que Isabella me enfrentara, descubrí que pecas había llegado y casi me encontró en acción.
Pero ahí la única que iba a asesinar a alguien sería yo si se atrevían a tocar mucho mis ovarios.
Como se lo dije una vez a mi querido maestro John Palmer: yo era roja y mejor que no intentaran verme de otro color.
_______________________________________
Propiedad de Jassy.
Obra registrada bajo derechos de autor.
Instagram: wattpad_jm
Twitter: @JassyBook
Grupo de Facebook: Jassy's Books
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top