La vida sigue


¡Hola a todos! 

Feliz sábado chicas y chicos.

Como a muchos les ha pasado, he estado pasando por unos días difíciles y por esa razón mi mente no daba para más, pero bien dicen que después de la lluvia muchas veces sale el sol y llega el arcoíris, todavía estoy esperando mi arcoíris, pero al menos el sol quiere hacerse presente y es por eso que estoy aquí de nuevo con una nueva actualización.

Siempre que no pueda actualizar les avisaré por instagram o twitter y las chicas que manejan el grupo de facebook también avisarán por ahí. Esta vez avisé por esos medios y lo aclaro porque muchas estuvieron esperando actualización el martes cuando ya había avisado que no habría. Así que ya saben que cuando no pueda les avisaré por esos medios con tiempo.

Aún estoy recuperándome de estos malos días y mi mente a penas está volviendo a su estado normal, así que si logro sacar capítulo para el martes, pues habrá actualización, si no, les avisaré.

Gracias a todas por sus bonitos mensajes y su comprensión. 

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{Darius}

Un año después...

¿Puedo quedarme a dormir con mi mamita hoy? — Dasher estaba frente a mi escritorio, en la oficina que tenía en nuestra casa. Sus palabras eran claras al fin, así como su determinación en ese momento.

Llamaba a Laurel así, aunque la pelinegra quiso evitarlo y le explicó de mil maneras que no era correcto que se refiera a ella de esa manera, pero mi hijo era obstinado y no dio su brazo a torcer en ningún momento. A pesar de que entre nosotros ya no había nada, no le negué a mi hijo la oportunidad de verla y su lazo se hizo tan fuerte como el de una madre e hijo; las cosas no habían sido fáciles desde nuestra ruptura, sin embargo, ambos aprendimos a vernos como jefe y empleada hasta que su contrato había finalizado dos meses atrás.

Los clubes habían crecido bajo su administración y aunque le di la oportunidad de renovar el contrato y le ofrecí el doble de su pago, se negó alegando que tenía sus propios negocios para atender; era una mujer exitosa y con la ayuda de Olek montó una empresa de floricultura que según sondeos, pronto se posicionaría en la cima de su rama. Por mi lado, después de volver de Italia aquella vez en la que tuvimos nuestra despedida, me dediqué a mis negocios y extendí los mismos hasta meterme al rubro de los restaurantes; trabajaba desde mi casa a veces para poderle dedicar a Dasher el tiempo que se merecía y me ayudaba mucho el que Laurel lo viera como su propio hijo y se lo llevara a su apartamento para poder disfrutar de él sin que tuviese que tratar conmigo.

Era una lástima que nuestra amistad se perdiera después de todo.

Había sido mi primer amor y nadie llenó el espacio que ella dejó, no hasta ese momento.

— ¿Ella está de acuerdo? — pregunté a mi hijo, le hice una señal con la mano para que se acercara a mí. Lo tomé del torso cuando llegó a mi lado y lo senté en el escritorio para que quedara a mi altura.

— Sí. Mañana vamos a ir a comprar las cosas para mi cumpleaños y otras para la boda de mis tíos — avisó, recordándome que en una semana más cumpliría seis años y que mi hermana se casaría dentro de dos meses —. Olek nos llevará al cine — añadió y contuve una maldición.

Me enteré de que él y Laurel comenzaron a salir un mes atrás y me dolió saberlo, pero estaba en su derecho.

Yo tenía el mismo y por lo mismo había invitado a cenar a Celine la noche anterior, nuestra amistad había seguido, aunque distante y sin sexo; prefería desahogarme de otra manera, pero ya estaba harto de jalármela pensando en una mujer que ya no era mía, aunque en realidad nunca lo fue.

— ¿Ella vendrá por ti? — asintió — Bien campeón, vamos a arreglar tu bolso de viaje — lo animé y me sonrió feliz.

Ya me era fácil manejarme con ese pequeño, aprendí entre errores y aciertos con él, pero al final nos convertimos en la mejor dupla; pasé el tiempo que me quedaba con mi hijo y dejé el trabajo de lado. Quería aprovecharlo ya que lo vería hasta el siguiente día por la noche.

— ¿Listo para una nueva aventura, compañero? — me reí al escuchar a Laurel diciéndole aquello cuando llegó por Dash, él la miró con una enorme sonrisa.

— ¡Listo! — gritó emocionado.

Me regaló una sonrisa y saludó con un «Hola» cuando me vio, le entregué el bolso con cuidado de no tocarla, lo deseaba, pero no era conveniente. Estaba con un pantalón de mezclilla gastada y un suéter de lana color rosa pálido, su cabello en una coleta y unas zapatillas muy cómodas enfundaban sus pies.

— ¿Está bien que te lo traiga a las diez de la noche, mañana? ¿O no estarás en casa? — preguntó curiosa, era la primera vez que deseaba saber eso.

— Aquí estaré, saldré hoy aprovechando que te lo llevas — dije y sonrió, alcé una ceja por su acción tan maliciosa y esperaba que hablara de una vez por todas.

— Me vi con Celine hoy, me comentó algo — confesó y negué.

Bien decían que jamás comprenderíamos a la mujeres, Laurel por ejemplo: me odió y nunca me perdonó por lo que hice, pero se había vuelto amiga de Celine en los últimos meses y por lo que veía, se llevaban muy bien; tanto, que hasta se contaban todo.

— Bueno, entonces creo que ya sabes nuestros planes — dije alzando las manos.

— Me parece bien que se den una oportunidad, ella es una excelente chica — la miré incrédulo y rio como si yo hubiese tenido monos en la cara —. No seas exagerado, pecas. Sé que no la tragué al principio, pero sabes la razón; cuando tú ya no estuviste en el medio descubrí que es una excelente chica y me alegro de verdad por ustedes — la miré divertido y me deleité en su forma de llamarme, era la primera vez que hablábamos así y aunque el tema era mi salida con Celine, me hizo feliz poder estar de nuevo con una enorme tranquilidad con la única mujer a la que en verdad había amado.

— No puedo decir lo mismo de ti y Olek, pero sí me hace feliz que logre poner esa hermosa sonrisa en tu rostro y que me la regales ya sin ganas de matarme — solté y sus mejillas se tiñeron de rosa. La risita de Dasher nos interrumpió y sabía que esa mujer iba a amar más a mi hijo por sacarla de aquel embrollo conmigo.

— Mañana a las diez — se despidió y asentí.

— Hasta mañana campeón — besé a mi hijo y tuve la intención de acercarme a ella para despedirme, sin embargo, me detuve sabiendo que era algo muy apresurado e incorrecto —. Disfruten dije y me fui a mi despacho.

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Llegué por Celine justo a las ocho de la noche, vivía sola desde hacía un tiempo y aunque su familia me caía bien, no los frecuentaba mucho. Estaba muy hermosa enfundada en un vestido negro muy peculiar, pero lo que me sorprendió fue ver su cabello lacio y con unas pocas ondas en sus puntas; era raro no ver aquella mata de rizos rebeldes que la hacían única. Sin embargo, su belleza seguía siendo nata.

— ¿Los extrañas? — preguntó señalando su pelo y me reí.

— Te ves hermosa, pero sí es extraño no verlos — acepté y sonrió pícara — ¿Qué?

— Hay muchas maneras en las que los puedes hacer volver si deseas y no me refiero a que me derrames agua en la cabeza — alcé una ceja y me reí aun más al escucharla. Comprobé que también podía ser un poco descarada cuando quería y eso me gustó.

Nos fuimos para el restaurante que era uno de los que había abierto meses atrás y nos la pasamos muy bien comiendo, bebiendo, charlando y riendo de las locuras que a veces decíamos. Siempre me llevé bien con esa chica y me sentía muy a gusto a su alrededor, nos entendíamos y apoyábamos como amigos, también lo hicimos cuando fuimos amantes y mediante el tiempo iba corriendo, más deseaba volver a probarla.

Tenía planeado llevarla a bailar, no obstante, los planes cambiaron cuando el alcohol nos achispó a ambos y decidimos que era hora de ir a su apartamento. No había estado con una mujer por mucho tiempo y mis ansias por probar a la chica frente a mí y hacer que sus rizos aparecieran después de hacerla sudar a base de placer se hizo más fuerte; cuando llegamos a su hogar me ofreció algo de tomar, pero opté por besarla hasta que terminamos en su recámara y nuestras ropas abandonaron nuestros cuerpos. Esa vez fue diferente a las anteriores, en el pasado me limité a muchas cosas porque no las sentía correctas, pero ya no era el caso, así que hice de todo para darle placer, le mostré lo que era estar con un verdadero hombre y me complací en demasía con sus gemidos y deleite. Gritó, gimió y jadeó mi nombre hasta que ambos estuvimos satisfechos después de horas y terminamos durmiendo juntos y abrazados.

Cuando desperté horas más tarde, descubrí que haber hecho eso no se sentía mal y en realidad me gustó mucho el haberme quedado a su lado y no huir como antes lo hice.

Pasamos toda el siguiente día juntos y los demás días también, Dasher se llevaba muy bien con ella y me divertía verlos jugar, sobre todo porque Celine se convertía en una niña cuando estaba con él y mi pequeño disfrutaba de eso. A Laurel no volví a verla después de que llegó por Dash días atrás y algo me decía que era lo mejor, pero el cumpleaños de mi hijo llegó y por supuesto que ella estaría presente siendo la organizadora de su pequeña fiesta, toda mi familia también se había hecho presente y fue una alegría para todos que esa vez Dominik también se uniera al viaje y llevara a Leah a una fecha tan importante para mí.

Mi hermana estaba hermosa, su hija ya tenía un año y los clones eran unos tremendos protectores con ella y mi otra sobrina. Leah y Abby eran las princesas custodiadas por los peores y mejores soldados, peores porque se pasaban en la sobre protección y mejores ya que a pesar de ser unos niños, las cuidaban como adultos. Aiden, Daemon y Dasher nos hacían un poco más fácil el trabajo a los hombres mayores y nunca lo aceptaríamos frente a Isabella, pero éramos felices y estábamos tranquilos de que esas niñas se casarían al menos hasta que tuviesen cuarenta años.

— Tu hija es hermosa — halagó Celine, tenía en brazos a Abby y mi pequeña princesa admiraba el cabello de la chica. Isabella reía de ver eso.

Las había presentado horas antes, lo hice con todos cuando Celine llegó a casa para ayudar; mi hermana estaba feliz de que retomara mi vida y admitió de que aunque me hubiese querido con alguien más, se alegraba de que mi novia fuera una persona tan maravillosa como la mujer que cargaba a su hija. Aclaré que no éramos novios todavía, pero alegó que después de acostarme con ella y que la presentara con mi familia, la etiqueta ya estaba más que puesta.

— Gracias, te aseguro que ella piensa lo mismo de ti. Solo mira cómo te ve — dijo Isa.

Me alejé de ellas un rato y me llevé a Dasher y a Leah conmigo cuando otros invitados llegaron, a mi hijo le encantaba caminar con Leah siempre tomados de la mano y muchas veces los clones se peleaban por eso con él.

A lo lejos vi a Laurel riéndose de algo que Olek le había dicho y el pinchazo que sentí fue tan inesperado como indebido; dejé de verla cuando la madre de Celine se hizo presente y me fui a recibirla.

— Es bueno volver a verla, señora Sandell — saludé y me sonrió.

— Gracias por invitarnos, cariño. Mi esposo también está aquí, pero se quedó atendiendo una llamada — avisó y asentí —. Celine está feliz de volver a retomar su amistad contigo y nosotros también —me sentí un poco incómodo cuando dijo eso, ellos solo nos creían amigos y esperaba que no se molestaran cuando se enteraran que no éramos los amigos que creían.

— El trabajo nos alejó un poco — mentí.

Me sentí aliviado cuando Celine se nos unió y ya que tanto Laurel como yo estábamos atendiendo a todos, los dejé y me fui a hablar con otras personas, no sin antes percatarme cuando la pelinegra se acercó a Celine y esta última le presentó a su familia.

— Admito que es raro estar todos en el mismo lugar, pero si ellas se llevan tan bien, por qué nosotros no — Olek había llegado a mí y señaló a Celine y Laurel. Me reí por su estúpido comentario, aunque no dije nada.

— No tengo nada contra ti, si es lo que piensas. Solo no he tenido tiempo para socializar — dije y tomé el jugo de manzana que me daba.

— Salud por tu hijo — alzó él el suyo y lo imité —. Por cierto, jamás había estado en un cumpleaños donde el jugo de manzana fuese la bebida principal — añadió y negué. Dio otro sorbo y lo saboreó.

— Espera a que la fiesta de los niños acabe y le añadiremos algo más fuerte, también lo terminarás amando — le aseguré.

Era cierto que odiaba verlo con laurel, pero era consciente de que la vida seguía y él solo estaba aprovechando una oportunidad que le cedí fácil.

La fiesta continuó hasta que la hora de partir el pastel llegó, cantamos el «Feliz cumpleaños» al unísono y vi a Dasher viéndome a mí y a Laurel antes de soplar las velitas de su pastel, los clones estaban a su lado esperando a que diera la típica mordida y en mi cámara quedó grabado el momento en que ambos niños metieron toda la cara de mi pequeño en el pastel embarrándolo con crema. Dasher reía a carcajadas, limpió su rostro con sus manos y lo que quedó en ellas lo puso en el rostro de sus primos desquitándose lo que le habían hecho.

Ese día había sido casi perfecto.

Lástima que no todos fuesen así, pues los que siguieron se comenzaron a convertir casi en un fiasco; la familia de Celine se había enterado de que nuestra amistad iba más allá de eso y se opusieron casi como si yo hubiese sido un maleante a punto de arruinar a su hija. No supe la razón, pero terminé amenazado por su padre para no ver más a su hija, eso era algo absurdo ya que la chica era mayor de edad e independiente y estaba muy decidida a seguir conmigo a pesar de que sus padres quisieron evitarlo y ya que yo me sentía muy cómodo con ella, también estaba dispuesto a ir contra la corriente.

He querido hablar con Laurel, pero no he podido — estaba en la nueva casa que mi cuñado había comprado en la ciudad y hablaba por teléfono con Celine.

— ¿Y con ella para qué? — le pregunté.

Descubrí a mamá en una salida y se reunió con ella, odio creer que Laurel la esté influenciando, pero es lógico que lo piense después de ese cambio que mi madre tuvo contigo — informó y me sorprendió. Alcé mi vista cuando vi a la susodicha llegar a casa de mi hermana y decidí aclarar la duda de Celine.

— Tengo que colgar, voy a llamarte pronto — avisé y no esperé su respuesta para cortar.

Caminé hasta llegar cerca de las chicas.

— ¿Podemos hablar? — pedí a Laurel sin saludarla antes y asintió extrañada.

Mi hermana me dio una mirada de advertencia y negué con fastidio porque siempre creían lo peor cada vez que Laurel y yo estábamos juntos, pero si las sospechas de Celine eran ciertas, estaba seguro de que nuestra conversación no sería tan buena después de todo.

Guie a Laurel hasta una habitación que LuzBel estaba preparando con paredes insonoras y la metí ahí porque no deseaba que nos escucharan, íbamos a tener una larga charla y no creía que fuese tan silenciosa.

— Hola, Darius — saludó con sarcasmo —. Es algo extraño que me traigas a una habitación, por cierto.

— No es para lo que piensas — aunque lo deseaba, mas no era posible ya —. Celine asegura que sus padres se oponen a una posible relación entre nosotros y piensa que tú tuviste algo que ver en eso — la tensión en su cuerpo me puso muy de malas — ¿Tiene razón de pensar así? — calló al oír mi pregunta.

— Es posible que ellos quieran a alguien más para su hijita — su respuesta careció de gracia y sobre todo de seguridad.

— Me decepcionaría creer que te has vuelto tan falsa, Laurel Stone — advertí con voz dura —, pero más lo haría que estando tú en una relación con Olek y después de tanto tiempo separados, te quieras meter en algo que deseo comenzar con esa chica.

— No te confundas, Darius — pidió con nerviosismo —. No soy nadie para meterme en tu vida, pero esta vez sí creo que no te conviene una relación con Celine — admitió y no supe cómo reaccionar a su confesión ya que me tomó por sorpresa — y no tiene nada que ver con lo que hubo entre nosotros.

— ¿Y con qué tiene que ver? Explícame porque no entiendo nada. Los señores Sandell se llevaban bien conmigo y ahora parece que me odian, me creen el peor hombre para su hija y odio creer que tú tienes algo que ver con eso.

— Te comprendo, pero esto no es algo mío para decirte — bufé cuando la oí decir eso.

— ¿Pero si era tuyo decirles algo a ellos para que se comportaran así? — pregunté satírico, de nuevo calló — Yo no me metí más en tu vida, Laurel. Te dejé en paz desde aquella vez en Italia, aunque me hirviera la sangre de furia cuando me enteré de que iniciaste una relación con Olek; te he dejado ser feliz y acepté mi derrota contigo, pero ahora que ves que quiero algo con Celine te metes a joderme todo ¿Qué mierda te pasa?

Dejé que la furia me ganara en ese momento y me acerqué a ella más de lo necesario, no nos tocamos y sin embargo, sentí la calidez de su cuerpo y el movimiento brusco de su pecho me confirmó que su corazón estaba acelerado.

— ¿En serio eres de las que no me quieres contigo, pero tampoco con nadie más? — inquirí y una pizca de furia brilló en sus ojos.

— ¡Imbécil! Nada de lo que está pasando tiene que ver con lo que hubo entre nosotros, solo estoy evitándote una aberración. Pero hay cosas que no puedo decírtelas y por lo visto alguien es demasiado cobarde para aclararles las cosas a ti y a tu noviecita — dijo indignada. Quiso alejarse de mí, pero la tomé del brazo para evitarlo y así también le impedía que se fuera si acaso pensaba hacerlo.

— No seas cobarde tú y háblame claro. Hazlo por lo viejos tiempos y si crees que estoy cometiendo una aberración entonces dímelo porque créeme Laurel, no voy a dejar a Celine solo porque sus padres o tú no nos quieran ver juntos... no seas egoísta, yo también merezco buscar la felicidad — aclaré y odié ver la tristeza en sus ojos en esos momentos, pero necesitaba aclararle ciertas cosas, así nos doliera a ambos.

— Te juro que yo no tengo nada que ver en esto y he intentado que te hablen con la verdad, pero por lo visto les es más fácil alimentar una mentira con otra y eso es lo que la madre de Celine ha estado haciendo — la miré sin comprender una sola palabra. Me sorprendió cuando me tomó de la mano y me llevó hasta sentarnos en unas sillas que estaban cerca de la ventana, puso la suya frente a la mía y suspiró con fuerza.

— Me estás asustando — confesé y me sonrió para tranquilizarme. No lo logró.

Me hizo una señal de mano para que esperara y la vi sacar su móvil, marcó un número y puso el altavoz; la respuesta llegó después de cinco tonos.

Celine está en casa, no puedo hablar mucho — reconocí la voz de la madre de Celine y Laurel me hizo una señal para que mantuviera silencio.

— No te preocupes Angela, lo que diré es rápido — me miró un tanto nerviosa y suspiró de nuevo —. Aprovecha que tu hija está ahí, habla con ella y tu marido y diles la verdad porque yo estoy a punto de hablar con Darius.

¡NO! No puedes hacer eso... ¡No te metas en esto! Me harás perder a mi familia y eso pesará en tu conciencia — Laurel negó con fastidio al oírla, yo estaba tieso sin saber cómo reaccionar.

— También me pesará seguir viendo sufrir a mi exnovio por tu cobardía, ahora ellos creen que no pueden estar juntos porque yo he inventado algo y no estoy dispuesta a ser la mala de la historia. Puedo ser todo, menos cobarde o hipócrita y ya te di demasiado tiempo para que hables; haz lo que te digo Angela, enfrenta la verdad de una buena vez y sabes que no critiqué tu acción del pasado, pero sí esta y no te apoyaré... estás advertida.

Lau... — no dejó que la señora dijera más y cortó.

Estaba más perdido que aguja en un pajar y ella lo notó.

— ¿Qué fue eso? ¿Qué se traen ustedes dos? — exigí saber.

— Voy a hablar y por ningún motivo me interrumpas Darius, hazlo hasta el final de lo que te diré, no antes porque te juro que estoy a punto de arrepentirme de hacer esto, pero no te mereces seguir en la ignorancia.

— Habla — pedí impaciente.

Algo me decía que nada de lo que iba a decirme era bueno, pero quería salir de una vez por todas de esa incertidumbre.


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