Harto

elenitabb capítulo para ti. Felicidades por alcanzar un logro tan importante en tu vida y recuerda que este debe ser el primero de muchos, te deseo lo mejor y que Dios te bendiga.

ItzayanaVM felicidades por tu ya casi cumple, deseo una larga vida para ti y que todos tus sueños se cumplan. Bendiciones y éxitos.

Jacquelin9512 lupithaquihuis Feliz cumpleaños también a ustedes. Dios las bendiga y les deseo lo mejor en sus vidas.

No olviden que los quiero corazones perversos.

Nos leemos el martes 😘😘😘

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{Darius}

— ¡No puedes irte así! — me gritó Isabella y aunque odiaba hacerla enojar en su estado porque me sentía un desconsiderado, no pude evitarlo y seguí mi camino hasta llegar al coche y meterme en él.

— Sí puedo, mírame hacerlo — dije y arranqué saliendo de aquel lugar a toda velocidad.

No quería comportarme como un imbécil, Fabio no estaba en sus cincos y Laurel se pasaba de los limites tolerables para mí. Estábamos en la casa de mi familia y ellos tampoco se merecían un espectáculo de mi parte o cargar con las consecuencias de nuestros errores; intentaba controlarme y entender de una vez por todas que mi relación ya no existía, pero me era difícil aún. Podía irme a un hotel para evitarme tales cosas, sin embargo, Dasher no merecía que le cortara tiempo de calidad con sus primos por los problemas de los adultos y solo por eso iba a soportar estar bajo el mismo techo con aquella descarada hasta que la cena de compromiso de mi hermana se llevara a cabo.

Mi teléfono vibró con una llamada y estuve apunto de declinarla creyendo que era cualquiera de los que había dejado en casa, pero al ver la pantalla comprobé que se trataba de Celine. La noche anterior habíamos estado en contacto, aunque no lo supe hasta esa mañana cuando vi los muchos mensajes que nos enviamos y que me avergonzaron en demasía; le llamé esa tarde para disculparme y no obtuve respuesta.

Siento mucho no haberte respondido, tuve que ir a la universidad para solucionar algunos problemas — fue lo primero que dijo cuando descolgué.

— ¿Un domingo? — cuestioné y la escuché reír.

Hay algunos maestros que no saben lo que significa descanso — escuché un poco de fastidio en su voz.

— No te preocupes, solo quería disculparme por las muchas mierdas que te solté anoche — la escuché reír cuando dije eso.

Eres muy divertido cuando estás borracho — bufé una sonrisa y giré en una calle buscando un bar al que solía ir con los chicos cuando estaba ahí. Tenía el móvil conectado al coche y por lo mismo escuchaba su voz por todos los rincones de él —, no te disculpes por eso. Me hiciste la noche y me reí demasiado.

— Me halaga ser tu payaso — ironicé hablándole pesado. Estaba siendo un idiota con ella — ¡Demonios! Perdón por eso — pedí.

— ¿Tan difícil ha sido? — esa era Celine, comprendiendo de inmediato mis estados de ánimos.

— Si no fuese por mi familia, te juro que ya me habría regresado. No solo ha sido difícil, Celine... fue el peor error que pude cometer ¡Joder! — grité y golpeé el volante cargado de frustración.

Te dije que Laurel era difícil, te advertí que no te perdonaría fácil. Solo ten paciencia, Darius. Si te ama va a darte otra oportunidad, pero no ya; mujeres como ella, que son tan lanzadas en casi todo, esperan lo mismo de las personas que les rodean y no que les fallen y pues... tú y yo hicimos algo que ella quiso evitar a toda costa — la escuché apenada al decir lo último y negué burlón.

— Mujeres como Laurel solo buscan cualquier oportunidad para fo... — detuve mis palabras en ese instante. Estaba más que furioso y no pensaba bien lo que decía —. Le pedí perdón, pero ya no busco una oportunidad para volver con ella. No puedo con el tipo de vida de esa mujer, es un alma libre y la dejaré como tal — aseguré y hubo silencio de su parte, por lo mismo continué —. Solo tengo que entender de una vez por todas que ella no es para mí ni yo para ella y ojalá que pronto me deje de doler las cosas que hace.

Siento mucho por lo que estás pasando, desearía que estuvieses aquí para darte un fuerte abrazo. Te lo mereces y necesitas — sonreí y aparqué frente a mi lugar de destino. También deseé estar ahí y que me reconfortara.

— Gracias, Celine. Te has convertido en un gran apoyo para mí — confesé y me despedí de ella.

Entré al bar y me fui directo a la barra, le pedí al cantinero la botella completa de bourbon sabiendo que no iba ahí por un trago ya que no me haría nada. La impotencia en mi cuerpo amenazaba con seguirme haciendo mierda y como la infección que era, iba combatirla con alcohol; no me sentía preocupado por lo que pudiese pasar después de la amenaza que representara aquel tipo con el que Laurel y Fabio se metieron de forma inconsciente, pues estaba seguro de que en Italia estaba mejor cuidado que en mi país.

La música sonaba a todo volumen debido a otro tipo que estaba en el mismo estado que yo, la diferencia era que él ya se veía demasiado ebrio, gritaba, lloraba y se quejaba por la traición que había sufrido por parte de su esposa. Llegó un momento en que hasta tuve la intención de abrazarlo y consolarlo, eso me indicó que yo ya estaba demasiado borracho y mejor sería irme; justo cuando iba a pagar mi cuenta una pelinegra llegó a mi lado y me reí satírico al ver lo perra que era mi suerte.

— En serio trato de sacarte de mi cabeza y no me la pones fácil — bufé y ella me miró estupefacta.

— ¡Jesús! Pecas, que bueno que te veo — fruncí mi ceño cuando dijo eso e ignoró lo que había dicho —. Mira, no tengo que darte explicaciones, pero te juro que no quise irme con Fabio solo para joderte — me reí burlón después de oírla —. No te rías idiota, no bromeo... ¿Sí viste el estado de Fabio? LuzBel iba a matarlo y tú con gusto le hubiese ayudado, pero él no está bien y lo sabes. Solo quise sacarlo de esa casa, Dominik me dio algo para mezclarlo en su bebida y hacerlo dormir, ese chico se negó a ir a otro lugar y me trajo a este bar. No te sigo ni quiero incomodarte, pero ya que estás aquí ¿Podrías ayudarme con él? — me sentí más mareado con su palabrería que con el alcohol en mi sistema. Cuando estábamos juntos me gustaba mantener ocupada su boca con ciertas partes de mi cuerpo para callarla de vez en cuando y que me diera un respiro en el momento que su verborrea atacaba. Batió sus pestañas como la maldita seductora que era y negué incrédulo por lo que me estaba pidiendo. Aunque también comprendí la razón de que Fabio estuviese ahí, era nuestro bar predilecto y de verdad me extrañó que esos dos no estuvieran metidos en algún motel o incluso en el apartamento de aquel imbécil, quitándose las ganas que se tenía; el cantinero le preguntó a Laurel qué iba a tomar y ella solo alzó su mano esperando mi respuesta.

Volví mi mirada hacia una mesa atrás de mí y descubrí al bastardo intentando ligar a dos chicas que compartían una conversación y un rato de amigas, desde que yo había llegado; al menos las chicas parecían felices de la atención que él les daba y por lo mismo Fabio ni siquiera se había dado cuenta de mi presencia. El pobre estaba en su estado maniaco elevado a la máxima potencia y era cuestión de uno o dos días para que entrara en depresión, ya había lidiado con él en ese estado y sabía que se podía convertir en un tremendo grano en el culo si no se procedía de forma adecuada; aun así, estaba furioso con ese maldito.

— Tu amante, tu problema — le dije a la preciosa y descarada mujer frente a mí — y es mejor que vayas a atenderlo antes de que esas chicas te ganen esta noche con él.

Laurel no podía creer lo que le estaba diciendo, su rostro era un poema y casi tuve ganas de reírme por su expresión. Ni ella ni su amante eran mi problema y ya suficiente nos habíamos jodido como para tener que seguirla soportando, lo que menos quería en ese momento era estar con ella; tenía que sacarla de mi vida de una vez por todas.

— ¡Eres un maldito, Darius! Y bien sabes que si ganas de follármelo tuviese no estaríamos aquí y me importa una mierda si esas chicas me ganan la noche. No tengo una relación monógama con él, apenas y somos follamigos. Es más, él es mi amigo en realidad y solo buscaba ayudarlo a que no cometiera una locura en casa de LuzBel y que después se arrepienta de eso — esa mujer en realidad era una parlanchina y cuando se enojaba todo era peor.

— ¿Sigue siendo mi problema? — pregunté con desdén y su rostro se volvió rojo por la ira.

— Al menos dime con qué puedo mezclar esta cosa — bufó rendida y la vi sacar algo de entre sus tetas. Maldije que mi polla reaccionara a esa vista —. Temo matarlo si escojo mal — confesó desesperada.

Intuía que la gente que LuzBel había puesto para cuidarla estaba cerca, porque de lo contrario, me parecía estúpido que Dominik o incluso mi cuñado la hubiesen dejado salir sola con Fabio en el estado que él estaba. Ambos nos sobresaltamos con el grito asustado de una chica y con la risa escandalosa que aquel maniático había soltado, me giré para ver bien y lo encontré con la chica montada en su regazo; el grito de ella había sido más bien nervioso cuando él comenzó a bailarles como si fuese un maldito stripper.

Quien hubiese conocido y visto a ese respetado doctor se habría ido de culo.

— Danos un agua mineral de limón en un vaso para whisky — pedí al cantinero y cogí con un poco de brusquedad el vial que estaba entre las manos de Laurel —. Esta me la vas a pagar caro — le advertí entre dientes y vi que su rostro se iluminó. El contenido de aquel objeto era marrón como la bebida alcohólica y casi del mismo sabor si se le ponía hielo. Era una especie de sedante utilizado para casos como el de Fabio y Dominik siempre cargaba uno para momentos como el que estábamos viviendo, el maldito por ser medico podía identificar lo que iba a dársele, pero descubrimos que cierta agua mineral camuflaba muy bien el sabor; no era mi puto problema sacarlo de ahí sin que hiciera estupideces, mas habíamos sido amigos y se me hacía difícil no imaginar a mi sobrino al verlo en aquel estado.

Una gota de ese sedante ya había sido utilizada en Daemon en el pasado y todavía dolía recordar el haber recurrido a eso.

— Utiliza tus encantos, dulzura y has que se lo beba hasta el fondo antes de que cometa una estupidez — dije a Laurel utilizando aquel mote con el que ella lo llamaba a uno cuando dejaba claro que no estaba feliz, pero tampoco la veríamos caer —. Tendrás treinta minutos a partir de eso para meterlo en el coche antes de que caiga noqueado — avisé y asintió un tanto reacia a lo que le había dicho al principio.

— Gracias, pecas — musitó y negué.

— No me las des y tampoco me llames así. Soy Darius, Laurel — le recordé y me marché de aquel lugar.

Me aseguré de que hubiera personas cuidando a esos dos y cuando identifiqué a unos que ya conocía de antes les pedí que estuvieran pendientes por si acaso Laurel no convencía a Fabio de salir del bar, antes de que el medicamento hiciera su efecto. No era de mi agrado dejarla sola, me sentía como un maldito cobarde por hacerlo, pero ella ya no era mi problema y ambos teníamos que aprenderlo.

Cuando llegué a casa fui a darle un vistazo a Dasher a su habitación y después me encontré a Isabella y LuzBel en la sala de estar que tenían en la segunda planta, justo cerca de las habitaciones de los chicos. Mi hermana se acurrucaba entre un costado y el brazo de su marido y él acariciaba su vientre abultado, ambos se reían por los movimientos que hacía la pequeña en su vientre cada vez que sentía los toques de su padre y por primera vez sentí envidia de ellos. Muchos decían que había envidia mala y buena, yo no creía que fuese así; envidia era envidia y lo que sentíamos cada vez que nos alegrábamos de la situación de alguien era orgullo y felicidad, también sentía eso por ellos. Eran mi familia y los dos sufrieron antes de llegar a donde estaban, pero también envidié que ellos tuviesen algo que yo jamás tendría con la mujer que aun amaba.

Ser humano era jodido.

Pasé de ellos sin la intención de interrumpir aquel momento tan intimo y me fui a mi habitación, había hablado con Dominik antes de llegar a casa y le dije lo que había pasado, él iba de camino hacia el bar para apoyar a Laurel y justo cuando entré al baño mi móvil vibró con un mensaje de Dom avisando que la pelinegra ya estaba salvada y con su culo sano de vuelta a casa. Me sentí aliviado de saber eso y me dispuse a relajarme entre la lluvia artificial y caliente que aquella ducha me daba, necesitaba relajarme y destensar mis músculos que ya comenzaban a doler debido al estrés.

Cuando salí escuché toques en la puerta y murmuré un pase, era Laurel y rodé mis ojos con fastidio al verla. Solo rogué para que no llegara toda parlanchina ya que sentía que mi cabeza iba a explotar.

— Nolan me ha llamado, intenta comunicarse contigo, pero dice que no respondes — miré mi móvil y descubrí que tenía sus llamadas perdidas. Cuando subí la mirada de nuevo a Laurel la pillé mirando el bulto que sobresalía sobre mi toalla y tiré de un lado de mi boca en una sonrisa forzada y burlesca que puso sus mejillas sonrojadas.

— Estaba bañándome, por eso no respondí. Gracias, ya le corresponderé — avisé. Comencé a secar mi cabello con la toalla pequeña que tenía en mi hombro y me miró alzando una ceja cuando hice el ademan de desenrollar la que tenía en la cintura.

Podía mostrarle un poco y lograr que se fuera de una vez.

— ¿Si sabes que eso no me asusta? — se mofó, recordándome lo descarada que siempre era.

— ¿Quieres tener sexo conmigo, Laurel? — solté de pronto sorprendiéndola en ese instante — Creo que no se te hizo con Fabio. Podría sacrificarme para darte tu dosis diaria si lo deseas — la miré como un total cabrón después de decirle eso y negó muy enfadada.

— Paso, gracias. Caleb está abajo, sin embargo — su sonrisa ladina fue retadora en ese momento — y creo que aún no he agregado un rubio caliente a mi lista — se dio la vuelta y cerró la puerta de golpe sin esperar mi respuesta.

Pero lo que había dicho no me molestó para nada, en eso era muy transparente y pude ver que solo quiso provocarme y vengarse por lo que le había propuesto.

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Los días pasaron volando y por primera vez lo agradecía ya que estar cerca de Laurel continuaba siendo difícil. Por Dominik me enteré de que Fabio estaba teniendo unos días jodidos al haber caído al fin en depresión y la pelinegra había intentado animarlo, ella todavía era muy inocente con respecto a esa condición, aunque igual trataba de ayudar a su follamigo.

La casa estaba llena una vez más, Isabella no entendía la razón de que todos estuviesen ahí y era gracioso verlos inventándole excusas. Dylan se había vuelto un hermano demasiado meloso con ella y yo sentía celos de que los clones no lo hicieran huir como conmigo, pero intuía que todo se debía a que Tess se encargaba de consentirlos a ellos. Por cuestiones del pasado Aiden eran un tanto receloso con su tía, sin embargo, ella hacía un excelente trabajo para volver a ganárselo. Los señores Pride también daban su cuota de consentimiento a los chicos — incluido Dash y Leah — y LuzBel se veía feliz de por fin reunirse con sus amigos.

— ¿Y ya escogieron el nombre para ese pequeño? — preguntó Isabella a Connor y Jane, después de decirnos que sería un varón el que esperaban. Solo Evan, ellos dos, LuzBel, mi hermana, Dylan y yo estábamos en la sala en ese momento.

Tess, Laurel y las demás chicas se habían ido a arreglar algunas cosas en el salón donde se llevaría a cabo la cena de compromiso, mintiendo en que querían ponerse al día y cazar algunos chicos; por supuesto que Dylan sabía la razón y por lo mismo no quiso atar a su mujer para castigarla por aquel atrevimiento.

Connor y Jane se vieron entre si después de aquella pregunta hecha por Isa e intuí que no sería fácil lo que querían decir.

— Llevará el nombre de alguien que fue muy importante para mí, a pesar de sus errores — soltó Connor con precaución y vi que los ojos de todos se ensancharon con entendimiento.

— Fue importante para todos — aseguró LuzBel con pesar e Isabella quiso irse sintiéndose culpable, pero su marido no se lo permitió —. Honremos lo bueno que hizo, sé que todos comprenden el proceder de Isabella.

— Y no la juzgamos — añadió Jane.

El pasado no había sido bueno para ninguno, no obstante, luchábamos por dejarlo atrás y quedarnos solo con las cosas buenas que nos dejó.

— Jacob es un nombre precioso — se animó a decir mi hermana al ver que nadie la culpaba de nada y adivinando el nombre que llevaría aquel niño — ojalá que ese pequeño tenga muchos lunares para comérmelos a besos — añadió sonriendo y soltando unas lágrimas. LuzBel besó su cabeza entendiendo la razón, al parecer los demás también entendieron menos yo.

No conocía ese lado de la historia.

Pasamos el resto del día compartiendo anécdotas y poniéndonos al día con lo que respectaba a nuestras vidas, veía a mi hermana un poco indispuesta y terminó por irse a tomar una siesta. Eso nos facilitó las cosas por hacer aun y también nos ayudó a burlarnos de mi cuñado por lo nervioso que se veía.

— En serio tengo miedo a que diga que no — confesó y solo nos reímos más de él por semejante estupidez. Isabella lo había mantenido a prueba un tiempo, aunque todos sabíamos que solo él se creía tal cosa.

Al día siguiente todos teníamos tareas por hacer para que las cosas marcharan a la perfección y para mi buena suerte, iría al salón de evento junto a Laurel a dejar lo que hacía falta.

Ir en un auto solo con ella superaba lo incómodo y nos limitábamos solo a escuchar la música que sonaba por la radio.

— En serio, Aiden va a matarte — se animó a hablar cuando chupé la pajita que tenía metida en la caja de jugo de manzana que robé de la refrigeradora.

— No se dará cuenta si no le dices — me encogí de hombros y vi de soslayo que negó.

— ¡Los contó Darius! Antes de irse a la cama. Dijo que su juguitos estaban en peligro con su tío cerca — avisó.

— ¡Mierda! — bufé arrepentido por haber hecho eso. No quería meterme en problemas con ese chiquillo de nuevo — Creo que pasaremos al supermercado después de que dejemos esas cosas y después a una juguetería porque prefiero ir preparado si una docena de jugos no basta como disculpa — Laurel rio divertida y dejé ver un momento a la carretera solo para verla a ella. Estaba preciosa con su cabello recogido en un moño flojo y su rostro libre de maquillaje, esa ninfómana era demasiado angelical para lo diabla que se comportaba — No te burles — pedí, también con una risa provocada por la de ella.

Seguí viendo a la carretera, aunque pude sentir que en ese momento era ella quien me veía a mí y por alguna razón me puse nervioso; tomó el jugo que tenía aun en mi mano, rozando nuestros dedos en el proceso y pegó un sorbo.

Al menos en ese momento ya no se sentía tanta tensión.

— ¿Seguirás con Celine cuando vuelvas? — bueno, la tensión había vuelto.

— Es mi amiga a pesar de todo, pero si se me da la oportunidad y eso no implica dañarla... tal vez sí me acueste con ella de vez en cuando — decidí ser sincero esa vez, pero también busqué otra cosa con esa declaración. Lo mío con Laurel ya estaba dañado, pero aun teníamos sentimientos fuertes el uno por el otro y me interesaba saber su reacción.

— ¿Es buena en la cama? — me rasqué la cabeza con su pregunta. Eso no era algo que esperaba. No mostró dolor en sus palabras, solo curiosidad.

O al menos fingía demasiado bien.

— No como tú — dije y la vi removerse en su asiento. Me detuve en un semáforo en rojo y la miré, sus mejillas se habían vuelto rosadas —. Sigo creyendo en lo que te dije hace tiempo: puedo estar con otras, pero con ninguna tiemblo a como lo hago contigo — tragó con dificultad y sonreí. — ¿Y tú? ¿Le darás una oportunidad a Olek? — ataqué sabiendo que con Fabio las cosas no eran serias para ella. Se quedó en silencio.

— El semáforo ya está en verde — me avisó y sonreí mordaz.

El que calla otorga, decía el dicho. En mi caso lo consideraba más como: el que calla afirma y ella acababa de hacer eso.

Al final aquel tipo estaba a punto de conseguir lo que más deseaba.

— Darius, yo... — alcé la mano para callarla cuando bajamos del coche, pero lo hice porque mi móvil estaba vibrando con una llamada y al percatarme vi que se trataba de Maokko.

— Estamos en el salón, a punto de bajar todo — dije al responder.

Aborten misión, la cena se cancela — la escuché tan preocupada que temí que Isabella se hubiese enterado de todo y se negara a casarse con LuzBel.

Al final el miedo de ese idiota sería justificado.

— ¿Por qué? ¿Qué sucede? — cuestioné preocupado.

Tu hermana ha entrado en labor de parto, creo que su pequeña tiene otros planes muy distintos a los nuestros.

— ¡Joder!

Eso fue lo único que salió de mi boca.

Nunca me había reído de felicidad y miedo a la vez, pero en ese momento estaba sucediendo y vi el rostro cargado de preocupación de Laurel.    

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