El despertar de un sueño

karenDG13

¡Feliz Cumpleaños!

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¿Qué te puedo decir que no te haya dicho ya? Te lo he dicho todo, pero quería tener este detalle contigo. Gracias por estar para mí siempre sin importarte lo que otras personas digan. Gracias por apoyarme siempre y darme fuerzas en momentos de debilidad, eres parte especial de mi vida y una de las grandes cosas que le agradezco a Dios y a wattpad. Dios te bendiga y te regale muchos años más de vida, disfruta este capítulo y disfruta de tu día 😘😘😘

Nos leemos el martes corazones perversos, lo mejor está por venir y aviso que hemos entrado a los capítulos culminantes.

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{Darius}

Hablarle así a Laurel fue lo más difícil que hice en la vida, pero estaba destruido por sus mentiras y no podía verla en ese momento; la vi marcharse del club y en el instante que la miré alejarse quise seguirla, abrazarla y decirle que sentía mucho lo que le pasó que a mí también me dolía, pero que sabía que su dolor era peor. Observé en sus ojos la agonía cuando creyó que yo estaba enfadado porque no podía tener hijos y me molestó también que pensara que la creía menos mujer por dicha razón, aquello no era así, solo estaba triste y decepcionado de que todos supieran aquella verdad y no yo.

Mi novia me había dejado de lado, me excluyó con demasiada facilidad y en lugar de hacerme entender su verdad, alimentó una mentira y jugó con mis ilusiones.

Me fui a mi casa rato después de que ella se fue, dejé de beber porque mi insensatez era peligrosa en aquel estado y al llegar me duché con agua fría para después tumbarme en la cama por un buen rato. Estaba más calmado y pensé mejor en todo lo sucedido, recordé la mirada de Laurel cada vez que tocábamos el tema de los bebés, siempre me pareció extraña e indescifrable; sus excusas para no tener hijos eran incoherentes y notaba el miedo, pero hasta ese momento entendí la razón. Ella sufría por esa causa y lo hacía más al saber la ilusión que yo tenía de convertirme en padre, estaba destruido porque mis sueños con ella ya no se podrían cumplir de la forma en que yo quería, no obstante, sabía que no la quería perder y tenía que escuchar sus razones.

Me vestí rápido y decidí ir a buscarla, si estábamos hechos mierda al menos podíamos sufrir juntos.

Con ese pensamiento llegué a su apartamento, me había dado una llave de él así que evité llamar a la puerta; íbamos a discutir y estaba consiente de eso, aunque también estaba decidido a no irme de ese lugar sin estar bien con ella. Pero lo que uno deseaba no siempre era lo que pasaba y lo entendí por completo al llegar a la habitación y encontrarla con Olek; mi corazón se rompió en pedazos al ver la cama desecha, al hijo de puta desnudo y a ella cubriendo su cuerpo con una toalla mientras iba en busca de ropa. Habían estado follando en aquella cama que creí que solo era para mí y nunca imaginé en mi puta vida que la traición se sintiera así; respiré profundo y comencé a contar tratando de controlarme y no cometer una locura, tenía ganas de entrar y matarlos a los dos con mis propias manos e iba a hacerlo.

Me regresé hacia mi coche para coger el arma, iba a hacerlo, mataría a esos dos hijos de puta traicioneros, aunque la única traicionera era Laurel y me sentí un imbécil por haber ido a buscarla para arreglar las cosas. Estaba claro que sus mañas no cambiaron y su antigua zorra seguía ahí, cogí el arma y la cargué; no era la primera vez que asesinaría a escorias de mierda, pero era la primera vez que lo haría por una traición amorosa. Nunca en mi vida me enamoré, jamás amé y por lo mismo, era la primera vez que sentía el sabor a mierda de la infidelidad; insistí demasiado con esa mujer cuando ella se rehusó a estar conmigo y tarde comprendí que si se negaba era porque sabía que nunca cambiaría, pero yo tuve que seguir y seguir hasta obligarla a hacer algo que estaba claro que ella no sabía cómo funcionaba.

Le gustaba Olek, él buscaba algo con ella y al fin lo había conseguido, dudaba que fuera la primera que estaban juntos desde que él volvió y al pensar en eso, lo que descubrí de ella me sentó peor; Laurel se había burlado de mí como las grandes, me mintió, ilusionó y traicionó, jugó conmigo como la hija de puta que era y se unió a la lista de personas que solo sirvieron para cagar mi vida.

— Espero que esa arma no sea para hacer lo que creo que estoy pensando que harás — Connor me sorprendió llegando frente a mí en ese momento.

¿¡Qué hacía ahí!?

— No te importa lo que vaya a hacer con ella — bufé entre dientes y comencé a caminar. Me cogió del brazo para detenerme y sin pensarlo lo apunté con el arma en mi mano — No estoy de humor Connor, no te metas en mi camino.

— Dispara si quieres, luego no te vayas a poner llorar como un marica por lo que has hecho ya que ambos sabemos que a pesar de la vida en la que crecimos, los cojones que se requieren para matar a sangre fría a un amigo o nuestras parejas, solo los tienen Isabella y LuzBel — señaló sin inmutarse a mi amenaza.

— ¿¡Qué mierda haces aquí!? — pregunté con mi mandíbula demasiado apretada y aunque tenía razón en lo que dijo, no bajé el arma.

— Laurel me dijo que estabas mal, que te echara un ojo. Te busqué en el club y no te encontré, activé tu localizador entonces y me trajo hasta aquí. Eres parte de Grigori aunque no lo pidieras — dejó claro por qué había hecho eso aun cuando les pedí que no se atrevieran a hacer aquello. Quería dejar de lado aquella vida, pero nací en ella y era difícil desligarme tan fácil, así haya pertenecido al bando enemigo por obligación — y me alegro haber llegado justo a tiempo para evitar que hagas una locura.

— Esa maldita zorra está allá adentro revolcándose con su ex luego de haber jugado de otras maneras conmigo, es lo menos que se merece — espeté dolido, bajé el arma y lo vi negar.

— Pero tu hijo no merece perder a su padre solo porque el imbécil se dejó llevar por la rabia del momento. Dasher perdió a sus padres biológicos, no le quites al adoptivo por calenturas de cama — que mencionara a Dasher me enfureció más porque tenía razón. Luché demasiado por él y estuve a punto de cagarla —. Hemos asesinado solo a mal nacidos que en verdad se lo merecen, viejo y sabes que eso está mal porque jugamos a ser Dios juzgándolos y decidiendo su castigo, pero al final tratamos de hacerle un favor al mundo al limpiar la escoria y bien sabes que Laurel y su ex no entran en esa categoría por muy herido que te sientas — trató de hacerme entender y lo logró.

No iba a manchar mis manos con sangre inocente, me traicionaron y eso era algo vil para mí, pero no merecían que yo perdiera a mi hijo por ellos. Me fui de ahí y Connor me siguió solo para asegurarse que no diera la vuelta y acabara mi cometido, no iba a hacerlo; me fui hacia casa de los Pride en busca de mi chico e intenté olvidarme siquiera por un segundo de lo que vi y lo que mi mente imaginó después. Todavía era un poco temprano y me llevé a Dasher al cine, buscaba sacar de mi cabeza a toda costa la traición de Laurel, no me ayudaba que mi pequeño preguntara por ella; estaba inquieto por verla y por más explicaciones que le diera no entendía que ella no podía estar con nosotros esa noche ni nunca.

El amor era una jodida mierda y hasta en ese instante comprendí la razón de LuzBel de negarse a él por tanto tiempo y aunque era feliz con mi hermana, antes pasó demasiado y si a mí me dolía tanto lo que acababa de sucederme, no quería ni imaginar cómo dolió lo que esos dos pasaron.

— ¿Y polemos vel a Celine? — la pregunta de Dash me sacó de mis pensamientos.

— Estoy comenzando a creer que no te gusta estar conmigo — dije y se le escapó una sonrisa juguetona.

— Si me usta papá — aseguró y me estremecí. La primera vez que me llamó así casi me caí de culo por la impresión y emoción, todavía seguía causándome eso, pero estaba comenzando a disfrutarlo sin desmayarme en el proceso. Se sentía demasiado bien y cada vez que él me llamaba así, también imaginaba lo que iba a sentir cuando mis otros hijos con Lau...

— La llamaré a ver si puede ir a cenar con nosotros — dije dejando aquellos absurdos pensamientos de lado.

Las caricaturas estaban puestas en la tele, Celine había llegado con pizza y frituras y los tres estábamos viendo las travesuras de aquel mono curioso, la risa de Dasher lograba que me olvidara de lo mierda que estaba mi animo en aquel momento y aunque Celine lo había notado, obvió el tema y fingió que todo estaba bien con todos. A las ocho en punto llevé a mi hijo a la cama y después de leerle su cuento nocturno lo dejé medio dormido, besé su frente y me fui de nuevo a la sala; Celine estaba terminando de recoger todo a pesar de que le dije que no era necesario y cuando terminó me dijo que la acompañara a la isla de la cocina y me sirvió un café, ella me acompañó con otro.

— Tengo adicción al café porque mamá siempre me dijo que una taza de este liquido caliente era capaz de ayudarme a levantar el ánimo — señaló y sonreí —. Hubo un tiempo que pasé con café todo el día durante más de dos semanas y no me funcionaba — soltó divertida y la miré.

— ¿Tanto así lo necesitabas? — quise saber, dio un sorbo a su taza antes de responder.

— Mi prometido me había dejado por una chica que conoció en la universidad, fue mi novio de casi toda la vida así que...creo que eso responde a tu pregunta — una punzada de dolor me atravesó el pecho al oírla. De nuevo las imágenes de aquellos dos llegaron a mi cabeza.

— Te comprometiste muy joven — señalé y luego bebí de mi taza.

— Y me hubiese casado joven si ese idiota no hubiera tenido esa brillante idea, ahora solo tengo más que agradecimiento hacia él por el favor que me hizo — reí y negué al oírla.

— ¿Por qué haces esto?

— Porque quiero que tengas claro que sea lo que sea que te esté sucediendo, va a pasar Darius y puede dolerte hasta el punto de querer arrancarte el corazón, pero créeme... lo superarás — tomó mi mano en un gesto de apoyo y le devolví el apretón. Vi su piel trigueña en contraste con la mía y mis tatuajes y segundos después estaba viendo una piel lechosa, manos más delicadas y uñas cuidadas a la perfección; la solté sintiendo repulsión y no de Celine en realidad, quien me miró apenada.

— Lo mío con Laurel acabó y es definitivo — aclaré cuando vi que quiso animarme con un «va a pasar, lo van a superar» — No voy a alargar esta historia porque no merece la pena hablar de ella, solo te digo que cuando me decido a olvidar lo hago en serio y si quieres ayudarme: habla de lo que se te dé la gana, menos de ella — me observó sorprendida al ver la seriedad de mis palabras.

Hablamos de ella en lugar de mí y me enteré de que lo de su ex prometido había sido un año atrás, al final compartíamos una traición y vi que no éramos tan diferentes, ella había sido traicionada por primera vez al igual que yo y cuando describió su dolor me di cuenta de que casi me estaba describiendo a mí en ese momento. Se fue rato después y la acompañé hasta su auto, me abrazó con fuerza y con esos detalles solo me demostraba que respetaba mi silencio, pero quería hacerme sentir su apoyo y se lo agradecía; seguía ahí para mí después de lo que Laurel quiso hacerle y ya me había perdonado por eso, pero yo no me perdonaba a mi mismo por humillarla así.

Al día siguiente recibí llamadas y mensajes de Laurel que solo declinaba y borraba sin leer, era una maldita descarada y no quería seguirme jodiendo la cabeza con su sarta de mentiras. Trabajaba para mí y habíamos hecho un contrato para un año, así que dejé todo eso en manos de Nolan porque no quería verla, no deseaba que se cruzara en mi camino porque mis ganas de matarla seguían casi intactas y era Dasher quien me detenía a cometer una locura. Esa cabrona supo joderme bien y convertir mis buenos días en una mierda cuando creí que todo iba a ser diferente; no quería caer en aquella estupidez de no me vuelvo a enamorar ya que tenía claro que por culpa de ella no podían pagar todas, pero de momento iba a darme un largo descanso y pretendía volver a mis días en los que follar por placer era más importante que otra cosa.

El sueño había acabado y era hora de despertar.


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Tres días después las cosas no mejoraban como quería que lo hicieran, los ratos «come mierda» me llegaban con demasiada intensidad y estando consiente que esa noche sería peor, le pedí a la niñera de Dasher que se fuera esa vez a casa de los Pride, ellos eran mi familia y estaban encantados de recibirnos o en su caso a mi hijo. Me fui a Vértigo al comprobar que aquella traicionera estaría en Darkness y me decidí a disfrutar de esa noche, ya era hora de dejar de llorar por mujeres que al final no valían la pena; Tess Pride — hermana de LuzBel — había organizado una noche de amigos en el club de ella y prometí ir, pero antes tenía que ir al mío para firmar unos documentos que Nolan dejó para mí. Al entrar a mi oficina tuve una buena vista de un culo redondeando y sonreí de lado al saber de quien se trataba. Cerré la puerta con un poco más de fuerza de la requerida y me reí divertido con el respingo que la dueña de aquella mata de rizos dio.

Y de un culo muy bonito.

— ¡Jesús! Me has asustado — se quejó. Estaba con su uniforme de falda corta y se había agachado a recoger algo justo cuando entré.

Había llegado a dejar una botella de mi bebida favorita y lo comprobé cuando vi la botella vacía que iba a reemplazar en su bandeja junto a los vasos sucios.

— ¿Está todo bien? — preguntó y asentí.

— Pero estaría mejor si dejas caer algo más y lo recoges para tener de nuevo esa hermosa vista — jugué y se sonrojó.

— Veo que viene muy gracioso señor Black — señaló molesta, tomó la bandeja y quiso salir.

No lo logró.

— Sí y ahora también estoy caliente — solté sin tapujos cuando la tomé del brazo —. Esas braguitas que usas son demasiado tentadoras — acaricié justo donde la tenía agarrada antes, después tomé la bandeja y la puse en el escritorio. Ella se quedó de pie viendo a la puerta. — Tengo una salida con amigos esta noche, pero estoy dispuesto a cambiarla por una noche contigo — se giró molesta, muy molesta. Llevé una de mis manos a mi nuca y la miré con picardía.

— Que te esté dando mi amistad después de lo sucedido con Laurel, no significa que puedes usarme ahora que ya no estás con ella — espetó indignada y me reí.

— Pero estabas dispuesta a que te usara frente a ella — señalé, abrió su boca como un pez fuera del agua cuando le recordé aquello y me reí aun más. Quería defenderse y no tenía palabras para hacerlo —. Me gustas y no mentí esa vez, ahora te deseo y quisiera saber qué se siente hacerte gemir de placer o comprobar lo que puede proporcionarme tu inocencia — decidí irme con ella por el lado de la sinceridad y descaro.

— No sé qué demonios te hizo ella, pero es claro que te dolió y buscas herirla conmigo a pesar de que tal vez nunca se entere — asentí y sus ojos se ensancharon. Llegué hasta ella y la tomé de la cintura.

— Me hizo algo muy feo — confesé comenzando a sentir de nuevo el dolor al recodarlo, pero deseché aquello de inmediato —, pero no me importa si se entera o no, solo quiero quitarme las ganas que tengo de ti y si te detienes por ella, te recuerdo que ya no estamos juntos.

No dejé que alegara nada y esa vez fui yo el que la besé.

Estaba nerviosa y reticente, pero a diferencia de mí en el pasado, ella si comenzó a corresponder mi beso; sus labios eran solo un poco más delgado que los de... metí mi lengua en su boca para profundizar aquel acto y hacerle entender que esa noche quería todo de ella y me obligué a sentir que lo que hacía estaba bien, que era lo correcto. Celine gimió cuando metí mi mano por debajo de su falda y la toqué por encima de las bragas, quise hacerlas a un lado, pero me detuvo antes de lograrlo.

— Solo quiero que quede claro que ambos nos vamos a usar Darius y aunque me gustes, esto no dejará de ser solo sexo para ambos ya que es obvio que estás herido y no quiero que mañana te sientas culpable por mí, porque no tomaré esto diferente a lo que es — aclaró y pegué mi frente a la de ella. Me gustó que hiciera esa aclaración.

— Usémonos entonces y vamos a mi casa — la tomé de la mano y la hice caminar conmigo.

— Esto será solo sexo, no creo que sea correcto ir a tu casa — alegó.

— Sexo es sexo donde sea que lo hagamos — dejé claro y no dijo más.

La llevé a casa y después de poner música comencé a besarla de nuevo.

Se sentía bien estar de nuevo en acción, jodidamente bien a decir verdad; esa era mi vida y nunca tuve que haberla dejado, pero los errores estaban para cometerlos y aprender de ellos. La ropa fue desapareciendo de nuestros cuerpo mientras la dirigía a mi habitación; no me puse a pensar en nada porque no iba a hacer algo diferente de lo que me habían hecho a mí y se sentía malditamente exquisito, saber que la chica entre mis brazos estaba consciente de lo que haríamos. Había menos culpa en mí y unas terribles ganas de hundirme en ella. Celine seguía siendo toda inocencia, su ex no le enseñó casi nada y me juré volverla una experta en aquel ámbito; sus acciones seguían siendo torpes y sonreí al ver que intentaba ponerse a mi altura.

— Serás perfecta en esto poco a poco — susurré en su oído cuando la hice darse vuelta y la posicioné en sus rodillas y manos cuando la tuve en la cama. Era solo sexo esa vez, así que limité mis caricias y dejé de lado algunas cosas que en otro caso hubiese hecho sin dudar.

Besé su espalda y con mi mano acaricié sus pechos y sexo, me deseaba y lo comprobé al sentirla toda humedad; metí mis dedos en su boca para que se saboreara y después de ponerme un preservativo me hundí poco a poco en ella. Sus manos se hicieron puño con la sábana entre ellas, estaba muy estrecha y fui cuidadoso al comprobar que no había tenido sexo desde hacía un buen tiempo, imágenes que no deseaba en ese momento se comenzaron a cruzar con lo que veía y mis penetraciones se volvieron más rudas; cogí entre mis manos la diminuta cintura de aquella chica y la hice moverse encontrando mis embestidas como tanto deseaba. Llegué a su coño y lo acaricié, en cuestión de segundos aquella princesa inocente estaba gritando mi nombre y mi rostro fue de satisfacción al lograrlo tan pronto; seguí con mis empujes, cogí su cabello por momentos y lo halé sin ser delicado. Celine estaba soportando muy bien mi rudeza, la hice subir su torso y sin dejar de penetrarla en aquella posición besé su cuello y me encargué de sus pechos, buscó mi boca y le permití encontrarla; nos besamos como locos desesperados y sentí cuando su deseo por correrse llegó de nuevo. La dejé que se apoyara otra vez en sus manos y mis ganas de correrme también llegaron hasta el momento en el que chilló un: «¡Oh Dios!»

Y no fue por el placer que le estaba provocando.

Laurel nunca me había parecido tan perversa como en aquel momento, estaba con un vestido rojo pegado a su cuerpo y sus tacos la hacían diez centímetros más alta, el cabello lo llevaba en ondas y ya que la habitación era iluminada solo por la luz de la luna que se filtraba por la ventana, aquella mata pelinegra brillaba con peligrosidad y no, no lucía herida por lo que acababa de ver. Se adentró con una sonrisa cínica y tuvo el descaro de aconsejar a Celine, estaba molesto y tres días antes quise matarla, pero justo ahí, demostrándome lo cabrona que era, tuve que contener aquella erección que creció entre mis manos cuando trataba de cubrirme.

Quise provocarla y herirla así como ella lo había hecho conmigo, pero me era difícil cuando demostraba que nada de lo que veía le afectaba. A mí en cambio me afectó demasiado el que ella señalara lo bien que la había follado Olek; no lo negó, lo aceptó sin problema, casi como si le hubiese preguntado con quien quería ir a tomar un café.

— No cometas una locura — pidió Celine cuando me vio correr tras Laurel después de que se fuera como si nada hubiese sucedido.

Era claro que seguir a aquella descarada era un error subliminal, pero estaba tan estúpido que no pensé en que hacerlo solo era uno de los tantos errores que cometí por ella. Fui un gusto que quiso darse y ya, tal declaración era algo que ya intuía. Para esa mujer solo fui un experimento de cómo se sentía estar una relación monógama de nuevo y habiendo probado tantos sabores, no se conformaba solo con el mío, sin embargo, que lo dejara tan claro me hizo tomar una decisión que era lo mejor para ambos; todo estaba jodido entre nosotros y antes de que nos volviéramos tóxicos, era mejor separarnos. No perdonaba las traiciones y ella me falló en niveles épicos.

Hasta allí había llegado mi historia como un estúpido astrónomo que creyó que podría atrapar a una estrella que siempre dejó claro que era fugaz.

— ¿A dónde vas? — cuestioné a Celine cuando la encontré vistiéndose.

— A casa, es obvio que esto fue un error — zanjó y llegué decidido hasta ella.

— Tal vez, pero eres un error muy delicioso que quiero seguir cometiendo — aseguré y la besé.

Era tiempo de dejar de creer en estúpidas historias de amor.


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