Despidiendo la soltería (Final)
cami9696 👈🏼🙈🙈🙈 Tarde, pero aquí está. Ojalá y la hayas pasado muy bien, siento mucho no haber actualizado antes, pero me fui difícil. Sin embargo, aquí está mi regalo y espero que lo disfrutes. Nunca olvides que eres parte de ese pequeño grupo que hace mis días más llevaderos. Dios te bendiga siempre.
Lululify19 y AllysonQuintero se los debía, no pude antes, mas aquí está. Dios las bendiga y les deseo muchos años más de vida y abundantes bencidiones, ojalá la hayan pasado muy bien.
damarisgarher Dairee_Rojas y DulceCenter aquí está su capítulo, ojalá lo disfruten. Dios las bendiga siempre.
Llegamos al final de esta perversa historia, misma que me trajo malas habladas y abundantes gratificaciones. Me alegro mucho de las que mantuvieron mente abierta, comprendieron ciertos puntos y no hablaron solo por hablar. También le doy gracias a aquellas personas que hablaron mal solo porque no les gusto el éxito que tuvo Laurel y su forma fe vivir, sin pretenderlo hicieron crecer mi historia y ahora estamos a punto de llegar a los 100k de votos, algo que la trilogía logró hasta después del millón de lecturas y eso me llena de orgullo.
Pronto nos leeremos en Aiden, nuestro clon curioso que trae mucho que contar. No olviden que los quiero mucho 😘
_______________________________________
{Laurel}
Mi rostro era de satisfacción pura al ver a LuzBel sosteniendo mi mano y viendo a detalle aquella sortija que adornaba mi dedo anular izquierdo; lo primero que hice al llegar y verlo fue gritarle un fuerte: «En tu cara, idiota». Sus ojos se desorbitaron al comprender lo que significaba y me llevó hasta tu despacho en casa para verlo mejor.
— ¿Qué menjunje le diste para que pusiera esa cosa en tu dedo? — preguntó tratando de joderme, me reí divertida antes de responder.
— El mismo que Isabella te dio a ti — me senté en la silla frente a él y bajé mis gafas de sol después de darle aquella respuesta.
Comenzó a reírse como un loco muy divertido y negó. Llegó hasta mí y levantó las gafas para que lo viera directo a los ojos.
— Nos atraparon, colega — aceptó rendido.
Pero era claro que los dos estábamos felices de ser atrapados, porque lo hicieron las personas correctas y mi corazón se aceleró hasta casi retumbar en mi pecho y una cosquillita se instaló en mi estómago cuando él hizo tan claro aquel hecho.
Nos habían atrapado y sonreí a plenitud cuando una imagen de Darius se plantó en mi mente regalándome una hermosa sonrisa picarona, burlándose y regocijándose de haberme cazado.
Pecas me quería como su esposa y aunque nunca quise casarme, había aceptado de una porque jamás estuve tan segura de algo como en ese momento y más después de aquellas palabras tan hermosas y sinceras que salieron de su boca; él me hizo entender algo que yo no había visto antes: podía ser la madre de niños a los que se les negó una.
Y si mi propósito era ese, pues lo iba a hacer y bien.
El anillo en mi dedo era de oro blanco, pero tenía una estrella dorada adornada con diminutos diamantes blancos y a un lado de ella un pequeño rayo: una estrella fugaz. No me cansaba de verlo y pensé en lo lindo de aquel detalle, Darius había pensado en todo y no me arrepentía de haber dicho que sí a su propuesta.
Dasher mostraba su felicidad a toda pompa y desde que llegamos a casa de mi amigo, corrió con sus primos y les dijo que al fin sus papitos estarían juntos. Mi corazón de piedra lloró porque era difícil contener tanta felicidad; un año atrás me fui de esa casa destruida por completo y regresé reconstruida a la perfección, esas eran las vueltas maravillosas de la perra vida. Bien decían que había caminos que a veces se separaban solo para enseñarnos a crecer, pero luego volvían a unirse y se fortalecían; Darius y yo éramos ese caso y por primera vez estábamos siendo pasajeros de un mismo tren: uno que tenía como destino el infinito.
— Y tú que creías que solo siendo tu madrina estaría cerca de un altar — le recordé y sonrió.
— Es porque imaginaba que serías más dura que yo para caer en las redes de esos hermanos — explicó. Mi amigo tampoco podía ocultar la incredulidad y felicidad que lo embargaban al estar a días de convertirse en el esposo de una mujer que lo doblegó haciéndolo parecer muy fácil.
— Esos hermanos son unos duros, amigo. Lograron hacer caer a los hijos de puta y nos hicieron besar el suelo con fuerza, sin oportunidad de coger impulso para escaparnos — los dos comenzamos a reírnos de nuestra rendición.
Rompimos todas las reglas por nuestras parejas, vivimos, disfrutamos y probamos de todo; a nosotros no nos podían engañar o hacer dudar del paso que íbamos a dar con la excusa de que todavía nos hacía falta mucho por vivir, porque para nuestras edades, ya habíamos experimentado de todo y al final... volvimos por lo único que sabíamos que era autentico e insuperable.
Siempre pensé que en algún momento dejaría atrás mi vida de libertinaje, pero juré que sería por la vejez y no por un tipo de hermosas pecas, ojos oscuros y cuerpo perfecto adornado con tatuajes. Darius Black representó un enorme peligro para mí desde la primera vez que me lo crucé en el cementerio y me dejó idiota por mucho tiempo, mi inocente fingiendo ser pecador me cazó como el mejor de los astrónomos y yo... comprobé que era igual a Eva: no me resistí a la tentación.
Amar no siempre era malo después de todo.
____****____
Había llevado conmigo los anillos de matrimonio para mis amigos y cuando se los entregué a LuzBel... quedó impactado; quise hacer algo único para ellos y por eso diseñé un anillo en oro blanco y, con letras negras y griegas hice que le escribieran «Tinieblo» en la parte exterior y en la interior llevaba la fecha en que se casarían, ese era el que usaría Isabella. Para LuzBel creé uno en oro negro y siempre con letras griegas solo que en color blanco, se le escribió «Bonita» en la parte exterior y la fecha en la interior.
— Ella es tu luz, por eso el tuyo es negro con el mote que tú la llamas en color blanco y ya que tú fuiste su toque de oscuridad en su vida llena de luz, hice lo contrario con su anillo — expliqué lo obvio. Quise hacer de esas sortijas únicas y por lo mismo grabé sus motes cariñoso en aquellos colores que una vez los identificaron a la perfección.
Isabella no había tenido una vida llena de completa luz, pero había sido como un ángel cuando llegó a la vida de mi amigo.
— Son perfectos — murmuró sin poder dejar de verlos y me sentí satisfecha con mi regalo.
— Como lo son ustedes — aseguré y sonrió.
Como su madrina de honor me estaba encargando de los detalles más especiales para ellos y eso incluía la marcha nupcial y la canción que bailarían siendo marido y mujer de forma legal; mi reciente compromiso me hacía estar más nostálgica y me obsesioné con que todo fuese mucho más que perfecto para esos dos seres que eran demasiado especiales para mí, sobre todo mi amigo, mi compañero, mi apoyo, mi hermano. Estaba segura de que cuando nos crearon solo cambiaron el molde de los sexos, pero en lo demás nos hicieron casi idénticos y la vida fue tan irónica que, cuando a su vida llegó aquella castaña que lo hizo caer, también arrastró con ella al único hombre que fue capaz de que yo me rindiera al amor y que me fuera de bruces junto a mi copia masculina.
— ¡Odio a Caleb! — gritó Maokko y todas las chicas que estábamos en el comedor la volvimos a ver extrañadas de su reacción.
— ¿Y ahora qué hizo? — preguntó Isabella con fastidio, siendo como la mamá de aquellos dos que vivían solo en discusiones o desacuerdos.
— Es el encargado de organizar la despedida de soltero de tu Tinieblo y aunque lo amenacé con castrarlo y darle de comer su polla, se negó a no incluir a esas estúpidas bailarinas desnudistas, que de seguro no dudaran en lanzárseles a nuestros chicos — se quejó y creo que nuestra reacción fue por igual en todas.
Los únicos chicos solteros y amigos del novio eran Evan y Caleb, Fabio lo era a medias y estaba segura de que aquel rubio haría eso para joder a los comprometidos y para mayor disfrute para él. Pero un hombre era nada en contra de un grupo de mujeres dispuestas a defender lo que les pertenecía.
Lo de esas bailarinas no era algo tan grave en realidad y la mayoría estábamos consientes de eso a excepción de Maokko, sin embargo, creí que esa también era una oportunidad enorme para sorprender a nuestros chicos.
— ¿Qué les parece si en la despedida de soltera de Isabella, jugamos a ser bailarinas? — propuse y todas me miraron con sorpresa, pero de inmediato una sonrisa pícara se formó en sus rostros.
¡Mierda! Amaba cuando encontraba a mujeres casi con el mismo nivel de perversión que yo.
— ¿Cuál es tu plan? — quiso saber Isabella y sonreí victoriosa.
Tener una fiesta de despedida con bebidas alcohólicas, dulces en forma de penes, idas al club o juegos aburridos, ya estaba pasado de moda. Convertirnos en las bailarinas personales de aquellos hombres que nos traían como locas, estaba fuera de lo común y todas las mujeres nos fuimos de compras ese día; la tienda de lencería hizo una excelente venta después de que aquella idea se me cruzó por la cabeza y pasamos dos días metidas en una academia de baile aprendiendo una coreografía que dejaría a aquellos tipos babeando.
— ¿¡Estás aquí!? — pregunté incrédula. Escuché a Olek reírse a través del móvil.
— Sí, ya te lo dije como diez veces. Pride me invitó a su boda y por supuesto que no le iba a fallar a un viejo amigo — explicó y sonreí.
— ¿Marissa está contigo?— ella era la chica con la cual lo dejé en el club la noche que fuimos emboscamos con Darius y el maldito la pasó tan bien con esa mujer, que ni siquiera se enteró de que estuve secuestrada por varias horas.
— Claro, si no Italia hubiese sido aburrido — su respuesta me hizo saber que ya había caído con ella.
Tuvimos nuestro momento después de mi separación con Darius, pero aquello solo nos sirvió para comprobar que ambos habíamos sido el primer amor del otro, pero no el verdadero ni correcto y por lo mismo decidimos ser solo buenos amigos. Marissa era una rubia platinada, hermosa e imponente, una mujer segura de sí misma y de lo que quería; por lo mismo esa noche en que la conocimos dejó claro que, aunque no le gustaban las mujeres, si queríamos jugar ella se nos uniría. Mas mis planes eran otros y opté por dejarla con Olek, esa noche él quizás encontró a su verdadero amor, era tal vez muy pronto para asegurar eso; pero bien decían que no se trataba del tiempo sino de la persona y a mi manera de ver, Marissa era la persona y lo mejor de todo es que me caía muy bien.
Olek ya estaba enamorado de ella y viceversa, razón suficiente para comunicarme con mi nueva amiga y arrastrarla en nuestro plan; estuvo super dispuesta y agradecida de que la incluyéramos, lo mejor de todo es que fue aceptaba y bien vista por mis compinches.
(****)
Tuve que incluir a dos solteras en el grupo y aparte invité a la enfermera que sabía que se acostaba con Fabio, para estar completas. La noche de la fiesta llegó y en secreto nos reíamos del entusiasmo que Caleb tenía por la sorpresa que según él les iba a dar a los chicos; decidimos que después de esa noche todas las parejas dormiríamos separados y nos veríamos hasta el día siguiente en la boda, pecas utilizó esa excusa para ducharse conmigo y pasamos en aquel pequeño espacio por casi tres horas.
Esa había sido la ducha más larga que me di en la vida.
— Ten cuidado con esos tipos que de seguro llevarán a la fiesta — advirtió mi novio antes de reunirse con los demás chicos, besé la punta de su nariz y sonreí.
— Tendré el mismo que tú con las chicas que de seguro llevarán a la suya — no dijo nada, intuyendo los planes del flamante organizador de la fiesta y sus mejillas se pusieron rojas.
Amaba cuando reaccionaba así.
Volví a besarlo sin dejar que dijera nada más y demostrándole que no me molestaba lo que iba a pasar, sobre todo cuando sabía que la única que iba a estar cerca de él, iba a ser yo.
Se fue y me quedé en la habitación terminando de vestirme, bajé minutos después y caminé con sigilo cuando escuché el alboroto que todos tenían. Las chicas se habían ido antes para el hotel en el que quedamos de reunirnos y mi intención era la misma, pero mi curiosidad por aquella plática de hombres me ganó y escuché un poco.
— Confieso que he participado en tríos — reconocí el juego, me asomé y vi que solo Darius bebió su trago. Nadie más lo hizo y a pesar de que no se burlaron de él, sí se sorprendieron de aquel hecho.
Hasta yo lo hice.
Mi amado sí era un inocente, mi pequeño ángel.
— Ni modo. No lo hice y aunque se me dio la oportunidad, no lamento el haberme negado — explicó sereno y entendí de lo que hablaba.
Con cuidado de que no me vieran me marché de ahí, pero el pensamiento de lo que había descubierto no me abandonaba y me sentía feliz de haber escuchado una respuesta tan segura por parte de Darius.
Cuando llegué al hotel todas las chicas estaban celebrando y repasando la coreografía, nuestro vestuario estaba preparado y decidí comenzar a disfrutar de la temprana noche. Maokko había aprendido mucho de los trucos de Caleb y logró interferir su móvil para saber cuando se comunicara con la representante del club al que asistirían, misma que se hacía cargo del regalo especial para ellos. La chica ya estaba al tanto de nuestro plan y aceptó ayudarnos cuando le aseguramos que nadie se molestaría por aquel cambio, Isabella fue muy convincente con ella.
— Chicas, perdón por el atrevimiento, pero invité a una amiga a esta aventura — informó la enfermera de Fabio y la miramos mal. Nos caía muy bien, sin embargo, no nos cayó en gracia aquel anuncio —. No se molesten, lo hice porque es casi como una mojigata que no se divierte para nada y se la pasa metida en el trabajo casi veinticuatro, siete; hice una apuesta con ella, la perdió y la obligué a hacer esto, le enseñé los pasos y todo... por favor, ayúdenme a que tenga un poco de diversión en su vida, tal vez y consigue y un chico caliente que la saque de su monotonía esta noche.
Nos miramos entre sí y la mayoría coincidió en que les daba lo mismo, así que Maokko le dijo que estaba bien y la hicieron pasar a la suite que teníamos reservada. Su nombre era Michel y comprendimos lo que su amiga nos había dicho cuando la vimos, la chica era sosa hasta en su forma de vestir y se le notaba el aburrimiento hasta por los poros; decidí hacerla mi proyecto personal y me prometí hacerla disfrutar de su vida por lo menos esa noche.
Me cayó muy bien en seguida y se la pasó pegada a mí por el resto del tiempo que teníamos antes de marcharnos al club.
— Estoy nerviosa — aseguró cuando estábamos detrás del telón que nos separaba de la tarima —, esos hombres parecen modelos y están demasiado calientes.
— Recuerda que solo puedes escoger entre el rubio y el chico de cabello castaño a su lado — le recordé seria y sonrió divertida.
— No soy una suicida y ustedes me dejaron demasiado claro lo que me puede suceder si escojo mal, solo puedo hacerlo entre Caleb y Evan, está demasiado grabado en mi mente — dio toquecitos en su sien y me reí cuando Isabella también lo hizo al escucharla —. Tu prometido es hermoso, por cierto y no te lo digo con malicia — aseguró y me sentí orgullosa de que viera así a mi pecas.
— Gracias, pero mejor no digas nada de eso del chico que está muy tatuado o del moreno gigante — aconsejé para evitarle una posible muerte sangrienta —, eres muy linda para tener un final trágico — Isa negó haciéndome sentir que era una exagerada, pero no me corrigió. Michel se sonrojó por mi comentario y me causó mucha gracia, esa chica en verdad estaba necesitada de un hombre que le quitara toda esa vergüenza con un buen polvo o una amiga que le hiciera entender lo valiosa que era para que ella misma se lo creyera.
— ¡Y ahora... el regalo de despedida para nuestro novio! — avisó el Dj y Whatever Reasons You Choose comenzó a sonar dándonos el pase para salir al escenario.
Lencería negra y roja conformaban nuestros trajes, junto a un antifaz que cubría nuestros rostros, pero si esos tipos nos conocían a la perfección... era cuestión de tiempo para que se dieran cuenta de quiénes estaban detrás de aquellas máscaras de plumas y brillantes. Mi traje era rojo con ligueros y medias de red, mis zapatos de casi quince centímetros hacían que mi culo estuviese más en pompa y cada una de las chicas nos cogimos entre sí para comenzar a bailar. Mediante la música fue avanzando, nuestros pasos se hacían más atrevidos; había más tipos de los que creímos y tarde nos dimos cuenta de que nuestros hombres no sacaron a los demás visitantes del club para ser solo ellos.
Sonreí divertida cuando caímos de rodillas al suelo y arqueamos nuestras espaldas para provocar a todos. Los ojos de LuzBel se desorbitaron cuando reconoció a su mujer, Darius rio y negó al reconocerme a mí y le guiñé un ojo; de inmediato mi amigo giró sus ordenes y los tipos que los cuidaban comenzaron a sacar a las personas que estaban demás en aquel lugar. Muchos abucheos se escucharon de los que estaban siendo despedidos porque no les permitían seguir observando aquel espectáculo, pero admitía que me sentía mejor cuando los extraños se fueron.
Tomé de la mano a Michel y sin perder la coreografía la tumbé en el suelo y comencé a seducirla, cada una de las mujeres estaba dándole su espectáculo personal a su hombre y yo me encargué de darle uno inolvidable al mío. La chica debajo de mí estaba nerviosa, aun así me siguió y ayudó en lo que necesitaba; me sentí victoriosa cuando vi el bulto sobresaliente en el pantalón de mi pecas y comencé a caminar hacia él llevando de la mano a Michel.
— Solo toca a mi hombre en donde yo te deje y haz solo lo que te permita — le advertí en oído y asintió.
La hice ponerse a espaldas de pecas y él se tensó cuando vio lo que planeaba.
— Sedúcelo — ordené a Michel, ella vestía de negro y con manos temblorosas inició a acariciar los hombros de mi hombre.
Todos estaban en lo suyo en ese momento, a regañadientes LuzBel se obligaba a disfrutar del baile que le estaba dando su futura esposa y solo lo vi tranquilo cuando se percató de que cada chico que lo acompañaba estaba concentrado en su propia mujer. Comencé a mover mis caderas frente a Darius y quedé en cuclillas abriendo mis piernas en sobremanera solo para que notase mi centro, caí de rodillas y me puse en cuatro para mover en círculos mi trasero y que él disfrutara de la vista. Asentí cuando con la mirada Michel me pidió permiso de seguir sus caricias hasta el vientre de mi chico y amé que a pesar de tener a otra mujer acariciándolo, él se deleitara solo con lo que yo le estaba haciendo.
El grito de Isabella me sacó de lo mío y cuando volví a verla, su hombre la llevaba enganchada en su cintura y la sacaba de aquel club. El bulto en su pantalón me hizo saber hacia dónde iban.
Dejé de verlos cuando me cogieron de la barbilla y unos ojos oscuros y penetrantes me veían desesperados.
— Vámonos de aquí — exigió.
Miré a Michel y una idea se me pasó por la cabeza, habíamos hablado mucho, supe de su vida, su trabajo y mucho relacionado a ella. Por lo mismo me animé a ejecutar mi plan.
— Esta despedida también era para mí — pecas me miró extraño cuando le dije eso — se acabó mi vida loca, te prometo ser solo para ti. Fidelidad absoluta, pero quiero despedirme de esa vida y deseo que seas mi compañero.
— ¿Qué pretendes? — preguntó.
— Llevar a Michel, la chica tras de ti. Es hermosa y sana, confía en mi buen gusto — sus preciosos ojos se abrieron demás — Está será tu última oportunidad para probar un trío porque de aquí en adelante seremos solo tú y yo y antes de casarnos quiero que pruebes todo... o parte de ese todo — Michel se nos que nos quedó viendo nerviosa, mas no dijo que aquella idea le molestaba, le gustaba Darius, pero en sus ojos veía claro que solo era eso. Nada más —. Demuéstrame de qué estás hecho, Darius Black — lo reté y sonrió como un depredador.
Me volvió loca esa sexi sonrisa.
Un fuerte «¡AH!» salió de la boca de Michel cuando pecas la cogió de la cintura y la sentó en su regazo, puso su mano entre el muslo interno de ella, muy cerca de su sexo y con su otra mano sacó el antifaz que usaba. La perversidad corrió por mis venas al verlo de aquella manera, actuando como un cabrón.
— ¿Quieres una noche perversa junto a nosotros, Michel? — le preguntó con su voz ronca y me miró intimidante.
— Si solo será eso, sí — respondió la chica.
Mordí mi labio y me apuré a llegar a la boca de mi pecador para lamer los suyos, de inmediato hice lo mismo con Michel.
— Solo una noche, una primera vez para ti y una última para mí — aseguré a ambos.
La aceptación brilló en los ojos de aquellos dos y me sentí satisfecha.
Después de obtener nuestra ropa salimos de aquel club del brazo del único hombre al que deseaba como mi compañero para todo.
Tendría una última noche de perversión en un trío, pero esa vez haría participe al amor de mi vida, lo llevaría a experimentar algo nuevo a mi lado y le demostraría que yo, Laurel Stone podía mostrarle que lo más peligroso de mi infierno, es que era mil veces más tentador que el paraíso.
Pero desde ese día en adelante mi ser sería solo para él, porque yo era perversa seducción y le pertenecía a Darius Black.
Él único que merecía aquel lado de mí.
Fin...
______________________________________
Propiedad de Jassy.
Obra registrada bajo derechos de autor.
Instagram: wattpad_jm
Twitter: @JassyBook
Grupo de Facebook: Jassy's Books
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top