8: Necesidad peligrosa

Keyla

Vinicio no encuentra a Nolan en el establecimiento, debe tener un pasadizo secreto para poder largarse cuando le plazca. Un hombre inteligente sin duda, por algo es un Superior. Intrigante e interesante. Sería bueno tenerlo como aliado, pero no me voy a arriesgar a nada, solo confiaré en mí misma, incluso aunque me haya ofrecido esa lista. Vinicio es manejable, Nolan no, así que la cautela es primordial.

Regresamos a la casa, Tyner nos acompaña. Al parecer el tema anterior regresa a nuestras conversaciones, así que mi corazón se acelera y hasta siento mis mejillas arder. No puedo creer que finalmente le preguntara a Vinicio si podía acostarse conmigo. Estoy desesperada por acabar con esta cuenta pendiente.

―El viernes ―declara Vinicio anotando en su agenda de clientes ―. Es el día más cercano, ¿puedes?

Tyner asiente y sonríe.

―Pero no esperes que sea aquí.

Frunce el ceño.

―¿Pretendes que te la deje llevar?

―No, solo pretendo que no me escuches fornicar ―se burla y me cubro la boca para no reír ―. Pervertido.

―Vas a tener que pagar más ―Guarda la libreta.

―No es problema.

―Me molesta que sigas con este juego ―se queja el castaño.

―Y a mí que no admitas... ―Se calla a mirarme un segundo y luego lo observa a él sonriente ―cosas.

Sé que habla de los sentimientos de Vinicio hacia mí, pero no puede decirlo porque piensa que no lo sé o mejor aún, cree que Vinicio se enfurecerá por eso, que es probable, pero al parecer puede traerle más problemas de los que se ven a simple vista.

Visualizo como Tyner se va y me quedo quieta en el living, esperando instrucciones, el castaño me observa.

―Cámbiate, es tarde y tienes dos clientes que atender con retraso, uno canceló la cita.

Asiento y me dirijo a las escaleras, pero me detiene agarrando mi mano, así que lo miro.

―¿Sí? ―pregunto.

―Más te vale que no lo disfrutes ―amenaza y me suelto.

―¿Lo de ahora o lo de Tyner?

―Ninguno.

Me río y me giro para observarlo mejor.

―El sexo me da igual, y si mi cuerpo se excita, no es mi culpa ―me burlo y él entrecierra los ojos ―. Si tanto te molesta, no lo vendas y ya, yo solo hago mi trabajo ―le aclaro.

―¿Y lo disfrutas?

―Es trabajo ―digo seria repitiendo.

―¿Y lo de Tyner qué es? ―Sube al escalón, me agarra de los brazos y me empuja hacia la pared con fuerza ―¿Crees que no vi tus miraditas? Me enfermas.

Vuelvo a reír.

―Te vuelvo loco, me deseas demasiado como para admitirlo, pobrecito ―me burlo ―¿Pero sabes qué es lo más triste para ti? Que nunca te voy a corresponder. Por una simple razón, eres un vendedor de mujeres, justo como las personas de las que me tengo que vengar ―Me escucha atentamente y me observa fijo, mientras me pongo seria al mirarlo ―. Solo eres un medio para un fin y te duele. Lástima, pensé que eras más inteligente, pero te dejaste engañar por tus sentimientos.

―Quítate la ropa ―ordena de repente.

―¿Así arreglas esto? ―Alzo una ceja ―¿Con sexo?

―Sácatela ahora ―insiste y me suelta al retroceder.

Subo mi mano a la tirita del vestido amarillo y lo desato, lo dejo caer sobre los escalones, quedándome tan solo en ropa interior junto con los tacones negros.

―¿Y los clientes?

―Ya es tarde para clientes ―Me agarra de la cintura y me acerca su cuerpo con brusquedad ―. Ahora atiende a tu jefe ―Me besa y le correspondo.

Subo mi pierna de manera sensual y suave.

―Bueno, si me lo pides así ―Me muerdo el labio inferior.

Se desata la corbata con una sola mano y con la otra comienza a levantarme. Hace impulso una vez que aleja sus dedos de la tela, para agarrarme mejor con ambas, entonces me alza sosteniéndome desde mi trasero y volviéndome a empujar contra la pared, regresando sus labios a besarme. Nuestras bocas húmedas sienten el tacto de la otra y me quito los zapatos, que caen al suelo cuando rodeo mis piernas en su cintura para no bajarme. Él empieza a refregarse contra mi cuerpo mientras los besos continúan.

―Deberías avisarle al cliente ―Respiro agitada al alejar mi boca de la de él, sintiendo su bulto sobre mis bragas moviéndose y humedeciéndome más.

―El cliente que se quede esperando en el hotel. Eres muy devota a tu trabajo, pero olvidas quien te lo da, y hablando de dar, te voy a dar otra cosa.

Me lleva hasta la habitación de los clientes, que es la más cercana, entonces me tira sobre la cama y se desata el cinturón, para acto seguido abrir su pantalón. Se sube sobre mí y me toma de las piernas. Sus dedos recorren mi piel, hasta tomar la tela y tironearla, la lanza hacia atrás, dejándome expuesta. Hunde su rostro en mi cavidad, para en seguida chuponear mi vulva y yo gemir.

Más humedad se acumula en mí.

Vinicio se relame los labios cuando termina de jugar con mi parte más íntima, mientras yo siento como mi pecho sube y baja por la agitación del momento, el instante que me hizo sentir perderme en un orgasmo.

Estoy muy excitada.

Sinceramente no sé lo que pretende, creo que es la primera vez que me atiende en la cama, haciendo que me sienta a gusto sin pensar en su provecho personal. Supongo que esta es la única forma que ha encontrado para admitir sus sentimientos. Algo estúpido, pero bueno, cada uno es como es.

Es un pobre diablo.

Agarra un preservativo de la mesita de luz, entonces se baja el bóxer para ponérselo, dejando su ropa interior y pantalón en el suelo, luego regresa a la cama, para subirse sobre mí.

―Abre las piernas ―me ordena y lo hago.

Acerca su mano, tomando mi sostén y tironea de este para sacármelo, lo tira hacia atrás. Su dedo pulgar toca mi pezón, empujándolo en círculos, entonces sonríe satisfecho al sentirlo duro.

―¿Lo disfrutas? ―me pregunta y sonrío.

―¿De verdad quieres que te responda y que encima sea sincera? ―me burlo ―Es trabajo ―contesto tranquila.

Se pone serio.

―¿Y qué quieres decir con eso?

―Que estoy trabajando ―Continúo sonriente.

Se carcajea.

―¿Te crees graciosa?

Borro mi sonrisa.

―La última vez que tuve sexo por placer con un hombre fue hace años, esto es trabajo, dejo que el cuerpo sienta y fin, pero no es algo que requiera mi disfrute.

A menos que cuente a Tyner, ese sí es un trabajo que disfrutaría. Necesito montarlo pronto, necesito que sea viernes.

―¿O sea que finges? ―Sonríe.

―Con todos finjo ―Me río ―. Bueno, siento y finjo ―repito ―. Pero no hay sentimientos en sentir nuestras pieles tocándose ―Acaricio su pierna ―. Pueden follarme todas la veces que quieran, pero yo no tengo alma ―Me acerco hasta su boca ―. Penétrame y acaba con esto, que me dejaste con las ganas, las ganas físicas sin ninguna emoción de por medio.

Tarda un momento en reaccionar, hasta que toma mis caderas y se une a mí, siento su pene entrar en mi vulva, empujando levemente hasta entrar por completo. Cuando mi vagina percibe la presión de sentirlo y mi boca se abre, al notar como se acopla a su miembro, cierro los ojos al comenzar el movimiento. Mi espalda se enarca y las embestidas van agitando la cama. De un lado a otro empuja y le clavo las uñas. Todo es tan húmedo entre mis piernas.

Puedo notar su rudeza, creo que lo hice enfadar, pero alguien tenía que aclararle su estupidez.

―Oh cielos ―Jadeo.

Gimoteo como tantas veces, aunque sinceramente, lo único que puedo pensar, es en el deseo de estar con Tyner. Necesito que sea viernes y acabar mi cuenta pendiente, así me dedicaré a cosas más importantes que solo el sexo.

Una vez que terminamos de tener relaciones sexuales, Vinicio se queda dormido abrazándome, así que no puedo ni levantarme. Escucho la melodía de mi celular en el living, pero no hay forma de quitármelo de encima. Si despierta y se da cuenta que tengo números de otras personas que no son de su confianza, adiós todo lo que he trabajado en estos meses. En definitiva, sería un peligro para todo mi plan.

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