19: Sabor a tabaco y menta
Yuri
El infeliz de Clow me dejó sola en el cuarto del hotel. Me siento ultrajada, molesta e indignada, encima que me duele el cuerpo se va, que horror, ya me va a escuchar. Levanto mi celular luego de una ducha rápida y un cambio de ropa, entonces cuando salgo del baño veo que tengo un mensaje abierto, así que todo el enfado que tenía se me va ¿Fue a buscar a Guillermo? ¿Sabe que hablé con él y no le dije? ¿Estará enojado conmigo y por eso se fue? Mierda, es todo es un malentendido y es muy tarde como para saber qué está pasando. Llamo a su número pero no me contesta, termino buscándolo toda la tarde, pero no lo encuentro.
Me estoy preocupando de más, y yo no soy así, voy a tener que empezar a admitir cosas, este hombre me importa, y mucho.
Al final me rindo y regreso a casa, solo espero que no se encuentre en problemas. Cierro la puerta detrás de mí y apoyo la bolsa de las cosas con las que jugamos anoche a un costado en el suelo, cuando alzo la vista lo veo, entonces me sonrojo. Clow está empapado, al parecer se acaba de duchar pero no se ha secado con ninguna toalla. Las gotas de su cabello mojado caen en su torso descubierto, ya que tiene la camisa abierta y solo puesto un pantalón, hasta está descalzo. Observa por el ventanal del balcón, fumando un cigarrillo, perdido en sus pensamientos, su mirada parece fría como el hielo.
Avanzo unos pasos y visualizo que en el baño hay artículos de limpieza junto a un balde. Me es increíble pensar que se ha puesto a limpiar, aunque ni idea porqué razón. Hay algo extraño en todo esto.
―Clow ―lo llamo y me le acerco.
Gira sus ojos grises hacia mí y se me paraliza todo ¿Está demasiado guapo o la luz del sol que refleja en su bien definido torso me hace imaginar cosas? Creo que me encanta como luce, lo hace ver dominante, fuerte y sexy.
―Chinita ―dice agarrando el cigarro entre sus dedos y expulsa el humo ―. Te tardaste ―opina en esa aura oscura que está emanando todo su ser, es como si algún tipo de misterio ocultaran esos labios.
Debo estar fantaseando, pero me muero por estampar mi boca contra la suya. Me muerdo el labio inferior, entonces avanzo un poco más hasta él, hasta solo quedar a centímetros de su fuerte cuerpo.
―¿Dónde estabas? ―pregunto.
―Por ahí ―Me agarra de la cintura desprevenida y hago un jadeo cuando mis manos chocan contra su torso mojado. Despacio acerca su rostro al mío ―. Tengo ganas de follarte ahora ―declara entonces mi cara cambia a un color rojo fuego.
―C... Clow ―Trago saliva ―creo que no es momento, aún me duele un poco el cuerpo ―Aunque me muera por hacerlo, tengo que moderar esta adicción ―. Pero podría besarte ―declaro luego me muerdo el labio inferior otra vez, deseándolo.
―Entonces no ―Me suelta de repente volviendo a observar a la ventana ―. Quizás deba salir a buscar diversión en otra parte.
Frunzo el ceño.
―Estabas esperándome solo para tener sexo, que descarado ―opino aunque no estoy del todo molesta por eso, lo que sí me indigna es que diga, así como así, que se va a encontrar con una mujer.
¿Acaso cree que soy su prostituta? Y si fuera el caso ¿Por qué se tiene que buscar a otra? Que frustración. No me gusta, pero me atrae como me trata, y si se va con alguien más, me indigna, me irrita, me pone celosa.
¡Mierda, estoy celosa!
―¿Vas a tener sexo conmigo sí o no? ―Alza una ceja al mirarme.
―No ―digo determinada ―¿Vas a decirme que pasó en mi baño? ―Señalo los artículos de limpieza.
―Vomité y enchastre todo.
Hago un poco de silencio antes de contestar.
―Tú... ¿Revisaste mi teléfono? ―pregunto teorizando las razones de sus acciones.
―Si quieres preguntarme si vi a Guillermo, sí, sí lo vi.
Bajo la vista.
―Siento no haberte dicho que me llamó ―declaro.
―Lo sospechaba.
―Lo sé ―expreso avergonzada.
Me estremezco cuando toma mi barbilla, levantándome el rostro, me encuentro con su cara a centímetros de la mía, sus ojos me observan penetrantes, se me eriza la piel cuando sus labios rozan los míos, entonces le correspondo en un beso suave y sutil. El sabor es una mezcla de tabaco y menta, aumenta cuando su lengua toca la mía, lo que provoca un suspiro en mí. Él me hace vibrar con tan solo un poco de su tacto, deliro.
―El beso que pediste ―confiesa al alejarse de mí, vuelva poner el cigarro en su boca y camina en dirección a donde están sus zapatillas, lo que demuestra que no se va a quedar en el departamento, va a buscar a "otra".
Me muerdo el labio, reprimiendo lo que quiero decir.
―No te vayas ―suplico.
Se sienta en el sillón y empieza a ponerse el calzado.
―Volveré por la noche ―me aclara.
Camino hasta él.
―Clow ¿Por qué estás haciendo esto? ―expreso angustiada y alza esa mirada fría que tiene desde que entre al departamento.
Apaga el cigarrillo en el cenicero de la mesita que hay al lado del sillón y lo deja ahí, para luego responderme.
―Necesito distraerme, me di cuenta de varias cosas y quiero descargar mi frustración, eso es todo ¿Qué son estos planteos?
―Es que... ―Intento reprimir lo que voy a decir ―no puedo evitarlo yo... ―Suspiro y me cubro la cara avergonzada ―creo que me he enamorado de ti.
Que frustrante.
Se forma un silencio que parece tan eterno que bajo mis manos, Clow está mirándome fijamente, sin ninguna expresión en el rostro, pero luego sonríe negando y moviendo su cabeza para ambos lados.
―Eso es imposible.
―C... Clow, no estoy mintiendo, me ha costado mucho decirlo y...
―No es que no te crea ―me interrumpe, vuelve a mirarme quieto, fijo y fríamente ―solo que eso, lo que tú te estás imaginando conmigo, es imposible ―repite.
Frunzo el ceño.
―¿Por qué? ¿Por tu delirio con Mercedes Becker?
Se levanta de forma abrupta del sillón, lo que provoca que me sobresalte, me agarra desprevenida de la cintura, entonces se acerca a mi oído a su susurrar sonriente.
―No, porque cuando terminé con Guillermo Gallagher, yo también voy a estar muerto.
―¿Qué... ¿Qué quieres decir con eso?
―Me iré al infierno al igual que él, los monstruos deben ir a donde pertenecen, no hay otro camino.
Está diciendo que...
―¿Vas a suicidarte?
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