Epílogo
Madeleine
20 años después.
Quizás mi nombre quede en el olvido, porque me lo han quitado, me lo han arrebatado, no tengo elección. Antes me llamaba Analy, pero mi secuestrador me cambió el nombre, decía que lloraba mucho, así que Madeleine me quedaba perfecto. Hace tiempo que ya no derramo lágrimas, hace tiempo que me volví alguien fría y con mucha fuerza de voluntad. Porque ahora no es solo cuestión de mí y mi supervivencia. Alguien más pequeño me necesita.
―Puja ―dice la doctora y yo grito mientras continúo sobre mi cama sosteniéndome la barriga.
Esto es doloroso, pero falta poco.
―Un poquito más, Maddie, ya sale por completo ―me aclara ―. Respira, no falta nada.
―Uf, sí ―Tomo mucho aire cuando me viene la contracción y hago fuerza otra vez, siento que me desgarro, pero el alivio viene a mí cuando oigo su llanto.
La mujer corta el cordón umbilical, rodea al pequeño con una manta, entonces me lo entrega y me lo da en brazos.
―¿Cómo se llama? ―pregunta entusiasmada y yo le sonrío.
―Hermes.
La puerta se abre y dejo de sonreír al ver a Raid. Él camina a paso rápido y mira a mi niño de manera despectiva.
―¿Esa cosa es nuestro hijo? Bueno, es lo que hay ―expresa a su forma rara de afecto ―. Papá pasa, ahí está lo que me pediste ―Señala al bebé y yo miro con odio al señor Edwin.
―Este es un momento familiar ―le aclaro.
El padre de Raid, ya bastante grande, tendrá unos cuarenta o más, sonríe con satisfacción.
―La sangre de Ellie Divine y Jayce Markov, que dicha ―nombra a mamá y al desconocido, del cual siempre habla, lo que me molesta, pero ya no se lo discuto, aprendí a callarme la boca ―. Ahora tenemos sangre oscura en la familia ―bromea aunque no lo entiendo, luego observa a su hijo ―. Te lo dejo todo en tus manos ―Le da dos palmadas en el hombro y se retira.
La doctora también se va y me dejan a solas con Raid.
―¿Y ahora qué? ¿Te irás con tus amantes? ―le pregunto y él se acuesta a mi lado.
―Cállate, mujer, voy a dormir.
Jamás entenderé a mi marido, un día me odia y al otro me acompaña como si me quisiera. Nos unieron en este matrimonio por una conveniencia, quedarse con todo. Lo de Markov y lo de Divine, el bebé asegura que nadie pueda arrebatarles eso. Sin embargo me asusta todo lo que pueda llegar a venir después. Debo ser más fuerte de lo que ya he sido. No importa quién sea mi esposo, ni me concierne de dónde viene mi sangre, lo único que me interesa realmente es que voy a sobrevivir.
Y protegeré a Hermes de lo que sea.
Continuará en...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top