6: Culpa que inunda mi alma
Dean
Se oye la alarma de incendios y Ellie sale a averiguar que ocurre, unos minutos después visualizo a Adelia entrar al cuarto de la clínica, entonces entiendo todo. Es su culpa, así que frunzo el ceño.
―¿Qué trucos bajos utilizas? ―digo molesto y ella sonríe, avanza hasta donde estoy acostado, se escuchan esos tacos y se sienta en el banquito en el que estaba sentada mi mujer ―¿A qué has venido?
Apoya su mano sobre la mía y yo la alejo.
―Estaba preocupada por ti ―declara ―, no entiendo cómo es que fallaron esos frenos, necesito averiguar todo.
―Tengo gente para eso.
―¿Por qué me odias? Solo quiero ayudarte ―Pone su mano donde está su corazón ―. Estoy muy preocupada por ti ―confiesa de nuevo.
―Para eso tengo a mi esposa.
Frunce el ceño, pero luego sonríe.
―¿De verdad crees que esa mujer te será fiel por siempre? Su amorcito ya volvió, es cuestión de tiempo para que te deje o peor, para que te engañe.
―Ellie no haría eso.
Se levanta del asiento frustrada.
―Te demostrare que esa mujer es una zorra, te abriré los ojos, Dean, y cuando eso pase, verás que al menos yo sí fui sincera ―Visualizo como se retira y se oye como cierra la puerta con fuerza y llena de furia.
¿Ellie? ¿Capaz de engañarme? No, no lo creo, son divagues de una mujer que está obsesionada conmigo. Aunque si es cierto, ¿estaría preparado para soportarlo? ¿Otra vez? ¿Una traición? No, no puedo desconfiar, que me haya ocurrido en una ocasión no significa que vuelva a pasarme.
Ellie
El vehículo entra al estacionamiento de un hotel, miro de mala manera a Jayce y él se ríe. Conduce despacio hasta frenar el auto. Cuando bajo doy un portazo al estar molesta. El castaño ni se inmuta y camina hasta la entrada, lo sigo con cautela. Este lugar solo me hace pensar lo pervertido que es Jayce, a pesar de que en realidad se puedan hacer otras cosas, en vez de solo alquilar un cuarto. En efecto, nos dirigimos al salón de comidas y nos sentamos en las sillas, donde un camarero apoya unas copas en la mesa, nos sirve una bebida y le trae a mi ex el papel y lápiz que este le pide.
―¿Te gusta mi hotel? ―pregunta tranquilo.
―No es muy original si se llama igual que tu casino ―Conquistador.
―Le iba a poner depredador pero sonaba demasiado agresivo ―Muerde el lápiz y luego lo baja ―. Ya sabes, porque tú eres mi presa.
Ruedo los ojos.
―¿Qué quieres, Jayce?
―Te estás volviendo repetitiva y no deseo volver a responder esa pregunta, así que te tengo un juego, ¿qué tal?
―No me gustan tus juegos ―Hago una pausa ―ni tus deudas.
Se ríe.
―Me encanta esa indirecta, hablas de nuestra primera vez juntos y esa sí te gustó.
Bufo.
―Soy una mujer casada, respétame.
―Y yo un hombre de negocios, escúchame.
―Terminemos con esto, habla ―exijo.
―Quiero que me digas las razones por las que no debería matarte.
―Si no queda de otra... ―Suspiro ―me abandonaste ―declaro y anota.
―Es valida, pero no importante.
―Me lo debes ―Frunzo el ceño ante la negación de mi otra respuesta y le aclaro lo evidente al guardar su secreto.
―Interesante, pero yo no le debo nada a nadie ―Continúa sonriente mientras me contesta y escribe.
―Guardé tu secreto ―le digo por si no entendió.
Se queda en silencio, lo que me estremece, pero por suerte vuelve a sonreír, sin embargo sigue negativo ante mis razones, que para mí sí son bastante validas aunque para él no.
―Por eso estamos aquí, ¿no? Esa no cuenta ―confiesa.
Bufo y me sonrojo bajando la vista para apelar a sus sentimientos.
―Me amas.
―Que linda ―Se ríe y sigue escribiendo.
―¿No es válida? ―Me muerdo el labio.
―Sí lo es, sino no estaríamos aquí hablando.
―¿Entonces? ―Alzo la vista y vuelvo a mirarlo ―¿Vas a matarme?
―Todas estas opciones no me distraen de no hacerlo ―declara.
Frunzo el ceño.
―¿Y qué sino?
―No sé, por eso estamos aquí, ¿no? ―Sonríe otra vez.
―Supongo ―Miro el lugar ―. Estamos en un hotel, no tiene sentido, pudo haber sido una cafetería, un bar o incluso tu oficina.
―¿Quieres hacerlo en mi oficina? ―pregunta apoyando la mano en su mejilla y el codo en la mesa, entonces me sonrojo ―Que malpensada ―Se ríe ―¿Ya tienes otra razón, Lady Salvaje? Creo que tu mente ya está imaginando cosas, yo no las descartaría, toda opción es válida, mientras más mejor.
―No voy a tener sexo contigo, Jayce ―le aclaro y el anota ―¡¡No escribas eso!! ―grito avergonzada.
―Tienes razón ―Borra "tener sexo" con la goma del lápiz y lo cambia por "hacer el amor", lo que provoca que mi corazón se acelere.
―Deja este juego perverso.
Apoya el lápiz en la mesa al lado del anotador.
―Siempre lo ha sido no, digo, entre nosotros, es la mejor forma de arreglar las cosas ―Se muerde el labio ―. Nuestros cuerpos tienen química, física y todas las matemáticas que quieras.
―Basta, Jayce, yo soy... ―Me agarra del brazo y me sienta sobre él, lo que provoca que me sobresalte sin dejarme terminar lo que iba a decir.
―Una mujer casada, ya me dijiste ―Toma mi barbilla para que lo mire ―¿Y quién se va a enterar? ¿Acaso yo le voy a decir a Dean el secretito que podemos tener entre tú y yo? ¿No es una gran idea guardar un secreto por otro?
―Es diferente, y no hay ningún secreto aquí ―Intento levantarme pero me sostiene de la cintura y me vuelve a sentar sobre él, me sonrojo más cuando siento su bulto en mi trasero ―. Basta, deja de hacer esto ―insisto.
―¿Pero acaso no quieres? ―Vuelve agarrarme de la barbilla.
No puedo negar lo mucho que todavía me siento atraída hacia él, pero esto no está bien, no es correcto.
―No es apropiado ―aclaro en tono bajo y miro hacia un costado.
―Hemos pasado tanto tiempo separados que has perdido tu lado salvaje, mi Lady. Sin embargo eso puede arreglarse ―Apoya su mano en mi pierna.
―Son dos situaciones totalmente diferentes, eso fue hace tiempo, y si tengo que ser "salvaje" como dices, no se supone que tiene que ser contigo.
―Claro, con tu esposo, seguro te hace gritar como hiena en celo.
―¡¡Cállate!! ―le grito molesta.
―Mira, Ellie, te lo pondré así ―Saca una llave de su bolsillo ―. Si la agarras, nos iremos a un cuarto ahora mismo, pero puedes irte si quieres, si no lo haces, un auto estará esperando en el estacionamiento para regresarte al hospital, aunque te advierto que no hay más oportunidades. Ya que si no puedo atender mis deseos carnales sobre ti, solo me queda matarte, pero es tu decisión si te vas o te quedas. Quizás te retiras y me logras asesinar en otra ocasión ―Acerca la llave a mi cara ―. Tú decides ―Siento su respiración en mi nuca y apoya sus labios en mi cuello ―. Recordemos viejos tiempos, Lady ―Su mano se posa sobre mi falda, no ha presionado absolutamente nada en mi intimidad, pero ya está palpitando ―. Dime que sí ―insiste.
No puedo ni pensar.
―Sí... ―Alzo la cabeza cuando aprieta su mano entre mis piernas y hasta las abro ya estando hasta excitada.
―Agarra la llave ―me pide.
Mis dedo temblorosos la toman y me levanto despacio de sobre él. Al pararse, Jayce camina en dirección al ascensor, entonces lo sigo de manera tímida. Mi corazón golpetea fuerte, me sobresalto cuando las puertas se abren y no dejo de presionar la llave entre mis manos, que empiezan a dolerme por la fuerza que utilizo, en parte por culpa de mis nervios. El trayecto hasta no sé qué piso se me hace interminable, se me podría borronear la vista de lo inquieta que estoy. Confundida y mareada por tanta tensión acumulada, tengo un montón de sentimientos encontrados. Buenos y malos. Continúo siguiendo a mi ex por el pasillo hasta llegar a la última puerta, me sonríe y la señala. Despacio pongo la llave en la cerradura y entramos.
―Puedes cerrar con llave, Lady Salvaje ―me aclara y de la misma forma en la que abrí y cierro lentamente la puerta.
Yo misma me encerré en el cuarto con Jayce, lo hace a propósito para que después no pueda culparlo de nada. Es un manipulador, un depredador y yo lo estoy dejando otra vez que me domine. Esto es un horrible circulo vicioso. Cuando se fue y me dejó, me di cuenta de eso, me sentí aliviada, sentí la libertad que yo misma abandoné. Esta relación siempre ha sido tan tóxica, y yo permito que lo sea. Es mi culpa. Una y otra vez me atrapo yo misma en esta jaula. Es como si la respuesta estuviera en frente de mí, pero simplemente termino ignorándola.
―Ven aquí, Lady Salvaje ―Jayce me llama y dejo de observar a la puerta perdida en mis pensamientos. Toma la llave, para luego apoyarla en el llavero y acto seguido agarrar mi mano ―. Vamos a la cama ―indica.
Caminamos a través de la suite, hay un vidrio en el centro que tiene una vista muy alta, a la izquierda está la puerta de un enorme baño y hacia la derecha, que es hasta donde nos dirigimos, un cuarto más donde se encuentra el colchón en el que me lanza y se sube velozmente sobre mí. Tira de mis bragas y rápido abre mis piernas, su cabeza se acerca a mi intimidad sin perder tiempo y la chupa.
―¡Oh! ―Mi espalda se enarca y él se relame los labios.
―Lady, estás muy mojada aquí abajo ―Apoya su dedo índice en mi vulva ―. Muy bien, mi parte favorita de tu cuerpo está funcionando perfecto ―Masajea justo allí y mis manos se agarran fuerte de las sabanas. Levanta mi remera junto con mi sostén al mismo tiempo, dejando expuestos mis pechos ―. Son hermosos, justo como los recordaba ―Se acerca y mordisquea uno.
―¡Ah!
Deja un poco en paz mis partes íntimas cuando decide desvestirse, aprovecha para quitarme los zapatos también. Él hace todo el trabajo, estoy demasiado aturdida como para pensar, sobre todo en satisfacerlo cuando esto en realidad es una trampa. Aunque al parecer no le molesta ser el que nos saca la ropa a ambos. En un momento solo se deja el pantalón entreabierto y decide acercar su boca a besarme. Hace tiempo que nuestros labios no se tocan, nuestras lenguas se contraminan de la saliva de la otra. Siempre ha sido un buen besador, sus besos me hacen olvidar de todo. Buena jugada, ya que cuando abre un preservativo estoy distraída, toma mis caderas luego de ponérselo y me sobresalto.
―Espera, Jayce...
―Siéntelo, mi Lady ―Me penetra sin piedad e instintivamente abro más mis piernas y mi espalda se enarca ante la estocada.
―¡Ah!
Comienza a moverse y con cada envestida mis paredes se contraen.
―Déjate sentir, tu cuerpo sabe lo que quiere, estás muy rígida, déjalo fluir ―Rodeo mis piernas en su cintura y le clavo las uñas en la espalda ―. Eso es, muy bien, no pienses en la culpa.
Sabe lo que pienso, se debe notar en mis reacciones, he sido demasiado evidente. Engañar a Dean me está comiendo el alma. Soy una estúpida, no puedo estar disfrutando algo como esto. Además mi esposo está en el hospital, ¿qué clase de desalmada soy? Aceptando la oscuridad por unos cuantos orgasmos. Este es el punto de inflexión que tengo en frente y no lo veo. Necesito un orden en mi vida y nunca ha sido Jayce Markov.
―Lady... ―me llama mi ex en pleno acto y delirios de mi mente ―si te vas a poner reflexiva al menos piensa en mí, ¿no? ―Su mano rodea por completo uno de mis pechos y lo aprisiona.
―¡Oh!
―Me vas a hacer poner celoso ―Sube mi pierna a su hombro.
―¡Uf! ―Cubro mi cara con mis manos mientras me sigue penetrando. Más y más arremetidas continúan en la cama ―¡Ah! ―Levanto la cara dejando de taparla con mis dedos.
―¿Ya estás pensando en mí? ―Sonríe y se muerde el labio cuando siente la sensación ―Uh creo que... ya voy a estallar ¿Terminamos juntos?
―No... no... aún no... ―Niego moviendo la cabeza.
Todavía no llegué al clímax.
―Estás... difícil ―opina entonces veo el gesto en su rostro, aguanta muy poco, ya que de un momento a otro siento el calor fuerte en mi vagina, el preservativo quema del semen que ha largado Jayce ―. Oh, mierda ―Respira agitado.
Mis piernas tiemblan y me vuelvo a agarrar de las sabanas. Hay mucha transpiración pero ningún nuevo orgasmo llega hasta mí, y como no doy señales de ello, Jayce sigue moviéndose.
―¿No te gusta esto, Ellie? No estás muy liberada ―declara.
―No puedo... es difícil... la circunstancia.
Sonríe de lado.
―Eres toda una Lady ―Me da un beso que me encandila, como todos los besos de él que siempre me vuelven loca ―. Tu ética... ―Separa su pene de mí, me levanta sentándome sobre él ―es impresionante, necesitas mucho más entrenamiento ¿Qué tal unas clases como los viejos tiempos? Móntame, preciosa ―Me vuelve a besar y le correspondo.
Siento su lengua rozar la mía, mientras tomo el control de la situación, alzo las piernas para acomodarme sobre su órgano viril, lo agarro para introducirlo en mi feminidad. Que me dé el control hace que me distraiga mejor, ya que yo tengo que hacer todo el trabajo y puedo concentrarme en otra cosa para hacerlo bien, sentirme bien, a mi gusto.
Me agarro fuerte de sus hombros y comienzo a moverme. Me movilizo arriba, abajo, meneo mi cuerpo en su pene, así que me deleito con su erección. Jayce se ha vuelto a activar porque presiona mi trasero, entonces gimo.
Se muerde el labio inferior.
―Eres una experta ―Chuponea mi pezón ―. La antigua Lady no sabía ni cómo moverse, que rico ―Se excita.
―No hables ―digo exhalando todo el calor que sale de mi cuerpo.
Si me pongo a hablar de mi experiencia, Dean aparecerá en mi cabeza otra vez y no quiero que la culpa me inunde, necesito llegar al clímax y no pensar más.
___
¡Capítulo largo! Casi 2400 palabras ❤
Ellie me da lástima, Jayce no la merece, aunque Ellie no merece a Dean ¿En qué desencadenara este triangulo amoroso? Y digo triangulo y no cuadrado porque no sé si Adelia entra en estos cálculos. Yo escribo, pero los personajes hacen lo que quieren, a veces me sorprenden hasta a mí jajaja
Espero que les haya gustado el capítulo picante y lleno de culpa 😈
Atte: Vivi.
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