4: Luz dentro de ti

Lyon

Vi la expresión de decepción en su rostro, pero ella fue quien decidió por nosotros, así que no tiene por qué objetarme nada. Me convertí en alguien diferente porque quería volver a ver a Claire, aunque ha pasado tanto tiempo que el rumbo ha cambiado demasiado.

Se podría decir que sigo siendo policía, aunque algo corrupto y mi trabajo no es a tiempo completo. Como dijo Edwin, soy su asistente ejecutivo, me encargo de traspasarle información sobre la fuerza policial, además de ayudarlo en algún que otro trabajo. La verdad que a pesar de no ser un Señor Letra, tiene varios trabajos ilegales en proceso, como su empresa fraudulenta, o en el casino en el que me encuentro ahora.

Aquí es el nido de muchas estafas.

Bajo la vista y veo a un niño corriendo cerca de las máquinas tragaperras, entonces me lo acerco.

―Joven Raid, no puede correr por ahí, su padre se enfadara, vaya a jugar con sus hermanas.

―Cállate, idiota ―dice el pequeño y me da una pequeña patada.

―¡¡Raid!! ―grita su padre y el nene se paraliza.

Algo que no me gusta de Edwin es que maltrata a sus hijos, trata a muchas personas de buena manera, pero con los niños no es nada amigable. Me pongo adelante cuando lo quiere agarrar de la oreja y golpearlo, así que los separo, interfiriendo.

―No es necesario, el pequeño ya se iba.

―¡¡No me digas cómo educar a mis hijos, Lyon!! ―grita irradiando furia.

Veo como el pequeño Raid huye, entonces vuelvo a observar a Edwin.

―Ya se fue ―le aclaro y el morocho bufa.

―Que irritante ―Regresa a su estado más amigable y se acomoda el moño de su traje ―¿Esto me queda bien?

―Estás perfecto ―Asiento y sonríe.

―Gracias, por eso eres mi mano derecha ―Me da dos palmadas en el hombro ―. Tengo que lucir bien, hoy voy a conocer a un rubio sexy.

―Buena suerte.

―No te pongas celoso, ¿eh?

Veo como se gira para retirarse y sonrío.

―Nunca lo haría ―susurro entonces me doy la vuelta observando el gran casino.

De repente veo esa bonita cabellera rubia, entonces avanzo por los pasillos hasta alcanzarla. Entra a un cuarto con cautela y yo con sigilo hago exactamente lo mismo, lento, sin prisa, pero intrigado.

―Claire ―digo cuando se da la vuelta y acomodo mi corbata ―¿Investigando a mi jefe? ―le pregunto tranquilo para burlarme.

―Sé que algo trama con Adelia, no puedo confiar en él ―declara.

―Bien, no diré nada.

―¿Y puedo confiar en ti? ―pregunta creo que analizándome.

―¿Por qué no? ―digo serio.

―Eres diferente, lo noto.

Sonrío.

―Cierto, destruiste mi moral y la dejaste por los suelos al abandonarme, pero no estoy enojado contigo, estoy enfadado conmigo por no haberte encontrado antes de que todo se me fuera por las ramas.

―Siempre evitaste esto y ahora lo haces, te negabas a ayudar a Cross, ¿pero sí trabajas para Edwin? No comprendo ―exclama indignada.

―Cross y Edwin son dos personas totalmente diferentes.

―No, tú eras distinto.

Me acerco y la agarro de la cintura, atrayéndola hasta mi cuerpo, puedo sentir su respiración agitada al notar nuestros tactos por tanta cercanía, una que hace tanto no estaba.

―Cambie, por ti.

―El Lyon que amo no se hubiera rebajado a esto.

―No, pero es el único que hay ahora ―Pongo mi boca a centímetros de las suya ―, y es por eso que ya no somos de mundos diferentes.

―Eso no arregla las cosas.

―Tampoco cuando me abandonaste, decidiendo por mí.

―Lo siento ―se disculpa seriamente y luego baja la vista ―, pero te pedí que no me buscaras.

―Quizás si me lo hubieras dicho en la cara esto sería distinto.

―Así no es la Claire mafiosa, la Claire despiadada te apuñala por la espalda y lo hice, así que...

Apoya su mano en mi chaqueta para alejarme, pero no espero más, la vuelvo a empujar hacia mi cuerpo y la beso. Nuestras respiraciones se entrecortan cuando me corresponde, los labios no se sueltan, se siente el sofoco del calor que emanan nuestras manos al tocarnos.

―No deberíamos... ―Me vuelve a alejar aunque no le permito que sea mucho ―ya no hay nada entre nosotros.

―Espere tanto por este momento ―La beso de nuevo y muevo su cuerpo para chocar su espalda contra la pared. Sus labios me siguen correspondiendo, aunque sus manos intentan apartarme ―. Sé que me has estado siguiendo ―declaro.

―Solo te vi una vez ―Baja la vista.

―¿Dirás que solo fue casualidad? ―Sonrío de lado y vuelvo a acercar mi boca a la suya ―Admítelo, Claire, tú también me extrañas.

―Eso no significa nada.

―¿Qué te detiene? ―Acaricio su mejilla.

Alza sus ojos claros hasta los míos, puedo sentir su respiración, nuestros rostros siguen a centímetros nada más.

―Creo que tengo sentimientos encontrados, no quería envolverte en esto, Lyon ―expresa angustiada ―. Ahora estás aquí, siendo otra persona.

―Soy el mismo, con la moral un poco cambiada, pero sigo siendo igual.

―No, yo me enamoré de un hombre bueno, y ese hombre bueno debería estar viviendo su vida normal, como un policía respetable, no esto que tengo en frente.

―Ese es el problema Claire, quieres decidir algo que no te corresponde, yo elijo en donde y con quién estar, mi deseo siempre es contigo.

Frunce el ceño.

―Yo soy la que doy las ordenes aquí y si digo que debes dejar todo esto, debes dejarlo ―dictamina.

La agarro fuerte de su trasero y hace un jadeo, rozo nuestras narices, así que no dejo de mirarla fijo, sus mejillas están ruborizadas.

―No eres mi jefa, ni yo tu empleado, aquí no aplican esas condiciones ―expreso en la misma forma de la que me ha hablado ―. No seas dura conmigo, Claire, delante de mí no tienes que ser esa mafiosa.

Me empuja.

―Yo seré como se me da la gana, si no te gusta, será mejor que te apartes de mi camino.

―Lo mismo digo, pero seguimos cruzándonos, quizás no quieres alejarte de mí como tanto declaras.

Su respiración es agitada, nos miramos fijamente un momento, pareciera que duda de sus convicciones, pero llegado el momento se gira en dirección a la salida de este cuarto, se detiene en la puerta sosteniendo el marco y me mira con tristeza.

―Tienes razón, pero incluso así, ninguno va desistir de sus ideas, así que aunque me pese, seguiremos nuestros caminos por separado.

Me río estando molesto.

―Eres una obstinada.

―Lo sé, siempre lo fui ―dice fríamente y sin expresión.

Doy dos pasos cerca de ella.

―Puedes seguir negando lo que hay entre nosotros, pero eso no hará que dejemos de encontrarnos.

―Puede ser, pero por ahora es la única manera que tengo.

Veo como se retira y suspiro. Si cree que me voy a rendir está muy equivocada. Encontraré la forma de hallar otra vez a la Claire que conocí. Sé que todavía hay luz en su interior, la encontraré sin importar que dentro de mí, siga creciendo la oscuridad. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top