28: Estrategia
Eiden
Entrego la droga al cliente y salgo del bar de mala muerte. Recibo un mensaje de Luke de que pasará cerca, le resto importancia. Quiere saber, cómo ha ido todo, últimamente no me comunico con él y se preocupa, debería esperarlo. Mi celular suena otra vez y lo atiendo de mala gana.
—Ya oí tu mensaje.
—No sé de qué mensaje hablas —me interrumpe, no es mi amigo, es Russel—. Pero te perdí de vista. —Lo esquivé para que no me siga hoy, su vigilancia me irrita—. Obviamente, no estás en el hotel, aunque ya que me caes bien te lo diré, se llevaron a tu chica de nuevo. —Apenas dice eso, un odio se apodera de mí.
—¡Maldito desgraciado! —grito pensando en Clow—. ¡¿Dónde?! ¡¿Sabes para dónde fue?!
—No te estaría llamando, si no lo supiera, te enviaré la dirección por mensaje —aclara, entonces cuando corta me llega la información.
Levanto la vista y justo veo que llega Luke en una camioneta. Eso me recuerda que Merche se había quedado con su auto. Subo enseguida, le resumo rápidamente lo que ha sucedido y pone en marcha el gran vehículo para irnos a mucha velocidad.
—Si la dirección es la que me estás diciendo, aprovecha el asunto y llama a la policía, el lugar parece bastante fácil de rodear —explica mi amigo mientras conduce, prestando alta atención al camino.
—¿Tú dices? —exclamo pensativo—. Pero...
—Podemos planear un escape antes que lleguen y de paso, Clow terminaría arrestado —aclara y me gusta a la idea.
—¿Sabes qué? Tienes razón, basta de ir por detrás de la ley. Sin embargo, voy a agregar algo a tu idea. —Marco el número de William en mi celular y me comunico—. Necesito tu ayuda.
Mejor informarle a un policía confiable.
Una vez que corto, tardamos un poco en llegar, bajo de la camioneta y me encuentro con un edificio abandonado.
Miro a mi amigo.
—Espérame aquí, si sucede algo, mejor tener un transporte —le especifico y él asiente.
—Estaré atento a cualquier cosa. —Levanta la vista—. Como eso.
Señala los vehículos policiales que empiezan a estacionar. Visualizo a William bajar de su motocicleta. Se mueve rápido, puedo confiar en él. Corro adentro del edificio. Para mi suerte, encuentro a mi hermano y a Merche en uno de los pasillos del edificio, entonces grito.
—¡¡Clow!!
Ella me ve y sonríe. Puedo oírla a lo lejos decir mi nombre, noto como él se altera y forcejea con ella, para obligarla a caminar. Maldito desgraciado, tratar a mi amada así, lo voy a descuartizar.
—¡Quédate quieta! —le grita.
—¡¡No puedo quédame otra vez contigo, me niego!! —Se resiste.
—¡¡Te he dicho que te quedes quieta!!
Entre esa discusión, yo sigo acercándome y más rabia me da, pero en un momento Merche cae al suelo, ha sido un tropezón fuerte. Veo como se agarra la barriga, estando adolorida en el piso. Su short se ha manchado y parece que no se puede ni levantar.
Hay sangre.
Mi preocupación aparece y aumenta en desmedida.
—Debo llevarla con un médico —exclamo nervioso.
—Nadie se va a ningún lado. —Clow levanta su arma y yo hago lo mismo al segundo de hacerlo.
Otra vez estamos apuntándonos.
—¡¡Ahí viene!! —grita Merche mientras se retuerce.
Mierda. La beba quiere salir, ¡¿ahora?! No es momento, ni estamos en fecha. Estúpido Clow, es su culpa y ni siquiera se inmuta. Claro, ¿qué le importa al psicópata esto? Absolutamente nada.
—Clow, recapacita —insisto. No puede dar a luz aquí, es inhumano y se me acaba el tiempo. Tomo una medida precipitada y le disparo primero, justo en la mano. En tanto está distraído con su dolor, me acerco a mi amada—. Te ayudo. —Intento levantarla.
Se agarra fuerte de mí, pero antes de que pueda sacarla de allí...
—Tú no te mueves. —Clow me apunta con su otra mano.
¡Maldita sea!
Noto como la mano que sostiene las piernas de Merche, se manchan de sangre. Cielos es mucha, me preocupa.
—Clow, no entiendes... —intento explicar, pero es inútil, está demasiado loco como para comprender la situación.
¿Qué hago? Esto empeora más y más con cada segundo. Necesito un golpe de suerte. Me detengo un segundo, quedo tildado. Esto no es suerte, es estrategia. Visualizo a William detrás, apuntando a Clow en silencio. Me mantengo callado, hasta que actúa y lo neutraliza.
—¡Agh! —se queja cuando le pone las esposas.
Sigo congelado y hasta que el buen policía me mira.
—¡¿Qué esperas?! ¡¡Corre!! —me grita.
Reacciono, salgo esquivando a todos de allí, incluyendo guardias y efectivos policiales. Logro llegar a la camioneta y me subo junto con Merche en el asiento de detrás.
—¡¡Rápido, Luke, al hospital más cercano!! —digo alterado y arranca a toda velocidad.
Ella no exclama nada, parece que el dolor es muy fuerte para hablar, solo oigo sus quejidos y ha comenzado a transpirar. Se agarra la barriga y respira agitada. Maldición, esto no se ve bien. Solo espero que la niña no haya sufrido daños y realmente lo que está pasando no sea nada.
Acaricio su cabello y la miro con preocupación.
—Resiste, Merche, ya vamos a llegar.
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