2: Corrupción
Eiden
Me he excedido, noto la sangre en mis nudillos, pero no es la mía, lo golpeé demasiado. La desesperación y las pistas falsas me han llevado a ello, otra vez. No puedo parar, estoy en un círculo vicioso, en el que no me puedo detener. Lo maté, está muerto, puede que no era una buena persona, pero yo me deshice de este como con los otros. Cuando la policía me atrape, mi condena no tendrá límites, aunque antes debo encontrarla.
Dos meses, han pasado dos malditos meses y aún no sé dónde está Infierno. Me fugué de la cárcel con la ayuda de los contactos de Edgard, que él tiene con la mafia de la droga. Aparte de buscar a Merche, trabajo para ellos, si no lo hiciera me entregarían. Es increíble como la corrupción y la injusticia crece en desmedida, sin embargo, ahora lo único que me importa, es localizar el paradero de mi amada, y si lo veo a Clow, córtalo en pedacitos al desgraciado. Su cara no va a ser lo único que quiero destruirle, solo de pensar que le haga daño, me pone furioso.
Pateo al muerto, estoy perdiendo la cordura. Respiro agitado, suspiro, me tranquilizo, para luego agarrar mi celular y marcar un número.
Un tono, dos...
—Hola, Luke, lo hice de nuevo —le indico, frustrado.
—¡¿Otra vez, Eiden?! Detente, esto va a terminar mal. —Oigo su tono de preocupación.
—No me digas lo que tengo que hacer —exclamo enojado—. Lo hecho, hecho está y punto. Solo ayúdame con el cuerpo.
—Suenas a Hermes.
—¡El desgraciado de Hermes se encuentra desaparecido, ni me lo nombres! —grito furioso, si él apareciera tranquilamente podría saber dónde está Infierno y acabar con este delirio.
Termino de hablar con mi amigo, salgo del lugar, me pongo los lentes de sol y subo a mi motocicleta. Reviso que no haya policías, ni algún movimiento sospechoso y me dirijo a atender los negocios de la mafia de la droga.
Llego a un antro de mala muerte, luego detengo la moto en un lugar donde pueda montarme rápido. Tengo que apresurarme y continuar con las pistas, pero si no atiendo esto, mi estado de prófugo va a convertirse en estado de preso. Me acerco a la barra y pregunto por el comprador. Me envían al fondo, entonces paso por una puerta oculta.
—¿Vienes de parte de Neill? —cuestiona por el nombre que se utiliza para llamar a cualquier jefe de la droga.
—Sí, traigo la muestra —le aviso y le tiro el paquete que estaba en mi bolsillo.
—Excelente. —La huele y se deleita con el polvo—. Dile que estoy interesado en hacer negocios con él. —Da su aprobación y asiento, para luego girarme. Un hombre grandote detiene mi salida—. Más le vale que me traiga el producto en tiempo y forma —continúa hablando—. Haremos muchas ventas este año.
—Le transmitiré el mensaje. —Ya me estoy empezando a irritar—. ¿Puedes decirle al grandulón que me deje pasar? —Lo señalo.
—¿Eres Eiden, cierto? Oí que tu padre murió hace poco, siento tu pérdida. —La verdad que yo no—. La red de trata es un negocio muy amplio, ¿sabes quién va a remplazarlo?
—No lo sé, ni me interesa —digo cortante.
Noto como enciende un cigarrillo.
—Tú prófugo, Hermes desaparecido, Demián muerto, Edgard en la cárcel, solo queda Clow, ¿vas a dejar que se adueñe de todo?
Me giro para mirarlo directo a los ojos.
—El negocio familiar no me interesa. —Ya sé a dónde quiere llegar—. Así que ahórrate el intento de entrar a través de mí.
Él se ríe.
—Lo tendré en cuenta, solo quería saber. Aunque seguramente Neill esté más interesado en ello, yo que tú buscaría aliados antes de que quieran matarte.
—Si no quieres que mate a todos en esta sala, será mejor que le digas que se aparte. —Vuelvo a señalar al grandote—. Hablo en serio. —Muy en serio, estoy perdiendo mi paciencia—. Ahora —ordeno.
El hombre hace una señal y al fin salgo. Estoy más que irritado, súper irritado, maldita adrenalina. Monto mi moto y me voy rápido de allí. Llego a una cafetería y me tomo un café, mi mala suerte me acompaña y veo en la televisión al molesto policía que me sigue la pista. William Stefanoski. Dejo el dinero en la mesa, antes de que alguien se dé cuenta de que están hablando de mí en las noticias. Me retiro con cautela.
—¡Ese tipo no se cansa! —me quejo al subir a mi motocicleta y ponerme el casco—. No puedo estar tranquilo un segundo. —Bufo y arranco.
El día va a acabar y no tengo más pistas válidas dónde pueda estar Infierno. Otra vez estoy en un rincón sin salida y me tengo que aguantar las órdenes de Neill, a ese maldito oficial, ¡¿y la próxima a quién?! ¡Estoy Harto!
Imperio abre en la noche y entro. Siempre vengo aquí porque nadie me puede delatar. Aunque en realidad estoy para ver si aparece Hermes, pero sigue sin dejar rastro. Si tan solo pudiera encontrarlo, todo sería más fácil. Camino por las instalaciones del casino y luego me siento cerca de recepción, pregunto nuevamente por mi hermano, sin embargo, la respuesta siempre es la misma.
—Juro que no tengo idea, señor Eiden —responde el empleado—. Tenemos instrucciones de seguir atendiendo el lugar, pero luego de esa orden, no hay nada más.
—¿Y su esposa?
Quizás Malya pueda ayudarme, he descubierto que se ocupa de varios negocios de él, y pensar que antes ni estaba enterado.
—La señorita Malya tampoco ha pasado por aquí —me explica, ella también sigue sin aparecer—. Aunque lo que sí pasan es el comercial de su libro. —Se ríe y señala la televisión.
"Corazones fríos, ya a la venta en todas las librerías del país", dice el anuncio en la televisión y muestra la portada con una imagen de un corazón congelado.
—¿Será por eso que estarán desaparecidos?
No lo creo, aunque me molestaría mucho si fuera por eso.
—No. —Mira para ambos lados y se me acerca hablando bajo—. Se dice por ahí que el Señor H, va a expandirse en un campo más peligroso.
¿Un campo más peligroso?
—¿De qué hablas? —pregunto intrigado.
—Pronto las cosas van a cambiar, habrá que estar alerta.
—Exprésate mejor —indico molesto.
—No puedo decir mucho, pero la corrupción será abarcada mucho más que antes.
—Ya somos ilegales, ¿qué más puede haber? —exclamo desconcertado.
—Política y... —Se detiene con esto último y se retira antes de que pueda hacerle más preguntas.
Es evidente, quiere proteger su pellejo, no dirá más.
¿Corrupción? ¿Política? ¿Y qué es lo demás? ¿En qué te estás metiendo Hermes? No me gusta nada, me pone los nervios de punta, y aún no he hablado contigo. Simple, si lo encuentro a él, daré con Merche, pero si realmente encuentro al Señor H, puede que encuentre algo peor, mucho peor.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top