11: Bebé
Eiden
No lo puedo creer, tiene que ser una maldita broma. ¡¿Por qué el maldito vidrio estaba blindado?! La rabia se apodera de mí y corro por todo el edificio. No hay manera de entrar a ese salón. Seguramente, hay una salida extra que no sé cuál es y yo estoy perdiendo el tiempo.
A este paso ya la habrán sacado del edificio.
—Eiden Rockefelle.
Oigo una voz y me doy vuelta.
—William Stefanoski.
Nos quedamos parados, mirándonos un segundo. No solo es el amigo de Merche, sino un policía bastante admirable. Parece tener un sentido de la justicia igual que ella, por eso deben ser tan amigos.
—¿Vas a arrestarme? —pregunto directo.
—Debería, pero viendo las circunstancias. —Observa el lugar—. Pienso que tú y yo nos debemos una conversación.
—Lo haría, pero estoy ocupado —digo en seco.
—La amiga que considero como una hermana, ha sido secuestrada frente a mis ojos y creo que tú podrías echarme una mano si cooperas. A cambio, tu sentencia puede ser reducida, por ayudar a un efectivo policial —explica seriamente.
Me mantengo callado antes de responder, no confío en él. En realidad, no confío en nadie.
—Una propuesta tentadora, pero debo denegarla.
No puedo simplemente aceptar esa solicitud, la policía puede registrar todos mis movimientos e incluso por protocolo negarme otros más y además, aún estoy con la mafia de la droga, no puedo dar pasos en falso.
—Está embarazada —aclara y quedo tildado—. Es peligroso ir por tu cuenta. No solo para ti, incluso para ella y sobre todas las cosas, para el bebé.
—¿Qué dices? —Creo que no procesé lo que acaba de contarme.
—Te lo diré más claro, la próxima usa condón.
¿Merche está embarazada?, ¿de mí?, ¿y este cómo sabe? Siento una extraña confusión en mi cerebro. La vi hasta hace un rato, no pude visualizarla realmente de cerca, así que no puedo esclarecer nada. Quitando todas las dudas de lado, esto cambia todo. No, en realidad me hace desesperar más.
—¡Tengo que alejarla de ese maldito desgraciado pronto! —Seguro Clow también la amenaza con el bebé. Mejor dicho—. Tengo que alejarlos, rápido. —Me giro comenzando a caminar e ignorando a William.
—Eiden, escúchame. —El policía me sigue.
—Tengo que encontrarlos, estoy ocupado como para detenerme —digo directo y sigo caminando.
—Entiendo cómo te sientes, pero tranquilamente yo podría arrestarte, estoy jugándome la carrera por mi amiga. Toma. —Me ofrece una tarjeta—. Llámame por cualquier cosa que podrías necesitar.
La agarro.
—De acuerdo. —No creo que vaya a servirme, aunque es preferible a no tener nada—. Un consejo, no entres a la parte trasera del edificio, es una trampa —le advierto y me voy.
Una vez que dejo a William y sigo registrando el lugar, no hay señales de L ni de Clow. Ya se han ido, otra vez estoy sin pistas.
Más tarde, me reúno con Luke en un bar, quizás él pueda decirme algo, hace rato que no hablamos.
—No tengo información de Clow, pero quizás te interese saber quién estuvo apareciendo.
—¿Qué quieres decir? —pregunto confundido.
—Tu hermano mayor ha hecho acto de presencia.
—¿Hermes? —Me sorprendo.
—Parece que alguien estuvo tocando las cuentas del Señor H y este decidió reaparecer.
Ruedo los ojos.
—Hermes por la plata cualquier cosa. —Luego vuelvo a mirar a mi amigo—. ¿Dónde?
—Ve a Imperio e interroga otra vez a sus empleados. Pasó por ahí hace poco, sin embargo, hay sitios que no me quisieron decir.
Bufo.
—Le tienen demasiado miedo. —Quedo pensativo—. Pero yo sí lo descubriré.
Él es el único que puede decirme todas las localizaciones dónde puede esconderse Clow. Necesito encontrarlo y que me las diga. Ahora más que nunca, por Merche y ahora que lo sé, también por mi hijo.
Los encontraré.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top