27: Desgracia

Bueno, lo admito, ya no duermo en mi cama.

Me levanto del colchón al despertarme y camino al baño. Parece que Hermes ya se ha despertado, pero tampoco se encuentra aquí, debe estar abajo. Visualizo el tacho, los cigarrillos están tirados, sin usar.

Qué raro.

¿Habrá decidido dejar de fumar?

Me acerco al lavabo un segundo, me lavo los dientes, la cara, me peino, me arreglo y luego quedo tildada, mirándome al espejo.

Recuerdo las palabras de Hermes.

"Lo sabrás, eventualmente".

Empiezo a sentirme confundida al notar algo diferente en mí. Vuelvo a la habitación y camino hasta al almanaque que está pegado en la pared. Lo saco de allí y comienzo a contar.

Esto no puede ser, soy muy irregular, no puedo hacer cuentas de mi periodo de esta manera.

Además, ¿el preservativo no puede fallar o sí?

Quizás estoy desvariando y solo he subido unos kilitos de más.

Termino de arreglarme por completo y me dirijo a las escaleras, cuando estoy a punto de bajar, me detengo.

Oigo a Hermes hablar por teléfono.

―¿Cómo que está muerto? ―Su voz suena molesta, ¿quién se murió?

Comienzo a bajar los escalones, continúa hablando con la persona del otro lado de la línea, aún no se ha percatado de mi presencia.

―Entonces lo sabe, si el doctor está muerto, él lo sabe.

Y yo me pregunto, ¿el qué sabe quién?

―Voy a tener que cambiar de estrategia ―sigue hablando y yo sigo bajando, sigilosa, despacio.

Entonces me acuerdo de algo más.

"Voy a reforzar la seguridad".

¿Se referirá a eso por cambiar la estrategia?

Es como si intentara unir todos los cabos sueltos del rompecabezas que me estoy creando en mi mente, pero, ¡es tan complejo!

Termino de bajar y llego al living, encontrando con sus hermosos ojos azules. Me mira un segundo, luego vuelve al celular.

―Te llamo después. ―Cuelga, guarda el teléfono y se me acerca―. Te despertaste temprano ―acota.

―Yo diría que... ―Lo señalo―. Tú te despertaste más temprano de lo normal. ¿Vas a decirme qué ocurre?

―Si no te das cuenta tú, menos me voy a dar cuenta yo ―exclama algo que también me hace pensar.

―¿Qué insinúas?

―Eres más lenta de lo que creí ―se burla, pero como siempre sin expresión.

Hago puchero.

―Malo.

―No me pongas caritas, que me abalanzo sobre ti en un instante y hoy estoy ocupado ―aclara.

―¿En qué? ―digo confundida―. Todavía es temprano.

―Estoy apurado ―agrega.

―Pero... dime ―insisto.

Se lo piensa.

―Ya que el doctor está muerto y mi padre lo sabe, creo que es hora que te des cuenta ―aclara.

―¡Deja el suspenso! ―pido ya cansada.

―El preservativo se pinchó.

Me caen todas las fichas que estaba uniendo y el rompecabezas se une en un instante. ¡No puede ser!

―¿Estoy embarazada? ¡Espera! ¿Y cómo lo sabes tú primero? ―Me alarmo―. ¡¿Y cómo lo sabe tu padre?! ―Me empiezo a preocupar―. ¡Ah, no entiendo nada!, ¡¿dónde está la cámara oculta?! ―grito más confundida que antes―. Explícame ahora. ―Hago puchero―. Es imposible.

―Me lo dijo el doctor, no estaba seguro cuando te revisó y me lo contó hace poco ―luego agrega―. Casualmente, se murió ayer, y es obvio que mi padre tiene que ver con eso, o sea que lo sabe.

Quedo tildada.

―¿Es una broma, cierto? Tu padre me golpeó hasta al cansancio ―digo asustada―. No puede ser, si es así, hubiera ocurrido una desgracia.

―El doctor dijo que el bebé no sufrió ningún daño, aunque había planteado hacer una ecografía cuando estuviera más desarrollado, pero no vio nada malo cuando te revisó.

―¡¿Y por qué no me lo dijiste?! ―grito molesta.

―Eres una habladora compulsiva, se lo hubieras contado a Edgard, Edgard se lo hubiera contado a otro, otro se lo hubiera contado a otro y así sucesivamente hasta llegar al oído de mi padre ―explica―. Pero como mi padre ya lo sabe, hay que cambiar los planes.

―Alto, alto, ¡alto! ―vuelvo a gritar aumentando la voz.

―¿Qué?

Me señalo.

―¿En serio estoy embarazada? ―Me sonrojo―. No lo puedo creer. ―Mi mente no lo puede terminar de entender.

―Sí, Malya Becker, vamos a ser padres.

Vuelvo a estar tildada un segundo y me toco el vientre.

―Y si es así, ¿por qué me siento tan asustada?

―Porque mi padre es un monstruo, que solo trae desgracia.

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