55: Reglas

Merche

Se oyen tiros, se ven balas gastadas por todo el lugar y sangre que se derrama sin fin, incluyendo la de mi ángel. Corro hasta Eiden que cae de rodillas y se toca la herida en el pecho. Todo pasa en cámara lenta, mi respiración, la oigo profunda, los latidos que retumban, las explosiones que se sienten y pasan alrededor de mí.

―¡¡Eiden!! ―Me agacho―. Eiden... ―Le agarro la cabeza y reacciona.

Parecía ido, aturdido, en su mente.

―Lo siento... siempre meto la pata con mis impulsos. ―Escupe sangre y luego sonríe.

―Ay, la parejita feliz. ―Bastián me apunta con su arma.

Mierda. Se oye un tiro.

Visualizo a Luke darle a la mano del enemigo, pero este agarra su arma, la cual se le cayó y furioso quiere dispararle.

―¡Maldición! ―Mi ángel quiere pararse para defenderlo y se escucha otro disparo.

Esto está terminando muy mal.

Aunque en realidad, no sé qué pensar de la situación. El hermano de William cae al suelo, levanto la vista, y no puedo creer lo que veo.

―¿Nadie me invitó a la fiesta? ―Visualizo a Tyrus con sus hombres y se acerca a su hijo―. Ahora sí, esto es un enfrentamiento entre redes de trata, ¿no, Luke? ―Carga su arma.

No tengo idea cómo reaccionar, algo me dice que Hermes me mintió con aquello de que T también terminaría encarcelado, pero viendo las pocas opciones que tengo, no me queda otra que ceder. Ayudo a Eiden a levantarse y lo llevo a un lugar seguro. Lo escondo detrás de las gradas.

―Aguanta, no te me mueras ―digo preocupada.

―Estoy bien ―expresa, teniendo un vahído, por lo cual no me convence mucho su respuesta.

Levanto la vista y ahora estamos igualados con ayuda del enemigo. Realmente, ya no sé por lo que estoy peleando. Miro a William mientras sigo escondida. Me alié con un corrupto, que es el marido de mi hermana, para atrapar a otro corrupto, el cual era mi mejor amigo.

Debo encerrar entre rejas al Supremo Señor Letra, para acabar por completo con la Sociedad de las Letras y meter a muchos delincuentes a la cárcel, más liberar a las pobres chicas que quedan, que aún necesitan mi ayuda.

Todo parece tan complejo que hasta me asusta. ¿Y dónde ha quedado mi moral? Mi pareja está muriéndose por mi venganza y mi sentido de la justicia se ha perdido.

Todo por culpa de R.

Necesito acabar con esto de una vez por todas, parece una guerra infinita por el poder y lo que quería es ayudar a más personas como yo, aunque me dejé llevar por el odio, ese era el objetivo principal.

Hacer justicia.

La pregunta es, ¿cómo terminar con esto sin un policía de verdad? O al menos uno, porque Galván ya está muerto y aún no sé quién lo asesinó.

―Merche. ―Se me acerca Malya.

―¿Qué ocurre?

―Hay noticias.

La observo, confundida.

―¿A qué te refieres? ―Me muestra un celular desconocido para mí―. T la llamó. ―Sonríe―. ¡Tenemos un policía!

―¿A qué te refieres con que tenemos un policía? ―Frunzo el ceño.

―No me cae bien y no confío en ella, pero... ―Hace puchero―. Dice Hermes que nos ayudará, mientras respetemos las reglas de ella. Nada de meterse en su camino, aclaró.

―¡¿Quién es ella?! ―me quejo.

―Ayelén Wesley.

―¿Aye? ―exclamo desconcertada.

―La Cazadora.

No entiendo qué quiere decir con eso, o por qué hay que seguir sus reglas, pero ya que no me queda otra opción y ya se metió T en todo esto, no me queda otra que aceptarlo también.

Ya no tengo ni por qué sorprenderme.

―Hagan lo que quieran. ―Bufo y ella asiente, volviendo con su marido.

―Sea como sea, como termine esto... ―de repente me habla Eiden y lo miro preocupada―. Tú para mí, siempre serás una heroína.

Sonrío.

―Eres un tonto.

El momento romántico se acaba y llego quien esperábamos. Realmente, ya no entiendo nada, ni cómo llegó ella sola hasta aquí, pero es claro.

Estamos ante una profesional.

―Detective Wesley ―exclama sorprendido Will al verla y ella, justamente, lo apunta a él con su arma, bastante cerca diría yo.

―William Stefanoski, quedas arrestado por las ventas de personas en la llamada Sociedad de Letras. ―Sonríe.

Él se ríe y se muerde el labio inferior.

―Lo sabías, eso me excita.

―Yo sé todo, cariño, hasta tu talla de bóxer.

Okey, no quería saber eso. Y creo que la tal Julia tampoco. Aunque, claramente, se nota que es por celos su reacción. Prepara su arma y la apunta. De verdad, que todos se han quedado quietos, temen que la morocha haga algo en contra de su líder. Eso me inquieta.

¿Aye es capaz de matar a S? ¿A eso se refiere con sus reglas?

Ciertamente, acabo de descubrir que es una policía corrupta.

Asesinar no está permitido. Obvio, es penado por la ley.

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