50: Mal plan

Merche

Un mes después.

"Vamos a jugar otro juego. Atte, S".

Giro la nota.

"Aquí está la dirección para ti, H".

Ciertamente, creo que William quiere una rivalidad con Hermes, aunque no sé el porqué. Quizás solo sea mi imaginación, pero algo oculta detrás de esa sonrisa falsa. Miro la nota, detenidamente, y suspiro.

El plan está fallando.

Cargo mi arma otra vez y continúo disparando. Son muchas personas los seguidores de S, no importa que nos hayamos preparado, para que caiga en su propia trampa.

―¡¡Eiden!! ―grito al oír un disparo.

Unas horas antes.

Will ha cambiado su día de encuentro con Hermes unas veinte veces más o menos. No sé si sabe que estamos planeando algo en su contra o solo juguetea con su propia idea, pero algo es seguro.

―Tengo que ir al baño.

―¡¿De nuevo?! ―dice Malya, quejándose mientras estamos en el living de su casa, esperando el momento adecuado para partir al lugar del encuentro―. ¡Ya fuiste como tres veces!

―¡Cállate, yo voy al baño si quiero! ―me defiendo.

¡Es que me estoy haciendo!

Una vez vuelvo, todos me miran, incluido Eiden y yo sin ninguna vergüenza, camino con orgullo para luego sentarme en el sillón. Me cruzo de piernas y hago una señal para que Hermes continúe con la conversación.

―Antes quiero asegurarme de algo ―exclama el hombre frío y me observa―. ¿Tenemos un trato, cierto?

―Claro que sí ―digo firme―. Atrapamos a S, fingimos la muerte de Eiden para que no lo involucren, arrestan a Stella, a Tyrus y a los que falten. Ya que todos están envueltos en lo que queda de la Sociedad de las Letras y tú te vas lejos con mi hermana y yo no delato que estás vivo. ―Doy un resumen por partes del plan―. A menos claro, que no cumplas y vendas personas otra vez. ―Entrecierro los ojos.

―Me dedicaré a las armas, las drogas y por supuesto un nuevo casino, no te preocupes cuñada ―exclama sin expresión, aunque pareciera que en el fondo se burla de mí.

―Más te vale. ―Luego miro a Eiden―. Y a ti, espero no verte más con dinero sucio. ―Lo señalo―. ¿Entendido?

Sus ojos azules se giran a verme directo a los míos cafés y me regala una hermosa sonrisa.

―Por supuesto. Qué bueno que ya no estás más enojada. ―Se ríe.

Ciertamente, me enfadé mucho cuando descubrí que mi ángel, se convirtió en un ángel caído. Tenía guardado dinero ilegal en una cuenta, era de las personas que había interrogado para encontrarme, cuando fui secuestrada por Clow. No lo había usado hasta ahora, pero lo utilizó para pagarle a Neill y que logre cambiar las muestras de ADN en el laboratorio que puede inculparme por la muerte de R. La verdad me enfadé mucho, eso es más que ilegal y burlarse así de la justicia, me frustra.

Aunque luego ya se me ha pasado, lo hizo por mi bien.

Esperemos que Galván se calme después de eso y no hay que olvidar que está incluido en el plan. Sin embargo, como dije antes, S ha cambiado tanto el día que el policía molesto, empieza a no creernos que atraparemos al Supremo Señor Letra.

Si él cae, todos sus peones también.

No hablo de la Logia, sino la Sociedad. No podemos ligarlo a ella, sin tener más pruebas y antes, confiaba de lleno en los más allegados a mí. Y al parecer, Ayelén, quién se encarga de la investigación de esa red, es a la que llaman La Cazadora.

Y entre la mafia, saben que ese apodo no es de fiar.

Hermes me lo aclaró y no me quedó otra que creerle. No importa que hayamos sido compañeras alguna vez, al parecer también es una traidora. Aún no lo sé, pero algo me dice que lo descubriremos pronto.

―Ya se despertó. ―Sale Edgard por el pasillo y me levanto del sillón―. Supongo que quiere comer. ―Hace una mueca.

―Eres niñero de tiempo completo. ―Se ríe Malya mientras yo voy para la habitación y sonrío.

En resumen, William ha dejado una dirección para Hermes, nos dirigiremos ahí. Hemos descubierto que no va a venir solo, así que Eiden le ha pagado otra vez a Neill para que nos dé refuerzos. Algo con lo que no estoy de acuerdo, pero será la última vez.

O lo golpeo.

Una vez ahí, no sabemos qué nos vamos a encontrar, pero llamaremos a Demetrio Galván para que haga el trabajo "de la ley" y lo arreste como es debido. Hemos investigado el perímetro unas cuantas veces.

Es una cancha en una enorme plaza. Tétricamente, tiene serpientes de decoración en toda esta. Sobre todo en los postes de luz, eso me hace pensar que tiene cámaras. Y por eso hemos cambiado el plan un millón de veces.

No podemos fallar.

¿Quién diría que la emboscada fue idea de Malya?

Hermes

Desde que comenzamos este plan, más bien mi emperatriz lo empezó, con la esperanza de que yo desistiera de volver a la habitación, pero no lo he hecho porque quiero burlarme un poco más.

"¡¿Por qué te has vuelto a poner el anillo si no vas a regresar a la cama?!"

Recuerdo sus palabras y me causa gracia, soy malo. No lo pude evitar, pero es que la verdad si me dolió lo que hizo y no puedo expresar más que emociones de ira, así que he estado necio en ese asunto.

Solo un poco más y dejaré mi terquedad.

Cuando encierren a S y lo tenga bien lejos de mi mujer.

Ya es hora, mi cuñada sale del baño por... ¿Quinta vez? Eso solo me dice una cosa, quizás me equivoque, pero, ¿ellos acaso tienen un tanque de fertilidad o lo hacen más veces que nosotros?

Quizás solo estoy delirando, no ha dicho nada al respecto.

Volviendo al tema.

―Vamos ―ordeno y me siguen.

Eiden manda el mensaje a Neill y se sube a su coche junto con su chica. Malya prepara su arma y sube a la camioneta que conduzco. Edgard se queda en la casa con Danaya y saluda por la ventana mientras nos retiramos a gran velocidad de allí.

Al llegar, todos ejercemos nuestro rol, los demás se ocultan mientras voy a lo que me pidió S.

Voy a jugar su juego.

Camino hasta el centro de la plaza, llegando a la gran cancha, una común. Tiene sus gradas, el dibujo marcado en el suelo y el redondel del medio. Me paro allí, directo a la trampa, apropósito.

Visualizo al rubio salir por una pared y sonreírme.

―¿Vamos a jugar?

Mira hacia las gradas, entonces veo como un montón de seguidores comienzan a sentarse. Un hombre se acerca hasta nosotros y tira dos espadas al suelo.

―¿Sabes utilizarla? ―me provoca y yo me mantengo callado mientras veo como levanta una, hasta que respondo cuando lo creo prudente y el seguidor se aleja.

―Ciertamente, sé usar cualquier arma ―digo sin problema y la levanto del suelo, tranquilo.

―Parece que mi padre te enseñó muy bien.

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