17: Cristales
Madeleine
Meses más tarde...
El medicamento que tomo es muy bueno, las alucinaciones han cesado, todo gracias a los médicos y mi tratamiento psicológico, que de hecho me encuentro muy bien de mi psiquis. El doctor Johnson ha ayudado mucho a los especialistas y se ha dedicado a proporcionarme su apoyo en todo momento, incluyo Raziel ha puesto de su parte acompañándome, pero obviamente lo que más me importa es estar de nuevo con mis hijos, es indispensable. Aunque no se tomaron muy bien lo de mi próxima boda con Chris, sobre todo Hermes que desconfiaba de él, pero Edgard que trabaja con Christofer dio la oportunidad de ser el mediador en esto.
Todo es perfecto.
Faltan unos días para la boda, la mafia no ha interferido por mi fortuna, lo que me hace pensar que el trato con Keyla sí funcionó, no haría falta este casamientos entonces, pero la verdad es que estoy muy enamorada, así que ese motivo no sería importante como para no casarme con Chris, deseo inmensamente ser su esposa.
Lo amo.
Salgo de ver algunos vestidos de novia en la tienda y al caminar por la vereda un auto se frena en frente de mí, lo reconozco así que abro la puerta sin importarme nada, entonces me adentro en el vehículo.
―Hola, Leandra ―la saludo y se quita los lentes de sol.
Una sonrisa se forma en esos labios carnosos pintados de rojo.
―Maddie ―expresa calmada y alegre.
―¿Qué te trae por aquí? ―indago con un poco de desconfianza ―¿Sigues en contra de Chris?
―Y tú enfadada porque no te hablé de lo que hizo tu niño ―afirma.
―Claro que no ―Bajo la vista ―. Aunque te burlaste de ello, sé que eres así, no tengo rencor sobre ello.
Se ríe.
―Cierto, pero otra vez te casas con tu secuestrador, qué turbio, ¿no?
―No me enamoré de él cuando estaba cautiva ―La miro de mala manera.
Hace una carcajada.
―Ya estamos grandes, Madeleine, mejor no peleemos.
―No puedo dejar de discutir contigo hasta que no abandones el sin sentido de toda tu supuesta venganza contra mi prometido.
―Ese hipócrita, claro ―expresa con sarcasmo y cruza las piernas con esas medias negras que siempre le quedan bien pegadas a la piel ―. Puedo intentarlo.
Sonrío.
―Por eso eres la zorra de mi amiga.
―Si te apoye con el imbécil de Raid, ¿por qué no te iba a apoyar con el idiota de Christofer? ―Alza una ceja.
―No es tonto, es muy inteligente.
―Lo sé, está haciendo un negocio millonario al casarse contigo ―Se muerde el labio inferior.
Bufo.
―¿Todo lo que piensa tu cabeza siempre es dinero?
―Obviamente, cariño, así llegué a lo más alto, ¿no? Por eso todos me temen ―Hace una risilla.
Miro hacia el frente.
―Sí, es cierto, por eso nadie creería en tus palabras, pero yo sí ―La vuelvo a observar ―. No me decepciones.
―Jamás, mientras me pases algún cheque ―Se relame los labios.
Me río y le pego un golpecito en el hombro.
―Qué maldita.
―Gracias ―Continúa con su sonrisa llena de confianza ―. Ahora pasando a otro tema, vine aquí para pasarte data.
Alzo una ceja.
―¿A qué te refieres?
Gira su vista hacia su chofer.
―Al cementerio, por favor ―le ordena.
¿Uh? ¿De qué se tratará?
~~~
Al llegar al cementerio, el chofer estaciona en una zona en específico, Leandra me da un número de tumbas en un papel y señala el camino.
―Sigue el sendero y descúbrelo tú sola. A mí no me van los sentimentalismos, pero aquí tienes mis sinceras disculpas, ya sabes, por mis estúpidas pero divertidas burlas ―Se ríe.
Asiento y bajo del vehículo, agradezco por su ayuda, pero prefiero no indagar más. Mi amiga es muy extraña con estos gestos, así que solo elijo seguir el camino, facilitando lo que podría ser un enredo de palabras con ella.
Mientras avanzo por el sendero, puedo notar que está por llover, es una lástima que no me haya percatado antes, le hubiera pedido un paraguas a Leandra, ella en su limosina tiene de todo. Las gotas cristalinas comienzan a caer, como si fueran cristales, cristales que significan algo. Siento una conexión sobre esto. Al llegar a las tumbas marcadas en el documento, visualizo a un hombre parado frente a estas, entonces me le acerco.
―Disculpe, ¿de quiénes son las lápidas? ―pregunto ya que no hay nombres.
El rubio me mira.
―Se va a mojar ―Acerca el paraguas ―. Son de mis padres ―responde.
―Sus padres ―Hago una pausa ―¿Y cómo se llaman?
Sonríe.
―Ellie Divine y Dean Rockefelle.
Me quedo callada y sorprendida. La persona que está al lado de mí, quién sostiene el paraguas con gentileza, es mi hermano. Observo las tumbas.
―También los míos ―respondo sin más.
Él observa al igual que yo las lápidas.
―Sí, me lo dijeron ―Vuelve a mirarme y sonríe ―. Te estaba esperando.
~~~
Días después...
El día de mi boda, el gran día, este hermoso día se encuentra completo, lleno de las personas a las que amo. La primera vez que me casé, sentí que era mi funeral, pero en esta ocasión, siento que vuelvo a nacer. Con una luz de esperanza, con cosas que le dan sentido a mi vida, con felicidad. Ahora estoy acompañada de mis seres queridos, mi familia, mis hijos y mi hermano, el cual tiene que contarme muchas cosas que no sé de mis padres, pero ahora es tiempo de dedicarle un instante a mi amor.
Observo a Chris sonriente, miro un momento mi vestido blanco y luego al cura con emoción para contestarle feliz.
―Sí, acepto.
Todos gritan y aplauden contentos, al final los cristales se pegan, la oscuridad no siempre es la que gana, la esperanza resurge, lo arregla todo, la luz está presente en nuestros corazones, pues hay que seguirla, y ahora solo puedo pensar en una cosa, en besar a mi esposo.
El fin.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top