7: Viaje

Merche

Estaciono mi vehículo, observo tan solo un instante, por el espejo retrovisor, a mis hijos y al pequeño Matthew, para acto seguido quitarme el cinturón de seguridad. Bajo de mi automóvil para sacar el cochecito de bebé que está en el baúl, entonces alzo a Teo poniéndolo allí, luego levanto a Danaya a upa y por ultimo le ofrezco mi mano al niño para agarrarse del carrito y caminar a la casa de Edgard. Al llegar me encuentro con una escena bastante particular. No dudo de mi cuñado y sus buenas intenciones pero no me gustaría dejar a los nenes con desconocidos, lo digo por el hombre alto que está parado en la puerta, ni mucho menos con gente de la droga, ya que a Russell lo conozco bien, y no me cae para nada.

―Hola ¿Llego en mal momento? ―pregunto porque se nota que discutían y no me agrada el ambiente para los pequeños.

―Solo le aclaraba los tantos a este idiota ―El moreno robusto mira irritado de arriba abajo al que está frente a la puerta.

El otro, más amable, se gira a observarme y se presenta.

―Un placer, soy Erik Hanson, te conozco por fotos, tú debes ser Mercedes ―Inclino la cabeza cuando me nombra ―soy el nuevo detective que se encarga de todo el caso relacionado con la Sociedad de las Letras.

―Pero este cerró... que yo sepa ―contesto levemente.

―Muchos cabos sueltos, para no dejar de investigar ¿No le parece?

Me agrada la idea que la justicia se mueva, pero pensar que pueden reabrir el caso en dirección referido a la muerte de Raid o descubrir que Eiden está vivo, me deja en una encrucijada. Quisiera terminar esto por mí misma, pero la propia ley no me lo permite. Pensar que todo se arreglaría y se olvidaría, es un grave error. Solo pensé en venganza, nunca en esta posibilidad.

―Estoy de acuerdo ―digo a secas y sin expresión ―ahora si me disculpa ―Miro a Edgard que está pensativo pero cuando le hablo se sobresalta ―. Te dejo a los niños, como acordamos ―Sonrío falsamente y miro al oficial ―espero que no entretenga mucho a mi amigo, tengo una cena especial hoy y no quiero que sea interrumpida.

―No se preocupe, ya me retiraba ―Asiente de manera amable y veo como se gira para irse ―continuaremos nuestra conversación después ―le dice al rubio y se va.

―¿Qué conversación? ―gruñe Russell.

―El aviso también va para ti, así que vete ―expreso molesta ―no quiero que mis hijos estén cerca tuyo.

―Cómo sea ―Rueda los ojos y se retira maldiciendo.

―¿Todo en orden? ―le pregunto a Edgard ya que se mantiene callado, pero entonces se ríe.

―Perfecto, solo pensaba ―Baja la vista ―. Bueno, ¿y quién es este pequeño que no conozco? ―Le sonríe a Matthew ―¿Cuál es tu nombre campeón?

―Es el hijo de Will ―Lo miro ya que sigue sosteniendo el carrito del bebé y se queda observando sin hacer nada más, quieto y estático. Danaya es la única que está haciendo lío entre mis brazos al moverse, porque Teo sigue dormido. Alzo la vista otra vez a mi cuñado presentándole al niño ―. Se llama Matthew, habla lenguaje de señas ―Vuelvo a observar al pequeño ―¿no? ―le pregunto y este asiente ―. Enséñale a Edgard ¿de acuerdo?

Vuelve a asentir y luego de unas indicaciones más, le dejo a los niños al hermano de mi esposo, para regresar a la casa. Esta misma noche nos infiltraremos en la Logia y tiene que ser todo perfecto. Descubriremos sobre Hermes, Will y averiguare que es eso del resurgimiento de la Sociedad de las Letras, no puede haber margen de error, porque si es así, debo evitarlo a toda costa.

Cuando llega la hora, Hanna abre una compuerta secreta en el edificio de la Logia y entramos junto con Malya y Eiden allí. Investigamos el calabozo pero no hay rastro ni de Will, mucho menos de Hermes. Revisamos unas oficinas y en una de estas, la pelirroja encuentra documentos sobre un viaje en tren.

―Creo que el destino de este viaje, tiene que ver con un viejo negocio de la Sociedad de las Letras ―Me entrega el papel.

―¿Pero qué trasportan? ―pregunto intrigada ―¿Personas?

No me gusta nada.

―Lo averiguaremos después ―Mi marido espía por la puerta mientras le saca el seguro a su revolver ―tenemos compañía.

Ante su acción, todos preparamos nuestras armas. Un seguidor entra y antes de que grite avisándole a los demás, mi hermana le dispara. Sin embargo es demasiado tarde, otros nos han visto. Eiden golpea al próximo hombre y avanzamos por los pasillos corriendo. Seguimos a Hanna, ya que conoce todos los rincones de este lugar, mientras continuamos enfrentándonos a los seguidores del actual S.

―¿Y ahora qué? ―exclama alarmada y molesta Malya viendo el rincón sin salida ―Primero no encontramos a Hermes y ahora esto ―se queja.

―Paciencia ―le contesta Hanna observando todo el entorno, aunque eso no tranquiliza a la insistente de mi hermana.

―¿Para qué te escuché? ―Bufa viendo que los seguidores se acercan.

Estamos atrapados.

―Bajen sus armas ―Oigo una voz conocida y la castaña de ojos claros camina hasta nosotros mientras los que nos rodean se apartan.

―¡Julia! ―expresa sorprendida Hanna ―Sigues aquí ―acota.

―Soy una Pretendiente, pertenezco aquí.

No tengo idea de lo que hablan, parece una especie de categoría. O mejor dicho jerarquía, ya que los seguidores la obedecen y terminan por retirarse cuando ella les hace una señal.

―¿Qué planeas? ―pregunto entrecerrando los ojos.

Sus labios se curvan en una sonrisa, demostrando tranquilidad.

―Decirles a dónde deben ir.

La tensión se afloja y Hanna corre hasta ella, estando feliz. Entonces la agarra de las manos, emocionada.

―¡¿Sabes dónde está Will?!

―Claro que lo sé ―Se suelta girándose y comienza a caminar moviendo sus caderas ―pero deberán ser rápidos, no pueden fallar ―Al ver que la pelirroja la sigue, hacemos lo mismo. Julia nos entrega unos pasajes de avión y quedamos atónitos cuando exclama con confianza la siguiente pregunta ―¿Quieren alcanzar un tren? Allí están todas las respuestas que buscan. 

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