4: Firme
Hermes
Hace tiempo que perdí una parte de mí, no me lamento, si no lo hubiera hecho, no sería quién soy ahora. Aquello que desapareció y se bloqueó en el fondo de mi mente, es lo que se destruyó por cosas como estas. La Logia, tiene similitudes al lugar dónde me entrenaban. Siento el dolor pero no me quejo, no lo hice cuando termine esa transición a lo que soy ahora, ni nunca lo haré en un lugar tan parecido a ese infierno. No importan las torturas que me hagan, tampoco el desprecio que me tengan, yo siempre estoy firme y nunca me llegará la locura de estas personas. Ellos siempre serán los débiles. Quizás en ese tiempo, fui preparado para este momento.
Los Seguidores de la Serpiente me sacan del calabozo y me llevan a una sala. Mis manos vuelven a ser atadas hacia arriba y siento el picor en mi espalda, cuando llega el primer latigazo. La expresión de estas personas es de sorpresa ante mi dolor, porque de cierta forma, aún sigo sin mostrar emociones. No voy a negar que me duele, pero me la aguanto como si no fueran nada, nada en absoluto. Estoy cansado, pero no importa, nunca importó, ni antes ni ahora.
Alzo la vista visualizando que traen a William, al parecer antiguo Señor S. y mi compañero de celda. Lo logró, me lo dijo y lo hizo. Antes de venir aquí, me contó su plan de salir de donde estaba encerrado, que haría que lo sacaran para mirar y de esa forma ejecutaría su idea. Con sinceridad no creí en su astucia, pero siempre demuestra que puede hacer cosas, que por ejemplo Bastián no haría.
¿Cómo es que llegó a que le quitarán el lugar? Su liderazgo. Eso es lo que no me termina de cerrar. Si es tan inteligente y manipulador ¿Cómo es que llegó tan bajo? Para estar encerrado en un calabozo con su peor enemigo, no ha sido muy astuto de su parte. Puede que le hayan puesto una trampa, pero sinceramente estoy seguro que su mente debe estar más podrida que la mía.
―Escuche que querías ver ―Llega Bastián, actual Señor S a la sala, le habla a su hermano como burlándose ―¿Quieres mirar como yo hago lo que tú no lograste y nunca conseguirás?
William sonríe a pesar de que tiene dos Seguidores obligándolo a estar arrodillado, con sus manos atadas hacia atrás y con ese estado deplorable de haber comido poco y nada en días.
―Torturar a una Máquina de Matar, que divertido ―le contesta el rubio estando tranquilo ―pero claro, a él le vales mierda, así que no creo que te sirva de mucho.
El morocho entrecierra los ojos y saca una navaja de su bolsillo, entonces camina hasta mí, apoyando la hoja afilada en mi cuello.
―Si lo mato, perderás muchas oportunidades ―le aclara volviéndole la confianza que le sacó su hermano menor.
El malherido se ríe.
―Mis objetivos con Hermes Rockefelle terminaron hace tiempo.
Recibo un puñal por el enfado de Bastián y presiono los dientes. La discusión de estos dos me va a costar la vida, no sé qué pretende William, pero si es que me asesinen, lo va a lograr. Observo mi sangre en el cuchillo, entonces mi vista se ve afectada, la vuelvo a notar borrosa, mierda.
―Esto me recuerda... ―dice el morocho estando más tranquilo y luego gira su vista hacia mí ―estoy a punto de levantar lo que tu cuñada destruyó, eso quiere decir que volverías a ser el Señor H, felicidades ―Se ríe ―. Bueno, si sobrevives.
―Hablando de eso ―le contesta el hermano ya que yo ni tengo aliento para hablar y aunque él esta moribundo le sigue la conversación. Maldito loco, arruinara todo y no entiende nada de la complejidad del asunto o quizás solo quiere matarme, aunque fingió estar de mi parte ―deberías enviarnos lejos.
¿De qué habla?
―Te escucho ―responde prestándole bastante atención. William Stefanoski tiene facilidad para que lo oigan al parecer.
Incluso su peor enemigo.
―Vas a devolver la Sociedad de las Letras ¿Quién crees que vendrá aquí a buscarme? Obvio la ley ¿Y a él? Obvio que también.
¿Está tirando mentiras o juega con las palabras? No logro descifrarlo, además de que no estoy enterado por completo cómo funciona el sistema de esta red. Sinceramente todos los Señores Letras caímos en la trampa de Merche y no creo que puedan arreglarlo. Encima lo que dice es muy contradictorio, pero Bastián lo oye atentamente.
―¿Qué dices? ―Presiona los dientes.
―Que tu negocio millonario va a caer si estamos presentes.
De repente el actual Señor S. hace una señal y me sueltan, entonces caigo al suelo. Todos los Seguidores comienzan a movilizarse y luego no veo nada más, porque me cubren la cara con una bolsa. No logro respirar bien y termino perdiendo el conocimiento.
~~~
"Hermes ¡Hermes! Llegaron, tenemos los papeles de adopción".
Siento que vuelvo a respirar y salgo del sueño en el que estaba, mejor dicho recuerdo, he vuelto a la realidad, fuera de mi mente. Abro los ojos pero esta todo oscuro, sigo con la bolsa en la cabeza, escuchando la locomotora. Calculo estar dentro de un tren, viajando en uno. Parece que William logro su cometido. No es mejor que antes, pero he de admitir que manipulo a su hermano de una gran forma.
―¿Despertaste bello durmiente? ―oigo al lamentable compañero que me toco estar todo este tiempo.
―Señor S ―lo nombro.
―Te digo que ya no soy S, llámame Will ―expresa alegre.
―Viendo cómo van las cosas, vas a tener que volver a serlo.
―Puede ser ―.Su tono suena sombrío ahora, a pesar de que hace un rato era diferente, es como si fuera otra persona. Increíble cómo cambia de un momento a otro. Puede modificar su personalidad en tan solo un segundo. A diferencia de mí, él no controla absolutamente nada ¿o sí? ―. Habría que averiguarlo ―dice luego de una pausa bastante larga.
―Dime ¿Cuál es tu magnifico plan ahora?
―¿Dormir? No sé, se suponía que estaría con mi chica y mi hijo en una playa paradisiaca, no muriéndome de hambre en un vagón que ni idea a dónde va, que por cierto, alguien va a venir por nosotros.
Me doy cuenta, acaba de contradecir su respuesta.
―¿Quién va a venir?
―Tu hermano.
―No me digas ―Bufo.
―Sí, ese ―Se ríe ―. Que coincidencia que ambos tengamos el mismo secreto, el cual justo nos puede traer muchos problemas parecidos.
―Clow definitivamente es un problema ―opino.
Oigo que se abre una puerta, los pasos se escuchan, me sacan la bolsa de la cabeza, me cruzo con los ojos grises del que acabo de nombrar y entonces él sonríe.
―Que malo que pienses eso de mí, hermano mayor. Después de todo fuiste el que me libero de la cárcel ―Luego gira su vista hacia William ―y este el que me ayudo a "morir" ―Se ríe hablando de su falsa muerte ―que divertido.
―Te tardaste mucho ―Sonríe el rubio.
―Encontrarlos ha sido complicado.
―¿Tienes información para mí?
―Depende ―Se agacha y saca un cuchillo poniéndolo en su cuello ―¿Tú también tienes?
―Clow, no es momento de esto ―intercedo ―hay que irse.
―No es tan fácil ―Se levanta y me observa ―primero hay que detener el tren.
―Lo haré ―digo firme.
Will hace una carcajada.
―Todo esto es muy divertido.
Clow comienza a desatar mis manos y luego las de él, mientras se prepara para contestarle algo que le causa incertidumbre.
―No te parecerá divertido cuando te cuente sobre la detective.
Enseguida me doy cuenta, se refiere a Ayelén Wesley, ciertamente no he escuchado nada más de ella en este último tiempo. Solo que se involucró con Rosa Negra. Seguro hay un secreto referente a esa red de trata y me parece que no será nada bueno. Antes de hacer especulaciones sobre nada, es mejor que me apresure a detener este tren. Me levanto a pesar del dolor en mi pecho, Clow me entrega un arma y me preparo para hacer lo que mejor sé hacer. Matar.
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