CAPÍTULO VEINTISÉIS
ALEXEY
10 de febrero 2017
No puedo quedarme solo, me niego a que eso suceda. Mi hermano es lo único que tengo, la única persona que me recuerda esa parte que perdí hace catorce años, así que si se atreve a irse, yo lo seguiré al instante.
Mientras nos dirigimos al hospital que construimos hace algunos años, mis pensamientos siguen yendo al día en el que vi como papá y Jasha se enfrentaban a todos esos hombres para proteger a mamá, nuestra hermana y a mí.
Cuando mataron a papá y se llevaron a mamá, cuando mi hermana fue torturada y nosotros no pudimos hacer nada para evitar su sufrimiento.
—Tiene el pulso muy débil —dice uno de los hombres que va conmigo en el auto.
No podíamos llamar una ambulancia y menos llevarlo a una clínica, ya que las preguntas llegarían como el día y no estamos dispuestos a revelar lo que pasó esta noche. El hospital que construimos tiene todo lo que necesitamos para que mi hermano esté bien.
—Estamos cerca —aseguro.
Soy yo quien va conduciendo, no quería que otra persona lo hiciera, porque estoy seguro de que se iría un idiota respetando todos los malditos semáforos de la ciudad.
—Alexey.
La voz de Néstor se escucha apagada y no quiero girarme para ver lo que está pasando allí atrás.
—¡No dejes que muera, no puede morir! —golpeo el volante lleno de frustración.
Piso el acelerador haciendo que la velocidad al conducir aumente, estamos a cinco minutos del hospital. Me adelanto algunos carros hasta llegar a una vía poco transitada.
A un par de calles puedo ver el edificio que para otros es un edificio más, pero para nosotros es un hospital con toda la dotación que uno requiere.
—No hay pulso.
—Estamos aquí.
Me detengo, salgo del auto y abro la puerta de la parte trasera donde está Jasha: su piel está pálida y toda su camisa está empapada de su sangre, esta no se ha detenido y es algo que me preocupa, ya que él tiene un tipo de sangre poco común en la ciudad.
—Él no tiene pulso —asegura Néstor, pero lo ignoro.
—Si mi hermano muere, todos los presentes lo harán —prometo.
Si Jasha fallece, todos aquí haremos lo mismo, los hombres que nos siguen por no hacer bien su trabajo, los médicos por no hacer hasta lo imposible y yo porque no soportaría este dolor.
—Nosotros nos encargaremos.
Suben a Jasha a una pequeña camilla y veo como llevan su cuerpo hacia la entrada del lugar. Todos seguimos los pasos hasta estar en la pequeña sala de espera.
—El señor tiene pulso, pero es muy débil, vamos a estabilizar para poder ver que tan grande es el daño.
—Tres heridas de bala —digo—. Su tipo de sangre es o- tenemos reserva porque yo no puedo donarle.
—Haremos todo lo que esté en nuestras manos.
Los doctores desaparecen junto a mi hermano y la presión en mi cuerpo aumenta.
Los hombres de mi hermano se me acercan y los ignoro por el momento, ellos tienen en parte culpa de lo que sucedió, no detuvieron a Pavel, así que el hijo de puta atentó contra Jasha y ahora está por las calles de Rusia haciendo de las suyas, aunque esto no durará mucho porque yo me encargaré de asesinarlo, pero antes lo haré postrarse ante mi hermano.
Las horas van pasando y en vez de disminuir mi preocupación, ha aumentado, los médicos no dicen nada y las enfermeras se abstienen de acercarse a mí. Algunos hombres se marcharon porque los envié a hacer su trabajo, otros llegaron para acompañarme y custodiar el edificio.
—Deberías irte ya, tu esposa te está esperando —le digo a Néstor.
El hombre decidió quedarse conmigo, pero ya han pasado casi seis horas desde que llegamos.
—Estaré aquí hasta que despierte —insistió.
Néstor fue ese padre que nos dejó el nuestro cuando se marchó y este no dudo en acogernos cuando su hijo murió, o sea, la misma noche que empezó el infierno para nosotros.
★
Doce horas han pasado desde que Jasha ingresó a este hospital. Seis horas en cirugía y el pronóstico de mi hermano cada vez es peor.
Tuvo una perforación en su pulmón derecho, al igual que tuvieron que extraer su riñón derecho porque una de las balas lo destrozó.
—¿Va a vivir? —le pregunto nuevamente al doctor que sigue atendiendo a mi hermano.
Ver a Jasha inmóvil en esa cama me da una sensación agridulce, nunca pensé que uno de nosotros estaríamos en esta situación y menos el día en que cobramos nuestra venganza.
—Está muy débil, está en un coma inducido —el doctor no me mira en ningún momento y eso me hace pensar que todo es peor de como se ve.
—¿Va a vivir?
Mi pregunta se repite con la esperanza de que el doctor me diga que sí, que esta misma noche mi hermano puede despertar.
—Su corazón se detuvo dos veces, no puedo asegurar nada, debemos ser pacientes y esperar.
—Ni una mierda, mi hermano debe levantarse de esa cama, tiene todo un ejército para instruir, tiene una organización que debe terminar de levantar. Así que haga hasta lo imposible para que despierte.
Salgo de la habitación y me dirijo hasta donde está Néstor, debo hablar con alguien más de esto, debo desahogarme y decir cómo me siento.
—Yo iré con él —Néstor se levanta y camina hacia la habitación de Jasha, pero antes de que pueda entrar, una mujer camina apresurada hacia nosotros.
La ira hierve en mis venas, Jasha debió eliminar a toda esa familia y no tener compasión por ninguno de ellos, ya que todos son culpables en lo que a mí respecta.
—¿Dónde está él?
Kira tiene los ojos hinchados y rojos, pero es algo que ignoro cuando respondo.
—No tienes ningún motivo para estar aquí —Jasha le dejó las cosas claras antes de que Pavel le disparara.
—Soy su mujer, tengo el derecho de saber cómo está.
—¡No eres ninguna mierda! —elevo mi voz— Nadie de mi familia estará emparejado contigo o algún miembro de tu familia, además, él ya tiene su mujer.
Aunque en un inicio no quería que Jasha tuviera una relación sentimental con Elena porque yo sabía por todo lo que ha pasado la mujer y estar con mi hermano seguramente le traería más problemas, ahora sé que la única mujer que puede estar al lado de mi hermano es ella.
Ella será la única mujer en esta tierra que tendrá a mis sobrinos.
—Él no tiene a nadie —sus palabras salen con inseguridad y sé que se ha dado cuenta— no me haría eso a mí.
—Debes irte, no quiero que ella se encuentre contigo.
Eso haré, voy a hacer que mi gatita traiga a su amiga para que ella esté junto a mi hermano.
—Necesito verlo.
—Necesitas irte, los hombres te acompañarán hasta la salida.
Le hago un gesto a los dos hombres que están al final del pasillo y ellos se acercan hacia nosotros.
—Acompañen a Kira hacia la salida —pido—. No quiero que otras personas se acerquen a este lugar.
Espero hasta que Kira desaparezca por la puerta y llamo a mi gatita.
—¿Pues venir? —digo en cuanto me responde.
El nudo en mi garganta se hace presente y estoy a nada de derrumbarme, pero no puedo hacerlo en este momento, soy la mano derecha de mi hermano y debo estar al frente de todo hasta que él despierte.
—¿Te pasó algo? —pregunta— creí que llegarías a tiempo.
—Es Jasha.
—No entiendo.
—Está muriendo —un gemido abandona mis labios y siento como mis mejillas se empiezan a humedecer.
—¿Qué puedo hacer?
—Necesito que traigas a esa amiga tuya.
—Está aquí conmigo, puedo llevarla.
Sé que están juntas porque hoy están celebrando el cumpleaños número veinticuatro de Elena.
—Sí, ¿quieres que la lleve?
—Debe estar aquí, es su mujer.
—Lo entiendo.
—Por favor, no tardes —más que un pedido es una súplica que le estoy haciendo a mi mujer.
Quiero traer a Elena para que esté junto a mi hermano, pero también quiero ser egoísta y recargarme un poco sobre mi mujer.
—Va a estar bien —asegura.
Quiero eso.
★
—No pueden pasar.
Escucho a un hombre hablar y me levanto rápidamente, me quede dormido, el agotamiento está haciendo efecto en mí.
—Déjanos pasar, vengo para donde Alexey —escucho la voz de mi mujer y camino hacia las puertas.
—Dejen que pasen, las dos tienen libre acceso —aseguro.
Las dos caminan hacia mí, pero Elena parece estar desorientada. Mira por todo el lugar mientras lleva uno de sus dedos en su boca como señal de nerviosismo.
—Lex —susurra Viera acogiéndome en sus brazos.
—Él...
—Está bien, ¿verdad?
Elena interrumpe mis palabras. Me separo de Viera y observó a la mujer de mi hermano.
—¿Puedes quedarte con él?
Sé que la mujer tiene un hermano el cual debe cuidar, pero hoy soy muy egoísta, solo quiero que las dos mujeres se queden con nosotros por los próximos días.
—Sí.
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Espero este disfrutando la lectura.
Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18.
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