CAPÍTULO VEINTIDOS

31 de enero 2017

Mis manos tiemblan y siento como mis pasos se ralentizan, le creí al hombre cuando me dijo que no tenía nada con la mujer y ahora me siento estúpida y usada. Era obvio que había algo entre ellos y más por el comportamiento de la mujer en la cafetería.

Ahora descubro que ella es la prometida y yo simplemente la puta con la que está pasando el rato, mientras su prometida se jode la cabeza escogiendo manteles y vestidos, el hombre es un jodido idiota que me ha estado mintiendo todos estos dias.

—Creo que te he visto en algún lugar —menciona la mujer mientras me sigue.

La ignoro lo más que puedo —lo mismo que hace Jasha conmigo—, pero la mujer me está siguiendo y lanzando palabras hirientes cada vez que abre la boca.

Es cierto que estoy en la casa de su prometido, también es cierto que no estábamos haciendo cosas de Dios, pero también es cierto que no sabía que el hombre está a punto de casarse.

Si lo hubiera sabido antes tal vez hubiera detenido esto «bueno, antes había dicho que no me importaba que tuviera novia», pero hay mucha diferencia entre un noviazgo y un compromiso.

—Te estoy hablando —la mujer sostiene mi brazo al hablar, pero me suelto al instante.

—Es suficiente, Kira —dice Jasha.

Me giro para poder verlos a ambos y la única que está dirigiendo su mirada a mí es la mujer. Dios, ella es perfecta y está impecable a comparación de mí, lleva un vestido de color crema y su cabello recogido en una perfecta cola alta.

—Bueno, solo quiero que se vaya.

—Lo haré, terminaré de recoger mis cosas y me iré.

—Creí que las putas no tenían derecho a hablar.

La mujer está colmando la poca paciencia que me queda.

—No soy una puta y puedo hablar porque no soy muda.

Joder, no encuentro mis bragas, levanto los cojines y no las veo por ninguna parte.

—Agiliza, no quiero verte más aquí.

En el fondo deseo que Jasha hable y me defienda, pero sé que eso nunca pasará, el hombre sabe en lo que me metió sin consultarme.

Nunca antes he sentido algo así por una mujer.

No eres cualquier mujer, eres mi mujer

Me gustas, Elena.

Recuerdo sus palabras y ahora comprendo que son puras patrañas para que lo dejara meterse en mi cama, ahora comprendo aún más por qué no quiso ponerle un nombre a lo que teníamos, pues ya tenía su mujer.

Dios, me estoy sintiendo realmente mal, nunca quise entregarme a un hombre de esta manera y que me trataran como una maldita puta.

Me visto de inmediato sin importarme que la mujer pueda ver parte de mi trasero.

—Néstor te llevará —es lo primero que dice Jasha desde que la mujer llegó.

—No es necesario, puedo tomar un taxi.

Azoto la puerta al momento de salir, me importa una mierda si el hombre o su preciosa mujer se enojan, que se vayan todos al maldito infierno, especialmente él por mentirme.

Bajaría las escaleras, pero estamos en un piso muy alto y me demoraría demasiado en hacerlo, así que me subo al ascensor.

Cuando estoy en lo que creo es el primer piso, avanzó a pasos apresurados como si alguien viniera detrás de mí.

No seas ilusa, el hombre permitió que te llamaran puta, así que no vendrá por ti.

El frío de la noche me golpea y caigo en cuenta que he dejado mi abrigo en el apartamento.

—Excelente, moriré congelada —me susurro.

Doy unos cuantos pasos hasta que un auto empieza a seguirme, no tengo que mirar hacia atras, ya que estoy segura de que es Néstor.

Intento cubrirme del frío, pero es imposible, si sigo caminando voy a morir de hipotermia.

—Señorita, suba al auto —escucho a Néstor, pero lo ignoro.

Prefiero morir de hipotermia que subirme al auto de ese imbécil.

—Si algo le llega a suceder será mi fin.

—Puedes dejar de seguirme e intentar que suba a ese auto —menciono mientras agilizo mi andar.

Ninguno de los autos que transitan se detienen y empiezo a sentir que mi cuerpo se congela y mis ojos se humedecen.

No puedo llorar, no por alguien como él. Me niego a llorar.

No es que llevemos mucho tiempo saliendo, además ni siquiera somos pareja, yo solo era su puta y momento de diversión, «mierda, pero él sí me gusta, mucho más que eso».

—Señorita, necesito que se suba al auto —insiste.

—Puedes dejarme sola, no necesito que me lleves a ningún lugar.

—Si sigue caminando con esta temperatura y sin tener un abrigo se va a enfermar y si algo le pasa le juro que no tendré vida para contarlo —menciona haciendo que me detenga.

—Dos cosas —mi cuerpo se estremece por la baja temperatura— no voy a subirme en ese maldito auto, la segunda—una tos descontrolada se apodera de mí y siento que me quedo sin aire—. No sigas mintiendo.

Reanudo mis pasos, pero empiezo a sentir todo mi cuerpo congelado, maldita ciudad, ¿Por qué tiene que ser tan fría?

—No le digo que se suba por cumplir el mando de mi jefe —mentiroso, mentiroso, mentiroso—. Suba al auto, hágalo por su hermano, lleva casi diez minutos caminando y si sigue así terminará enfermando.

Me detengo nuevamente y razono, si me enfermo no podré cuidar a David, estoy cometiendo un error por un hombre que apenas y conozco. De mala gana me subo al auto y el espacio caliente me abriga al instante.

—No menciones nada —digo al ver la intención en su rostro.

Puede decir que su jefe es un santo, pero eso no remediara lo que acabo de pasar.

Néstor conduce en total silencio hasta que llegamos al pequeño edificio donde vivo.

Adiós mudanza, ni estando loca viviré en un lugar que esté pagando Jasha, voy a alejarme de él lo más que pueda.

—No lo odie, hay cosas que aún no puede saber —menciona Néstor cuando bajo del auto.

—No quiero saber nada de él, para mí el hombre no existe.

Puede parecer una tontería o que estoy exagerando, pero lo que me hizo pasar el hombre no se puede perdonar. No tuvo el valor de ser sincero conmigo, tal vez hubiera aceptado ser su puta —ni en un millón de años aceptaría ser la puta de alguien— Dios, fui una idiota.

Subo hasta mi apartamento y cuando estoy adentro me meto a mi cama de inmediato. Los acontecimientos de los últimos meses pasan por mi mente como un bucle y siento que me duele la cabeza, el cuerpo y el alma.

El hombre obtuvo lo que quería, bueno, ambos lo hicimos.

Sus mentiras son las que más duelen, le pregunté si tenía algo con la mujer y me dijo que no.

¿Por qué estoy llorando? Me limpio bruscamente la humedad de mis mejillas, el hombre no merece ni una lágrima mía, es un idiota.

08 de febrero, 2017

Los últimos días me he encargado de ocupar mi mente en mi trabajo y mi hermano, gané un resfriado por testaruda, los pocos minutos que estuve afuera sin abrigo me pasaron factura en los siguientes días —aunque estoy segura de que lo que pasó en el apartamento de Jasha me afectó aún más—, he tratado de que mis días vuelvan a ser como antes de conocerlo, pero es algo imposible.

Mi apartamento me recuerda a él, su olor aún está impregnado en mis sabanas y soy tan masoquista que aún no quiero lavarlas, no quiero eliminar todo de él, aunque será imposible borrarlo completamente de mi vida.

Es el primer hombre con el que tuve sexo, es el primer hombre por el cual he generado sentimientos de amor.

—Has estado muy distraída en los últimos días —menciona Ángela, la dueña de la biblioteca.

—Lo siento, puede repetirme lo que dijo —digo.

—Que no estaré en los próximos tres días, tengo un viaje hacia Kazán, por eso quiero que te encargues de la biblioteca tu sola, ¿puedes hacerlo?

—Sí, tal vez el sábado cierre un poco más temprano —digo.

El sábado es mi cumpleaños y aunque la idea de celebrarlo se ha disipado en los últimos días, no puedo dejar plantado a Boris.

—Entonces le diré a Alyona que trabaje en los dos turnos del sábado, ¿te parece? —asiento ante su pregunta—. Además puedes estar tranquila, no te descontaré el día.

—Se lo agradezco mucho —menciono.

La mujer se despide y sale de la biblioteca dejándome sola.

Reorganizo nuevamente los libros tal como lo hice ayer, no hay mucho por hacer en la biblioteca porque hace unos días acomodé los nuevos libros y registré los pedidos de las novedades.

La campana de la puerta suena avisando que alguien acaba de ingresar, levanto mi mirada y no creí que fuera a ver a Néstor por estos días.

—Si no necesitas un libro puedes regresar por donde viniste —digo a la defensiva.

No lo quiero ver a él y mucho menos a su jefe, este último no ha sido capaz de llamarme y darme una explicación de lo que pasó —aunque no lo perdonaré— debería venir a mí y ser honesto, pero ha preferido esconderse.

—Te traje el almuerzo —levanta las bolsas que lleva en la mano.

—No he pedido que lo traigas, además acabo de almorzar.

—No lo creo, te he estado observando las últimas horas.

—Deja de acosarme, ya no hay razón para que lo hagas.

—Esto lo está enviando mi jefe, dice que se verán el fin de semana.

—Dile a tu jefe que no me envié comida y que tampoco deseo verme con él.

Ocho días después envía a su trabajador con un puto recado, está verdaderamente loco.

—Solo estoy informando, él vendrá por usted.

—Igual no estaré, así que perderá su tiempo —el fin de semana estaré con mis amigos celebrando mi cumpleaños número veinticuatro—. Que mejor le dedique ese tiempo a su prometida.

—No debería juzgarlo antes de escucharlo.

—Tuvo tiempo para hablarme e inclusive aclararme las cosas, pero no lo hizo.

—Tienes sus razones.

—Razones que no quiero escuchar.

—Señorita —insiste.

—Creo que es suficiente, ¿me permites? Estoy trabajando.

El hombre deja las bolsas sobre el escritorio, pero antes de que pueda poner un pie por fuera de la biblioteca lo detengo.

—No lo quiero, deberías llevártelo.

—Puede dárselo a alguien más, he cumplido con traerlo como me lo pidieron.

Pongo los ojos en blanco al escuchar su respuesta —es igual a su jefe— dejo las bolsas en un lado y sigo con mi labor.

Las siguientes horas termino de acomodar algunos libros y vender otros a quienes vienen.

Cuando es mi horario de salida, paso por la tienda para poder comprar algunas cosas que necesito y abastecer el medicamento de David que se está agotando.

—En el sistema no me registra medicamento autorizado —menciona la mujer que me está atendiendo.

—No, yo lo pagaré.

Como el sistema en el que estaba David fue cambiado, ahora me toca comprar los medicamentos y agradezco a Dios que el pago en la biblioteca es lo suficientemente bueno.

—Oh, ¿llevará vitaminas?

—Un paquete de la D, por favor.

—¿Algo más?

—Eso es todo.

No demoro en llegar al apartamento, ya que la farmacia está relativamente cerca.

Bueno, en esta zona el comercio abunda, por esta razón y muchas más quería quedarme con el primer apartamento que me ofreció Jasha, pero ahora tendré que esforzarme un poco más para poder obtenerlo y pagarlo de mi cuenta.

Rezo para que cuando consiga el dinero aún no lo hayan arrendado.

—¡Ya llegué! —grito cuando estoy en casa, para la suerte de mi hermano, Leticia tuvo que visitar a un familiar y él ha tenido que quedarse solo los últimos días.

—Estás aquí —dice.

Lo veo sentado en el pequeño sofá y como siempre está viendo caricaturas.

—¿Quieres cenar, ahora? —pregunto.

Llevo las cosas que he comprado hasta la cocina y las desempaco para empezar a preparar algo para la cena.

—Intente preparar Borsch frío, pero fracase —camina hacia la cocina mientras habla—. Deje un poco en el refrigerador.

—Puedo calentar pan y cocer un poco de carne, lo acompañaremos con tu Borsch.

—Entonces quiero tres pedazos de pan.

—Y yo quiero ser la presidenta de este país —digo—. Sabes la respuesta.

—Como siempre, lo bueno es que el sábado voy a poder comer mucho en el restaurante de Boris.

—Y la siguiente semana no comerás nada que pueda alterar tu salud.

Solo faltan dos días para mi cumpleaños, lo que resume a que ese día David comerá hasta el cansancio y luego tendrá que duplicar su dosis para evitar alteraciones en su salud.

—Te ayudaré con el jugo.

—Naranja, por favor.

Mientras cada uno se encarga de sus deberes, mi mente empieza a divagar nuevamente en lo que sucedió con Jasha y mi descubrimiento de que está a nada de casarse.

Como siempre y raro en mí, actualizando de madrugada.

Algunos me han preguntado por el grupo de WhatsApp, deben escribirme a mi Instagram para poder compartirles el link, ya que elimine la historia donde se encontraba el link por motivos personales.

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Espero este disfrutando la lectura. 

Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18. 

Vota, comenta y comparte para que lleguemos a más personas. 

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