CAPÍTULO TREINTA Y DOS
28 de marzo 2017
Parpadeo varias veces para ser consciente de lo que está pasando a mi alrededor, en un inicio creí que estaba soñando y en mis sueños estaba recreando lo que habíamos hecho Jasha y yo la noche anterior y parte de la madrugada, pero para nada fue un sueño porque mi hombre tiene su boca en mi coño.
—¿Qué haces? —pregunto con la voz entrecortada.
Estoy excitada y disfrutando que él me haya despertado de esa manera, además le estoy rogando a Dios que Jasha pueda despertarme así durante todo el tiempo que estemos juntos.
—Estoy desayunando —dice con total descaro.
El peculiar nudo en mi abdomen incrementé y siento como mis piernas empiezan a temblar alrededor de los hombros de Jasha.
—Buena muñeca, ¿vas a correrte para mí? —pregunta haciendo que me sea imposible aguantar mi orgasmo—. Deja tus jugos y tu sabor en mi boca para recordarte los próximos tres días.
Introduce dos de sus dedos en mi coño y un gemido sale de mis labios. Por un tiempo más contengo mi orgasmo, pero Jasha es demasiado habilidoso, así que siento como la humedad gotea de mi coño a mi trasero y todo a mi alrededor se ilumina gracias al orgasmo mañanero que causó él en mí.
—Es el segundo, muñeca —dice mientras se lleva el dorso de su mano a los labios—. No sabía que necesitaba despertar a mi mujer con mi boca en su coño.
—Yo tampoco sabía que despertar de esta manera se sentiría tan bien —confieso.
Cada que pasan los días me abro más hacia Jasha y lo que creía que era vergonzoso o jamás diría o haría, ahora quiero hacerlo todo el tiempo.
Me subo a su regazo y agradezco que ambos estemos desnudos.
—¿Vas a montar la polla de tu hombre? —asiento y una sonrisa se dibuja en sus labios.
—¿Quieres que te monte? —pregunto mientras alineo su polla en la entrada de mi coño y desciendo sobre ella de manera lenta.
—Joder, muñeca.
—¡Oh! Jasha —gimo cuando me siento del todo en su polla.
—Nena, no sabes la preciosa vista que tengo desde aquí —menciona, se lleva una de mis tetas a la boca y muerde mi pezón robándome un jadeo—. Con tus preciosas tetas apuntando a mi rostro y tu cabello hecho un desastre, quiero grabar esto en mi mente.
—¿Por qué grabarlo? Puedo montar tu polla todas las mañanas.
—Diablos, sí —sostiene mis caderas y me embiste rápido y fuerte haciendo que mis gemidos sean cada vez más fuertes—. ¿Quieres correrte otra vez? Esta vez sobre la polla de tu hombre.
—¡Dios, sí!
Lleva una de sus manos a mi coño y estimula mi clítoris mientras me embiste haciendo que su polla de justo en mi punto G.
—No pares —suplico—. Estoy a punto de correrme. ¡Oh, Jasha!
—Joder nena, tu coño me está exprimiendo la polla.
—¡Jasha! ¡Dios mío sí!
—¡Oh mierda! tu coño está tan húmedo, muñeca.
Siento como el semen de Jasha inunda mi coño antes de rodar por mis piernas.
—Eso fue intenso —murmuro, nuestra respiración aún es errática.
—Espero que esto sea suficiente para que tu coño esté satisfecho por los próximos tres días.
Levanto mi cabeza de su pecho y lo miro.
—¿Qué pasará en tres días? —pregunto, ya menciono esto dos veces.
—Debo hacer un viaje —deja un casto beso en mis labios y luego se levanta dirigiéndose al baño.
Anoche no mencionó que iba a irse.
—No mencionaste nada anoche —digo mientras lo sigo.
—Recibí un mensaje, debo viajar a Kazán a resolver unas cosas —se mete bajo la ducha y no dudo en hacer lo mismo—. No quiero que salgas hasta que regrese.
—¿Prisionera?
—No, te estoy diciendo que no quiero que salgas, pero sé que lo harás, así que lleva a Néstor contigo.
—¿No va a ir él contigo?
—No, prefiero que se quede a cuidar a mi mujer.
Sonrió al escucharlo.
—Cuando regrese te acompañaré a comprar un vestido para la fiesta.
—¿Qué día será la fiesta?
—Alexey está decidiendo.
—Ok, ¿puedo invitar a Viera al apartamento?
—Puedes traer a quien quieras, esta también es tu casa, muñeca.
No debería decir eso tan abiertamente. Sale de la ducha y antes de salir del baño se gira para mirarme.
—Menos hombres y mucho menos al hermano de Viera, no lo quiero cerca de ti.
—Nunca traería a un hombre a tu casa —no sería tan descarada para hacer eso.
—Es nuestra casa, muñeca.
Termino de lavarme el cabello y cuando salgo del baño, Jasha está completamente listo. Lleva un traje azul rey de tres piezas y no puedo evitar consumirlo con la mirada. Los hombres se ven hermosos así vestidos, pero Jasha se ve más que hermoso.
—Muñeca, no me mires de esa manera, acabo de follarte y no puedo volver a hacerlo hasta dentro de tres días —menciona, camina hacia mí y me acorrala en la pared—. Me hiciste célibe por varias semanas y justo cuando puedo follarte todo el día, debo viajar a otra ciudad, ¿crees que esto es justo?
—No es para nada justo —murmuro. Llevo mis manos a su pecho y las desciendo hasta su entrepierna.
—Voy a pasar duro las próximas ochenta y dos horas.
—Procura volver en ochenta horas, tal vez te dé una mamada.
Me aparto de él cuando la alarma de seguridad se activa.
—Volveré en setenta horas si es posible —menciona apartándose de mí.
Camino detrás de él hasta que llegamos al primer piso donde se encuentra Alexey con la impaciencia marcada en su rostro.
—Entre porque nadie me abrió —dice antes de que Jasha le dé un sermón—, por cierto, buenos días, Elena.
—Buenos días.
—Llevamos una hora de retraso, tal vez cuando lleguemos, él ya no esté allí.
—No hay nada seguro —menciona Jasha con tranquilidad—. Si no está allí lo seguiré buscando hasta dar con él.
Camino hacia la cocina para darle privacidad, no creo que me concierne escuchar de lo que están hablando, seguramente sea de su trabajo y no quiero empaparme de ese lado de ellos, no en estos momentos.
—Sí, sí, ve bajando que voy a despedirme de mi mujer.
—No hay poder humano que te haga bajar sin antes haberte comido la boca de tu mujer por otra media hora, ¿verdad?
—Eres un maldito adivino —asegura Jasha, siento sus pasos hacia la cocina y me giro para poder verlo.
Me emociona verlo feliz y tan sano como lo conocí.
—Muñeca, si pudiera te llevaría conmigo, pero no voy a exponerte tan rápido.
—Lo sé.
—Cuídate, ¿sí?
—Me voy a cuidar como lo he hecho los últimos años de mi vida —le prometo—. Ahora quiero que tú también me digas que vas a cuidarte.
—Lo haré porque quiero volver ante mi mujer, ya que hemos dejado algo pendiente.
—Te amo —murmuro antes de inclinarme y darle un beso.
—Yo también te amo.
Luego de unos minutos Jasha sale del apartamento y desde que cierra la puerta, todo empieza a sentirse solo.
Las siguientes horas me entretengo acomodando algunas cosas del apartamento e instalando los pocos artículos que quise traer aquí. Aunque Jasha me dijo que podía hacerle los cambios que quisiera al apartamento, he procurado no modificar muchas cosas, ya que el lugar me gustaba como estaba.
★
Hace cuatro días fue el viaje repentino de Jasha y aunque hemos hablado por llamada y mensajes, lo extraño demasiado. Su viaje se ha alargado porque aún no ha terminado de resolver los pendientes que tiene en esa ciudad.
Mis ánimos disminuyeron considerablemente, por el hecho de que creí que él llegaría ayer, pero ahora resulta que debe quedarse unos días más.
Hoy llevaré a mi hermano a su escuela y luego iré con mi ginecóloga, ya que llevo varios meses teniendo relaciones con Jasha sin ninguna protección y aunque dudo que pueda quedar embarazada por mi síndrome de SOPQ, quiero asegurarme que hay algún método con el que pueda cuidarme.
Sé qué le dije a Jasha que quería varios hijos y no estaba mintiendo con eso, pero creo que ahora mismo tener un hijo no debe estar en nuestros planes, ya que apenas estamos iniciando nuestra relación y deberías llevar todo con más calma, suficiente ha sido con mudarme con él.
—¿Tienes todas tus cosas listas? —le pregunto a mi hermano.
Cada vez que veo a David siento que está creciendo demasiado rápido, y aunque su estatura hace unos meses era menor a la de un niño de su edad, creo que ahora mismo podrá decir que está casi igual de alto que su amiga Daría, tal vez sea por el nuevo tratamiento que Jasha está pagando y esta es una de las cosas por la que estoy tan agradecida con mi ángel.
—Tengo todo, aunque debo empacar el almuerzo.
—Ya lo tengo listo —le señalo la lonchera que tengo en mis manos.
—Por eso te amo demasiado —menciona antes de agarrar su lonchera.
—Pasaré por ti, así que debes estar en la puerta cuando llegue —le recuerdo.
Cuando llegamos a las puertas del colegio, Daria ya está esperando a David como siempre lo ha hecho desde que ambos comenzaron su amistad.
Me despido de ambos niños y regreso al auto junto a Arseniy la madre de Daria.
—David nos contó que están viviendo con tu novio.
—Sí —afirmo—. Hace algunas semanas Jasha nos pidió mudarnos con él.
—¿No te da miedo?
—¿Por qué? —pregunto—. Jasha es un buen hombre y hasta el momento ha sido incondicional para mí y para David.
—Es que es raro, sabes, los hombres como ellos no se fijan en nosotras.
No creí que Arseniy fuera a opinar de esa manera, antes había mencionado que le gustaba la pareja que hacía con Jasha, pero ahora esto.
—¿Qué hay de malo que él se fije en una mujer como yo? —pregunto con el enojo marcado en mi voz, antes de que ella pueda responderme le hago una nueva pregunta—. ¿Por qué soy pobre o porque me ha tocado criar a mi hermano?
—Elena, no quise decir algo así, es solo que... —sus palabras se cortan cuando llegamos al auto donde Néstor me está esperando—. Olvídalo, ¿nos vemos después?
—Ok.
Me subo al auto y antes de que Néstor inicie a conducir le pido que me lleve al hospital. No le había informado que tenía una cita, así que sus preguntas no se demoraron en llegar cuando le hice la petición, pero le dije que todo estaba bien y que por favor no le dijera a Jasha que iba a asistir al hospital.
Sé que debo hablar con él sobre mi problema de quistes, pero debo primero reunirme con una ginecóloga y saber que tan probable es que no pueda tener hijos y si puedo planificar sin tener riesgos a quedarme estéril.
—¿La señorita Viera la va a acompañar? —pregunta cuando detiene el auto en el estacionamiento del hospital.
—No, hable con ella, pero no quedamos en que vendría conmigo.
—Tal vez usted no lo sabía, pero creo que ese es el auto de la señorita Viera.
Miro hacia el estacionamiento y efectivamente el auto de Viera se encuentra tres autos después del nuestro.
—Está loca —menciono.
Me bajo del auto y camino hacia su Porsche rojo —el último regalo de Alexey para ella—, golpeo suavemente el vidrio y espero que lo baje para poder verla.
—Estás loca, ¿verdad? —digo en cuanto se baja del auto—. No te dije a qué hora estaría aquí, solo insinué que vendría cuando llevara a David a la escuela.
—Por la misma razón llevo una hora aquí esperando, sería más fácil si atendieras mis llamadas.
—Deje mi teléfono en el apartamento.
—Sabes que el teléfono es para usarlo y llevarlo en todo momento contigo, ¿verdad?
—Lo sé, pero lo olvidé.
—Creo que a tu hombre no le va a gustar que hayas salido sin teléfono.
—No voy a demorar, además Néstor está conmigo.
Me di cuenta de que no llevaba mi teléfono cuando llegamos a la escuela de David y ya no me podía devolver hasta el apartamento, por qué entonces perdería mi cita y tendría que pagar por una atención que no tuve.
—¿Deberíamos entrar?
—Sí, voy tarde —confirmo—. Estuve hablando con la madre de Daria cuando lleve a David a la escuela y me retrase un poco.
—Ahora entiendo por qué me dejaste esperando tanto tiempo.
—Esperaste porque así lo quisiste, no te dije que vinieras.
—Claro, no me pediste que viniera, fui yo quien quiso acompañar a su mejor amiga a hacerse un chequeo de rutina al cual no asiste hace siete años.
—Estás realmente exagerando.
—Si no estuvieras con Jasha no estarías aquí, debes cuidar esos ovarios si quieres tener hijos.
—Lo sé.
Entramos al hospital y hago el registro. Hablo con Viera hasta que la doctora me llama.
—No vas a acompañarme —le digo cuando veo la intención de querer entrar conmigo.
—¿Es en serio?
—Sí, puedes tomar algo mientras me esperas, no creo que tarde mucho.
Cuando entro al consultorio, la doctora empieza a hacerme las preguntas de rutina. La última vez que visite al doctor fue por la lesión en mi pierna.
—Tu historial muestra que tienes SOPQ.
—Sí, lo descubrí cuando era más joven —digo—. En ese entonces tenía períodos abundantes, así que el doctor me recetó pastillas anticonceptivas para regular mi periodo, pero después de un tiempo las deje de tomar.
—A veces estos medicamentos no ayudan mucho.
—Lo sé.
—¿Entonces quieres empezar a planificar?
—Sí, aunque mi novio y yo queremos hijos, aún siento que es muy temprano —mis mejillas se calientan en cuanto llamo a Jasha mi novio—. Pero tengo miedo de usarlas y quedar estéril, sé que con mi enfermedad es difícil tener hijos.
—Podría recomendarte planificar a ritmo, es natural y no afectaría nada, pero deben tener tratamientos antes de embarazarte.
—¿Ritmo?
—Mira, el método consiste en cuidarte conforme a tu calendario —dice y saca un calendario—. Nuestros ciclos duran veintiocho días y entre ese lapso de tiempo tenemos cinco que son nuestros días más fértiles, eso sucede unos quince días después de que nuestra regla finalice.
—¿Es seguro?
Bueno, no debería estar preguntando algo así, ya que he tenido relaciones sexuales con Jasha los últimos meses y nunca nos hemos cuidado o pensado en eso.
—Sabemos que ningún método es cien por ciento seguro, pero ha funcionado y en tu caso puede ayudar porque no estarás usando pastillas u otros métodos artificiales.
—Entonces creo que voy a intentar con ese.
—Voy a programarte un par de exámenes, entre ellos una prueba de embarazo.
—No estoy embarazada.
—Son solo exámenes de rutina, además voy a transferir todas tus citas a otra clínica, tienes un muy buen seguro.
—Mi seguro es básico —menciono, tan básico que no podía pagar las citas por mi lesión.
—No, hace un par de semanas cambio, es lo que me aparece en el sistema.
No debo ser adivina para saber quién hizo eso.
—Puedo verificar, tal vez sea un error.
—No, ese fue mi novio.
La doctora me sonríe mientras asiente.
—Le enviaré las órdenes a la recepcionista, reclama todo y hazte los exámenes. En cuanto tengas los resultados vuelves.
—Muchas gracias.
—En nuestra próxima cita te contaré más sobre la planificación a ritmo.
Me despido de la doctora y me encuentro nuevamente con Viera, la cual se pone de pie rápidamente en cuanto me ve salir.
—Eso fue rápido.
—Era solo rutina, debo hacerme unos exámenes y volver.
—Entonces debes avisarme cuando debas volver.
—No hay necesidad, creo que vendré con Jasha —quiero que me acompañe y así hablar con él sobre mi problema y lo difícil que será tener hijos.
La chica de recepción me entrega los papeles. Salgo junto a Viera del hospital y cuando llegamos a la zona de estacionamiento veo a Néstor de pie junto al auto hablando por teléfono y puedo jurar que es con Jasha que está hablando.
—Ella está aquí —lo escucho decir cuando estoy lo suficientemente cerca.
Pongo los ojos en blanco cuando Néstor me entrega el teléfono y niego. No debió decirle que vinimos al hospital.
—Te estuve llamando, pero no respondes tu teléfono.
—Lo dejé en el apartamento y me di cuenta cuando estábamos lejos —digo.
—¿Por qué estás en el hospital?, ¿te sientes mal? —pregunta—. Voy a llamar a mi doctor para que vaya a revisarte, no, pásame a Néstor, debe llevarte a mi clínica.
—Estoy bien —digo—. Solo vine a una cita de rutina.
—¿Es tu pierna? —mis labios se elevan en una sutil sonrisa, está realmente preocupado—. ¿Regreso el dolor? Necesito que te vea un método de verdad.
—Mi ángel, estás realmente preocupado.
—Muñeca, me tienes de los nervios. Odio no estar ahí para ti.
—Mi amor, estoy bien, solo necesitaba hablar con la doctora. Cuando regreses te contaré todo.
—Vuelvo en dos días, por favor no dejes tu teléfono —miro a Viera que se está riendo de mí—. Te amo, llámame en cuanto llegues a nuestra casa.
Siento como mis mejillas empiezan a calentarse y me giro para que Viera no pueda verme.
—Yo también te amo —digo—. Estoy contando las horas para poder verte.
—Jesús muñeca, me estoy jodiendo la cabeza de tanto pensarte, necesito verte.
—Puedo enviarte una foto cuando llegue a casa.
—Por favor, ¿puedes enviarme una donde pueda ver tus tetas?
Me río sonoramente al escuchar su petición.
—Pervertido.
—Debo irme —escucho voces de hombre y sus movimientos—. Te amo.
La llamada finaliza y no logra escuchar mis últimas palabras. Espero que regrese en dos días, me está haciendo demasiada falta.
—Realmente ustedes están enamorados, apuesto que vas a casarte primero que yo.
—Tal vez hasta sea mamá antes que tú.
—Dios, espero que podamos quedar embarazadas al mismo tiempo, quiero que criemos nuestros hijos como si fueran hermanos.
—Pero es que no solo voy a tener un hijo.
Recuerdo la conversación que tuve con Jasha hace algunos días.
—Quiero escuchar eso —menciona—. ¿Nos vemos en tu casa?
—Allí nos vemos.
Veo cuando Viera se sube a su auto y yo hago lo mismo. Néstor conduce hasta el centro de la ciudad y Viera se nos adelanta algunas calles, pero nunca la pierdo de vista.
—El jefe estaba furioso cuando me llamo.
—No debiste decirle que estábamos en el hospital.
—Igualmente lo sabría —asegura—. No soy el único que está a cargo de su seguridad.
—¿No?
Siento como algo impacta el lado del auto donde voy y todo empieza a dar vueltas, mi visión se nubla y un dolor palpitante se apodera de mi cabeza.
—Néstor —lo llamo y este me mira con algo de miedo en sus ojos.
—No vaya a moverse —menciona mientras intenta salir del auto.
Intento moverme, pero el cinturón me lo impide y agradezco que sea así, ya que no tengo fuerzas y seguramente caería y mi cabeza se golpearía aún más porque el auto está volcado.
—La voy a sacar.
Regrese después de algunos años. :)
Disfrute su lectura y no pida actualización.
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Espero este disfrutando la lectura.
Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18.
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