CAPÍTULO QUINCE

10 de enero, 2017

Llevo dos días sin ir al bar y no sé si podré volver. Lo que me hizo Lev me aseguro que allí no tendría ninguna protección y cualquier hombre podría hacerme daño en cualquier momento.

Dios. Estuve a punto de perder mi virginidad siendo violada por el hombre que destruyo mi futuro y el de mi hermano.

Le rogué a Alexey que no le contara a nadie y tal parece que cumplió su promesa silenciosa porque nadie me había hablado sobre lo sucedido y lo agradecí, suficiente tengo con recordar eso en cada momento y las marcas que aún están en mi cuerpo.

Mi hermano ha pasado estos días con Leticia porque no quiero que me vea así y le agradezco a Leticia por ser tan buena conmigo —cuando consiga otro apartamento le propondré que venga conmigo—, aprecio todo lo que ella hace por nosotros.

La visita de Boris me sorprendió, pero más me sorprendió ver a mi ángel —diablo— aquí, quería saber quién le dijo dónde vivía, pero él aseguró que lo sabe todo. Tuve miedo de que su hermano le hubiera contado lo que pasó, pero afortunadamente este no le dijo nada.

Pero de nada sirvió porque él lo descubrió al ver las marcas en mi cuerpo. Me sentí temerosa de que repudiara mi cuerpo al ver las marcas de los mordiscos que Lev dejó en mi piel, pero la mirada en sus ojos me dijo que sentía todo, menos repulsión.

Su promesa me sorprendió aún más.

—Conseguiré a la persona que te hizo esto, lo volveré nada, pero antes haré que se arrastre ante ti.

Nunca antes he pensado en lastimar a alguien, pero lo que Lev me ha hecho justifica que me haya emocionado con lo que dijo Jasha.

—El hijo de puta que se atrevió a tocarte tiene los días contados.

En mi última presentación Lev me dejo caer mientras realizaba el último salto de la coreografía, todo porque siempre le dije que no tendría más que una amistad con él, que, a pesar de ser un hombre atractivo, no había nada en él que me hiciera desearlo de manera romántica o sexual. Eso fue un golpe a su maldito ego, así que se desquitó con lo que más amaba.

Mi pierna sufrió una fractura que hasta el día de hoy no logre recuperar completamente. Mi carrera terminó en ese momento y mi vida cambió para siempre.

Lev siguió acosándome, prometía darme lo que yo necesitaba, pero mi respuesta siempre fue la misma, no quería nada de él.

La noche que escuché su voz en el bar, mi cuerpo se estremeció porque anticipé que algo malo sucedería, pero mi mente no llegó a imaginar que Lev intentaría violarme. Así que no debe importarme que Jasha quiera asesinarlo, sería un favor que le está haciendo al planeta y la humanidad.

—Doña Leticia —estoy hablando por teléfono con mi vecina, la molestaré un último día—. ¿David puede quedarse nuevamente por esta noche?

Para mañana el hematoma de mi frente estará menos morado e inflado, entonces podré maquillarlo y dejar que David regrese.

—No tengo ningún problema en cuidarlo —menciona— ¿Aún está muy grande el hematoma?

—Ya ha disminuido, pero aún se nota, tal vez mañana esté menos inflamado y pueda maquillarlo.

—Espero que estés mejor —dice.

—Lo estaré —digo, recuerdo las palabras de Jasha y sin imaginarlo, estas me dan tranquilidad.

—¿Quieres hablar con tu hermano?

—Por favor.

—Hermana —la voz de mi hermano ha empezado a cambiar, lo que me indica que ya no es un niño. Ya no es mi niño.

—Espero que no le estés causando problemas a Leticia.

—Nunca haría eso, ¿cierto abu? —la risa de Leticia se escucha a través de la línea.

David lleva diciéndole abu a Leticia y cuanto quisiera yo que esta mujer de verdad fuera nuestro familiar.

—Mañana nos veremos.

—Por fin —suspira— ¿puedo ver a Daría?

—Sí, programaré una salida con su madre.

—Entonces nos vemos mañana —digo como despedida.

—Te amo —susurra David antes de colgar.

Yo también te amo.

En las siguientes horas me dedico a recoger el poco desorden que tengo en la casa. Me ducho y luego me relajo en el sofá mientras la noche empieza a abrirse paso. Lo único que extrañaré de este apartamento es la vista, a pesar de que el día está terriblemente frío, hay un atardecer hermoso.

Viendo por enésima vez la película Bajo la misma estrella, me acurruco en mi pequeño sofá.

—¿Por qué Gus tuvo que morir? Qué injusto —me hago esa pregunta a la cual nunca le he hallado respuesta.

Las enfermedades son una mierda.

Me sobresalto cuando escucho que mi puerta se abre. Me levanto rápidamente y me topo con un cuerpo musculoso que me hace estremecer al instante.

—De verdad que tú estás malditamente loco —Jasha me mira como si quisiera devorarme y la vez asesinarme.

—Esa maldita puerta debería tener mejor seguridad, cualquiera puede ingresar y hacerte daño —ignora mis palabras.

—Así como ingresaste tú.

—¿Cómo conoces a Lev? —pregunta ignorándome.

—Dijiste que sabías todo —le recuerdo.

Mi corazón late a mil por dos cosas, su interrupción inoportuna en mi casa y su mirada que me atrae.

—Sí, pero quiero escucharlo de ti —alega—. Quiero saber que te ha hecho ese hombre, así puedo saber a ciencia cierta como lo mataré.

Me estremezco. Debería causarme miedo que este hombre diga que puede matar como si nada, pero no sucede eso, al contrario, mi cuerpo reacciona de una manera que no debería.

—Conozco a Lev desde hace algunos años —confieso.

—¿De dónde?

Me siento nuevamente y apago el televisor, esta charla va para largo.

—De la academia de baile, Lev y yo fuimos pareja de baile hace algunos años —enfatizo la palabra baile como si le estuviera aclarando algo.

—¿Lev era bailarín?

—de los mejores —confieso— mi última presentación fue con él.

—Cuando tuviste el accidente.

—No fue un accidente, dejar caer a tu pareja a propósito, no es un accidente.

—Eso no lo sabía —lo veo acercarse y luego se arrodilla frente a mí como lo hizo en la tarde.

—Creí que lo sabías todo —digo, sus palabras, no las mías.

—Hay cosas que se me escapan.

—Eso veo.

Mis manos pican por tocarla. En la tarde que toqué su mejilla, un escalofrío recorre todo mi cuerpo y quise dirigir mi mano a otras partes de su cuerpo, pero me resistí.

¿Él también siente escalofrío cuando me toca? o ¿siente su piel arder cuando yo lo toco?

—Elena, hablo en serio cuando digo que lo voy a matar y también hablo en serio cuando digo que eres mía.

—No soy tuya —insisto, no soy un objeto para que alguien me reclame como suyo.

—Eres mía, nena —por Dios, que no me siga hablando así.

—No...

—Tarde que temprano sabrás que si eres mía —interrumpe mis palabras.

—Tienes pareja, con qué derecho me reclamas como tuya.

—Kira y yo no somos nada —dice rápidamente—. Espera, hay algo que le falta en toda tu historia, ¿Por qué Lev te dejo caer?

—Porque siempre lo rechace, porque nunca acepté tener nada con él.

—Hijo de puta —murmura— entonces te acoso en el bar.

—Me ha acosado durante cuatro años, bueno, más de cuatro años.

—Voy a hacer de su vida un infierno antes de matarlo, porque te juro que lo mataré.

Me estoy volviendo loca, de eso estoy segura. Cada que su boca menciona la palabra matar o asesinar, mi cuerpo reacciona.

Tal vez pueda acostarme con él en este momento, así no temeré que me desvirguen en una violación, además él me atrae. Dios, ¿Qué me está pasando? Siento mis mejillas, arder por mis pensamientos.

—¿Qué piensas? —Jasha sonríe tentadoramente y un deseo me invade.

Quiero sus dientes raspando mi piel, su boca chupando mis pezones y mi coño, este último tal como lo hizo anteriormente. Aprieto mis piernas para calmar el creciente dolor que se instala en mi parte más íntima.

—Mujer, puedo leerte tan fácilmente —asegura haciendo que mis mejillas se calienten tres veces más—. Pídeme lo que quieras, estoy dispuesto a darte lo que quieras.

«Quiero tu boca por todo mi cuerpo». Sucios y cochinos pensamientos.

—Oh, nena. Yo también quiero hacerte muchas cosas, pero quiero saber de tu boca que quieres que te haga.

No puedo decirlo en voz alta, moriría de vergüenza. Si con solo mis pensamientos quiero desaparecer.

Las manos de Jasha empiezan a acariciar mis piernas, una de ella se queda en la cicatriz que quedó después de la cirugía, mientras que la otra sube hasta posicionarla en el interior de mi muslo.

—Con la humedad que hay en tu pierna estoy seguro de que en tus pensamientos estoy yo comiendo tu coño nuevamente —un gemido se escapa de lo más profundo de mi garganta y él me responde con una fuerte risa la cual hace vibrar su pecho.

—Oh. Dios —gimo cuando uno de sus dedos se entierra en mi coño. Al principio es algo incómodo, pero poco a poco se va adaptando.

Mierda, su mirada llena de lujuria acelera mi primer orgasmo.

—Tu cuerpo responde muy bien a mi toque y eso me excita como no te lo imaginas. Deseo, no —se corrige rápidamente— voy a hundirme en tu coño como lo he venido imaginando.

—Sí —eso debía quedarse en mi mente.

—¿Sí qué? ¿Quieres que te folle? —asiento rápidamente.

Intento quitarme el pequeño vestido que llevo puesto, pero Jasha me lo impide.

—Yo voy a desnudarte, voy a admirar tu cuerpo desnudo, voy a saciarme con tu coño y luego voy a follarte duro.

¿Debería decirle que soy virgen para que vaya lento?, pero no quiero que vaya lento.

—¿Cuál es tu habitación? —señalo la puerta que está a mi derecha.

Jasha me carga al estilo nupcial y me lleva hasta mi habitación, me baja sobre la cama. Veo como se quita la ropa lentamente hasta quedar únicamente con su bóxer puesto, a pesar de que lleva esta prenda puesta, puedo ver que su pene no es nada pequeño.

Dios. ¿En qué me estoy metiendo?

—¿Quieres esto Elena? —acaricia su erección y me veo tentada a estirar mi mano y tocarlo, pero me detengo.

Me quita mi vestido, lo que me hace quedar únicamente con mis bragas de color crema.

—Tu cuerpo es tan perfecto —susurra mientras se va agachando—. Tu coño es realmente dulce.

—Oh, dios mío —jadeo cuando siento su aliento cerca de mi coño.

—Como lo recordaba —lame mi entrada barriendo mi húmeda a su paso.

—Sí —gimo cuando su boca succiona la hinchazón allí abajo.

—Tan dulce —dice.

Jasha juega con sus dedos y su lengua en mi entrada haciendo que un nudo empiece a formarse en mi vientre y mis piernas tiemblen con la intensidad del orgasmo que se aproxima. Este clava sus dedos en mi cadera y estoy segura de que mañana habrá marcas en ese lugar, pero es lo que menos me preocupa en este momento.

—Por favor, Jasha —jadeo pidiendo algo que no sé —por favor.

Sus movimientos se agilizan y me pierdo en una neblina de excitación, jadeo intentando llevar aire a mis pulmones mientras Jasha sigue lamiendo mi coño postergando mi clímax.

—Dios, nena. Quiero hundirme en tu coño.

Separo mis piernas invitándolo a que lo haga. Tuve dos orgasmos en menos de media hora y todo gracias a él.

Se quita el bóxer y mi boca se abre más de lo normal.

No va a caber. Es lo primero que pienso. ¿Cuánto puede medir eso? Dios me va a desgarrar. Parece estar leyendo mis pensamientos porque su respuesta llega sin yo preguntarle.

—Estás jodidamente estrecha, pero estoy seguro de que tu coño se deleitará con mi verga.

Que así sea, porque de lo contrario no podré pararme de esta cama y mucho menos caminar.

La punta de su polla se posiciona en la entrada de mi coño y no me atrevo a hacer algún movimiento. Se introduce lentamente, jadeo cuando siento un ardor y dolor punzante en mi entrada.

—No sabes lo que estoy aguantando, estás tan malditamente estrecha que me hace querer derramarme en este momento.

Una sola estocada fue suficiente para que Jasha se clavara profundamente en mí haciendo que un grito de dolor se escapara de mi boca.

—¡Oh, dios! —jadeo descontroladamente. El dolor es agonizante y siento como si mi cuerpo se estuviera dividiendo en dos.

—Tan malditamente estrecha —balbucea mientras se mantiene quieto.

El dolor empieza a disminuir, pero el ardor sigue ahí, no estoy disfrutando esto como quisiera. Debí decirle que nunca había estado con un hombre, tal vez no hubiera sido tan brusco.

No sé cuánto tiempo pasa, pero Jasha empieza a hacer leves movimientos haciendo que un calor recorra mi cuerpo y el dolor y ardor quede en según plano.

—Mi control se está acabando, quiero follarte duro, pero no quiero lastimarte —habla con sus dientes apretados.

Puedo ver la fuerza que hace mientras sigue sus lentos y ricos movimientos.

—Más —susurro cuando la excitación vuelve por completo.

La mirada de Jasha me consume y me hace perder en ella. Nuestros jadeos llenan la habitación y rezo para que los demás no escuchen lo que está pasando aquí. Los movimientos de Jasha se vuelven más rápido, dando en un punto dentro de mí que no sabía que existía, esto hace que mis gemidos se incrementen al igual que mi excitación.

—Oh, dios, Jasha —gimo su nombre y eso parece excitarlo de gran manera, porque las penetraciones se vuelven más intensas.

—Mi nombre mezclado con tus jadeos es lo más erótico que puede haber —jadea mientras habla.

—Sí —gimo cerrando mis ojos.

Lleva una de mis piernas a su hombro, mientras que con la otra me hace rodear su cadera.

—Nena —un gemido gutural sale de su boca.

Mis manos acarician cualquier parte de su cuerpo, ellas tocan cada lugar donde puedan estar buscando un agarre firme. Jasha baja una de sus manos y empieza a acariciar mi clítoris haciendo que mi excitación crezca hasta el punto de sentir nuevamente un orgasmo.

—Voy a correrme —cierro mis ojos cuando el orgasmo me ataca como una avalancha llevándose todo de mí.

Mi vista se nubla y siento que pierdo mis fuerzas, mi respiración se torna desesperada y mi cuerpo sigue meciéndose con las embestidas de Jasha. Este se derrumba sobre mi cuerpo, siento que algo caliente se derrama por mis piernas.

—Tu coño está estrangulando mi verga —declara.

Me besa y gustosamente recibo sus labios en los míos, probando mi sabor en ellos. Su boca desciende por mi garganta donde empieza a succionar y morder levemente mi piel haciendo que mi coño reaccione nuevamente.

—Joder, me aprietas tanto que juraría que eres virgen.

Levanta su cuerpo del mío quedando de rodillas, su pene aún está dentro de mí y quisiera que nunca saliera de allí. Su mirada se dirige hacia donde aún estamos unidos y su ceño se frunce.

—Mierda —intenta retirarse, pero mis piernas lo rodean.

Niego con la cabeza, pero él intenta retirarse nuevamente.

—No —pido.

—¿Eres virgen? —pregunta en un susurro—. Joder. Te follé como un puto animal.

Su mano baja a mi coño y acaricia mi clítoris robándome un jadeo.

—Tengo mi verga llena de tu sangre —menciona— ¿sabes lo que significa eso?

Niego ante su pregunta.

—Esto confirma que eres mía. Soy el único hombre que ha estado, está y estará hundido en tu coño.

Sus palabras me excitan, lo que hace que mi interior succione su pene y este empiece a hincharse nuevamente.

—Eres mía —me penetra fuerte —solo yo estaré aquí —su mano acaricia mi clítoris mientras sus penetraciones se tornan más rápido —¿lo entiendes?

Mi respuesta llega en un jadeo. Lo que hace se siente tan intenso y sobre estimula mi cuerpo haciendo que sollozos de placer broten de mi boca.

—Por favor —pido.

Me acabo de entregar al diablo y no tengo ningún temor, al contrario, quiero pertenecer a él como lo está diciendo.

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Espero este disfrutando la lectura. 

Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18. 

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