CAPÍTULO DIEZ

06 de enero, 2017

Sentado en mi oficina mientras disfruto de un vaso de vodka, mi mente sigue desviándose a la noche en que masturbe a Elena, en lo suave que es su piel y lo dulce que es su coño.

Esa noche quise romper la pequeña braga que llevaba puesta y enterrar mi cabeza en su coño, hacer algo que solo hice cuando era un crío, algo que ni siquiera Kira ha podido obtener.

Nunca antes había sentido algo así por una mujer, siempre el interés había sido momentáneo y terminaba cuando la follaba o recibía una mamada de ella, pero con esta mujer es diferente. Mi piel arde y pica cuando nos tocamos, nuestras miradas se reconocen y peor aún. Quiero protegerla.

—Alessandro envió algunos hombres —menciona mi hermano.

Falta exactamente un mes para la ejecución de nuestros planes.

—¿El alemán también envió hombres?

—Tenemos diez hombres de él, y dijo que dos semanas antes de ejecutar tu plan vendrá junto al resto de los hombres.

Agradezco por la ayuda que me está brindando el alemán, es una buena señal para nuestros negocios a futuro.

—¿Los albaneses enviaron a sus hombres? —pregunto.

Dritan quiso unirse a mí y está dispuesto a darme el quince por ciento de sus ganancias, todo esto porque quiere una mujer de mi territorio y me vendría bien. Tener uno de los míos en el territorio albanés me trae más beneficios.

—Los albaneses llegarán la próxima semana.

—Entonces estamos casi listo —le doy un último sorbo a mi vaso y me pongo de pie.

—No hay marcha atrás.

—Jamás. Llegamos hasta aquí para vengar a nuestros padres y hermana —murmuro—. Nuestro propósito es acabar con los Petrov y asegurar a los Novikov como los principales líderes de la mafia roja y sus socios.

—Porque seamos los primeros Novikov en llegar a la cima de esta organización.

Destruir los dos apellidos más importantes de la mafia y posicionar el nuestro no será fácil, pero tampoco imposible.

Llevamos años planeando esto y estamos a menos de un mes de ejecutar el plan.

—Nos vemos en la noche —acomodo la chaqueta de mi traje para salir—. Tengo reunión en casa de Vitali, está planeando colaborar con una mafia, así que iré y miraré si nos puede servir para el futuro.

—Solo tienen dos opciones, unirse a nosotros o irse a la mierda.

Con una sonrisa en mis labios abandono la habitación.

Néstor conduce hasta la casa de Vitali donde se estará llevando a cabo la reunión —realmente espero que esta alianza que quiere hacer Vitali me sirva en el futuro—.

—La mujer ha intentado devolver el dinero —menciona Néstor mientras conduce.

El treinta y uno le consignamos a Elena 60mil rublos lo cual no es nada para mí, pero a ella le pueden servir para comida y pagar algunos meses de arriendo del pequeño apartamento en el que vive.

—No dejes que lo haga, ese dinero pertenece a ella desde que salió de mis cuentas.

—El banco está notificado.

Debe acostumbrarse a eso y más, ya que tome la decisión de que ella no bailara más para el público. Sus shows a partir de hoy serán en privado solo para mí.

La decisión la tomé el primer día del año. Le ofreceré el dinero suficiente y me encargaré de que su hermano reciba los cuidados en el mejor hospital de la ciudad. Además, le ofreceré una casa y dinero para cuando ya no baile para mí.

Tal vez pueda emprender con el dinero.

Aunque no estoy seguro de que alguna vez la deje ir.

—lo esperaré aquí —dice Néstor cuando estaciona el auto detrás del Sedán de Pavel.

Siempre llegando a tiempo, espero que el día de su muerte también lo haga.

—No creo que demore, escucharé unas cuantas cosas y después iremos a la empresa, debo resolver algo con el señor Morozov.

Caminando hacia la sala de reuniones que tiene Vitali en su casa logro escuchar algunas voces en un idioma que no pasa desapercibido para mí.

Todos estos años me he mantenido alejado de los israelíes porque son unos bastardos pedófilos y lo que le sigue a la palabra. Además, son los culpables de la muerte de mi madre.

—Te estábamos esperando —Vitali se pone de pie y a veces creo que es idiota, siempre me da un tipo de superioridad con esta acción—. Nuestros nuevos socios querían conocer a la mente maestra de todo mi imperio.

«Imperio que pronto será mío».

Evito mi desconcierto, mal humor e ira para que nadie lo note. Pero Pavel como siempre lo hace.

—Tal vez a tu mente maestra no le vino bien la noticia —una sonrisa arrogante se extiende en su rostro y empiezo a pensar que él fue quien consiguió esta alianza.

—Todo lo contrario, los israelíes saben generar dinero y su oro nos puede traer mucha más ganancia.

No se esperaba que respondiera así. He trabajado por años mi temperamento y la serenidad de este momento es el resultado de ese trabajo.

—Entonces deberíamos brindar por esta nueva alianza —unas mujeres entran al lugar y nos sirven bebidas a cada uno de los hombres presentes.

—Porque sigamos generando dinero, alianzas y poder —digo. Mi odio lo escondo y empiezo a idealizar que haré con los israelíes porque es seguro que no trabajaré con ellos.

Cuando Alexey sepa de esto, él mismo va a querer acabar con Pavel y la mitad de los hombres que están aquí y juro que no lo voy a impedir.

—¿Cómo van los negocios en el bar?

Odio que se metan en mis negocios y es algo que Vitali sabe y respeta, pero Pavel es todo lo contrario.

—Ya sabes, mujeres en el tubo, los mejores clientes que están dispuestos a pagar lo que sea por una de mis chicas —menciono.

—Quiero una noche con la nueva, todos hablan de lo bien que se mueve —siento como mis pensamientos cambian.

Mis manos se hacen puño y si no es por el conteo en mi cabeza, juro haber puesto una bala en la cabeza de Pavel.

—¿Cuál de tantas?

—La que se hace llamar rojita, la vi en una sola ocasión y no dejo de fantasear con ella.

Por esta razón y muchas más quiero que mi mujer deje de bailar para el público, solo yo tengo el derecho de verla.

¿Mi mujer? Me estoy volviendo loco.

—No hace shows privados y sabes que no obligo a mis chicas a nada —es la manera más fácil de salir de él.

—Una lástima, estoy dispuesto a pagar medio millón por ella —todos en la habitación ríen por lo que dice el imbécil.

—Debe ser una buena bailaría para que quieras pagar ese precio.

—Deberías verla —le propone Pavel a Vitali—. Es una diosa.

—Podemos celebrar en el bar —propone Vitali.

Me levanto abruptamente y sé que esto será usado en mi contra por parte de Pavel.

—Debo ocuparme de mi empresa, además voy a reunirme con Kira —esto último es mentira, no me reuniré con ella hasta la próxima semana.

—Mi prima está feliz porque ya tiene fecha para la boda.

—Sí, hemos decidido casarnos en marzo —mentira, fue ella quien decidió esa fecha sin consultarme.

Bueno, yo le dije que dejaría todo en sus manos.

Ella decidió la fecha en la fiesta de fin de año y no le dije nada para no dañar su ilusión, pero esa ilusión morirá el siete de febrero.

—Quiero que ese día llegue —dice Vitali.

—Igual yo.

Me despido de los hombres, incluyendo a los israelíes.

—Bienvenidos a la familia.

Por poco tiempo.

¿Qué cree Vitali para hacer negocios con los israelíes? Sabe el odio que le guardo a esa mafia por llevarse a mi madre y asesinar al resto de mi familia.

¿Quién se cree Pavel para decir que ofrecerá medio millón por la rojita?

Elena vale más que eso. Además, es un tipo tan ruin que no alcanzara a complacer a mi mujer.

Diablos. Debo dejar de llamarla mi mujer, pero el problema es que la quiero solo para mí. Sus bailes, su cuerpo y su alma.

Nunca. Jodidamente, nunca había sentido esto por una mujer.

—Estoy seguro de que voy a desatar la maldita guerra antes de lo previsto —digo a través de la llamada.

—Cálmate —pide mi hermano—. No cometas un error.

—Error el que está cometiendo Vitali. ¿Colaborar con los malditos israelíes?

—¿Estás seguro de eso? —Escucho movimientos y sé que acabo de despertar la ira de Alexey.

—Estaban reunidos con Asaf.

Asaf es el líder y lleva muchos años al mando, lo cual lo ha convertido en un hombre casi indestructible.

—¿Qué proporcionará Asaf? —pregunta.

—Oro, imagino que a cambio de mujeres.

—Maldito viejo —sus palabras están llenas de enojo, al igual que las mías—. Debemos mantener la cabeza fría para actuar, si hacemos algo ahora no sabemos si obtendremos lo que queremos.

—Voy para el bar, veámonos allí.

—No hagas nada imprudente.

Cuando finalizo la llamada, aumento la velocidad al manejar. Le dije a Néstor que yo conduciría

—No es que quiera ser pesimista, pero debería bajarle un poco a la velocidad —dice Néstor.

—No me digas que hacer.

Cancele mi reunión con el señor Morozov lo que me hizo llegar temprano al bar y es algo raro en mí, ya que soy de los últimos en venir a este lugar.

—¿Ella viene hoy? —le pregunto a Yura mientras me sigue.

—Sí, el médico dice que ella está bien, solo le hará unos exámenes de rutina.

—Cuando llegue dile que no bailara hoy —digo—. La esperaré en la sala cuatro.

Puede que Vitali y sus conexiones de mierda me hayan hecho enojar, pero el saber que tendré a la rojita bailando hoy solo para mí me pone en un estado de calma.

Tengo planes para hoy. Planes donde la incluyen a ella de rodillas ante mí con mi verga en su boca.

Dios. Quiero hacer cosas perversas con ella.

—Esa mujer es difícil —menciona Yura con una sonrisa en sus labios.

—Lo sé. Es un reto atraerla, pero estoy seguro de que la tendré —menciono.

Camino hacia la sala donde estaré esperando a Elena.

Mientras ella llega me dedico a enviar un par de mensajes a los líderes que están de mi lado, esas personas que odian a Vitali tanto como yo y no están de acuerdo de cómo llegó al poder.

"—Sé que estás ocupado, pero quiero compartir algo contigo. ¿Puedo llamarte?"

Ignoro el mensaje de Kira cuando la puerta es abierta.

—Detente —la intención de Elena era clara.

—Yura dijo...

—No sé lo que te dijo Yura, pero hoy no bailarás para el público —me pongo de pie caminando hacia ella.

—Tampoco lo haré para usted —retrocede los pasos que yo avanzo hasta tener su espalda pegada a la pared.

—¿Segura? —mis ojos recorren su cuerpo y hoy está más hermosa que nunca.

Lleva una falda de látex azul junto a un top del mismo material. Por su cintura salen unas pequeñas tiras que deduzco son las bragas.

—Debería respetar mi decisión —su lengua sale para humedecer sus labios y deseo arrodillarla en este preciso momento.

—Solo bailarás, harás lo mismo que haces en la tarima, solo que esta vez soy tu único espectador —sus ojos se mueven por toda la habitación y luego inclina su cabeza para poder mirarme a los ojos.

Aunque lleva unos tacones bastante altos, igualmente sigue siendo más baja que yo.

—No puedes tocarme —declara.

—No lo haré —llevo mis manos al aire en señal de paz—. A menos que tú lo quieras—susurro dirigiéndome a donde me encontraba sentado.

—Mis shows duran dos minutos cada uno— dice, pero sé que es una mentira.

Ella hace dos shows por noche y cada uno tiene una duración de diez minutos.

—Pague por dos horas —sus ojos se abren como plata al momento de escucharme.

—Eso es mucho tiempo.

—¿Lo es?

—Nunca he bailado dos horas seguidas.

—Hay una primera vez para todo, Elena.

Me acomodo en el sillón de cuero que está frente a la pequeña tarima de la sala.

Veo una última vez mi teléfono y luego dirijo toda mi atención a la mujer que no se ha movido de la puerta.

Hundo un botón y la música empieza a sonar invitando a Elena a que inicie su show.

—Cuando quieras, rojita.

Antes de subirse a la tarima me dedica una mirada que está llena de todo.

¿La mujer quiere lo mismo que yo? Debo averiguarlo.

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Espero este disfrutando la lectura.

Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18.

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