CAPÍTULO CUARENTA Y UNO

10 de mayo 2017

Jasha se comportó como un verdadero idiota. ¿Realmente creyó que lo iba a dejar? Ya le aseguré que no lo haría y al parecer mis palabras no fueron suficientemente claras para él. Ambos tenemos miedo, pero no es el motivo para que me hable de esa manera.

Tiene un jodido localizador en el anillo y al ver que la ubicación aparecía fuera de la ciudad decidió imaginar que yo me había ido, pero las cosas no eran así. Cuando estábamos en el centro comercial me alejé para contestar una llamada, pero mi bolso fue arrebatado de mis manos y me arrepentí de haber puesto el anillo allí.

Siempre que salgo el miedo a que me roben esa joya tan cara y preciada se apodera de mí, así que mi única solución era guardar el anillo en mi bolso, pero esta vez no sirvió de nada porque se lo llevaron.

Jasha logró recuperar el anillo el cual puso en mi dedo y me hizo prometer nuevamente que no me lo quitaría, ya que de eso depende de que él sepa donde me encuentro y si alguna vez llegó a estar en peligro él pueda llegar rápidamente a mí.

Esta mañana cuando salió del apartamento me hizo prometer que no iba a salir por nada del mundo e inclusive canceló el entrenamiento de David haciendo que lo programaran para la próxima semana, ya que al parecer la llamada que recibió anoche no fue para nada buena.

La seguridad en el edificio se duplicó e inclusive mencionó que debíamos buscar un lugar más seguro en el cual pudiéramos estar.

Después de darle el almuerzo a David decido bailar un poco en el salón que Jasha preparó para mí. Mi estrés y preocupación pasa a un segundo plano mientras la melodía se reproduce, después de mucho tiempo de miedo, mi cuerpo se relaja y logró hacer mucho más de lo que hacía hace un tipo.

—¡Dios, había olvidado lo bien que bailas!

Choco con la pared y caigo de nalga al suelo. Las palabras de Viera me desconcentraron hasta el punto de hacerme perder el equilibrio.

—La próxima vez deberías esperar que termine para que puedas hablar.

—Lo estaba haciendo, pero ya llevas diez minutos bailando con la música en repetición.

—Necesito despejar la mente —confieso—. Días complicados.

—Lo sé, por eso estoy aquí, vamos a hacer algo mientras llegan nuestros hombres, estoy realmente aburrida.

Viera dejo de bailar en el bar hace un par de semanas, ya que Alexey le propuso matrimonio y era lo único que ella estaba esperando. Le gustaba y le parecía divertido bailar allí, pero le gusta más su hombre —palabras dichas por ella— al principio se negaba a dejar el bar porque le encantaba molestar a Alexey, pero ahora disfruta más las noches en su apartamento hablando hasta tarde.

—No hay mucho por hacer.

—Preparemos la cena —sugiere.

Pongo los ojos en blanco, sé que terminaré preparando la comida mientras ella parlotea y roba lo que yo esté preparando.

—Si tienes hambre puedes calentar lo que prepare para el almuerzo y comer.

—No tengo hambre, solo quiero distraerme mientras Alexey llega.

—Ve y distráete en algo más, yo estoy con mi baile.

Hace un puchero que ignoro. Reproduzco nuevamente la canción que tenía y retomo mi baile hasta que mis piernas arden y mi pie empieza a molestarme por el sobreesfuerzo que estoy haciendo.

—Alex me dijo que Jasha te llevó al campo de tiro.

—Solo fuimos dos veces.

Intento regular mi respiración.

—Yo fui una sola vez, me dio terror disparar, no entiendo como ellos lo hacen con tanta naturalidad.

—Porque llevan muchos años en eso, ya están acostumbrados —digo.

Limpio el sudor de mi rostro y luego salgo del salón con ella siguiéndome. Subo a la habitación donde ya tenía la ropa preparada y me meto al baño.

—Quédate afuera.

—No voy a mirar, solo quiero hablar, estoy demasiado aburrida.

—Pues yo no lo estoy —miento.

Apenas son las tres de la tarde y el día ha pasado demasiado lento.

—¿Jasha te ha llamado?

—No.

—Es raro, Alex siempre me llama antes del mediodía, pero aún no lo hace.

Asomo mi cabeza por la puerta y veo como Viera está mordiendo las uñas de su mano en señal de nerviosismo, nunca antes la había visto de esa manera, así que su preocupación se me pega.

—¿Sabes dónde están?

—No, pero iban tras de alguien que les incendió algún tipo de bodega.

Termino mi ducha más rápido de lo que tenía previsto, después de estar vestida salgo y le hago una llamada a Jasha, pero este no contesta.

—Últimamente han pasado muchas cosas —confiesa Viera—. No solo la muerte de Xavier, algunos hombres que trabajan para Jasha han aparecido muertos con mensajes hacia él.

Eso no me lo había contado y claro que no lo haría. Estaba tan encerrada en mi dolor que no vi que él estaba peor.

—Hermana, ¿puedo comer un vaso de helado?

Miro hacia la puerta donde está David parado.

—Solo un vaso.

—Ok —espero que se marche, pero este se debate y sé que está a punto de preguntar algo que no debería—. ¿Jas está en peligro? Anoche escuché una conversación y él no se escuchaba bien.

—Sabes que no puedes escuchar las conversaciones de los adultos y menos a escondidas.

—Baje por agua, pero él estaba en la cocina gritándole a su teléfono.

Viera me mira y veo como la preocupación incremente. No debe ser nada bueno. Desde que la conozco nunca la había visto tan preocupada, ni siquiera cuando un hombre en el bar intentó propasarse con ella.

—Algo me dice que esto es malo, Elena.

Mientras intento llamar por segunda vez a Jasha los nervios incrementan, pero esta llamada se va de nuevo a buzón.

Escuchamos como la puerta es tocada fuertemente para después sentir como esta es derribada.

—¡Mierda! ¿Dónde está la habitación?

—Ahí.

Señalo el vestidor donde hay una habitación de pánico. Sostengo a mi hermano de la mano y lo arrastro junto conmigo. Mientras intento poner la clave para que la puerta se abra, escucho muchos pasos en el primer piso.

Agradezco que David haya subido a preguntarme por helado, porque de lo contrario hubiera estado abajo y seguramente lo hubieran lastimado.

—¿Qué está pasando?

—No lo sé, pero aquí estaremos seguros.

Logro abrir la puerta cuando veo unas botas negras afuera de la habitación.

—Esto es grave, Dios, esto es muy grave —murmura Viera.

—Tengo mucho miedo —dice David.

Lo acerco a mi cuerpo y hago que me rodee con sus brazos. Pongo mis manos en sus oídos para evitar que el poco ruido que entra no lo pueda escuchar.

Dios, no creí que mi hermano fuese a estar tan en peligro, esto es algo que me rompe, no quiero vivir esto nuevamente. Tendré que tomar una decisión, debo proteger al único familiar que tengo en mi vida.

La emboscada fue una mierda, logramos vencer a los albaneses, pero no sirvió de nada, ya que nos informaron que el edificio fue atacado y ahora sabemos que todo esto fue una trampa.

Muchas personas saben que ese lugar es una fortaleza y si mis enemigos tienen el control de todo el edificio estoy jodido y más porque allí están nuestras mujeres junto con el niño.

—¡Joder! Más rápido —grita Alexey al hombre que está conduciendo.

Salimos de nuestros apartamentos muy temprano porque se nos fue indicado la ubicación de los hijos de puta y solo fueron un cebo para lo que Pavel y su maldito socio pensaban hacer.

—Si a mi mujer o al niño les pasa algo, no habrá lugar en el que se puedan esconder —digo entre dientes.

Van tres. Tres veces donde ella o alguien que quiere está en peligro y no creo que esta vez me perdone. Su hermano, que es lo que más ama, puede estar muerto en este momento y eso hace que mi corazón de un vuelco de miedo.

—¿A cuánto estamos?

—Cinco minutos, señor.

—Quiero que llegues en uno.

Taras acelera el auto y las llantas chirrían en la calle. Se pasa todos los semáforos y logramos estar en el apartamento en cinco minutos, cuando me bajo del auto y entro al edificio, lo primero que veo es el cuerpo del vigilante sobre la silla donde se mantenía sentado.

Un puñado de nuestros hombres sube por las escaleras mientras que cinco más subimos por el ascensor, nos teníamos que dividir de esta manera para que por grupos revisen cada piso y nosotros logremos llegar mucho más rápido a nuestro piso.

—Viera puede estar en mi apartamento.

—La estoy llamando.

Yo no puedo hacer lo mismo porque perdí mi teléfono. Si Elena estaba en la habitación con el niño y Viera tuvieron tiempo de entrar en la habitación de pánico y allí estarán seguros.

El ascensor indica que hemos llegado al último piso donde está mi apartamento, mientras salimos escucho los susurros de Alexey y supongo que su mujer respondió su teléfono. El pasillo está lleno de mis hombres muertos y tres que aniquilo de inmediato.

Hombre que esté vivo en este momento lo asesinaré sin pensarlo, ya que su vida indica que no trabajan para mí.

—Están en tu habitación.

Agradezco al Dios de Elena.

Cinco hombres están en mi sala cuando ingresamos y entre Alexey y yo los aniquilamos al instante. Mi hermano y yo nos separamos, dejo que él revise la primera planta mientras yo subo al segundo piso donde se encuentra mi habitación.

—Te estaba esperando.

Veo al hombre que está sentado sobre mi cama profanando el lugar donde descanso con mi mujer, pero no reconozco haberlo visto antes, pero por su mirada parece que él me conoce muy bien. Levanto mi arma y le apuntó.

—Yo lo pensaría antes de asesinarme.

—¿Eres de la joya?

—Una zorra inteligente —veo como se quita el saco que lleva puesto revelando los explosivos que están en su cuerpo—. Esto es un regalo para el diablo.

Corro hacia la primera planta para resguardarme cuando la explosión suena. La habitación de pánico es muy segura y está preparada para resguardar a las personas hasta de una explosión, así que yo tenía que buscar otro lugar seguro para mí.

—El hijo de puta tenía explosivos en su cuerpo.

—¿Quién?

—Nunca lo había visto, no entiendo como hicieron para llegar hasta aquí, alguien tuvo que ayudarles.

Mi mente va a diferentes personas que han estado en este edificio y el último hombre que se atrevió a venir sin una invitación fue el padre de Kira, así que queda como principal sospechoso en mi lista. Si Timur es el responsable de esto, lo voy a volver nada, su existencia en este planeta será nula porque hasta su mujer e hija pagarán los errores del hombre.

Aunque él dio a entender que vino como un regalo de la joya, no puedo creer del todo esa mierda. estoy jodido, demasiado y odio como me siento. tengo las manos atadas y no sé hacia donde mirar.

—Hay que apagar eso.

Veo cómo las llamas empiezan a esparcirse, pero antes de que consuman todo mi apartamento logramos apagarlo.

Cuando abro la puerta de tortura, las tres personas que hay allí me miran con el terror plasmado en sus ojos. El niño está abrazando a su hermana como si fuera su soporte vital, mientras que Viera está en una esquina de la pequeña habitación.

—Vamos.

Extiendo mi mano y Elena la mira por mucho tiempo debatiéndose entre tomarla o no. Sé que su mente está procesando demasiado en este momento.

—Ven conmigo Elena —insisto.

—¿Dónde está Alexey?

—Aquí estoy.

Mi hermano asoma su cabeza para que su mujer pueda verlo y esta sale corriendo empujándome hacia un lado para poder alcanzar a su hombre.

—Iremos a otro lugar más seguro.

—No hay nada seguro junto a ti Jasha.

Esta vez ella no toma mi mano, sale junto al pequeño y bajan hasta la sala donde hace que su hermano se siente.

—Voy a llevarlos a otro lugar.

—No quiero ir —menciona Elena—. Esto es diferente Jasha, no solo estuve yo en peligro.

Su voz tiembla y sus ojos se humedecen. No voy a decir nada porque ella tiene razón, pero no voy a perderla de esta manera.

—¿Puedes decirle a Néstor que tenga el auto listo? —le pido a mi hermano—. Nos marcharemos a la mansión.

Voy a llevarla a la casa donde siempre tuvo que estar, al lugar más seguro para ella y el niño en este momento. Allí podemos hablar y respetaré lo que decida, si quiere dejarme de ver un tiempo mientras sus pensamientos están claros, lo voy a respetar, pero sin alejarme de ella.

Recogemos lo poco que se salvó y luego nos vamos del edificio. Mientras vamos en el auto llamo al equipo de limpieza para que limpien el desastre que es ese edificio y pueda estar como nuevo para venderlo.

Desde el retrovisor veo a Elena junto a su hermano, ambos están sujetando la mano del otro como si a través de ese acto su vínculo se puede intensificar.

Qué mierda, ahora no solo es Pavel y la maldita mafia israelí, sino que también debo tratar con la joya. Necesito que Iván se encargue del hijo de puta de su hermano.

—Jasha.

—Hablaremos cuando lleguemos a la mansión, te prometo que allí estaremos seguros.

—Tengo mucho miedo, estoy dudando de todo esto —su voz es baja, pero entendible.

—No me dejes, Elena. No te rindas, no ahora —suplico.

Suspira fuertemente y sé que lo que estoy pidiendo no es algo que vaya a aceptar fácilmente.

—Solo hablemos cuando lleguemos.

La mansión de mis padres la convertí en una fortaleza que utilizaría cuando me casara, pero los planes tuvieron que adelantarse por lo que sucedió.

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Espero este disfrutando la lectura. 

Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18. 

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