CAPÍTULO CUARENTA
09de mayo 2017
Los últimos días han estado llenos de agonía e incertidumbre. Elena se encerró en su burbuja y ha sido imposible acercarme a ella como quiero, disculparme no fue suficiente y no creo que lo sea, ya que el hombre era como un padre para ella y perderlo por mi culpa es difícil.
Durante la misa que se hizo hace un par de horas no paró de llorar y eso me afectó, verla tan triste me jode el corazón y me pone los nervios de punta porque sé que todo esto es el comienzo de algo grande que no creo que ella resista.
Encontré al hombre que asesinó al anciano y aunque lo torture de una manera perversa, no reveló dónde está escondida la rata de Pavel, mucho menos se hizo responsable de la amenaza que le llego a mi mujer, pero me importó menos que negara hasta el final. Él era uno de los perros de Pavel así que todos están involucrados.
Estoy con las manos atadas y es jodidamente frustrante esto, quiero proteger a mi mujer y todas las personas que le importa, también quiero encontrar a Pavel y hacerlo pagar, destruir su miserable existencia. Por otro lado, quiero vivir en paz, feliz y tener algo estable con Elena, pero esto suena muy imposible.
—¿Podemos hablar? —pregunta Elena interrumpiendo mis pensamientos.
—¿Vas a decir que me dejaras? —pregunto.
Los últimos cuatro días me he despertado con ese vacío en mi pecho sintiendo y esperando el momento que ella me dirá que sé ira.
—No voy a dejarte, Jasha. Debemos hablar, no lo hemos hecho desde hace cuatro días.
—Siéntate.
—Estoy bien aquí —menciona, cruza sus brazos como si se estuviera cubriendo de mí.
En el momento que nuestras miradas se conectan puedo observar cómo sus hermosos ojos están rojos e hinchados.
—¿Qué tengo que hacer para que te sientas mejor? —pregunto.
Sé que no puedo revivir al señor Xavier, pero lo que ella me pida en este momento se lo daré, menos dejarla ir.
—No quiero seguir el tratamiento —menciona apartando su mirada—. Sé que hemos hablado de esto, sé que estaba muy entusiasmada, pero no puedo tener un bebé en este momento.
—Muñeca, podemos parar por un par de meses, aún somos jóvenes.
—Jasha, no quiero traer un hijo a este mundo, no sabiendo todo el peligro que correrá.
—¿No quieres o tienes miedo?
Agacha su cabeza y veo como una lágrima se desliza por su mejilla.
—¿Eso importa?
Me acerco a ella y levanto su rostro para que me pueda mirar a los ojos al igual que pueda ver lo real y sincero que estoy siendo.
—Claro que importa, Elena, son planes que habíamos hecho y jodidamente quiero tener hijos, pero solo los voy a tener contigo —aseguro—. Si tenemos que detenernos por un año, lo haré, pero no me digas que no quieres ser mamá tanto como yo quiero ser papá.
—Jasha, yo tengo... —su voz tiembla al hablar—. Tengo demasiado miedo, no quiero que nadie salga herido o que alguien más muera.
—Lo sé y estoy trabajando en eso.
—Perder a Xavier fue horrible —confiesa.
—Estaré arrepentido toda mi vida, debí cuidar a todos los que te importan.
Ella niega antes de hablar.
—No sabías que irían tras de ellos.
—Lo siento tanto, bebé.
Rodeo su cuerpo con mis brazos y no me aparto de ella. Sus lágrimas mojan mi camisa y sus sollozos se detienen después de un momento.
—¿Puedo pedirte algo más?
—Espero que no vayas a decirme que quieres abandonarme, porque te sujetaré en la cama.
—Quiero proteger a Leticia, no quiero que le pase lo mismo que a Xavier.
—Tengo hombres custodiando su tienda y otros la siguen.
—Sé que estoy pidiendo demasiado, pero me gustaría que viviera con nosotros por algunos meses, hasta que todo esto que está sucediendo se detenga o encuentres a la persona que estás buscando.
—Podemos instalarla en alguna de las habitaciones de la primera planta.
Ella asiente y siento como los nervios al final abandonan mi cuerpo. Lo que siento por Elena es jodidamente real, la amo demasiado y si ella en algún momento decide dejarme estaría acabando conmigo porque ahora mismo solo vivo por ella.
Después de culminar mi venganza por la cual trabajé toda mi vida y era mi enfoque, ahora mi único objetivo es hacerla feliz y estar junto a ella hasta mi último suspiro y espero que sea así.
—Ella no va a querer venir, pero le insistiré porque no quiero que le pase nada.
—Insistiremos hasta que acepte estar aquí, creo que en este momento es mejor tenerla cerca —digo—. ¿Quieres que pongamos algunos hombres para cuidar a la familia de la amiga del niño?
No quiero soltarla, siento que estos últimos cuatro días fueron un siglo. Me mataba no poder tocarla y mirarla como siempre lo he hecho, pero tenía que darle su espacio y esperar que ella viniera a mí.
—Voy a salir con Viera.
—¿Quieres que vaya contigo?
Tengo algunas cosas pendientes, como la reunión que tengo con algunos líderes del país, pero si ella me pide que la acompañe no dudaré en cancelar todo.
—No, ella me invitó a tomar algo además no creo que demore mucho, tengo que acompañar a David a una clase en la tarde.
—Voy a ir contigo y David.
Ella asiente y antes de que pueda separarse de mí, saboreo sus labios y no puedo evitar gemir. Sus labios son un maldito vicio para mí, pero no me arrepiento haberlo probado porque podría morir y estaría feliz.
—Néstor sé ira contigo, yo voy a estar con Alexey, además me aseguraré de que tres de mis hombres te sigan y las cuiden mientras no están en los autos.
Alexey también le puso protección a su mujer, así que mi preocupación disminuye un poco porque sé que ellas tendrán un puñado de hombres que darán sus vidas con tal de que ellas estén bien.
★
Cuando llego al lugar donde haría la reunión ya estaban los demás líderes que convoque, sé que la ciudad ahora mismo está dividida aunque más de la mitad de los hombres están conmigo aun así necesito cerciorarme de su lealtad y ganarme al resto que está contra mí.
—En mi zona eliminé todos los hombres que se estaban revelando, no quería luchar con esos perros que son capaz de apuñalarte por la espalda —asegura Dimitri.
Es un jodido arrogante de mierda, pero es uno de los hombres más leales que conozco y tengo de mi lado, así que no voy a refutar lo que hizo porque seguramente yo en su lugar también lo hubiera hecho.
—Yo haría lo mismo, pero tengo pocos hombres en mi territorio y todos son leales —asegura Mikhail.
—Yo no estaría tan seguro —digo—. Muchos con unos perros que se venden al mejor postor.
—Le pago muy bien a mis perros para que sean leales —ríe sonoramente como si acabara de decir un grandioso chiste.
En la sala somos cinco hombres: Iván, Dimitri, Mikhail, Vladímir y yo. Somos los hombres más poderosos en este momento, yo soy el líder de la organización más grande del país mientras que los otros cuatro trabajan de la mano para mí haciendo que tanto sus bolsillos como los míos estén cada vez más llenos.
—Escuche que piensas arrebatarle el poder a tu hermano —le hablo a Iván quien asiente.
—Quiero el poder total de la joya, si llego a ganarlo ambos tendríamos el liderazgo de las organizaciones más grandes del país.
Me gusta lo que está pensando. Si él se vuelve el líder de esa organización se bajaría un peso de encima, ya que no tendría que cubrir mi espalda por ese lado. Nuestros negocios incrementarían, por el hecho de que no estaríamos peleando los territorios y haríamos que cada lado se ocupe de algo en específico.
—Tiene buenos pensamientos el hombre, puedo ayudarte si me das una parte de lo que obtengas —menciona Vladímir que ha estado callado.
—Mujeres, te ofrezco todas las que quieras, puesto que es lo que más te gusta.
—No quiero putas y menos compro a quienes no estén a disposición.
—Qué bueno que lo sepas —aclaro.
En mi territorio no se trafican mujeres o niños, eso está prohibido y si alguien lo hace y lo descubro no tendrá un final feliz. Sé lo que se siente perder a una madre y que a tu hermana la degraden como si no valiera nada así que espero que nadie más sufra eso por culpa mía.
Lo mismo decidimos los cinco países con los que tengo tratos, ninguno de nosotros se meterá con un niño o una mujer indefensa y quien lo llegue a hacer lo destruiremos.
—Debo decirte que tu mujer es muy hermosa, digna de ocupar el puesto de reina de la Bratva.
—Te sacaré los ojos si la vuelves a mirar y cortaré tu lengua si dices eso nuevamente.
—Maldito diablo loco —murmura Dimitri—. Solo estaba diciendo algo que todos notaron, pero puedes sacarnos los ojos a cada uno de los que estamos aquí y luego a todos los hombres y mujeres que asistieron a esa fiesta porque te aseguró que hasta ellas apreciaron y envidiaban su belleza.
Que me perdone Dios y detenga todos los pensamientos que tengo en este momento. No soy un maldito sádico como lo es Alessandro, pero podría convertirme en uno si escucho a alguien hablar sobre mi mujer.
—Me enteré de que intentaron matarla.
—Sí, pero pagaron caro y cuando encuentre a los verdaderos culpables no quedará rastro de ninguno.
Todos ya saben que ella estuvo en peligro porque cuando eso pasó di una orden en la cual había una recompensa para quien me ayudara a encontrar el hombre que iba conduciendo el auto esa vez.
Nuestra reunión se alarga porque terminamos hablando de nuestras vidas, cosa que no había sucedido nunca. Tener a estos hombres de mi lado da tranquilidad porque cuatro de los siete líderes están conmigo y espero que en la próxima reunión estemos todos y yo ya haya acabado con Pavel.
Cuando salgo del lugar reviso mi teléfono para saber la ubicación de Elena y el corazón se me acelera cuando veo que está muy lejos de mí, salió de la ciudad. La ira se apodera de mí y no puedo creer que ella haya huido de mí después de que me dijo que no me dejaría.
—¿Dónde está tu mujer?
—No lo sé, me dijo que saldría, pero no le pregunté dónde estaría.
Maldito idiota, aunque tengan un ejército detrás de ellas debemos saber con exactitud donde está por si algo les llega a suceder poder llegar a ellas de inmediato.
Le marco a Elena quien toma mi llamada de inmediato.
—Mi amor —sus palabras salen con nerviosismo.
—¿Dónde estás?
—Salí con Viera, estamos en el centro —asegura.
Una de las cosas que más odio son las mentiras y es lo que ella está haciendo en este momento.
—¿Por qué me mientes Elena?
—¿Qué? No te estoy mintiendo. Estoy en el centro comercial con Viera, puedo enviarte una foto o también puedes llamar a Néstor que me está observando.
Jodido idiota, porque no pensé en eso. Debí llamar a Néstor y preguntar por qué salieron de la ciudad sin darme una explicación o avisarme.
—No estás en la ciudad, Elena, tu ubicación me dice que estás fuera de Moscú.
—¿Cómo sabes mi ubicación? ¿Es el anillo? Dios, estás loco.
—¿Por qué saliste de Moscú?
—¡No salí de la ciudad! Me atracaron cuando salí a responder una llamada, se llevaron mi cartera y tengo el teléfono porque lo llevaba en la mano.
Jodida mierda, mi maldito miedo me va a joder en algún momento. Debí confiar y creer en lo que ella me dijo en la mañana, no me va a dejar.
—Nos vemos en el apartamento —menciono antes de colgar—. Quiero que envíes un par de hombres a la ubicación que voy a enviarte.
El maldito imbécil que se atrevió a robarle a mi mujer debe pagar.
Cuando llego al apartamento me encuentro con Elena junto a Viera y la anciana quienes me miran mientras me acerco a mi mujer.
—¿Te hicieron daño?
—Debiste preguntar eso antes de acusarme de dejarte.
—Tenía mucho miedo, ok, estoy jodido.
—Solo tenías que preguntar, no llamarme mentirosa —su voz tiembla junto con su cuerpo—. Te dije que no iba a dejarte y no lo voy a hacer.
Sé que la acabo de cagar, pero no pueden juzgarme, aún siento que ella puede marcharse en algún momento y no estoy preparado.
—Lo siento —me inclino hasta quedar a su altura—. ¿Puedes perdonarme?
El silencio se vuelve una tortura, no me va a perdonar fácilmente y mucho menos porque la llame mentirosa sin ni siquiera preguntar qué había pasado. Debí ser más inteligente y saber que ella no se iría de la ciudad mientras que David seguía en el apartamento.
La anciana me mira con compasión y odio que lo haga, no debe compadecerse de mí.
—Afuera todos —digo.
No me importa que los demás se molesten, debo arreglar todo con Elena. Mi teléfono suena, pero atiendo la llamada hasta que se convierte en una molestia.
—¿Qué quieres?
—Una de las bodegas explotó y dejaron una nota para usted.
Mierda, me pongo de pie y camino hacia la cocina donde nadie pueda escucharme.
—¿Qué dice?
—Voy por ti y a recuperar lo que le pertenece a mi familia. Tiene una bala con su nombre señor.
La misma amenaza que le hicieron a mi mujer. Nunca tuve duda de que eso viniera por parte de Pavel.
Lo voy a cazar y ponerlo de rodillas ante toda la organización para después darle una muerte lenta y dolorosa, no tendrá la dicha que tuvo Vitali. Una sola bala no será suficiente para que el maldito imbécil sufra lo que debe sufrir.
Se que esperaron mucho, pero yo también lo hice para poder escribir este capítulo. Llevo mucho tiempo con bloqueo en este libro aunque tengo planeado los capítulos hasta el 55, no me sale nada, así que le di un respiro y cuando pude me senté a leer todo lo que llevo del libro y ponerme al día.
Esta semana espero publicar mínimo cinco capítulos y con eso finalizar la primera parte del libro (ya están planeados), recuerden que las dos partes van el mismo libro por lo que la segunda parte se empezara a publicar de inmediato.
Espero puedan seguir dándole amor al libro y disfrutando de este par. Nos leemos, PRONTO.
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Espero este disfrutando la lectura.
Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18.
Vota, comenta y comparte para que lleguemos a más personas.
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